Ramón Williams
¿Sabes usted los riesgos de pedalear en medio de la vía forzando con ambas manos el cierre de un paraguas floreado, desatento al tráfico urbano y a los mandos de la gloria tubular? Dolores accionó los frenos del Moscowich tan rápido y fuerte como pudo. Las ruedas enloquecieron sobre el pavimento resbaladizo de la curva y el auto giró varias veces antes de abrazar el poste metálico del alumbrado a la entrada del Instituto. Las autoridades tardaron y tardó la sana costumbre de apaciguar los espantos. El señor y Dolores no vivieron para agradecer la presteza con que estudiantes y profesores acometieron la tarea de separar carne y chatarra. Un mechón de pelo aquí, un jirón de piel allá redundó en monstruosidad. Porque, fuese por la algarabía, por el amasijo sanguinolento de combustible, metal y carnes, comenzaron a llegar decenas de vecinos remolcados por sus narices, con las manos temblorosas de igual modo que hubiera ocurrido si el Estado hubiera concentrado y legalizado en aquel punto todo el mercado negro de la carne roja. Entre los congregados el desconcierto portaba diversas caras. Algunos, los estudiantes de segundo año y desconocedores de Lola, encaraban vivientes transparencias de las “crónicas rojas” de Warhol, un performance de Herman Nitsch. Otros experimentaron asco, inculta revuelta de las tripas por los sesos asomando como cangrejos entre el manglar despoblado de un cráneo calvo. La mayoría sintió los aguijonazos del desconsuelo debido a desbrozados muslos de mujer, exangües, boquiabiertos sobre el pavimento. Serían las tres de la tarde de un día más que cálido para ser el primero de las Pascuas. El alma de Lola se elevaba a las alturas, su cuerpo sabroso se hacía retazos en manos de gente desnutrida todavía humana.
Ramoncito...tu como siempre tan descabellado con estas cosas maravillosas.
ResponderEliminar:)
Bueno, hay quien bromea conmigo aludiendo a que los posts de este blog actúan sobre mí como resortes proustianos. Pero, tal vez sea un síndrome genético en mi familia cuando rebasamos los cincuenta. He aquí que esta estampa roja de Ramoncito me remitió al accidente más cruento al que haya asistido en mi vida y eso que he participado en dos que me pudieron costar la vida. Me refiero a la tragedia en la que perecieron varios miembros de la conocida banda Los Barba, ocurrida, durante un amanecer, en un puente situado en camino a Pinar del Río. Lo mismo que cita Williams: vida fragmentada por el impacto y esparcida en un caos dramático e inmisericorde. Todavía recuerdo la llovizna, el pavimento mojado, el estruendo, los gritos, el corretear de socorro, los cuerpos que no se completaban en cuerpos, el rostro de Mireya cubierto de desesperación púrpura... la existencia que pende de la dramaturgia de Dios.
ResponderEliminarNilo, el mes pasado casi me pasa a mi por querer cambiar el playlist de mi iPod mientras manejaba. Cuando levante la vista el coche que iba enfrente se detuvo a dar la vuelta (sin senialar). Meti los frenos y me fui (bueno, el carro se fue) de lado detras de el hasta el callejon! El pendejo dio la vuelta como si nada! Yo me quede temblando unos segundos antes de regresar a la avenida. El playlist? Bersuit Vergarabat. jeje
ResponderEliminarJR. La noticia de ese accidente calo fuerte. Lo que mas me dolio fue la muerte de Jorgito, tremendo baterista, pura energia, gran amigo. Se cayeron de un puente. No creo que nadie sobrevivio.
ResponderEliminarLo que mas me gusta del relato suicida es la descripcion de la reaccion de la gente. Mientras mas sangre mejor.
ResponderEliminarMireya Escalante sobrevivió pero hubo que reconstruirle el rostro y durante muchos años estuvo bajo trauma. Desde hace un tiempo para acá oigo su nombre ocasionalmente en el mundo del espectáculo. Sigue bien compartida la imaginería con la pluma, Ramoncito, felicidades.
ResponderEliminarEl relato es verosímil. Los guagueros se la pasaban matando gente. Una vez presencié un accidente por la calle San Rafael de una guagua con el chofer borracho. Le pasó por arriba a una muchacha que acababa de salir de la escuela. Horrible. Imagino esa familia aún destruída por esa muerte injusta. ¿Adónde van esas almas?
ResponderEliminarDigan algo del cuadro del niche.
ResponderEliminarAlgo de estas imágenes literarias desembocan temporalmente en exhibición personal de su autor en una gallería en Windwood en mayo próximo. Más detalles de la muestra en cualquier instante.
ResponderEliminarEstoy bloqueada( blogueada)supongo que el escritor se deja inocularpor el torbellino de palabras infaustas que descienden,hasta ser parrafeado cuerpo entero.Regresando a Miami y sus descargas iluminadoras,me siento como cayendo a un proposito:El otro.(acabo de recordar que esta frase no descendio para mi precisamente,pero me la prestan)
ResponderEliminarMuerte cuando transformes mi arquetipo de celulas bailarinas,sueltame a sus brazos,ahora que estoy montada al acido de mis memorias,nos veo cautivada por viejos pasatiempos orientales y orientados a disfrazarnos de algo mas que al desnudo en el viejo palacio sin puerta y sin ley.
Meera
Wynwood, machetico, Wynwood.
ResponderEliminarHermann Nitsch
ResponderEliminarSplatter Painting (1983)
Acrylic on canvas
200 x 300 cm
You'll have to rush, Mano.
Ramooooooooooooooon volvisteeeeeeeeeeee
ResponderEliminarEntre la sangre, el espectáculo, y el accidente, me quedo con el cuadro y la visita a la exposición.
ResponderEliminarUn abrazo
Amílcar
Serían las tres de la tarde de un día más que cálido para ser el primero de las Pascuas. El alma de Lola se elevaba a las alturas, su cuerpo sabroso se hacía retazos en manos de gente desnutrida todavía humana.
ResponderEliminarTiene su poco de George Romero.
no hace mucho iba en un auto con una amiga y tuve el presentimiento que algo ocurriria.
ResponderEliminarla paro la policia, y notenia la licencia con ella.
accidente? coincidencia?
se me hace que lola prefigura un destino cercano a pascuas.
Terrible y bello texto, Ramón.
ResponderEliminarBuen contrapunto entre tu prosa sabrosa y la imagen vomitiva que transmite.
Avisa con tiempo pal show.
Wynnwood, Ramón, and beyond. No doubt. Hugs, dog.
ResponderEliminarDe acuerdo con R. Fornes (con el que acabo de pasar un rato muy bueno, en compañia de Fabian y Dinorita, Tumiami es un blog sabrosón. Me inclino a darle la razon al maestro
ResponderEliminarY no es performance. Y, además, ya sé porqué la pasaron muy bueno, porque yo también la pasé muy bueno. Vaya, pa que no haya caritate.
ResponderEliminargracias por las visitas
ResponderEliminarnosotros la pasamos muy bien
para la proxima
recomiendo caminata-tour arquitectonico hasta la beach por el lincoln mall de morris lapidus
colony theatre, lincoln center, art deco bank (banana republic) herzog demeuron 111 project & site, sterling bldg, zapata, 420, sony, albion, d'lido, delano, national...
Cruento tu cuento, jr. Seguro fue peor de vivido.
ResponderEliminarEl post de hoy es un trozo de El estudiante. Nilo no llegó a ver la muerte de Lola ni yo tampoco, fue un suceso imaginario que entronca con otros accidentes durante la novela. Pienso ahora que veía entonces cosas suceder en otro lado y las incorporaba a la trama. Novelar es tal vez un trueque de visiones entre lo vivido y lo imaginado. También están los libros y los sueños.
Cuando veas a Los barbas de vecinos en tu guagua pon las tuyas en la escalera. Sigue con las proustianas abiertas. Gracias.
la cafeina, yo siempre tan maravillado con estos sacos descaballados.
ResponderEliminarAdorable tu estímulo.
alex en N.Y, la guagua es un animal vivo, hambriento, de respiración tóxica y agitada. El ácido en su estómago te puede transformar en un hombre viejo y sin pasado de Infanta en adelante.
ResponderEliminarLas bicicletas (o glorias tubulares) son bichos ligeros, resbaladizos y a la vez muy expuestos; a menuda la muerte los junta.
Muy bien: verosímil sí, verdadero, no.
Inkieta, muriendo los noventa P.V y yo le dimos a una hondureña por detrás en Coral Way con mi Caballo Blanco, como entonces le llamaba al Tercel invencible aquel. Ella se bajo y....vino directo. Le confesé que pensaba la frase "unos frenos anti-bloqueo" justo antes del leñazo. P.V reía y ella examinaba los daños cuando la llovizna cambió de nombre. Viendo que mi rasguño en la defensa era mayor que el de ella nos dejo ir impolutos. Cuando su auto bajo la lluvia se alejaba pude ver cómo algo se descolgaba de su Chevalier por debajo. Cuando dobló en la 13 o Cuban Boulevard me sentí como un pendejo.
ResponderEliminar¿En la 88.9 F.M? Kind of Blue.
El cabrón, estás claro. Se trata de una suerte de suicidio con homicidió no premeditado.
ResponderEliminarEl señor del paraguas se jugó la vida y la entidad alada en diabólico desplazamiento razante que era dolores perdió la vida
Meera, olvida eso.
ResponderEliminarSólo parece que volví, muchacha. Llegaré cuando atraviese el túnel que extraño. Escribe una anticipación de mi.
ResponderEliminarNilo, avisa con tiempo de tu expo.
ResponderEliminarA.T, claro que aviso por aquí.
ResponderEliminarAmilcar, entre la crítica de omisión y el estaño de un stylo venido a menos XIX aunque escrito en el XXI, me quedo con la obra que no veo y la amenaza de visita amena a mi exposición. También hay visitas llenas de intención de vacío con alevosía y expectativas de plomo que no trueca en oro. Bienvenido a la escritura en forma de vida.
ResponderEliminarOlvidate del paragua,la bragueta (zipper de la portanuela) trabada, manejando la bici por Main Hwy en Coconut Grove, arrebatado hasta el tope, circa 1971. ni el "chino tuerto" le quedo sano al pobre conductor (ciclista)
ResponderEliminarMr. Natural
Se parecen, si que se parecen!
ResponderEliminarhttp://www.moma.org/collection/browse_results.php?object_id=36298
fumadordeopio.com