Jesús Rosado
El viento bate la blanca gabardina. La tela de anchura sitiada entre las flacas piernas contrasta con las punteras estiletes arduamente bruñidas. Es de los que proclama que un hombre también se mide por lo que calza. Por eso embetuna y da trapo hasta hacer chispear al cuero. El secreto del charolado está en ensalivarlos. Una de las tantas recetas del ambiente.
La camisa acartonada, blanquísima también, luce ribetes en guinga verde, y deja ver tras el desabroche de la pechera, la Santa Bárbara 18 kilates que pende sin veleidad. De la santa no se presume, ella es amparo y coraza, y ésta ya lo rescató de la punta de alguna sevillana. El Peco sabe empaquetarse en la elegancia bullera. Anda con la finura macha que hay lucir cuando se recorre el callejón de Bernal un domingo a las tres de la tarde del verano de 1970. Repasa con una mano el corte flat-top que centellea de tanta brillantina, mientras la otra, con estudiada arrogancia, frota lentamente el mentón usando el pañuelo carmín. Marca el paso por la calle Industria hacia Malecón. Alardea del tumbao del ambiente, ese donaire felino y desafiante que se precisa para sortear el barrio, donde es importante la leve marcialidad de un pie, mientras que el otro lo secunda con desenfado. Llega a la altura de Trocadero. La brisa que sopla Yemayá levanta el faldón derecho de su camisa. Lo regresa y alisa cuidadosamente. De una vez, comprueba la compañía del “hierro” en el bolsillo. Tantea el mango nacarado y respira tranquilo. Ya está próximo a Colón, territorio conflictivo, donde ha repartido en abundancia bofetones y ciertos rivales resienten sus tajos de escarmiento. Ya va costeando el Bar Siempre, cuando una morenita de andar insolente se le encarna con la mirada… Coño, tremendos muslos, tremendas nalgas la de esa mulatica… El Peco levanta el meñique derecho, donde se admira una uña larga delicadamente cultivada, lo lleva a los labios, lanza un beso, y sonríe para que asome la chispa de plata de la dentadura. La morenita responde con expresión descarada. Apura la marcha, disloca la cintura y lo invita con los ojos cuando se pierde por una boca de escalera. Esto es mío, se dice El Peco, se lanza, cruza y se aventura por la misma puerta. Su silueta blanca y almidonada se funde con la penumbra, mientras deja en la calle su penúltima fragancia de jazmines. Ahí está ella, ¡qué ricura!aguardando procaz, lasciva… Él se adelanta a secuestrar la carne hembra y entonces lo recibe el metal brusco e imprevisto. La punta raja la piel, entra por el hígado y se atasca en el riñón. Aquí tienes, singao. Le mataste el hijo a mi madre, remaricón. Me dejaste sin hermano y con mi pobre vieja loca, hijoeputa desalmado. Y ahora de paso, te vas quedar sin cadena y sin Santa Bárbara, total, pa donde tú vas ahora lo menos que hay son santos… La punta del hierro ya sale por la espalda. El Peco logra, por otro instante, salir a la luz sentenciosa de aquella tarde de 1970. En el lugar de donde ya jamás se va a levantar, aún la memoria huele a jazmín.
Jesus: Es como el guion para una pelicula.
ResponderEliminarBello.
:)
Tremenda atmosfera JR. Conozco la barriada. De noche inspira respeto.
ResponderEliminarGracias, cafeina, que bien que te gustó. Es una estampa habanera que corresponde a esa época pero que tiene repique en otros contextos latinos. La idea surgió a partir de una reunión de amigos en un café de la calle 8, más bien a sugerencia de un querido amigo. El final original iba a ser ridiculizante para el supermacho, pero al proponerlo, las chicas presentes en el grupo lo recibieron con reservas. Entonces opté por el colofón trágico que aunque se ha repetido en cine y teatro es, en definitiva, el que mejor ilustra el fenómeno de la guapería en el barrio hispano.
ResponderEliminarAT, se me antoja que el tema de fondo está a cargo del Trio Triff.
ResponderEliminarAcere apretaste.
ResponderEliminarjesus te la comiste asere
ResponderEliminares una escena de landaluze o cecilia valdes
AT hoy en pleno dia la barriada inspira temor y compasion
y los guapos ahora son rastas
La foto que acompaña el texto de Rosado es espectacular,quien quiera que la haya seleccionado tiene sentido de la teatralidad porque no hace falta más
ResponderEliminar"Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado.
ResponderEliminarDahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura.J\
Jorge Luis Borges
AT, The picture of the stairs...
ResponderEliminarNorma Desmond: "All right, Mr DeMille, I'm ready for my close up."
Exquisito, puto y enigmarico texto.
ResponderEliminarpara nosotros los guapos y las guapas de todos los barrios del mundo........ deleitable
ResponderEliminarBad Karma, huh?
ResponderEliminarBarrio, marginalidad, zoológico entre adoquines, muros de cantería y balcones carcomidos. El ser alienado, retorcido, relegado o manipulado por todos los gobiernos y sus ideólogos. Me viene a la mente el Andoba de Abraham Rodríguez, la Santa Camila de Brenes, la María Antonia de Hernández Espinosa o aquel personaje de Ariza incorporado memorablemente por la Rosie Inguanzo. Dios, ¡que estrago ha hecho el fascismo en lo cubano! Pero ese será otro post.
ResponderEliminarTodo un Pedro Navaja al estilo habanero, que nos remonta a la cubanía y el sabor propio del hombre "fuerte" de por aquellos años. Muy entretenido, elocuente y espectacular....
ResponderEliminarSuscribo a RI: Puto y enigmárico.
ResponderEliminarmachetico
Váyalo Jess, que hasta escreibe el hombre...
ResponderEliminarOk, ahora quiero saber ¿cuál iba a ser el final original ridiculizante pero no aceptado?
Sabes, para tener el tanto el "Theatrical cut" como el "Director's cut".
Jeje
2EDC
Está claro Fornés. El texto es tan actual como Landaluze o Cecilia Valdés.
ResponderEliminarCirilo Solás
me hencanta de este bloj sus momentos literarios
ResponderEliminarGracias Rosado. Muy novelístico. Me remonta a mis años de juventud, Esos barrios de que hablas tenían fama. Ahí no entraba cualquiera y menos si tenías cuentas pendientes. Durante los carnavales habaneros se ajustaban las cuentas y en la prensa roja habanera aparecían los decesos del día anterior en una sangrienta primera plana. Antes de la televisión era la prensa roja.
ResponderEliminarshadowwriter, el episodio terminaba a lo Brokeback Mountain cuando el requetemachote Peco se encontraba con Toñito, su adolescente amante, en un apartamentico de la calle Genios a pocos metros de Malecón. Pero, repito que durante la velada, las chicas (mi esposa y dos amigas escritoras) miraron con cierta reserva ese final. ¿Machismo? ¿Feminismo? No sé... De todas maneras, hazte la idea de que no ser agujereado por el camino, el Peco hubiera llegado hasta su jevito.
ResponderEliminarPor eso es que no hay que escuchar al público sino poner lo que quieres poner... Ahora toma otro color la cosa
ResponderEliminarEstá muy próximo a Colón, lo cual significa territorio conflictivo; aquí ha repartido bofetones y algún tajo de escarmiento. Justo al costear el Bar Siempre, una morenita de andar insolente le encarna la mirada como Tonito unos meses atras… Tremendos muslos... como los de la calle Genios, piensa.... tremendas nalgas-Tonito puede esperar....El Peco lleva el meñique derecho, el de la uña más larga, a los labios y lanza un beso, sonriendo para resaltar la chispa de plata en la dentadura.
ResponderEliminarQué complicados son los pájaros.
ResponderEliminarLa escopeta
Anonimos, saquen una cuenta con gmail
ResponderEliminaraqui.
¡Qué sucesión de estampas! A Victor Hugo le hubiera gustado también. No se equivocan quienes dicen que tu párrafo es digno de una realización cinematográfica. Si fuéramos un pueblo culto, la televisión se interesaría por él.
ResponderEliminarHasta Pedro Navaja ha quedado empequeñecido... mas bien superado. Me recordó—no, me metió en el cerebro—a La Habana que visité durante mi niñez.
Me alegra saber que la cultura del exilio tiene a sus Jesús. Felicidades y adelante.
¡Qué sucesión de estampas! A Victor Hugo le hubiera gustado también. No se equivocan quienes dicen que tu párrafo es digno de una realización cinematográfica. Si fuéramos un pueblo culto, la televisión se interesaría por él.
ResponderEliminarHasta Pedro Navaja ha quedado empequeñecido... mas bien superado. Me recordó—no, me metió en el cerebro—a La Habana que visité durante mi niñez.
Me alegra saber que la cultura del exilio tiene a su Jesús. Felicidades y adelante.
Machetico creo que inventé una palabra enigmá-rico a partir del typo.
ResponderEliminarThanks, Jack, pero...¿no habrás exagerado, man? Pobre Victor Hugo.
ResponderEliminaresto pudo ser una escena "palomera" sin duda alguna! tremenda sutileza y guapanga habanera. feliciteichons.
ResponderEliminarJesús, ¡Me encanto! que inspirado, eso es Andoba...
ResponderEliminarPor esa zona actuamos, quizás un poco más allá.... fueron muchos los sitios que visitamos en esa época ... recuerdo La Zelaya, el solar que estaba frente a la compañía de teléfonos... interpretaba a Corina, marginal, frágil, auténtica, con su tiro de cervezas y su apego al barrio y al solar que se le venía encima. En tu escrito brilla la navaja del Gato, el olor a brea y a Jazmín, es cierto....¡Ah! y mamacita, llorando por su hijo y rezándole a su Virgen del Cobre ¡Hasta fotos tengo, de esas presentaciones!
YLA
YLA: Hay que compartir eso.
ResponderEliminarLo recuerdo, YLA. Un buen montaje. Como tambien recuerdo las lecturas dramatizadas de Maria Antonia en el Olga Alonso.
ResponderEliminarQué bien escrito Jesús,sigue dándole hasta un libro.
ResponderEliminarJR,
ResponderEliminarDe todo lo del Olga Alonso, tengo un montón de cosas, fotos recortes de prensa, Las Pericas, Yerma Romeo y Julieta y más (Mi padre y Cary Rosa Llinás me las guardaban).¿No viste la puesta de María Antonia? Se llegó a montar, interpreté a la Cumachela,lo alternaba con Cepero, tengo una foto loca.
AT,
Tengo que hablar con Mayi para escanear y compartir todo eso, pero en cuanto lo haga ahí estarán.
YLA
RI, Tienes razon, y tu invento de una nueva palabra, tal como "enigmárico", se debe de agregar a la Real Academia de la Lengua Española"! Cuidado con la lengua, que sirve como instrumento letal.
ResponderEliminarMe ha llevado al Barrio Chino de Barcelona. Puterío, lenguaje crìptico, señas, territorio ocupado, tambien a Mecano "cruz de navajas...". Una escena perfecta para ser, como muchos dicen, teatralizada. Felicidades.
ResponderEliminarAmílcar
YLA y Jesu, yo interprete a La Cumachela aqui, dirigida por Dume, en el Bellas artes, cuando el teatro presentaba cosas serias. me encantaria ver tus fotos YLA.
ResponderEliminarBuenísimo jr... otra época, pero el final me recordó a la imagen de Evans, Citizen in downtown Havana. El otro final me gusto aun mas porque me recordó a un bando de amigos que ocultan su sensitividad con guapearía...jajaja
ResponderEliminarNo conozco la barriada. A los 13 años, en la "Cuba de ayer" una niña de escuela de monjas no frecuentaba esos barrios. Pero cierro los ojos, y me parece estar ahí mismo, donde lo pinta Jesús. Y me parece estar viendo al personaje, todo lleno de sí mismo, y confiado de ser "el bárbaro"... Inesperado fin... mordió el anzuelo como peje tonto, y la jeva lo rajó. De armas tomar, la discípula de María Antonia. Al llamarle singao puso en su sitio al asémila, muestra de gallo-en-gallinero que piensa con la pinga y no con el cerebro. Pero no lo mató por hijoeputa mujeriego, sino por asesino. Buen papel para una mujer, diferente a María Antonia que lo que resolvía con candela era su despecho. Ésta no: arma blanca para vengar a su propia sangre. En frío, y sin ruido. Disfruté mucho esta estampa, teatral, cinematográfica, como otros han dicho... si bien no sentí el olor a jazmín, sí oí el tac tac de los tacones de una mujer "with a mission". Es ella la verdadera protagonista.
ResponderEliminar...entoletao asere...entoletao.
ResponderEliminarLa Cumachela es un personaje intenso y complejo, Rosie. Me hubiera gustado verte, pues se presta para tu emocionalidad. A YLA le fue bien el caracter.
ResponderEliminarIleanita, tu visión multiplica el tratamiento literario del relatico. Se pudiera jugar a la simultaneidad de historias. Buena idea para trabajarla.
ResponderEliminarSaludos, jm, yo también disfrutaría la otra versión. Me has barceloneao la historia, Amilcar. Y hablando de Barcelona, Carlos Olivera, ¿cómo andaba el fresco por allá?
ResponderEliminarRI,
ResponderEliminarClaro, te escribo a tu correo, para en cualquier momento ponernos de acuerdo. A mí me encantó la Cumachela, aunque lo hice poco, pues estudiaba en el ISA. Le tengo un amor especial a La Corina y de ella tengo más fotos. Tú también tienes de tu puesta, verdad? y de lo de Ariza, que me han hablado varias personas, me gustaría verlas.
YLA
ahora es que yo puedo entrar con tranquilidad. El Peco me parece uno de los tantos choferes de la ruta 4.Pura habana
ResponderEliminarQuizas, seguro, sea un poco tarde para entrar. Escuche, aspire la fragancia de jazmin de la voz del autor y me parecio excelente. Ahora lo leo y observo un detalle que no capte en la lectura. "Verano de 1970". Que pasaba en la ciudad, en el barrio de Colon y sus alrededores en ese momento? Ya habia comenzado a tapizarse cada muro con el maquiavelico afan de convertir el reves en victoria? El pais se habia paralizado completamente para producir la ultima quijotada del susodichoenjefe, pocos Pecos deambularian por las calles donde colgaba el pedazo de zinc con el sobrerito y machetico ubicuos. O habia tarde de carnaval de julio caliente y muchas pipas de cerveza humeaban amarillentas desde el asfalto en llamas? Me imagino que Peco regreso de Camaguey, donde el sol quebraba machos en el cagnaveral, con su diente de oro y guaperia y este es el primer domingo donde sale con la camisita de ribete de gingan verde, que espero todos los meses de zafra en el viejo escaparate del cuarto del solar. El verano de 1970, es un tiempo donde la gente tiene que bailar y beber hasta caer sin sentido. Una comparsa de punta a punta, con navajazo incluido, para no pensar. Para pensar, cometer errores y convertirlos en victorias, estaba elqueustedessaben, convertido en liderindiscutibledelahumanidad. Recuerdo ese verano fielmente, con mi primera nigna en los brazos y el unisono, monocorde, repetido, invasivo, transgresor, envolvente discurso de una victoria al reves
ResponderEliminarEfectivamente, amiga Carmen, ese era el contexto de aquel año. Un país convertido en absurdo cañaveral gigantesco, pergas de cervezas, cinturas sudadas y la jauría social desatándose en la fiesta de las navajas.
ResponderEliminarel que a hierro mata a hierro termina
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