Tumiamiblog
La escena toma lugar en el año 1975 en La Habana, entre una dirigente de la Juventud Comunista y un estudiante en proceso de ser aceptado a la organización. “¿Tú eres revolucionario de verdad?” Él le responde afirmativamente, aunque le molesta el “de verdad” del final de la pregunta, que parece como si hubieran revolucionarios de las dos categorías. Le sigue la coreografía de ademanes que la situación demanda. Menciona los logros de la revolución, el enemigo externo, la necesidad de “cerrar la guardia”, los males del capitalismo… (¿Se le olvida algo?). Ella no parece satisfecha. Como buen dirigente, quiere irse por encima del comportamiento y penetrar en el umbral gris de la sustancia cartesiana. Para él no hay más remedio que decir lo que ella quiere escuchar (aunque, si pudiera decirle la verdad...). En ese instante, ella advierte un intersticio de debilidad en el comportamiento de su entrevistado; acaso se trata de esa mirada fija, absorta en la nada, o los labios entreabiertos, fuera del dominio cerebral. Retrata esa faz de tarado que no forma parte de ningún guión e inmediatamente le dice: “No estás listo”. La compañerita de vigilancia acaba de descubrir que él no puede mentir.
La escena toma lugar en el año 1975 en La Habana, entre una dirigente de la Juventud Comunista y un estudiante en proceso de ser aceptado a la organización. “¿Tú eres revolucionario de verdad?” Él le responde afirmativamente, aunque le molesta el “de verdad” del final de la pregunta, que parece como si hubieran revolucionarios de las dos categorías. Le sigue la coreografía de ademanes que la situación demanda. Menciona los logros de la revolución, el enemigo externo, la necesidad de “cerrar la guardia”, los males del capitalismo… (¿Se le olvida algo?). Ella no parece satisfecha. Como buen dirigente, quiere irse por encima del comportamiento y penetrar en el umbral gris de la sustancia cartesiana. Para él no hay más remedio que decir lo que ella quiere escuchar (aunque, si pudiera decirle la verdad...). En ese instante, ella advierte un intersticio de debilidad en el comportamiento de su entrevistado; acaso se trata de esa mirada fija, absorta en la nada, o los labios entreabiertos, fuera del dominio cerebral. Retrata esa faz de tarado que no forma parte de ningún guión e inmediatamente le dice: “No estás listo”. La compañerita de vigilancia acaba de descubrir que él no puede mentir.
La moraleja es que mentir no es tan facil como lo pintan.
ResponderEliminarEsa entrevistica a mi me tocó como en el 73 o el 74 en el Pre José Martí (tras el Payret). Recuerdo la cara consternada de Javier, el secretario general del Comité de Base, cuando me preguntó si yo tenía creencias religiosas y le contesté que sí, que yo creía en Dios. Luego, en algún pasillo me abordó y amablemente me preguntó: "Asere, tú tenías todas las condiciones pa ser militante ¿pa qué tú tuviste que mencionar lo de Dios?" Eran tiempos en que los conocidos se me dividieron entre los que me calificaban de comemierda y los que me felicitaban por un coraje para mí totalmente incosciente. La verdad que yo era tan cándido que no entendía ni timbales. Le contesté, aldeanamente: "Mi hermano, si yo te niego a Dios, entonces como quedo con Él?". Recuerdo que me dio una palmadita en la espalda y solo agregó: "Puede ser que tú tengas razón". Y no se habló más del asunto. Nunca más.
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ResponderEliminarUnos más que otros. Todos hemos pasado por esa prueba.
ResponderEliminarNo eran todos los que son ni son todos los que eran.
ResponderEliminarBuena tu experiencia JR. Casi divina.
ResponderEliminarYo estaria muerta de miedo en esa entrevista. Empezaria a tartamudear y tragar saliva. La mente se me pondria en blanco de repente. Segurito que me hacia pipi ahi mismo. Y seguro que la dirigente me haria limpiarlo todo.
ResponderEliminarSi es de miedo no importa.... es bueno. Si el miedo se te nota aun puedes calificar para la juventud.
ResponderEliminarSon de la loma.
Me gustaría contar mi experiencia de principio de los años 80. Mi familia recibía visitas de la comunidad y ellos lo sabían. En una ocasión el asunto no recuerdo fue con la del sindicato de mi trabajo. Bien comecandela la señora, siempre husmeándolo todo. Con tremenda condescendencia me dijo que las únicas opciones que existían para mi eran dentro de la revolución. Y me sugirió que aspirara para la juventud. Por eso tiempo las opciones que teníamos eran casi nulas. Le dije, por quitármela de encima que no pensaba que tenía las condiciones para ser miembro de la juventud comunista. En 1984 pudimos salir. Nunca se me olvidará la cara que puso una tarde en que se acercó a mi y me dijo: Gente como tú que juega con la revolución no se merece nada.
ResponderEliminarque bueno......piensa boniatillo, un mentiroso menos en este mundo.....................
ResponderEliminarSimplemente muy bueno.
ResponderEliminarSpeedy Gonzalez
En el año 61, poco antes de salir yo, ya había inquisidores en Cuba.
ResponderEliminarUna señora me paró cuando andaba en mi bicicleta por el reparto donde vivía en Santa Clara y me preguntó por qué no estaba en el colegio. Cuando le dije que a los Hermanos Maristas los habían echado del país, se sonrió llena de alegría socialista. Francamente, no me gustó su actitud.
Pero la alegría no le duró mucho. Esa noche, le coloqué grampas dobladas (capicúas) debajo de las cuatro gomas del carro de su marido. La militante salió al otro día por todo el barrio a preguntar si alguien tenía grampas. Entonces me tocó a mí divertirme mintiendo. La tercera ley de la Mecánica de Newton--interpretada con amplitud-- dice que toda acción causa una reacción igual.
No me alegro de la adversidad ajena. Debo de hacer notar, sin embargo, que desde aquellas fechas hasta hoy la dicha señora y su prole la han pasado putas con su doctrina socialista. Creo que, en el fondo, debió de vivir y morir arrepentida de su fanatismo.
Como dijo Machado: "Todo pasa y todo queda".
Me es sumamente difícil entender, creo que una cosa es meter un paquete de vez en cuando y otra es vivir una mentira.
ResponderEliminarNo se quien decía que lo mejor de no mentir, era no tener que estar constantemente recordándote de lo que dijiste...
Supongo que mentir en cuba no es realmente mentir, esta claro que es muy normal recurrir a la doble moral para poder vivir sin recibir palos.
Cuando tu vives sin protección legal y tus derechos como ciudadano están totalmente bajo la potestad y antojo de otro. Todo cambia...
A lo que mas miedo le tengo en la vida es al miedo. Lo probé a los doce añitos y solo me dio mas miedo.
Pobre gente, nuestra gente...
Que dibujo tan malito por Dios!
ResponderEliminarWhose drawings are those?
ResponderEliminarmachetation
Victor Cartagena , Untitled ("Anatomy of la Mentira: Red Noses"), 2004, Mixed Media, 22" x 30"
ResponderEliminarhttp://www.victorcartagena.net/top.htm
ResponderEliminarQue importa?
ResponderEliminarGo to this site, for some answers, if any are to be had.
ResponderEliminarYa saben quien soy.
http://www.fortunecity.com/emachines/e11/86/qphil.html
Bien dicho JM.
ResponderEliminarya en cuba no hay comunistas ni socialistas, ni segurosos ni participes del regimen, ni tampoco aprovechados. todos ya estan aqui, en miami!
ResponderEliminarMientes de joven, que es lo nuevo... el descubrimiento. De viejo ya no puedes ni quieres mentir.
ResponderEliminarla verdad anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua
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