La mujer adriática
Acabo de hablar contigo y permanezco inmóvil junto al teléfono. Tu frase, “utilizaré este correo tuyo en mi novela”, me ha dejado perpleja. Mis e-mails convertidos en ficción literaria pierden la credibilidad romántica que necesitan. Hoy te he escrito. Mis guantes azules se han deslizado con dificultad en las teclas de mi ordenador. Mis manos abrigadas y rígidas por el frío perdieron la sensibilidad precisa que requiere la escritura. Sin embargo una extraña sensación de irrealidad me permitió distanciarme de ti y de lo que te cuento. La mujer que hoy te escribe no está visible. Su indumentaria esperpéntica refleja el deseo de permanecer oculta y ajena a las exigencias de lo social. Si pudiese, ahora saldría a la calle con la bata, las zapatillas, los guantes azules desvencijados, el pelo limpio y distraído y el suave olor de Eau d´Orange de Hermes. Siempre he pensado, amor, que ir como un adefesio y exhalar un parfum trés chair despertaba el celo entre los hombres. Algunas, la mayoría para ser más precisa, piensan que lo erótico es tan sólo unas gotas de perfume sobre una piel desnuda a secas. Así me he sentido yo esta semana. Ahora, con la perspectiva de este domingo soleado y con brisa, puedo ver la historieta de mi existencia más inmediata. Comparto contigo, amor, algunas de estas viñetas que nos unen con la esperanza de que las conviertas en imágenes y en un testimonio gráfico de lo que somos tú y yo en este mundo marcado por la distancia del Atlántico.
Me conmueves, mujer adria'tica (saludos desde este lado del Atla'ntico).
ResponderEliminarA veces medito quién será el destinatario: si la imaginación de cualquier lector que lo interprete o un sujeto ligeramente despreciable que se sienta atado a ti a cualquier precio. Opino, a pesar de todo que las dos opciónes me parecen respetables. La distancia en el mundo virtual en que nos movemos es más corta que la real que ofrece el Atlántico.
ResponderEliminarBien...que el desconsuelo no se apodere de ti: siempre queda la escritura para dar verosimilitud a nuestros deseos y angustias.
Un beso
Amílcar
Que bello!!
ResponderEliminarEres mi ejemplo mujer adriatica.
:)
Admirable el amor qe le tienes.
ResponderEliminarLo único que le puedo decir, escritor, es que la cuide. Conserve esa devoción de mareas tranquilas. Hoy día escasea la descontaminación en la ternura.
ResponderEliminarUn amor de lejos como este se alimenta de distancias. Las aguas nutren los fuegos y una lo mismo acarica al ordenador que a los recuerdos. Carinyos Mujer Adriatica, RI.
ResponderEliminarMujer, tu post me dejo sin aliento... Ay, que bello es amar y sentirse amada!
ResponderEliminarLe ensene este post a mi mujer y me miro con tremenda cara.
ResponderEliminarBeltrán exhibirá pinturas en mayo en Contemporánea Gallery, en SW 8th Street, Miami, en mayo próximo. A fragmented landscape of the past in Havana.
ResponderEliminarCreo que te quiero mucho.
ResponderEliminarPor lo menos así duele...
MUJER ADRIATICA que nombre tan lindo te han puesto...............a boniatillo lo quieren asi pero bien de cerca.......................y el corresponde un poco mas timido pero el corazon le late muy fuerte si le dicen cosas asi.
ResponderEliminarjm: necesito llamarte para pedirte un favorcillo... PP quedo en darme tu tele...
ResponderEliminarMe lo puedes mandar por email?
Euau de Orange Vert, de Hermès, no es tan caro, y además, es fragancia masculina.
ResponderEliminaramilcar
ResponderEliminaresa mujer te ama...
y estas tan ciego que aun no te has dado cuenta
Ya veo que hay una conexion sentimental (se lo tenian calladito).
ResponderEliminarMuy movilizador…es un milagro que alguien pueda amarnos así: sin miedos, sin egoísmos…desde la propia esencia.
ResponderEliminarAjena -
O sea, que el tipo va a revelar algo íntimo de ella en su novela. Yo le advertiría a él que, en caso de utilizar una pluma, se trata de erotismo, pero que si se vale de toda la gallina es depravación.
ResponderEliminarDesafortunadamente, loin des yeux, loin du coeur. Los amores lejanos no suelen ir bien, mujer adriática. Lo de Ulises era una fábula.