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Ménilmontant, barrio del 20e arrondissement parisino, sirve como título a uno de los filmes menos conocidos y a la vez más notables de la década de los años 20. Realizada por el talentoso cineasta estoniano Dimitri Kirsanov en 1925, y descrita por el crítico Georges Sadoul "una obra casi perfecta", Ménilmontant es experimento vanguardista sans titre (sin títulos) de montage einsensteniano con atrevido tiro de cámara en mano. Después de L' ironie du destin (1923) de corte melodramático a-la-Pabst, Kirsanov, acaso influenciado por Fièvre de Louis Delluc (en exploración darwinista del bajo mundo francés), acomete este film que bordea la photogénie impresionista (imagino a Degas, el más tecnológico del grupo, con treinta años menos, aventurándose a hacer Ménilmonant). Como salido de un cuento de Maupassant, abre la trama en la campiña con doble asesinato conyugal seguido por el corte abrupto a las dos hijas huérfanas. Poco después, vemos a las hermanas en Paris, involucradas en relación sentimental con un joven misterioso -y chulo de profesión. Paris no es fácil, y menos para la mujer desamparada: la hermana mayor se mete a puta (¿trampa, elección o coerción?), la menor queda en estado del chulo y pare a su niño en la penuria. Está claro que Kirsanov sospecha de la metrópolis, pero su exploración citadina se mantiene al margen, entre dos tendencias urbanas, la del Simmel descriptivo y neo-positivista y el Kracauer axiológico y marxista. Kirsanov nos lleva a través de sinuosas callejuelas, parques y boulevards, en búsqueda proustiana, íntima, empapada de subjetividad síquico-temporal. La cámara se Kirsanov se toma su tiempo, incorporando trama y poesis: el letrero lumínico del hotel, la pared graffitiada de un callejón, el reflejo de los árboles sobre el río, los ojos de Sibirskaia. Al final le dan talión al chulo. ¿Y las hermanas? Quedan siempre las nubes grises y el crepúsculo del puente sobre el Sena. Vale destacar la admirable actuación de Sibirskaia en el papel de la hermana menor y la química que desata con la cámara (la actriz actuaría en El Crimen de M. Lange de Jean Renoir, 1935). En la cuarta parte, la escena nocturna del viejo y la hermana menor, sentados en el banco compartiendo un bocado de pan, es inolvidable (Para la tercera y cuarta parte del film en you tube, aquí.
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Que bello post que lindo para el viernes. Aunque no lo creas, me da mucho optimismo.
ResponderEliminarGracias y un beso.
Te agradezco que sacaras la joyita de la gaveta. Buenísima... la secuencia dramática habla por sí misma.
ResponderEliminarBuena y rara sugerencia.
ResponderEliminarSDLL
me identifico con la hermanita
ResponderEliminarsus temores de huérfana llena de sueños en Paris
¿ser puta? no es fácil
es una excusa para odiarnos más
prefiero el final sin respuestas del ruso
la vida no confiere respuestas
Me quedo con ese Paris al de ahora que es tremenda mierda.
ResponderEliminarEsto explica por qué todos lucimos tan bien!!!
ResponderEliminarBlogging--It's Good for You
The therapeutic value of blogging becomes a focus of study
By Jessica Wapner
AQUI.....
http://www.sciam.com/article.cfm?id=the-healthy-type
quien encuentra estas joyas filmicas? eres tu alfredo? la rosie? el jr? son fenomenas!
ResponderEliminarsorry que no pude llegarme anoche al concierto, pero seguro quedo de la puta madre...como siempre!
un abrazo.
Le lei rlr. Blogueando voy por el mundo...
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