domingo, 31 de agosto de 2008

El extraño caso de Hans Van Meegeren, o la estética del plagio



Nuestra historia comienza en el verano de 1945, cuando las autoridades del nuevo gobierno holandés arrestan al artista Hans Van Meegeren, acusado de colaboracionista nazi, por supuestamente venderle un Vermeer al número dos del partido, Hermann Goering. Es entonces que, en el mes de junio, Van Meegeren confiesa que siete óleos que habían estado en circulación desde 1937, atribuídos a Vermeer y De Hooghs, y exhibidas en el Museo Boymans* -como La Última Cena y Cristo en Emmaus-, eran copias hechas por él. Después de muy sonado proceso, el veredicto del tribunal fue que Van Meegeren cumpliera un año de prisión. El artista muere quebrantado en diciembre de 1950.

A continuación el juicio hipotético de van Meegeren. La sala del juzgado repleta de críticos, académicos, marchantes, la prensa y el público.

Fiscal: Señor van Meegeren. ¿Reconoce usted su responsabilidad en el plagio de obras maestras holandesas del siglo XVII?
HVM: Sí. Pero si me permite, quisiera añadir que lo que está en juego es otro asunto.
Fiscal: Usted flasificó la firma de Vermeer y de
De Hooghs. ¿No le parece oprobioso?
HVM: ... mi deseo era ahondar en la cuestión.
Fiscal; ¿Cuál?
HVM: "Qué hay de malo en copiar".
Juez: Creo que es obvio, pero continúe...
HVM: Mis obras fueron defendidas por críticos, así como por conocedores y el público ¡por siete años en un museo nacional! Sin mi confesión es posible que hubiesen pasado a la historia como auténticas.
Fiscal: ¡Qué disparate!
Juez: Continúe van Meegeren...
HVM: ...ello demuestra que la diferencia entre mi plagio de Vermeer y el auténtico Vermeer no es de índole estética. ¡He probado al mundo que un plagio puede ser tan bello como el original!
(Conmoción en la sala. Gritos algunos de "¡Mentira! y ¡Que oprobio!", mientras un grupo de jóvenes dan patadas en el piso, aplauden y otros ríen.)
Juez: ¡Silencio! Continúe por favor.
HVM: Estéticamente hablando, mi plagio y el original pertenecen a una misma clase. Lo que está en juego es otra cosa: un juicio moral, legal.
Fiscal: ¿No es obvio? ¡Pero basta de disparates!
Juez: ¡Silencio, señor fiscal! Señor van Meegeren, no creo que estoy dispuesto aún a aceptar que se trata sólo de juicios legales y morales, pero continúe.
HVM: Gracias, señor juez. Pido a los presentes que imaginen por qué estamos aquí. ¿Acaso no fue Cristo en Emmaus admirada como una obra maestra de Vermeer?
Murmullos en la sala de "Sí".
Fiscal: ¡Fue admirada en tanto que era un engaño... un plagio grosero!
Juez: (Interrumpiendo) Señor van Meegeren... espero que comprenda por qué estamos aquí y que ajuste sus palabras en ese sentido. Es la última oportunidad que le ofrezco.
HVM: Con toda humildad, si mis plagios pasaban "como originales" ante la mirada de los expertos, es porque lo merecían. Es decir, mi plagio "era un Vermeer" desde el punto de vista técnico y de la composición. Mi plagio (antes de ser descubierto por mí) era tan original como el original mismo. Si la prueba del genio de Vermeer está en sus obras, si sus pinturas prueban su genio artístico, entonces, esos plagios que estuvieron colgados en el Museo Boymans por 7 años... ¡son también una prueba del genio de Vermeer!
____________

*Lo extraordinario del caso es que las siete pinturas a la vista en el Museo Boymans habían sido validadas por algunos de los críticos holandeses más importantes de la época. Por ejemplo, Abraham Bredius diría: "la utilización magnífica de los colores indica la autoría inigualable de Vermeer
". Otro crítico, J. Decoen, expresaba: "Recuerdo mi angustia mientras se decidía el veredicto de Van Meeregen... y la posibilidad que tres obras del maestro Vermeer fueran destruídas. ¿Sería mi tenacidad lo que haría posible que dos obras formidables de la escuela flamenca del siglo XVII fueran salvadas?" Vale decir que hasta el día de su muerte en 1955, D.G. van Beuningen, comprador de La Última Cena y Cristo en Emmaus, y experto en arte flamenco del siglo XVII, mantuvo que ambas eran obras originales Vermeer. Dos de las copias de Van Meegeren: Arriba, primero, La Última Cena (1935), abajo, Cristo en Emmaus (1937), considerada mucho mejor falsificación que la anterior.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Triff pero donde esta esta obra maestra ahora, de que taman~o es? Por que no le cambio la firma y ya. Me he quedado muerto con la obra. E

JR dijo...

Han van Meegeren es el más conocido de los falsificadores. Si mal no recuerdo en el post dedicado a la falsificación de obras cubanas hace unos meses atrás, entre los comments me parece que se ofreció un listado de los plagiarios pintores más connotados. La cuestión con van Meegeren es que algunos estudiosos sitúan la calidad de sus clonaciones pictóricas por encima de los originales. Tal aseveración crea un serio conflicto entre lo ético y lo estético. En el caso de Meegeren, estamos ante un falsificador no sólo con técnica y talento, sino con espíritu, porque solo se puede llegar a tal grado de perfección no solamente con la virtud copista, sino capturando, además, algo de la esencia del gesto artístico que antecedió a la obra falsificada.

Anónimo dijo...

Buenisimo post.... ya se que puedo falsificar sin temor a que me digan mediocre.

Feminista dijo...

Una historia insólita. ¿A dónde fueron a parar las obras de van Meegeren? El post se merece una segunda parte y es lo que se dice de esa obra hoy en día.

Anónimo dijo...

Meegeren demostró a la policía y expertos cómo creaba sus falsificaciones y pintó frente a ellos un Vermeer “original”. Demostró que su habilidad como pintor era real. Además, utilizaba lienzos y marcos del siglo XVII. En realidad no copiaba las obras de Vermeer conocidas, sino que hacía cuadros al estilo del maestro.

Anónimo dijo...

Me quedo con el falso y me roza un huevo que haya imatado al otro genio.

Unknown dijo...

FALSOVERDADERO
VERDADEROFALSO
FALSOVERDADERO
VERDADEROFALSO

La Mano Poderosa dijo...

Gracias JR, Desde que te conte en Tinta Y Cafe hace un tiempo, sobre van Meergen, pudistes descrubir algo diferente y maravilloso. Hans van Meergeren siempre dijo que el falsifico como una venganza contra "los criticos" y "expertos" de arte, pero vivio bien en ese negocio de falsificar no solo a Veermer, pero Frans Hals y otros. Una pintura de su coleccion personal, que el decia que si era un Vermeer, despues los expertos dijeron que no. Ahora, al pasar los años, sospechan que van Meergen tenia razon, y piensan que si lo es...
Tengo unas obras de van Meergen antes de entrar en su lucrativo negocio. Te agradezco que cumpliste mi sugerencia investigando a este artista holandes.

La Mano Poderosa dijo...

Un libro que se publico recien sobre este artista ( anteriormente otro autor escribio libro diferente ) se titula, "I was Vermeer"...

Alfredo Triff dijo...

Mano: Así que eres dueño de un Vermeer, digo de un van Meegeren.

La Mano Poderosa dijo...

Si

Anónimo dijo...

AT: escuche por NPR el otro dia al autor del libro "I was Veermer" y contaba muchas cosas, como el trabajo de envejecimiento, que logro Van Meegeren usando plastico derretido para pintar y poniendo las pinturas en un horno de pizza que se compro. Le tomo algunos agnos lograr esa maestria. Asi se cuarteaba y parecia antigua. (Claro que las pruebas con isotopos radioactivos estaban en pagnales en ese entonces). Tambien dijo que el plagiador empezo imitando totalmente a Veermer, pero despues comprobo que acababa con la critica cuando se apartaba un poco del estilo mas conocido. Entonces comentaban: "Ves, yo lo sabia, el maestro Veermer hizo algunas cosas diferentes", etc y asi logro burlar la critica. Tambien dijo el autor que cuando lo acusaron de colaboracionista, confeso que la obra que le vendio a Goering era falsa, pero que eso demostraba que en realidad era un patriota porque habia burlado al jefe nazi. Por cierto que este argumento lo tuvieron en cuenta en el juicio. Goering le pago con mas de cien originales de menor envergadura. Goering tenia una de las colecciones mas grandes del mundo. Asi que la mano tiene un Van Meegeren? Bueno, todo queda entre holandeses. Amores,

Anónimo dijo...

Pues a mí me parece que la pintura es bien mediocre. De Vermeer eso no tiene nada.