martes, 23 de septiembre de 2008
Hijas que laten en la boca
Rosie Inguanzo
Sinestesia es la figura poética con que expresamos una experiencia sensorial en términos de otra: “Me come con los ojos", “Sus ojos hablan”, “Sus palabras acarician”, “Clava la mirada”, etc. Pero la Sinestesia hiperactiva es un desorden sensorial en el que los individuos saborean lo mismo chocolate que cebolla al escuchar o leer determinada palabra, sea “príncipe” o “Londres”. El estudio explica por qué el pensamiento conceptual está conectado a la experiencia perceptiva. Quienes saboreamos las palabras como si fueran helado de almendras de Copelia, los que cuando él anuncia "cordero asado" salivamos el sabor de las especies y el jugo de la carne en la boca…los que el aroma de la palabra "café" lo sentimos en las papilas delanteras (o en la punta de la legua), no nos sorprende que las palabras tengan sabor total en algunas bocas diagnosticadas por los expertos. Una saborea las palabras porque la experiencia hedonista se fijó a algunos recuerdos. La palabra “lima” me lleva, irremediablemente, al automóvil que me llevaba lejos de mis padres cuando niña: El sabor semidulce del cítrico bajando por la garganta, la cáscara ácida contra los labios mientras succionaba, la cabeza fuera de la ventanilla y el aire secándome las lágrimas. Palabras como “alma”, “bruma” o “vahído”, por sólo citar algunas, surten en mí un efecto tranquilizador, relacionado al calor, un relajante sonoro sale de ellas (como un trago de Remy Martin). Pruebo decir “gardenia” y el dulce de esta flor cala por la nariz. Dígase “mango biscochuelo”. En el fondo de cualquier inmundicia caben palabras. Así como en el fondo del espejo hallamos la muerte. Una desclava estas palabras de la belleza, o de la costra -amalgama de emociones irresolutas, del enquistamiento de los rechazos, las envidias, la culpa. Una ve nacer esas palabras como hijos grabados en la sangre. Hijas que laten en la boca. Palabras frías, entrevistas en el fango, que chorrean de los faroles grises. Palabras calientes, que lo mismo aguardan en la rabia, que brotan del cuerpo de alguien incendiando los sentidos. Todo lo que miro, oigo, palpo, lleva una palabra adscrita y un sabor adjudicado.
Redondo. Ahora mismo "tecleo las teclas" de mi ordenador y los chips de la tienda del barrio de mi niñez vienen a mis oídos a través de su sonido. Pero voy a decirte uno que siempre me ha confundido en medio de la angustia y el posterior descanso al final: los chillidos de las niñas en los patios de recreo. Cada vez que los oía quería comer papas hervidas. La suntuosidad y textura del tubérculo me calmaba mi ansia. Hubo que esperar a descubrir el chillido hermoso de una mujer haciendo el amor, para no sólo calmar mi apetencia en carbohidratos sino sustituir la comida por un buen cigarrillo de tabaco habano mirando hacia el techo
ResponderEliminarUn besito
(Me tienes olvidao...)
Amílcar
primer comentario :-)
ResponderEliminarlindas emociones...
"Así como en el fondo del espejo hallamos la muerte"
fuerte...
creo que era Cioran??? quien decia "en el espejo vemos reflejada cada dia la obra de la muerte"
hermoso texto
at lei el tuyo del domingo en el herald, excelente,
abrazos
inge
Rosie: Te voy a confesar una palabra que me despierta cosquillas por todo el cuerpo y no tengo ni puta idea de porque: ALFAJOR.
ResponderEliminarrosie
ResponderEliminartienes sabor
en y con la palabra
"En el fondo de cualquier inmundicia caben palabras."
ResponderEliminarA-M-E-N
WOOOOO QUE BIEN DICHO.
ResponderEliminarEl simbolismo es bien sinestésico... Kandinsky rebusca colores con sabores, por ejemplo: amarillo dulce, violeta, amargo.
ResponderEliminarhttp://tirofijomalanga.blogspot.com/2008/09/mas-sabe-el-diablo.html
ResponderEliminarA la vista de ciertos cuadros que he pintado en otra edad puedo recordar horas de sonido y olores que me llegaban mientras los pintaba con una altura de detalles que siempre me asombra. He constatado lo extraño de las experiencias con los colegas menos jodedores.
ResponderEliminarVeo películas cuando alguna gente me habla y algunas escenas del mundo se despliegan largamente ante mí aún cuando literalmente cierro los párpados.
He podido interpretar con decencia de estudiante (y para imaginar a B en su ¿desgracia?) alguna pieza en el piano sin escuchar lo que ejecutaba.
Escribo ciertas palabras y me parecen dictadas por una voz a veces muy clara. Otras veces sé que estoy hablando pero no siento moverse mis labios y tampoco lo que digo tiene la velocidad de los pensamientos.
Debe parecer evidente (o sonar) que acabas de leer alguien con un severo desorden u algo peor, de un orden incontrolable.
Hoy tu escritura se me elevó sobre todo lo que había leído de ti, gracias.
Para esos que amamos las palabras los sabores y las bellas melodias.
ResponderEliminar"Palabras frías, entrevistas en el fango, que chorrean de los faroles grises. Palabras calientes, que lo mismo aguardan en la rabia, que brotan del cuerpo de alguien incendiando los sentidos. Todo lo que miro, oigo, palpo, lleva una palabra adscrita y un sabor adjudicado."
ResponderEliminarRosie, profundo.
Wonderful Rosie, just one suggestion... Forget Remy Martin, try Camus!
ResponderEliminarAnónimo de las 2:51 gracias a ti; me gusta mucho tu reflexión. ¿Quién eres? Qué manía con el anonimato.
ResponderEliminarSaludos amigos Amílcar, Inge, pl, cafeína, abrequevoy, y querido Mano.
Kandinsky rebusca colores con sabores, por ejemplo: amarillo dulce, violeta, amargo.
ResponderEliminar...todo lo contrario a gustav kimt que que huele a canela....
Camus? Describelo.
ResponderEliminarDel proyectico de la ocho, la verdad que no sé por qué algunos de ellos están aquí. Este pantano se lo merecen los mediocrones del bulto, pero ahí en esa lista hay dos o tres perlas salvables, que deberían pirarse cuanto antes. El grupo presenta precario equilibrio. Si Rosado les escribe algo se despetroncan definitivamente. Restrinjan al Pinky, pues.
ResponderEliminarMeprobamato metódico
(Metropolíptico sicotrópico)
entonces la teoria callejera de filosofo de mantilla, de que "palabras son palabras," se termina aui...
ResponderEliminarmuy bueno mi flaquita! fue un deleite leerlo.
Simone Signoret, mi ambieco. Mucha suerte con lo tuyo.
ResponderEliminarTimerosal Salicílico