Alfredo Triff
Foto: Eliseo Cardona
Corría el invierno de 1990. Miami se vislumbraba como mi próxima patria. Toca-que-te-toca y un día me tropiezo con el gato con botas, Marsillí, ex cellista de los Van-Van tempranos, al que me unía un álbum, mi juventud setentona y muchos amigos comunes. Llegado de España (allí terminó nuevamente) Marsillí tenía una pega respetable en “Festa”, restaurante recién abierto en Coral Gables (de cubanos inversionistas en alcaloides cristalizados). Espíndola en el acordeón (virtuoso semiretirado de la música), Marsillí en el cello y el gran maestro Cachao. ¿Y no necesitan un violín? “El problema es Cachao, es muy exigente”. La audición sería delante del maestro y con comensales. Después de tocar el repertorio regular, casi al final, Cachao me pregunta: “¿te sabes La bella Rosamaría? Pieza fácil de un Fritz Kreisler nada fácil. La hicimos a bajo y violín solo. Cachao aprobó de mi “staccato volante” que la pieza requiere (Schön Rosemarin se convirtió en nuestra favorita, junto a Los tres golpes y La bella cubana). Esa noche, de trío pasamos a cuarteto... casi dos años descargando. Una vez le pregunté al viejo por qué prefería esa miniatura. “Se la oí a Menuhin d’encore después de un concierto en la sinfónica”, me dijo con sus ojos verdes como luciérnagas. ¿Cachao? Además de compositor notable, de virtuoso del instrumento, de innovador estilístico con sus famosas “descargas” de fines de los años 50, era en sí mismo un estilo de tocar el bajo sin trabajo. El boricua Andy González, (mi bajista latino preferido de la nueva generación) diciéndome lapidariamente: “Con Cachao empieza el bajo”. Absolutamente; pero debiera mencionarse ese otro talento suyo oculto: El cuento, de nunca-empezar-para-cuando-acabar. En los descansos entre set y set irrumpía el Bach de la historieta: Éramos cuatro y sube el telón: Andante ma non tanto... absortos con su voz atenoradamente afónica de ópera bufa fabularia. Las palabras discurren melódicamente, de accelerando a subito diminuendo; tema, desarrollo y exposición. Y cuando menos lo esperas, viene el tutti de la Coda y estallas de la risa, mientras, el raconteur, Buster-Keaton mulato, te contempla impasiblemente grave, asintiendo con cara escéptica. Cachao podía comenzar con “el cuento del sapo y el carro” y concluir instruyéndote sobre la obsesión teutónica de Erich Kleiber con el arroz con pollo a la chorrera, o el tic nervioso en la cara de Gonzalo Roig cada vez que sonaba el gong en el segundo acto de Cecilia. Sólo necesitaba el cuentista justificar el cambio de-palo-pa-rumba con un consabido “pues así mismo fue...”. Sin saberlo, éramos testigos de la mejor tradición del teatro vernáculo cubano. Recientemente (ya Isora había muerto) le pregunté a Cachao en el Publix de la 37 (donde iba casi todas las mañanas a tomar café) sobre el asunto del origen del “mambo” que explotó a principio de los años 90. Nunca comprendí cómo, de llevar la forma danzón a su límite con su “Mambo”, Cachao se convertía en el nuevo creador de ese otro “mambo, qué rico el mambo”, cortesía de Stan-Kenton, en un universo en que su autor, el pobre Pérez-Prado (muerto y sin derecho a riposta) quedaba como plagiador de segunda. El viejo me dio la respuesta que siempre esperé de él: “Alfredo”, se me acercó, encogido de hombros, susurrando en tono menor de piano a pianissimo: “tú sabes como es la publicidad”.
24 comentarios:
Triff. Que experiencia y que relato.
Me sumo a lo del Cabrón. Es lo más bello que he leído sobre Cachao.
Interesante..
Nina Haguen
AT no conocia esa faceta de Cachao pero le va muy bien a su caracter bonachon y charachero.
Son de la loma
Me alegro haber entrado a Miami hoy temprano para leer tu testimonio. Un retrato muy merecido.
Gracias, Alfredo. Excelente anotación. Te he leído con el bajo de Carlos del Puerto de fondo. ¿Qué no tendrán los cubanos de sobra?
True to his spirit.
R.
TRIFF NO ME QUEDO CLARO, ENTONCES QUIEN ES EL CREADOR DEL MAMBO, PEREZ PRADO O CACHAO???
NO ME ENTERE DE NADA
Gracias Isis. Gracias Cabrón.
Sosa: De sobra, bueno y malo si comparamos a Cachao con el susodicho.
A mi lo del mambo me tiene sin cuidado. Merecido homenaje para un musico que lo dio todo por Miami.
Un poco de misericordia, Cachao no necesitaba haber creado el mambo, Perez Prado ...si.
Yyyyyyeeeeeeesss, AT. Esto es lo que se espera de un músico-cronista...o de un cronista-músico...o de...la verdad es que ya no sé ni qué es AT. Cachao, sí, Cachao sé que como él no hay dos, ni tres, ni siquiera uno que no sea él.
Bello relato. AT.., que suerte tuviste de conocerlo. Pero al fin Cachao vivio una vida plena.
Raysa
Sentida memoria. A la vez un disfrute especial: leer a Triff sobre música, músicos. Un post sobresaliente.
machetico
AT,
Muy buen post, y la foto de Eliseo Cardona, esta fantastica, capto su alma. Hoy al tomarme mi cafecito en Versailles, fue dificil aceptar que ya no podia sentarme con Cachao. Ya no hablare con el sobre la cuba que fue, la de siempre, y la de cual muchos soñamos poder ver en un futuro cercano. Ayyy, ya , me falta ver su sonrisa, su humildad, su sentido de humor, ese tono bajo de su voz, la energia de sus ojos verdes, y su espiritu intangible. Pero su legado, la musica, inovacion e inspiracion seguira para siempre. Ahora si, Celia, Cachao, Beny, y tantos otros, llevan tremenda fiesta en el cielo. Hoy por la tarde vi una pluma caer del cielo, y me di cuenta que mientras los angelitos blancos y negros bailen el mambo, nunca acabara esa fiesta celestial.
Ayer entré pero estaba muy ocupada. Creo que has logrado una estampa muy auténtica del maestro Cachao y muy diferente de lo que he leído por ahí. Esos perfiles del caracter que sólo da la experiencia y el contacto de tú a tú.
Felicidades.
boniatillo lo vio y oyo tocar en un FESTIVAL DE LA CALLE OCHO...................que gozadera, que bien sonaba aquello..................la gente, con talento de sobra y amor por la vida tienen su puesto reservado alla arriba. muy sentido TRIFF.
Buster Keaton mulato..... que se entere el blanco.
"El Bach de la historieta". ¡Qué buena imagen! Todo un homenaje al ser humano que había detrás del músico.
AT, tremendo provilegio haber trabajado con Cachao, compartiendo acordes en el mismo cuarteto, antes de ser redescubierto por Andy García.
Gracias por esa semblanza de primera mano que nos lo entrega sin los afeites y rimbombancias propias de los medios, en esa sencillez y naturalidad humana que al parecer le fue tan propia.
¡Qué sorpresa Triff! Que publiques esta nota sorpresiva sobre el restaurante FESTA al que frencuenté durante algún tiempo con la que fuera la compañera de mi vida. Un querido amigo fue el que me recomendó el lugar por su comida y su música en vivo. Por supuesto, Cachao con su grupo. Recuerdo un mulato, un tenor que cantaba a un público que se volviá loco por él. El lugar tenía dos pisos. Siempre nos querían llevar al segundo piso, pero íbamos por oírlos a ustedes. Para nosotros no era tanto la comida, era el deleite de escuchar al maestro con su grupo. Por supusto que escuché un violín de altura. Una vez el maestro llegó a nuestra mesa e hizo gala de su arte. Perdona, pero a veces los recuerdos entristecen el alma.
Triff: Lindas palabras. Llegan hondo.
Un abrazo de hermano.
Retrato de coleccion.
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