Jesús Rosado
Según Erasmo de Rótterdam si reírse de todo es propio de tontos, no reírse de nada es propio de estúpidos, y a esa terquedad contra el cretinismo le debemos cuota histórica a Stan Laurel y Oliver Hardy, pues no existe dueto cómico que haya provocado tantas toneladas de risa como el Gordo y el Flaco. Unidos profesionalmente desde 1927, gracias al olfato del productor Hal Roach, llegaron a convertirse en una de las mejores opciones de la comedia visual, llegándosele a considerar como la más relevante pareja comediante del cine. El concepto Laurel & Hardy revitalizó el consabido slapstick del acervo humorístico anglo quien era el mayor consumidor de este estilo violento del bufo escénico, aunque su comicidad penetró con éxito en todos lo públicos del género. Sin embargo, el contrapunto entre la necedad flemática de Laurel con la irritabilidad del bonachón Hardy, le permitió a Roach derivar hacia una oferta más orgánica y sutil en la comedia de situaciones, en las que el simpático contraste de los personajes se hizo exitosa fórmula continuista. El nivel de complementación de la pareja llegó a niveles de invalidez individual. El uno sin el otro no alcanzaba horizontes en la gran pantalla. Cada intento en solitario terminó en rotundo fracaso, mientras que juntos eran capaces de lograr piezas antológicas. Laurel, el flaco, atolondrado y cohibido era el gancho seductor y activo de la pareja, siendo además, el cerebro guionista de los performances. Hardy era decidido y fanfarrón y el soporte situacional de la dramaturgia. Por el dominio de la acción escénica, la pareja hizo cómodamente la transición entre cine silente y sonoro, aunque sus frivolidades temáticas carecían de peso para el largometraje. Aún así, la trayectoria del dúo devino legado en el humor contemporáneo, repercutiendo en todos los medios visuales, desde el cartoon hasta en la publicidad, e influenciando en la carrera de ingeniosos humoristas como Jerry Lewis y Dick Van Dyke. Sobre Laurel y Hardy han circulado persistentes rumores de la farándula, afirmando que tras la entrañable relación había una discreta pero intensa relación gay, lo cual parece contradecirse con la estabilidad matrimonial de Hardy y la escandalosa heterosexualidad de Laurel. De ser cierto no haría más que refirmar el aura lunática de una talentosa y laboriosa pareja, a la que más allá de las murmuraciones le debemos abundancia de risa, esa terapia optimista que la cultura americana cataloga como infalible.
De mis cómicos predilectos.
ResponderEliminarFueron grandes,yo pienso que los que mas se le pueden acercar-y cuidado...son "LOS FONOMEMECOS"
ResponderEliminarY en cuanto al cine silente,eso no es nada,yo creo que Miguelito y Gilberto pudieran hacer 'radio silente',me parece una buena idea que ellos pudieran considerar.
SLR.
el megor duo eran los Tadeos y despues Kachucha y Ramon
ResponderEliminarHeckle and Jeckle
ResponderEliminarGracias al gordo y al flaco.
ResponderEliminarLos mejores son Medallita y Venturita.
ResponderEliminarMedallita.
Son una pareja inolvidable. Felicidades Rosado.
ResponderEliminarexcelente escrito! Y me trae a la memoria La comedia silente que la daban los domingos antes de repetir los capitulos de las aventuras. yo me moria de risa
ResponderEliminardinorah
The "gay" thing doesn't seem to make sense (not that I care if thery were), but:
ResponderEliminar"Both Laurel and Hardy were married numerous times, and each had to endure a lot of trouble because of lawsuits and threats and other interference from ex-wives.
In his stage show days, Laurel had traveled and lived with Mae Dahlberg, although they were never legally married; she would later sue him for maintenance on the grounds that she had been his common-law wife.
He was married many times to at least four women--Lois, with whom he had a daughter, little Lois; Virginia Ruth, whom he divorced, and remarried three times; Vera "Illiana" Ivanova; and Ida Kitaeva Raphel, a marriage that lasted to the end of his life.
Hardy was first married to Madelyn Saloshin, who was Jewish. At that time, Jews were heavily discriminated against in Georgia, as demonstrated by the lynching of the innocent Jewish factory owner Leo Frank for the supposed murder of one of his employees.
Louvish speculates that Emily Hardy's virulent objections to the marriage were because of this prejudice against Jews. The marriage eventually collapsed in bitter acrimony.
Hardy's second wife, Myrtle Reeves, who had been a performer in Vitagraph dramas and comedies, turned out to have a drinking problem. There would be a series of suits for divorce and then reconciliations over the years until the final break. Later he became engaged to Viola Morse. Finally he married Lucille, who remained with him until his death.
But the multiple marriages and divorces of both Laurel and Hardy--the complexity of their marital situations, as detailed by Louvish, is considerably greater than suggested by my brief summary--left them in nearly perpetual lawsuits and counter lawsuits.
Louvish suggests, plausibly enough, that the troubles with wives and women that are a feature of many of the Laurel and Hardy films were a reflection of things that were actually happening to them offscreen.
By the beginning of 1940, Laurel and Hardy's association with Hal Roach came to an end. They went on to make a number of post-Roach films, but their era was past; a new sensibility had entered Hollywood, with such figures as Preston Sturges, Abbott and Costello, and the Three Stooges.
Their last--and probably worst--film together, "Atoll K," also known as Utopia, was released in England in 1951 and in the United States in 1954.
Hardy died on August 7, 1957, of a stroke. Laurel lived on until February 23, 1965."
Muchas tandas felices que nos regalaron estos perosonajes
ResponderEliminarGracias Jesu, ellos traen lo mejor de la niñez.
ResponderEliminarBueno, el objetivo era compartir este patrimonio de la niñez. Tanto la que se refiere a la memoria como a esa chiquillada subversiva de la que me resisto a desprenderme. Este post se me ocurrió en una noche divertida en casa de nuestro apreciado catalán donde de pronto me fijé en como la estilizada huesura de mi amigo violinista contrastaba con mi barrigoncita esbeltez.
ResponderEliminarJR: Debiéramos reunir material sliente y sonoro y meternos un domingo a comer pop corn y buen vino. ¿Quién se apunta y dónde?
ResponderEliminar...y roasted peanuts
ResponderEliminarNice post, JR!
ResponderEliminarTrae de vuelta antiguas e inocentes risas de infancia.
Excelente, JR, la risa es el antídoto contra todo. Grosse Tête.
ResponderEliminarGracias a todos, incluyendo a Stan and Ollie.
ResponderEliminarSe llamaba Oliverio Jardin? SLR.
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