Alfredo Triff
Juan-Alberto y Yulisceimy tienen ese parecido físico-familiar único que indicaría... súmele una diferencia substancial de formación cultural y política. Ambos ven el mundo desde contadas diferencias numéricas: noventa millas, 20 años. La Habana contra el South West. Sólo quedan vagas reminiscencias: Rasgos en blanco y negro, sonrisas fotográficas, un remoto cumpleaños en el parque Almendares. Yulisceimy recién brincó el charco con su novio Raidel. Encontró al viejo cuando publicitó su nombre en el programa radial de Marta Casañas. Siempre hubo un reproche cardinal. Él la dejó. Y ella rechazó la imagen gris e intensa del jovenzuelo, con una niña de brazos en Jaimanitas (foto que se salvó de la pira de la vieja). ¿Y el senti-miento? Mintieron. Se citaron por teléfono. -“Soy tu hija” -“¿Yulis?”. Hoy miércoles (por la tarde) se encuentran en el McDonalds de la Flagler y la 37 Avenida. Mientras el padre bebe café, disimula el choque de cómo lo imaginario se hace carne. Mira a la hija tomarse un batido de vainilla. Rara y lejana sorpresa. Conversan pero las palabras no convergen (los demostrativos flotan entre puntos suspensivos y fechas sin rumbo). No hay tema fuera de ellos, pero el tema en sí no los toca. A él le duele no poder transmitirle su vacío. Ella quisiera borrar el aprendizaje (“tu padre siempre fue un mierda”). Se resisten: “¿Por qué no le toco la mano y lo beso?” “¿Por qué no le digo que se venga a casa a conocer a su hermanito?” Desencuentro. Deslinde. Apellidos bifurcados en la existencia. La plática se torna didáctica. Él lo sabe y se odia por ello. La muchacha responde en automático, con ese español quim-birúm habanero: -“Ahí tienes mi dirección. ¿Cuándo vienes?” “Pronto, cuando Raidel me lleve”. -“¿El domingo que viene?” Ella asiente (con ojos llorosos) y se levantan. Se besan. Yulisceimy vuelve la cara a la calle, a punto de quebrarse. Juan-Alberto le da la espalda y camina abatido. Al menos es un comienzo.
Juan-Alberto y Yulisceimy tienen ese parecido físico-familiar único que indicaría... súmele una diferencia substancial de formación cultural y política. Ambos ven el mundo desde contadas diferencias numéricas: noventa millas, 20 años. La Habana contra el South West. Sólo quedan vagas reminiscencias: Rasgos en blanco y negro, sonrisas fotográficas, un remoto cumpleaños en el parque Almendares. Yulisceimy recién brincó el charco con su novio Raidel. Encontró al viejo cuando publicitó su nombre en el programa radial de Marta Casañas. Siempre hubo un reproche cardinal. Él la dejó. Y ella rechazó la imagen gris e intensa del jovenzuelo, con una niña de brazos en Jaimanitas (foto que se salvó de la pira de la vieja). ¿Y el senti-miento? Mintieron. Se citaron por teléfono. -“Soy tu hija” -“¿Yulis?”. Hoy miércoles (por la tarde) se encuentran en el McDonalds de la Flagler y la 37 Avenida. Mientras el padre bebe café, disimula el choque de cómo lo imaginario se hace carne. Mira a la hija tomarse un batido de vainilla. Rara y lejana sorpresa. Conversan pero las palabras no convergen (los demostrativos flotan entre puntos suspensivos y fechas sin rumbo). No hay tema fuera de ellos, pero el tema en sí no los toca. A él le duele no poder transmitirle su vacío. Ella quisiera borrar el aprendizaje (“tu padre siempre fue un mierda”). Se resisten: “¿Por qué no le toco la mano y lo beso?” “¿Por qué no le digo que se venga a casa a conocer a su hermanito?” Desencuentro. Deslinde. Apellidos bifurcados en la existencia. La plática se torna didáctica. Él lo sabe y se odia por ello. La muchacha responde en automático, con ese español quim-birúm habanero: -“Ahí tienes mi dirección. ¿Cuándo vienes?” “Pronto, cuando Raidel me lleve”. -“¿El domingo que viene?” Ella asiente (con ojos llorosos) y se levantan. Se besan. Yulisceimy vuelve la cara a la calle, a punto de quebrarse. Juan-Alberto le da la espalda y camina abatido. Al menos es un comienzo.
Muy triste cuento......pero creo que conun final esperanzador.
ResponderEliminarAT todas nuestras historias se paerecen un poco, no?
al menos? mas bien no. el tiempo y el sistema se te quedan para siempre. una marca del trauma en el alma. quien lo niegue se miente.
ResponderEliminarsin libertad se apachurra la existencia.
Cafeina: Flagler tiene tristes historias.
ResponderEliminarBella ultima oracion, particula.
ResponderEliminarHay calles que nunca llegan a cicatrizar.
ResponderEliminarTengo un caso parecido en mi trabajo pero la mujer se resiste a encontrarse con su padre. El abandono a su familia por otra mujer y no se lo quier perdonar... pero siempre se cuestiona como sera ahora su progenitor.
ResponderEliminarAmilcar
No que va! Cafeina. Asi es la vida. Yo me crie sin papa,pero fue por otras razones y me considero una mujer feliz.
ResponderEliminarParticula: los traumas tambien te ensennan.
Esa historia a cualquier padre le pone la carne de gallina.
ResponderEliminarAi, papi, Alfredito, me has hecho llorar con esta novelita! Que romanctico eres. Por eso es que me gustas tanto, no por tus "looks," papi, pero por lo lindo y sensible que eres! y la jr, se quiere parecer a ti, pero de esas nada monada. Le queda corto "el chemis."
ResponderEliminarRosie, I love you too, my darling.
Malena... tanto JR como yo somos papa. Y ser padre (con la historia que tenemos) no es facil. Es la historia de cientos de miles.
ResponderEliminarQue tremendo! Esos dos tienen mucho que platicar. Ojala haya fotos para compartir. Si, definitivamente un buen comienzo.
ResponderEliminarAT, eres padre? Ay, que tierno. Cuenta, please.
Ahora que tocas el punto, AT una hija siempre se siente vulnerable. Yo presentia... y temia la perdida.
ResponderEliminarNo se pongan tristes que yo no lo estoy. Ce la vi.
Hace dias que no entro aunque he querido....estaba muy ocupado con trabajo y asuntos familiares. Lo primero que me viene a la mente es la separacion familiar de los cubanos. Muy tragica. Ese es nuestro peor problema. De ahi viene ese sentimiento de orfandad que tenemos. Los viajes a Cuba no resuelven el asunto. Uno va y es bien recibido pero se ha perdido el lazo. Eso hay que cultivarlo y con el tiempo se olvidan las memorias.
ResponderEliminarCreo que por eso el comentario anterior tan candido de Particula libre.
Toco en Casa Panza esta noche a las nueve. Os invito. En el flyer están los detalles:
ResponderEliminarhttp://bp2.blogger.com/_yR1FoCfdCXs/RvmTsKkLqTI/AAAAAAAAAAg/gi8GVW7lET8/s1600-h/casa+panza+flyer.jpg
Alfredo, Rosie: los extraño.
que vola y que lloriqueo este en el blog? que van a decir la gente nueva que entre? que este es un blog de chernas y yeguitas? ustedes se han leido sus comentarios? parece mentira que esto pase en tumiami. todavia que marlene se comporte asi. pero at, jr, y el propio juan...que esta pasando caballero? machetico, nilo, boniatillo, al rescate pleaaaaase!
ResponderEliminarUn relato sentido y muy cierto. Por suerte cargué con mi cría y ya mis hijos son casados.
ResponderEliminarboniatillo piensa.......esos son los despelotes de los emigrantes. parece una historia distinta pero tiene mucho que ver con que se hayan ido............TRIFF triffffffffffffeando la esperanza que nunca se pierde.
ResponderEliminarAdal...lo que pasa es que lo tuyo es el sano vacilon. No no ...acere tambien hay momentos de pesar.
ResponderEliminarLlego un poco tarde... AT,sin duda tu mejor cuento, en este te sacudiste del cinismo y quedo muy bien.
ResponderEliminarOtra excelente narración, Alfredo. Más tarde vuelvo a mi blog para comentarte tu observación.
ResponderEliminarSomos eso ciertamente, pero también somos mucho más. ¿Qué país con una historia convulsa no ha pasado por eso? Todo el que llegó a América dejó alguien detrás.
ResponderEliminarboniatillo piensa que hacen falta mas encuentros...... porque de encuentros se hacen los DESENCUENTROS.
ResponderEliminarExcelente texto AT.
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