Ramón Williams
(Ilustración de R.W.)
Nilo resiste las mortificaciones de la duda. Todavía el rostro puede no ser suyo. ¿A qué viene, por qué no puede ser más que muda y simple sombra en el asfalto ardiente? Inútil: leer, averiguar en el rostro de los otros es un don desvanecido en el curso de estos años, en igual baúl que su entusiasmo por rodar sin fin. Quisiera ver el reverso de la sombra, allí en la parte que toca al ser de las tres dimensiones el cuenco de la nuca. Un poco más arriba, donde uno guarda y recrea lo que no se debe saber de sí, lo que ha de andar oculto porque de trasmano implica a otros que a su vez ejercen su poder sobre uno. Poder para otra vuelta a la rueda, un poco menos de oxígeno y pudiera intuir la utilidad de mirar a expensas del terror planimétrico y del desgano que provoca la evidencia: toda sombra niega su reverso. Cuando no mirar, al menos decir, escribir una suerte de libro reverso de las sombras. Morder, chupar la sangre del lenguaje para leerse el rostro en los espejos. O, sabio vampiro, sorber el azogue y convertirse en aquel que nunca puede verse aún cuando todos se miran en él. Ser el insomne bebedor de “lo otro” más allá del cristal donde no nos miramos a causa del Desastre llamándonos desde la finalidad: el cadáver de uno mismo que aflora a la superficie tirado por el cordel de esa mirada.
Rojo parpadeante; de seguido, verde.
Posibilidad inminente de abandonar el ser,
rodar y perder la cabeza a causa del Lada
con chapa verde que viene de un costado (a pesar
de la luz) bajando por la calle Setenta
como entidad alada
en diabólico desplazamiento rasante.
Revoloteo de transeúntes despavoridos,
improperios en las bocinas de los autos.
Reunir las notas, volver sobre las fuentes, releerse, desechar arrebatos estériles y devolverse al extravío entre lo verdadero y lo verosímil. El arte como proceso hace estallar la noción del objeto de arte como producto, de cosa con principio y final predeterminados por el artista. Una obra no es sólo aquello que se propone sino todo lo que le pasa en su ciclo.
Nilo resiste las mortificaciones de la duda. Todavía el rostro puede no ser suyo. ¿A qué viene, por qué no puede ser más que muda y simple sombra en el asfalto ardiente? Inútil: leer, averiguar en el rostro de los otros es un don desvanecido en el curso de estos años, en igual baúl que su entusiasmo por rodar sin fin. Quisiera ver el reverso de la sombra, allí en la parte que toca al ser de las tres dimensiones el cuenco de la nuca. Un poco más arriba, donde uno guarda y recrea lo que no se debe saber de sí, lo que ha de andar oculto porque de trasmano implica a otros que a su vez ejercen su poder sobre uno. Poder para otra vuelta a la rueda, un poco menos de oxígeno y pudiera intuir la utilidad de mirar a expensas del terror planimétrico y del desgano que provoca la evidencia: toda sombra niega su reverso. Cuando no mirar, al menos decir, escribir una suerte de libro reverso de las sombras. Morder, chupar la sangre del lenguaje para leerse el rostro en los espejos. O, sabio vampiro, sorber el azogue y convertirse en aquel que nunca puede verse aún cuando todos se miran en él. Ser el insomne bebedor de “lo otro” más allá del cristal donde no nos miramos a causa del Desastre llamándonos desde la finalidad: el cadáver de uno mismo que aflora a la superficie tirado por el cordel de esa mirada.
Rojo parpadeante; de seguido, verde.
Posibilidad inminente de abandonar el ser,
rodar y perder la cabeza a causa del Lada
con chapa verde que viene de un costado (a pesar
de la luz) bajando por la calle Setenta
como entidad alada
en diabólico desplazamiento rasante.
Revoloteo de transeúntes despavoridos,
improperios en las bocinas de los autos.
Reunir las notas, volver sobre las fuentes, releerse, desechar arrebatos estériles y devolverse al extravío entre lo verdadero y lo verosímil. El arte como proceso hace estallar la noción del objeto de arte como producto, de cosa con principio y final predeterminados por el artista. Una obra no es sólo aquello que se propone sino todo lo que le pasa en su ciclo.
Me voy acostumbrando a ese estilo tuyo Ramon, algo enrevesado pero lleno de deseos....y con las peripecias de Nilo. Me gusta mucho este frangmento: quisiera ver el reverso de la sombra".
ResponderEliminarRamon, te siento tan adentro de mi cada vez que escribes! Te invito a un cafecito en Cafe Demetrio y puedes traer tu laptop, si no tienes te presto el mio, papi lindo. Que romantica y amorosa lo haces sentir a una.
ResponderEliminarEl asunto se complica.
ResponderEliminar"Reunir las notas, volver sobre las fuentes, releerse, desechar arrebatos estériles y devolverse al extravío entre lo verdadero y lo verosímil."
ResponderEliminarNilo: Hago mio ese lema para el dia de hoy.
El arte como proceso hace estallar la noción del objeto de arte como producto
ResponderEliminar"El arte como proceso hace estallar la noción del objeto de arte como producto." Y yo este.
ResponderEliminarWow, Nilo! I'm crushing on you big time today.
ResponderEliminar(A ver si se me pasa para el fin de semana si no voy a tener problemas. jeje)
Texto que abandona la narrativa para hacerse introspección, descripción de los laberintos del ego. Reflexión en los bordes del ser. Tú ultima frase es axiomática y el investigador de las artes debiera tenerla siempre presente porque es incuestionable que la obra de arte, como la vida misma, comienza en el embrión.
ResponderEliminarRecuerdo que en La Vuelta de Chencho, una de la tres novelas de Carlos Enríquez, Chencho Martínez se detiene frente al azogue y je,je,je, no logra vislumbrar su imagen. Es justo el principio del relato, desde entonces comienza el itinerario delirante.
ResponderEliminarla cafeina, deseos, sí; de soltarse de los deseos por medio del deseo de saber y su correspondiente acción. Lo cual viene a ser sublimación del deseo inicial. Enrevesado, sí; madeja de averiguaciones en busca de una visión sencilla del camino para enderezar de una vez todas las veredas.
ResponderEliminarmal en a buque, eres tú quien navega sobre el nombre del protagonista. Cuídate del mareo. Piensa, si llevamos laptop nos desatendemos, el café se enfría; pareceríamos estudiantes haciendo las tareas, perderíamos la irrealidad del instante enfrascados en el comentario virtual de su representación. Sigue romántica y amorosa. Recuerda que quiero mis muslos libres cuando te mire.
ResponderEliminarel cabron, el asunto se descomplica en la fuga de su densidad: Autoconciencia en bicicleta.
ResponderEliminarLa Vuelta del Chencho. Me gustaria leer eso de Carlos Enriquez.
ResponderEliminarInkieta eso es casi una declaracion de amor (jejeje). Es verdad, Nilo es querible.
ResponderEliminar:)
jijiji
ResponderEliminarNo te preocupes, Nilo. Es solo por hoy.
ResponderEliminarInkie: Existe el blogoamor. Aunque es virtual, pasajero y cauto, es activo y mas clarividente.
ResponderEliminarMe cuadra que esa imagen del Lada con chapa verde bajando como un bólido por la calle 70 sea la única redactada en estructura poética, siendo como la más cotidiana y me atrevería a afirmar que autobiográfica. Ello le transmite al resto del texto una levedad de prosa poética.
ResponderEliminarCada día tengo más curiosidad por leer El Estudiante, tiene un regusto a Paradiso, pero ochentoso, perestroiko. Tiene otros momentos más cortazarianos que también se vacilan: "Morder, chupar la sangre del lenguaje para leerse el rostro en los espejos."
Reverso de la sombra
ResponderEliminarMortificaciones de la duda
Cordel de la mirada
terror planimétrico
libro reverso de las sombras
cadáver de uno mismo
Les invito a ver esta pieza animada de RW
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=ZWBCnkEgvfg
Enjoy!
a.t., eso sí es evolución: tomar el social friday para la introspección. Con su momentico de caminante y mirador de la multitud para respirar del yo, para la sana relajación que llevará de nuevo al método.
ResponderEliminarenemigo,tú, ese del show en laContemporánea de la ∞, lo dices a tu manera. Requetebien.
ResponderEliminarinkieta, claro que se te pasa, por eso es un crush. No me preocupo, vagamente (vaga mente) me intrigo, de seguro me inkieto. Pero también se me pasa. Son olas de ilusión y extrañeza por lo desconocido que se mueve tras el velo de la escritura. No tendrás problema si el crush insiste el lunes todavía, el blog es una forma superior de zorreo, limpiecito hasta la transparencia y cuando quieres te desenchuchas y punto.
ResponderEliminarRamon: Sigo tus cosas aca en tumiami y se las he ensennado a otros amigos.
ResponderEliminarEsas peripecias mentales de Nilo nos van adentrando en la solucion del misterio..., aunque a veces ese ultimo se salga de su papel y comience a escribir como Ramon.
pude seguir ejecutando mi performance hoy y terminar casi la seccion del troley de ponce de leon. gracias a todos los que brindaron su soporte moral y llegaron a hacer tributo al arte conceptual y preformista.
ResponderEliminarSoy un ignorante en la materia pero estimo que lo bello de la literatura es precisamente poder adentrarse en un párrafo cualquiera sin tener que pensar de qué se trata. Y cuando eso ocurre y se lee ese párrafo con deseo y sin reproche, entonces, eso es literatura.
ResponderEliminarHay un detalle dentro del triangulo, cinco figuritas , que se parecen a la danza de Matisse.
ResponderEliminarCuidado! Es el fantasma del modernismo, Enemigo, que te persigue.
ResponderEliminary se mira en el espejo a ver si ve todo eso que ve RAMON..............narciboniato no ve mas alla de su nariz. mentira.
ResponderEliminarJAJAJAJA, o el espectro de la posmodernidad, que te puedo decir es un problema de cuna.A ver cuando preparamos un buen guiro para exorsizar al Baudelaire que llevamos dentro.
ResponderEliminarAlex en NY, anillo (a Nilo) de moebius puede ser la palabra. Autor y personaje se entrelazan, lo queramos o no. Qué, si de pronto un seudónimo no es tal, qué si el fantasma de uno es más real que uno mismo. Pregúntales a los amigos en NY. Gracias por la asistencia. Lo bueno que ves ya estaba en la mirada.
ResponderEliminar"con deseo y sin reproche". Un novedoso acercamiento a lo escrito. Buen provecho, lector que no ignora tanto.
ResponderEliminarLo motivador de una prosa enrevesada es aprender a desenrevesar su lectura.
ResponderEliminar"Tú ultima frase es axiomática y el investigador de las artes debiera tenerla siempre presente " j.r., lo mejor de mi que escucho, antes de quedarme sordo, acerca de cómo entiendo la relación entre: el que ve, lo visto, quién más lo ve. La teoría del arte, el arte y la madre que los parió (carta para yo soy feminista) confluyen (pepito mv) en las divergencias más banales de un modo secreto: Un vacío de absoluto que lo ate todo en una fiesta sin máscaras: la de saber de qué se trata todo y celebrarlo. Tu talla me hace crecer de lo lindo. Nos vemos luego.
ResponderEliminaradal, más soporte moral. Dime en qué (no qué) te sirvo para el nuevo perfumance. Me dices a qué te huele y te comento. Si no hay variación de la variación, pues más soporte, igual. Aquí está el pecho de los blogueros.
ResponderEliminarenemigo, "detalle dentro del triangulo, cinco figuritas , que se parecen a la danza de Matisse." es un viaje que me recuerda al negro viejo de mi padre, a mi padre mismo. Max Ernst fue de los primeros en traer ese tipo de mirada al arte occidental, al frotage y luego al automatismo que desembocaría en gesto y más adelante en simulacro.Con tu comentario, a mi perpectiva, completas un círculo. La imagen de la que hablamos vivió en Miami, en la tapa de una alcantarilla. Por si no bastara el misterio.
ResponderEliminarJa, enemigo rumor:"...Baudelaire que llevamos dentro." ¡Ah, posmodernidahd, bebedora de ocasos ensanguinados, de comillas del ayer!
ResponderEliminarPara eso, Rimbaud en el embarque, ebrio y duradero.
"Problema de cuna".
ResponderEliminarEnemigo tiene razon. Admito que me jode esa influencia... y uno lucha para sacudirse el fardo: l'inoculation des stupeurs profondes... le spleen.
Imposible: reencuentras el fantasma en todas partes. Hay que dejarlo ser y dejar llevarnos.
(Nilo, ni loco).
Ser es lo que eres, o el ser es lo que quieres ser? Que sera sera, al fin seras un ser en vano. Sino, todo es en vano, el ser es o no? Sera todo una ilusion? La verdad cual es? Nuestra realidad solo existe en nuestro ser? O sera que la realidad solo existe en el no ser?
ResponderEliminar