sábado, 30 de agosto de 2008

El regreso


Victor Jiménez

Realicé el viaje más doloroso de mi vida para cerrar un ciclo y nació otro. Mi viaje a La Habana después de 24 años, me llevó por caminos nunca transitados. Mi padre, el actor Rodolfo Jiménez Espinosa, falleció. Pude llegar para despedirlo y despedirme de la casa que construyó el abuelo. Algún funcionario de cultura o algún militar se quedará con el cascaron vacío. Sé que tuve suerte, “alguien” me autorizó a viajar sin pasaporte cubano y a quedarme en la casa donde nacimos mi padre y yo. Ya no me pregunto quién logró el milagro. Milagro fue ver cómo transcurrió su vida en estos años, descubrir sus secretos, encontrarme con lo que había dejado inconcluso minutos antes de su muerte: Un libro sobre su sillón favorito, ropa sobre la cama, una próxima gira por Holanda, su perro Bompo -que por una semana vivió de las sobras lanzadas por vecinos-, arreglos caseros a medio hacer, reconocimientos y diplomas de cuando creía que Cuba tenía esperanza. Porque al final mi padre supo que la suya fue una generación traicionada, supo que no valió la pena, que entregó su juventud a una causa perdida, que su sacrificio no fue para crear un país justo y libre. Llegar para cerrar una casa llena de fantasmas, generaciones que vivieron y murieron en ella. Abrir gavetas, asomarme al pasado, reconocerme en los rincones, creer escuchar las voces, ver las siluetas... la memoria se abre y regresan los olores. Memoria olfativa, física: Escalar el techo de la casa como si por unos segundos fuera el niño aquel. Encontré por todas partes nuestras huellas: en un árbol del patio, en la puerta principal marcada por unos hoyos insistentes que le produje llegando de una fiesta un sábado, fotos de mis abuelos en Varadero -el viril, ella alegre-, mi padre tomando su comunión en Miami, conmigo recién nacido, fotos de su carrera como actor, fotos, vestigios de vida. Abrir un baúl y descubrir mi uniforme, notas escolares, el tira piedras, la vieja armónica, el bastón del abuelo, un diario de mi viejo. Sus cenizas fueron esparcidas por mí en una ceremonia espontánea en nuestra Playita de 16, donde ambos aprendimos a nadar.

21 comentarios:

Unknown dijo...

Muy sentido tu post... y mi pesame por lo de tu papa.

Unknown dijo...

Yo veia mucho a tu papa en la Playita 16. LLegaba con su moto alemana,permanentemente bronceado y conversador.
Siempre me llamo la atencion ver a este actor resistir todos los malos tiempos de Cuba. La cosa cada dia peor y este hombre permanecia ahi. Como estatico en el tiempo, bien conservado fisicamente.No se si esperando algo que no existia, pero que habia que esperar.
Un dia lo vi aqui en Miami, estaba abordando el velero de mi cuñado para dar un paseo que seguramente disfruto. Le mire la cara jovial y pense en las Aventuras y los seriales policiacos que habiamos visto en Cuba.Fue la ultima vez que lo vi.
Lo siento Victor.Se ve que tuviste una bella relacion con tu viejo.
Eres un afortunado.

Ingeborg Portales dijo...

JV
Hermoso post, muy fuerte,
justo el que no hubiera querido leer en una mañana gris como esta, pero igual son los miedos con que vivo cada dia. Muy corto alivio para tanto años de dolor, pero que bueno que pudieron estar juntos.

Anónimo dijo...

aquello es pura ruína
fui a ver a mi abuelita el año pasado
y lloré en el patio con la lluvia.

P.L. dijo...

mi abuelita
vive en guanabacoa
su casona que le hizo mi bisabuelo destruída
se le metieron a vivir
gente que ella había ayudado
y después no podía sacarlos
los gatos no tienen ni ratones que comer
cada vez que llovía
lloraba con los árboles

Victor Jimenez dijo...

Sergio que sorpresa, el velero era de M ese dia lo pasamos bien...mi padre fallece el 4 de mayo y ese dia visito la Playita como de costumbre, temprano en la mañana.

Gracias a todos. VIVIR vale la pena. Abrazos.

Victor

Alfredo Triff dijo...

Lamento lo de tu padre, Victor. Tu post explica muy bien ese otro lado del proceso revolucionario: la esperanza de muchos idealistas que le apostaron con deseos al proceso. La playita de 16 es muy querida para la generación de setentosos, lugar distinguido de artistas y músicos. Puro arrecife e idealismo.

La Mano Poderosa dijo...

Victor, te felicito, por poder reconocer las virtudes de tu padre, la obra de tu abuelo, la realidad de una esperanza traicionada, y la claridez de tus emociones durante una jornada dolorosa.

Feminista dijo...

Victor: Qué triste perder uno su padre. Me uno a tus sentimientos.

Anónimo dijo...

Volver puede doler tanto como ayudar a crecer.La noción de lo perdido suele entroncar con la noción de lo encontrado. Este fue un viaje de iluminación personal contra el cual no era posible bloqueo alguno. Un post de antología.

Unknown dijo...

Fito, muy muy muy sentido el texto. Testimonio además del descojonamiento familiar que ha producido el régimen. Así de fuerte son las historias. Creo que papá ya había fallecido cuando llegaste ¿verdad?
Rosie

Anónimo dijo...

ojala tenga la misma suerte de poder despedir a mis padres en cuba como lo has hecho. ese temor de no poder a veces me desvela. los quirero demasiado.

ojala mi hija no pase por la misma absurda separacion que hemos pasado tantos de nosotros.

JR dijo...
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Anónimo dijo...

Pl, qué linda y desdichada la abuelita en su casón, devenido en solar seguramente, de Guanabacoa. RI

J. Ferrer dijo...

Bellísimo. Qué descanse en paz tu viejo...

Anónimo dijo...

Victor.
Soy un lector incidental.... pero tu relato conmueve. Mi madre murio cuando era un ninno en 1972 y mi padre desde entonces se convirtio en mi guia espiritual. A el le debo todo lo que soy.

Pedro Cuellar

LopezRamos dijo...

Un post muy conmovedor Victor.
Refleja el drama humano que hay detrás de la maldita política que nos ha tocado vivir.

LopezRamos dijo...

Video de Es-linda Cifuentes y Triff trio, en Encuentro en la Red
http://www.cubaencuentro.com/es/multimedia/videos/la-artista-de-la-noche-soy-yo

JR dijo...

Acabo de contactar con La Habana, vía telefónica, y me comunican que los embates del huracán en la capital fueron leves aunque han estado sin luz desde hace más de doce horas, debido sobre todo a la caída de postes eléctricos. Los estragos se han hecho sentir severamente en Isla de Pinos y Pinar del Río. Al sur de La Habana se han registrado penetraciones del mar de hasta casi tres kilómetros, en tanto que en algunas zonas del litoral pinareño las penetraciones alcanzaron los cinco kilómetros. Los vientos huracanados golpearon duramente sobre todo a la región pinera. Hasta el momento no se han reportado cifras oficiales de daños materiales y de pérdidas de vidas humanas.

Anónimo dijo...

Victor, qué bello testimonio.

Tu amigo de la infancia

Victor Jimenez dijo...

Mi amigo de la infancia? quien eres? Un abrazo anónimo y gracias