martes, 30 de septiembre de 2008
Rojo, Verde
Ramón Williams
ROJO
Debería estar entusiasmado. Cuando niño odiaba el instante de apretar los frenos y desmontar. Gustaba sentir el raudo venir del mundo hacia su cara y no le importaba el sol ni el ardor de la transpiración encharcándole los ojos. La rueda delantera creaba espacios nuevos. Los pedales eran maniguetas de una gloria tubular moledora del espacio y el tiempo. Todo era rodar por las calles sin fin que aguardaban ahí, tras el límite de la edad con púas. Rodando olvidaba los dibujos de los L.T, los ojos de la Makarenko y las preguntas sin remedio. Media vuelta frente al borde y de nuevo atrás. De regreso no veía el cielo ni la tierra, nada más avistaba la franja de fin de calle, creciendo con sus aralias apretadas como barrera de hierro verde. Y el busto de Martí y el asta vacía de la bandera y también el dueño de la gloria tubular esperándole al final. Desmontar, el instante del descenso luego de apretar los frenos, la caída en un abismo de quietud llamado La Cuadra. Ahora no hay razón para frenar; acaso el rojo del semáforo. Esta gloria tubular le pertenece. Si quiere rodar por una calle sin fin, la carretera central es bastante larga; ningún dueño le haría señas allá por Maisí para que se detenga y devuelva su cuota de juguetes llegada tarde.
VERDE
Leve impulso. Los pedales muelen la inercia… Caer. Sí, debiera estar entusiasmado, contentísimo como el Señor Saeta que viene pasando a todos, incluidos los autos. El señor, en el controversial “tiempo de antes”, vendió su bicicleta. Debido a la velocidad, sin razones aparentes de persecución o apremio, el Señor Saeta parece un competidor nato; diríase que corre por placer. Sólo ese brillo de los objetos recién desempaquetados revela que el señor se apura porque es feliz. Es feliz porque hace poco lo han hecho dueño de una gloria tubular en la Empresa por un precio módico. Lo sabe y rueda así de intenso de modo que todos sepan. De pronto su rostro se afila, ilustra un tratado de aerodinámica facial.
lunes, 29 de septiembre de 2008
UPDATE: House Rejects Bailout Package: Dow down 778!
778 points is the biggest single-point loss ever! What does that mean? That approximately 1.3 trillion dollars in market value have evaporated in one day!
In the meantime France's president Nicolas Sarkozy declared that the theory that the market "always knows best" is finished. According to Sarkozy, that should not be the face of capitalism: "The market economy is a regulated market ... in the service of all. It is not the law of the jungle; it is not exorbitant profits for a few and sacrifices for all the others. The market economy is competition that lowers prices ... that benefits all consumers."
Postal de ciudad con sushi
Rosie Inguanzo
A. ordena sushi to go @ Abokado, en Brickell. Nos aventuramos entre el tráfico y el barullo nocturno del domingo lluvioso for the pick up: rollo de pepino relleno de cangrejo, salmón crudo y aguacate; rollo de arroz relleno con tuna rosadísima, cubierto por mahi-mahi tiernísimo, adornado con una yerbita que apenas se revela; ceviche de tuna que es casi mousse de tuna, más que fresca, y no han agregado limón, sólo unas lasquitas finísimas de pimientitos rojos y amarillos, y alguna cebolla minúscula; ensalada de pulpo, cangrejo y camarón sobre una base de pepino lasqueado, rociado todo con aliño dulce de arroz. Notamos que los ingredientes no han sido intervenidos; el chef lo ha dispuesto así: que den lo que son puramente, casi sin mezclarse ni elaboración alguna, sin ingredientes. Hemos descorchado un Côtes du Rhône (Grenache Blanc) helado. La vista de postal de la ciudad que entra por el balcón se engalana antes del lunes: nube ominosa y alongada posada encima del Sun Trust, los edificios encienden sus lumínicos multicolores contra el cielo amancillado de la noche. De postre, avellanas en miel de los alpes franceses. Evocaciones: las avellanas estaban en un cuento infantil ruso, y su aceite es el mejor lubricante que se usa para lustrar el barniz de los instrumentos de cuerda -me recuerda A. Nos acompaña Jackie Gleason. La orquesta de cuerdas nos devuelve otro Miami superpuesto, la resonancia hollywoodense del Hotel Fountainbleau de los años 50.
domingo, 28 de septiembre de 2008
Cabo San Roque
Tumiamiblog
Gracias a Iván de la Nuez, acabo de descubrir Cabo San Roque*, piquete catalán de música alternativa. De acuerdo con su página web, CSR comienza en el año 2001 "como orquesta de sala y comedor". El fundador de la banda es Roger Aixut, quien confiesa haber sido un guitarrista aburrido antes de ocurrírsele la idea de fabricar sus propios instrumentos. Y son muchos, como la "Pianoleta de nit", hecha con parta de mesa de noche, el "Piano de Laia" de 30 teclas sobre máquina de coser Singer, la partida de tubos con huecos y "sax" modificados, el "Trombón de ducha" (3 tubos y 3 latas con boquilla), la "Kalimba" equipada con máquina de coser, los ukeleles armados con latas de todo tipo, el "Secuenciador mecánico" de rueda de bicicleta (con motor de ventilador e hilo de pescar). El premio se lo lleva "Scalectrix": ensamblaje de pista de carritos eléctricos de carrera que rozan toda suerte de instrumentos: guitarras, cazuela de paella, campanas, tubos, etc. En 2007 CSR adquiere su propio estudio, França Xica -"espacio abierto a la inspiración y el sudor". Híbrido difícil de catalogar, CRS encaja en la intersección entre la llamada new music, performance, teatro, incluso robótica (imagino un artículo sobre CSR para la WIRED Magazine). Esa sonoridad ni pre-eléctrica, ni antigua, de folk humorístico proto-elétrico pareciera salida de un mundo posible porvenir entre 12 Monkeys, Mad Max, Delicatessen y La Cité Des Enfants Perdus. Esperemos algún día tener la rara y absorbente originalidad de CSR por Miami.
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*Cabo San Roque es el nombre de un crucero español que transportaba la primera maleta con la que Aixut creó su primer instrumento en 1976.
sábado, 27 de septiembre de 2008
See you later, Fast Paul!
Paul Newman: Sí… De nada sirve apretar el freno cuando ya te volcaste.
Why are we here?
Alfredo Triff
Llego tarde al 801 Projects. La primera impresión de Why are we here? es de fluidez: sonido, ipod-video, fotografía, instalación. La muestra se adentra en una segmentación post-sicodélica, puntadas de regularidad anómala, lo consuetudinario de esta esfera que se nos escapa. ¿Puede el lenguaje aproximar el hecho? ¿Hay arte en el lenguaje? Eugenia Vargas y Odalys Valdivieso insisten en documentar lo inminente en su programa radial móbil. Retomar intención y propósito es disfrutar el viso efímero del instante. Estamos en medio del wormhole: La post-postmodernidad que nos regresa a la pre-modernidad. Nuestro mundo se acaba (literal y metafóricamente) antes de la historia. Lo contemplamos como nativos curiosos, justo antes que rompa la gigantesca ola del Tsunami. Sobre huracanes: Jay Oré y Kyle Barnette presentan su instalación biosférica post-Andrew a todo color fosforescente de ese escenario cercano y probable de costa atlántica. La onda existencial: Nereida García-Ferraz, interroga la sospecha y la nostalgia de aquella modernidad en tiempos del tío Tati (ojo, detrás del cristal, fuera del cuarto). Por esa nota está la atrayente instalación de Angela Valella. La silueta lo dice todo; es forma, proyección, otredad deshumanizada, graffiti de huecas emociones colectivas. El sonido/ambiente de la instalación de Gustavo Matamoros -a cuatro bocinas-, nos transporta a un Orinoco digital, ecológicamente prehumano, acuoso. El cuarto induce a quitarnos ropa y renunciar el examen empírico. Hay ecos y dibujos en las fotografías zigzagueantes del Miami costero y nocturno de Consuelo Castañeda. Cercanas ellas a la repetición dentro de la pieza en el ipod de Adalberto Delgado con la mano autista que bate, impotente el cielo gris de la siquis. ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?
viernes, 26 de septiembre de 2008
Más desde París
También en Cuba al pairo, la publicación de Visión Crítica de Humberto Calzada, con William Navarrete y Jesús Rosado de editores. Para rematar, Wendy Guerra en France-Culture.
L’ île des amours éternelles
No se pierdan la visita y presentación de La isla de los amores infinitos de Daína Chaviano en París, reseñada por William Navarrete en Cuba al pairo.
El desenlace del tira y encoje del exilio parisino de "la Bisté" y compañía
jueves, 25 de septiembre de 2008
Juro que odio al suso
Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro. Juro que odio al suso. Juro que odio. Juro que. Juro.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
El desastre del planeta es inminente
martes, 23 de septiembre de 2008
Why are we here?
Hijas que laten en la boca
Rosie Inguanzo
Sinestesia es la figura poética con que expresamos una experiencia sensorial en términos de otra: “Me come con los ojos", “Sus ojos hablan”, “Sus palabras acarician”, “Clava la mirada”, etc. Pero la Sinestesia hiperactiva es un desorden sensorial en el que los individuos saborean lo mismo chocolate que cebolla al escuchar o leer determinada palabra, sea “príncipe” o “Londres”. El estudio explica por qué el pensamiento conceptual está conectado a la experiencia perceptiva. Quienes saboreamos las palabras como si fueran helado de almendras de Copelia, los que cuando él anuncia "cordero asado" salivamos el sabor de las especies y el jugo de la carne en la boca…los que el aroma de la palabra "café" lo sentimos en las papilas delanteras (o en la punta de la legua), no nos sorprende que las palabras tengan sabor total en algunas bocas diagnosticadas por los expertos. Una saborea las palabras porque la experiencia hedonista se fijó a algunos recuerdos. La palabra “lima” me lleva, irremediablemente, al automóvil que me llevaba lejos de mis padres cuando niña: El sabor semidulce del cítrico bajando por la garganta, la cáscara ácida contra los labios mientras succionaba, la cabeza fuera de la ventanilla y el aire secándome las lágrimas. Palabras como “alma”, “bruma” o “vahído”, por sólo citar algunas, surten en mí un efecto tranquilizador, relacionado al calor, un relajante sonoro sale de ellas (como un trago de Remy Martin). Pruebo decir “gardenia” y el dulce de esta flor cala por la nariz. Dígase “mango biscochuelo”. En el fondo de cualquier inmundicia caben palabras. Así como en el fondo del espejo hallamos la muerte. Una desclava estas palabras de la belleza, o de la costra -amalgama de emociones irresolutas, del enquistamiento de los rechazos, las envidias, la culpa. Una ve nacer esas palabras como hijos grabados en la sangre. Hijas que laten en la boca. Palabras frías, entrevistas en el fango, que chorrean de los faroles grises. Palabras calientes, que lo mismo aguardan en la rabia, que brotan del cuerpo de alguien incendiando los sentidos. Todo lo que miro, oigo, palpo, lleva una palabra adscrita y un sabor adjudicado.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Camille azota el palomar
Adalberto Delgado
Como todos estábamos recién llegados de Cuba, no usábamos la palabra huracán, sino "ciclón". Los mayores todavía nos recordaban el ciclón del '44. Ahora esperábamos, que sé yo, a Camille. Para los palomeros, las tormentas eran algo pasmadores, para empezar, se eliminaba el uso de la azotea lugar de gran importancia social para cualquier palomense. ¡Nuestro primer ciclón miamense! Íbamos en turba al "Oso Blanco", supermercado cubano del difunto Sabines: acaparábamos latas, agua, refrescos (no podía faltar la Materva o el Ironbeer) y un que otro "six pack" de laguers. Nosotros imperturbables, pues La Paloma era un edificio macizo y bien protegido. Mientras Esther cocinaba toda la carne en lata con arroz, en casa de Oscarito se reunían los músicos, listos para la descarga. Concha asaba un puerco hasta que se fuera la corriente. Vaya, nos la ingeniábamos con lo que hubiera. En la fiesta ciclonera no podían faltar Aymara, Martica, Tamara y hasta la Xena (mi gordita linda y piravadora) animando la cosa con su bailoteo. El equipo de seguridad comprendido por Sahara "el buga," René "el Negro," los hermanos Pepe y Fernando, se dedicaban a reforzar el edificio con listones de maderas. Cuando terminaban La Paloma parecía una instalación de Arte Tierra. Una vez que terminaban se incorporaban al fiestón que ya comenzaba en el apartamento de Oscarito. Camille nos saludaba con soplidos y bufidos de mujer despechada: por la ventana, debajo de las puertas, y con algún que otro tablón o pedazo de zinc suelto chocando con la pared -ritmo de guaguancó ciclonero. Recuerdo que los muchachos, acaso para calmar el ruido, tocaron la versión cubana de "My Girl," algo romántica y con un swing de bolero "feeling". Siguió la apretadera, la Kika con Palucha (ya se había divorciado de Richard Battle) Renecito con la mulatica Anita, la hija de Mercedes, Aymara con Carlo Denavea, Yitito con Tamara, Concha la gorda con su Pepito. Imaginen la borrasca con olor a carne de puerco asado y la débil florescencia de las velas. ¡Qué nos importaba que se fuera la corriente! En La Paloma nunca vimos un ciclón como una tragedia. ¿No era bastante con el exilio? Al día siguiente vino la calma chicha y cada cual se fue caminando a su apartamento. Xena y yo nos fuimos a su casa a desayunar y de ahí a limpiar escombros. Incluso sentíamos nostalgia que Camille nos dejara y ya casi que anticipábamos la próxima temporada. ¿Será que los ciclones de los sesentas eran más nobles que los de hoy en día? El medio ambiente estaba menos jodido y los vientos le hacían cosquillas a la ciudad.
domingo, 21 de septiembre de 2008
Al lado del camino - Fito Páez
Jesús Rosado
Amuleto de pura poesía, esta canción me la traigo en la mochila como estación de cambio. Es mi favorita en todos los paisajes no sólo por su letra cojonuda, sino por su magisterio de vida. Con ella he hecho el amor. El amor, incluso, después del amor. O he deshecho la guerra, exorcizándola antes de ser guerra. Con ella, recuerdo, que he logrado sobrevivir en las barrancas, siendo para mí, ciertamente, un milagro que inventó Dios en la garganta de un rockero. Un pacto entre la música y el lado más claro del corazón y pienso que todas las canciones merecerían ser cantadas como ésta. Con el tono tan humeante y anaranjado. Con esa manera de mirar la vida a través del alcohol de las begonias. Saliendo y entrando desnudo del bosque. Apuntándole al lobo dentro del hombre desde lo más alto de de un piano. Atragantándolo con docenas de teclas enamoradas para que todo el tiempo frente a la luna transcurra sereno y sin colmillos. Para lograr sumar pasos y huellas uno junto al otro. Sabiendo que de este lado de los astros, el camino no puede ser más ceñudo e intrincado… en tiempos donde nadie escucha a nadie, en tiempos donde todos contra todos, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos…
sábado, 20 de septiembre de 2008
De cómo La Bisté y compañía revelan su secreto de sacrificar fama, fortuna, y el calor del Copelia, por el glacial y azaroso frío parisino
Ramón Alejandro (de su libro inédito Adua la Pedagoga)
La Bisté, a quien tengo que seguir dando ese nom de guerre porque no me acuerdo de su nombre de pila, desde que entró en casa de Fernand y vio a todo ese beau monde allí reunido, en vez de alegrarse se agobió. Estaba ostensiblemente henchida con todo ese trasiego de inquietudes y desasosiegos que traía en sus adentros. Que ni la elasticidad de sus pasos ni la elegancia de los estilizados gestos de sus brazos lograban disimular. Así que enseguida después de que nos saludamos muy cariñosamente, abriéndome mucho los ojos de manera muy expresiva, y con un subrepticio deje de no sé qué misterio en su voz me pidió sotto voce que nos retirásemos a hablar en algún sitio algo más retirado. Por el sigilio y el subuso que manifestaba en su voz, y los gestos que sugerían la inminencia de una dramática confesión, me di cuenta de que quería quedarse ilegalmente en Francia. Y comprendiendo su embarazo, sin esperar a que se explicara por ella misma le dije francamente: Tú lo que quieres es quedarte. Y de lo más sobresaltada me respondió: ¿Y como tú lo sabes? Acto seguido, muy precipitada y confusamente, a la cubana, me explicó que eran tan sólo tres bailarines los que querían quedarse. Y que ninguna de ellas quería perjudicar para nada a Alicia Alonso, a quien todas ellas adoraban y por quien todas y cada una de ellas hubieran dado sus vidas si preciso fuera. Y que justamente por puro cariño por ella era que habían decidido bailar hasta la última representación de manera a no afectar el espectáculo del Théâtre des Champs-Elysées. Con el tiempo ya no era una sola loca aislada la que necesitaba de amparo, sino que fueron varios los bailarines que se decidieron a lanzarse a este azaroso intento. Decididos a jugarse el todo por el tobillo echando un patín para quedarse en París y no volver más a La Habana aunque esta decisión les costara su carrera. Porque "aquello", y diciendo "aquello" La Bisté exageraba aún más sus aspavientos, estaba "en candela" con el jelengue de la persecución contra los homosexuales. Que ya esa situación no la podían aguantar más porque en cualquier momento te mandaban para el campo a cortar caña si se te iba una pluma en Copelia. Y por parte de las ágiles y volátiles muchachitas cada día crecía más el número de candidatas a la fuga, que en cierto momento llegaron a ser como doce. Pero luego al último momento una de ellas al final se rajó. Así es que fue justo después de la última y triunfal representación, y apenas los ecos de los últimos aplausos se fueron apagando en el prestigioso teatro, que las pájaras se echaron a volar. Y que acojonadas por su propia osadía no aterrizaron hasta refugiarse agitadísimas en lo que por aquel entonces era mi casa. Fernand ya había corrido los necesarios y delicados trámites que había que negociar con la policía francesa. Tuvo que usar muchas de sus numerosas palancas e infinidad de relaciones mundanas por otra parte, para que se les concediese el derecho a quedarse legalmente en Francia. Porque como a la sazón gobernaba el General Charles de Gaulle, que no quería molestar en nada a Fidel Castro que tanto gusto le daba resingándole la vida a Los Yumas. Así que la cosa no parecía presentarse bajo los mejores auspicios para estas angustiadas artistas que tan valiente y tan descocadamente se habían echado todas de golpe y en pandilla a recorrer los azarosos senderos del melancólico exilio.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Estreno: "La repetición" de Antón Arrufat
Rosie Inguanzo
Entramos a un barrio marginal de La Habana, a un solar paupérrimo, ahí donde languidecen los más pobres, donde la rumba de cajón comienza a cierta hora de la tarde, donde se esfuman los sueños de una guajirita, donde no queremos embarrarnos las uñas de culpa, y a modo de sanear la memoria del hambre, volteamos la mirada. Ahí están la vecina y la muchacha igualmente vestidas y calzadas, igualmente genéricas, y un marido vendedor; pero no importa tanto quién es quien, ni urgar en el delicado cinismo de Arrufat al concebir personajes tipo intercambiables. Ahí en el antro atemporal de los predestinados a vivir miserablemente y morir más pobres aún, la vecina, interpretada minuciosamente por Teresa María Rojas, exhibe sus carencias: el personaje se las trae porque es a un tiempo denuncia y resignación, no cree en ningún cuento de la buena pipa, e igual suelta con desparpajo risueño: “Yo estoy de lo más bien. Hecha tierra […] yo nací caída”. Teresa ha concebido un personaje deliciosamente complejo -se mueve lúdica y ligera pero está triste; ríe y hace reír con el acíbar, el estrago amargo de los que tienen el estomago vacío, exquisitamente matizado por la cátedra poética de una gran actriz: la transición airosa, el ademán preciso para desgranar momentos teatralmente perfectos. Su dolor es parrandoso -y es la papa caliente de la trama- acentuando aquello de que la vida es una comedia. Dice: “La vida es el cine de la esquina […] y manos que tocan pierna y piernas que tocan manos […] y de vez en cuando se rompe la cinta.” Dice: “Mi marido ha trabajado toda su vida, ¿y usted sabe cómo va a morir? Reventado”. La escenografía de Carlos Arditti logra sin efectos de artilugio los dos cuarticos desvencijados; apoyado por las luces de Pedro Remírez desviste el canvas de las paredes carcomidas: ¿Hay algo más desnudo que la miseria? Las fotografías de Walker Evans escogidas por el escenógrafo revelan sincronía inusitada con las imágenes de la ciudad devastada que traen los diarios; la pintura de Edward Hopper -Arditti confiesa le inspira- refiere la soledad de estos personajes anónimos, desamparados por las voces cantantes de la historia. La dirección de Frank Quintana y Nilo Cruz quiere mostrar el hueso de la emoción: No hay grandes riesgos, no hay rimbombancias pájaras y vacías. Javier Siut totalmente desinflado escucha el mantra doméstico de su mujer (Rojas), quien bien sabe cuan importante es disimular todos los pormenores del declive total hacia la desesperanza. No sé cual Siut me conmueve más: si el marido inerme, vencido, o aquél otro que apuesta por la ilusión engañosa de los pobres. Hannia Guillén (entre amigos “la Bella”) más bella aún como actriz que acoteja todos sus encantos -que son muchos- al bordado del personaje. Cuesta trabajo creer que no encuentra un buen partido para casarse (cuando hasta yo misma le pediría matrimonio): Su transición final bien vale el boleto de entrada. La obra de Arrufat carece de panfleto y ventilando el arquetipo hace que los tres personajes se desdoblen en su opuesto. La repetición juega a mostrarnos cuan intercambiables son las vidas de los sin nombre. ¿Cuál de los tres es el más infeliz? ¿La que no tiene para comer y hurga en el fondo de cazuelas vacías, o el que se busca los frijoles tratando de venderle cualquier cosa a una clientela desahuciada por miserable? Pero usted reirá, y hasta enjugará una lágrima, usted gozará desde la sala de butacas de una risa culpable.
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Estreno de "La repetición" de Antón Arrufat, en el Miracle Theater, 280 Miracle Mile, Coral Gables. Boletos: $30-$40. Sábados 20 y 27 a las 8:30 p.m. Domingos 21 y 28 a las 6 p.m. Informes: (305) 444-9278, www.maderamen@maderamen.org
El reverso de la sombra
Ramón Williams
La nube flaca se ha marchado impelida por vientos del oeste. Ahora es plano el cielo y brillantino el rebote del sol contra el asfalto. Adelante, a lo lejos, se acumula en el pavimento un líquido diáfano. La avenida Treinta y uno semeja un largo espejo tembloroso. Molesta en la pupila que tuvo su noche larga. De vez en cuando Nilo baja los ojos y adivina debajo de él, en la negrura que pasa, un escorzo ceñudo inmóvil entre las cotas circulares de las llantas. Es una faz surcada por diminutas piedrecillas fugaces y esquivas hondonadas. Adonis antillano de largos braidlocks a quien bárbaros de azul solicitan en la esquina el carné de identidad. Puede tratarse de un rodante contiguo, del tipo eventual que pasa y “pide tiempo” sin detenerse, con la cara vuelta a uno y la estela interrogante mordida entre los dientes, aguardando a que le anuden las doce y quince en el extremo y se lo suelten a la cara. El rodante más cercano torció derecha en la calle Setenta y seis, contrario, como quien tiene algo que ver, en el hospital de la Liga contra la Ceguera. Nilo resiste las mortificaciones de la duda. Todavía el rostro puede no ser suyo. ¿A qué viene, por qué no puede ser más que muda y simple sombra en el asfalto ardiente? Inútil: leer, averiguar en el rostro de los otros es un don desvanecido en el curso de estos años, en igual baúl que su entusiasmo por rodar sin fin. Quisiera ver el reverso de la sombra, allí en la parte que toca al ser de las tres dimensiones el cuenco de la nuca. Un poco más arriba, donde uno guarda y recrea lo que no se debe saber de sí, lo que ha de andar oculto porque de trasmano implica a otros que a su vez ejercen su poder sobre uno. Poder para otra vuelta a la rueda, un poco menos de oxígeno y pudiera intuir la utilidad de mirar a expensas del terror planimétrico y del desgano que provoca la evidencia: toda sombra niega su reverso.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
DOW cae más de 300
Ojo cuidado: la nube ahora se cierne sobre Goldman Sachs con caída de 21% y Morgan Stanley con caída de 37% sobre creciente preocupación de solvencia y la capacidad de levantar capital en el estado de crisis actual. Otros de los perdedores son Boeing, General Electric, General Motors y Home Depot.
David Foster Wallace, RIP
The news hit me this weekend (thanks to Ivan de la Nuez's late-night email). I didn't know how to react. I first read Wallace on some travel -or food magazine- article about the possible suffering of lobsters as they are boiled alive. I couldn't put it down. It was great literature: entertaining, deep, informed, caustic and very humorous. Later, I found the same article, along with other essays in this compilation. It's a gem. Another good one.
Elaborando sobre el fin de una era
Thomas Friedman en el NY Times: Tenemos que comprender lo que pasa para comprender el por qué un gobierno sensato tiene que ayudar. La burbuja creció y creció. Ud. y su vecino salen a adquirir un préstamo para comprar una casa -la bendición del sistema. Ahora su banco le vende ese préstamo a un "agregador", quien lo embute en grandes "paquetes" de inversiones, junto a otros préstamos "subprime" (o de riesgo, por ejemplo para familias de débil perfil financiero). Esos paquetes de préstamos son seccionados y vendidos a corporaciones de bonos y a otras instituciones que lo que quieren es buscar ganancia a cómo de lugar. Lo que ha ocurrido es que el préstamo suyo a ido a pagar los intereses de esos bonos. Pero mientras el mercado del Real Estate colapsa, y la gente ya no pueden pagar sus préstamos y empiezan a perder sus casas, esos bonos empiezan a perder valor y los bancos que los tenían comienzan a perder capital... y la pirámide toda se viene abajo. Esta condición enfermiza ha "infectado" completamente el mercado del Real Estate. Los bancos ni sabían el valor de sus reservas asociadas a los préstamos. ¿Resultado? Dejaron de prestar. Y es ahí que viene la crisis. Y es por eso que esta crisis es letal. Tenemos que encontrar la manera de limitar la cantidad con que los bancos inversionistas o compañías de seguros pueden negociar en un momento dado. La razón es obvia: En un mundo global tan interconectado financieramente un sólo error basta para desencadenar la crisis. "Estamos presenciando el fin de una era... el fin de 'déjaselo al mercado', o la idea de que 'menos gobierno es mejor gobierno'" ha dicho David Rothkopf, autor de un libro sobre los líderes cuyo manejo financiero causaron esta crisis [titulado]: "Superclass: The Global Power Elite and the World They Are Making". En el artículo, Friedman aconseja que el gobierno intervenga con prudencia. Puede ser, ahora que GWB está a punto de retirarse a su rancho en Texas.
Homo ¿sapiens?
martes, 16 de septiembre de 2008
¿Fin del neoliberalismo?
Maceo y Martí en Mejorana: Hechos silentes
Emilio Ichikawa
El 5 de mayo de 1895 se celebra en Mejorana una reunión (abortada horas antes Bocucy) entre Antonio Maceo, José Martí y Máximo Gómez. Conversaron, celebraron a lo grande, rieron y conspiraron… Al parecer el ambiente no fue muy bueno. Maceo mostró mucha prisa en el encuentro y no tardó en despedirse antes de la noche. Martí hizo unas anotaciones sobre esa reunión el mismo día 5. Se trata de una descripción, por lo que se suponía que haya dedicado el día 6 a hacer un balance integral de lo sucedido. Pero eso era sólo lo que se creía, porque las páginas del 6 de mayo fueron arrancadas del diario. Se "perdieron". Y nadie ha dado fe certera de lo que allí había escrito. Hasta ese día, empezando a contar desde el 9 de abril, el "Diario" de Martí había sido efectivamente un diario: no dejó de anotar un solo día. Paradójicamente, ese vacío ha sido un gran inspirador de la imaginación artística y política cubanas, pues cada quien puede "construir" lo que ese día pudo escribir Martí. Una de esas "construcciones" pertenece a la historiografía nacionalista cubana. En el nacionalismo radical, como sabemos, coinciden tanto la historiografía oficial castrista como la oficial del exilio. Acaso, aunque se puedan citar algunos libros en contra, el nacionalismo es una propensión natural del historiador moderno. Pues bien, la historiografía oficial ha jugado con la siguiente interpretación: Las páginas del 6 de mayo en el "Diario" de Martí habrían sido "perdidas" por algún patriota (el mismo Gómez, por ejemplo) que, al leer juicios tan duros sobre Maceo optó porque no llegaran a la posteridad por el bien de la Patria. En el nacionalismo oficial cubano Martí y Maceo siempre han de andar juntos y en armonía, como después Camilo y el Ché. Sin embargo, el erudito cubano Miguel Fernández, autor del libro La muerte indócil de José Martí (NPC, Miami, 2005), ha interpuesto una tesis diferente. Fernández comenta que, tras morir, las pertenencias de Martí tuvieron custodios; entre ellas, el "Diario". Un testigo, que habría visto las famosas páginas, asegura algo interesante. Lo que allí estaba escrito eran unas listas de pagos y usos de los dineros de la guerra, de los fondos del Partido Revolucionario Cubano. Y aquí la cosa cambia porque aparece sobre el tapete una nueva motivación: alguien comprometido con los pagos realizados no quería que esto se supiera. Las malas lenguas dicen que pudiera haber sido el mismo Gómez, por envío de dinero a personas muy cercanas (demasiado) a su entorno. Esta interpretación tiene a su favor un elemento más. Si la persona que arrancó las páginas del día 6 no quería que se supiera nada acerca de la dura opinión que Martí se había hecho de Maceo, entonces, ¿por qué no arrancó también las notas del día 5 de mayo que nos dan ya, de hecho, una visión bastante cuestionable de la "unidad" entre los libertadores? Sólo esta oración de Martí basta para estremecer el romanticismo de la guerra inventado por los historiadores: "(Maceo) ...me hiere, y me repugna". Insólitamente, el mismo Martí anota, como si nada, esta otra frase que le dice Maceo: "Lo quiero menos de lo que lo quería." En el ambiente de una tropa cubana en manigua, una frase como esa, soportada fríamente, sólo dejaba abierta una alternativa razonable.
lunes, 15 de septiembre de 2008
la catástrofe... la política... (o cómo cambiar de casaca sin admitirlo)
Hace poco más de un año se suscitó una discusión entre blogueros: que uno en contra, que el otro a favor. El moderador de un conocido blog de asuntos cubanos defendía detalladamente, punto por punto, ese estado cincuentenario, vegetativo e inerte que se ha dado por llamar "E". Como es de esperarse entre cubanólogos, la tesis blandía luengos párrafos didácticamente subrayados (en colores, incluso) probando lo improbable, discutiendo lo indiscutible. Ahora, ante los nuevos cambios "coyunturales", la perogrullesca especulación de antaño cambia de-palo-pa-rumba a otra muy similar* -en términos de extensión y equívoco (ojo cuidado, que se mencionan filósofos de peso). La nueva tesis arroja de modo axiomático e ineluctable la relación cardinal entre política y catástrofe.
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* De acuerdo con la nueva versión, la política es, y no es, una ciencia; prevé fenómenos meteorológicos, se autodefine, es don, sociología, profecía y hasta filosofía. No en balde el autor concluye que hay “grandes y mediocres políticos”. El link al post de mayo (2007) parece haber sido afectado por condiciones biosféricas. ¿Coincidencias?
Wall Street se tambalea
Desalojo revolucionario: 1976, Teresa
Ingeborg Portales
En 1976 Teresa, mi bisabuela paterna, falleció, y Tomás, mi bisabuelo paterno, fue reclamado por una hija que vivía en Estados Unidos. Recuerdo como si fuera ayer cuando hicieron el “inventario” de la vieja casona colonial de Mariel y nos dieron generosamente -a mis padres, a mi hermano menor y a mí- 72 horas para abandonarla. Fue la primera vez en mi vida que escuché la palabra desalojo. Según las leyes cubanas de vivienda, ni mi abuelo, ni mi padre, tenían ningún derecho sobre la propiedad familiar adquirida por el bisabuelo alrededor de 1920. En el portón de madera pegaron un sello advirtiendo que la casa era propiedad del Estado. Unos días después fue convertida en Museo Municipal. Atrás quedó la tía Felipa, la Iglesia de Santa Teresa de Jesús, el padre Prieto, los framboyanes del parque, la escuela primaria Turcios Lima, la maestra Gladys y el recuerdo de un bisabuelo gruñón al cual nunca volví a ver. Supe que murió en un home de Miami, muchísimo tiempo antes de llegar yo por estos mismos lares. Nos fuimos a vivir a la casa de los abuelos paternos en Guanajay. Crecimos. Veinte años después caminé Mariel y su Museo. Decía Navokov que escudriñar la infancia es lo que más se parece a escudriñar la propia eternidad. Parada en medio de aquel cuarto, de techos y ventanas infinitas, donde mi hermano jugaba a sembrar el pánico en noches inocentes, volví a escuchar aquella su voz tierna. Mis abuelos paternos murieron en Cuba cuando yo tenía 12 y 21 años. Mi padre, el desafortunado primogénito, escuchó la misma noticia: No tienes derecho a la propiedad, esta vez con una ligera pero significativa variante, a menos que nos pagues su valor total. Valor que ellos muy alto estimaron. Finalmente, el pasado año mi padre logró terminar de pagar la casa que mis bisabuelos paternos compraron alrededor de 1930 y recibió su cartón de propiedad otorgado por el estado socialista cubano, así reza. Mientras tanto en el portón del Museo Municipal de Mariel han tenido que cambiar la advertencia: Peligro, cerrado por posible derrumbe.
domingo, 14 de septiembre de 2008
A propósito de las historias en colores
Alfredo Triff
Ayer mientras me disponía a entrar en MGOMO en el mismo corazón de Wynwood, me encuentro con N y le pregunto "qué tal", y ella respondió con cara compungida. Pero soy más dado a dudar que a creer. Primero están los socios, oportunidad para vernos, acto seguido pronunciar el "qué bolá" -nuestro Gerede existencial de cada día. A veces en algún rinconcito del quartier d'art miamense se dan actividades con pintura, música afrocubana de fondo, uvas y vino (más allá de una ventana interior inaccesible). Es escape superestructural, culto. Tirar dos chistes y acaso darse una vueltecita subrepticia por el backdoor a ver qué se fuma y hablar de los estragos de Ike. ¿Y el arte? Si están fulano y mengano el show tiene que estar bueno. El sociolismo no funciona con la estética; una muestra es ella toda. Teoría de conjuntos caballero: si "el todo" es una mierda, "lo bueno" (en tanto que "parte" del todo) se jode. ¿La historia en colores? Desigual, mal montada: Un fiasco (¿había acaso un curador?). Llevé mi cámara y ni siquiera tomé fotos. Partí engorrionado por los socios y por mí mismo. No es todo. Mucho más tarde la muestra salió de nuevo a colación con otros dos amigos, en un restaurante (yo no inicié el tema). Mi interlocutora, curadora reconocida lo resumió: "Si no nos respetamos, ¿quién nos va a respetar?".
sábado, 13 de septiembre de 2008
retener transparencias
Rosie Inguanzo
morimos por morir brevemente
en el cuerpo de alguien
o ahogarnos en las aguas de unos ojos
así pasan los días
alternando en un yo de muchas piezas
comulgando breves infinitos cada hora que pasa
subiendo hacia una elevada música de ruidos
o hasta una boca que casi siempre me deja caer
cuando se abre
confundiendo los signos
llegando al principio de la misma mentira
que ayer me sostuvo
acumulando ridículos y bellezas
con que irme a dormir
gritos ahogados
escandalosos miedos
miedo al miedo de dar con nada
de no poder agradecerte algo que untaste con miel
resumo un pasado a media luz a tientas
una historia brutal:
ese animal feroz que me desgarra
hábitos: devolverle a la vida mejores gestos
diluirme en la belleza
reterner transparencias
registrarme
no sé qué es lo último que se pierde
no he aprendido a morirme
pero estoy naciendo en otro lado
cruzo invisibles
todo me sale de un solo modo
a pesar de los matices
aún espero al que viene a salvarme de mí misma
y está el aire otra vez
lleno de bellezas
de punticos luminosos
y de un silencio salvaje.
¿Qué pasó con "los otros" en Guantánamo?
Me recuerda un amigo que nadie ha hablado jamás del asunto:
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no importa. . . . . . .no existen. . . . . . . . . .son. . . . . . . . .
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. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . "los otros".
viernes, 12 de septiembre de 2008
¡Yoani por la goma!
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Los posts de Yoani de septiembre 8 (Tierra arrasada) y el 11: Calma en el Atlántico, son periodismo digital de primera línea.
IKE, ¡MAMBÍ!
No sólo el tifón mambí ha batido su impetuosa borrasca de oriente a occidente, sino que ahora emprende aguerrido, viento-en-lluvia, sobre las aguas del golfo de México de suroeste-a-noroeste, encimándose a la misma boca del imperio. Si bien su furia saturnina incestuosa y caníbal dañara su propio suelo, Ike ahora se redime, dispuesto a batir al enemigo en su propio reducto. Cuando se aproxime su final previsible -de viento platanero en la monótona planicie tejana-, recordemos que fue con Ikerocosón que por primera vez un ciclón hizo historia.
Edgar Winter: Frankenstein
Jesús Rosado
Junto con la WQAM y la KAAY, The Midnight Special de Burt Sugarman se convirtió en los setenta en uno de los fetiches underground codiciados por la generación posthippie en Cuba. El show televisivo se sintonizaba por la perrada en La Habana cuando la atmósfera estaba “limpia”, algo que ocurría especialmente en los meses de julio y agosto. Bandas como Black Sabbath, Led Zeppelin o Alice Cooper, no sólo se oyeron, sino que se vieron gracias a la benevolencia climática que se mofaba de la represión ideológica y policial del castrismo. El cacareado diversionismo ideológico de la oficialidad se descojonaba cuando se colaba indetenible a través del special concert, piezas como ésta de Edgar Winter y su grupo que eran dinamita lista para volar los tres tomos de El Capital y el último discurso de Quientúsabes. En 1973, con esta descarga technorock innovadora, Winter logró un superhit que inundó las emisoras y desbordó el sicodelismo en USA, llegando al top del U.S. Billboard Hot 100 en mayo de ese año con su álbum They Only Come Out at Night. Muchos la pudimos trabar visualmente cinco años depués, un sábado en un Midnight Special del verano de 1978. No importaba que la imagen hubiese entrado intermitente y con los colores quemados, lo cierto es que desde entonces la astucia de Jerry Weems en la guitarra, el drum intenso de Chuck Ruff y el sintetizador manipulado con esquizofrenia del cual Edgar era un pionero, nos jodió más todavía ideológicamente. El instrumental arrasó, conquistando a la guerrilla rockera de La Habana. Uno se pegaba a escucharla, y luego que nos entusiasmábamos con los malabarismos multifacéticos de Winter como compositor y ejecutante, maniobrando por primera vez con un teclado en el hombro, acompañando diligentemente la percusión y finteando con el saxo, nos dejábamos sojuzgar por el clímax y el desenlace rítmicamente orgásmicos. ¡Qué momentos aquellos! ¡Qué Frankestein más subversivamente anticomunista!
jueves, 11 de septiembre de 2008
JP paralelos, Migración of Language, 2008
Publicado inicialmente en Los lirios del jardín. Juan-Sí sigue su sinuoso sentido social, sinestésicamente sugerente, sintéticosináptico...