Alfredo Triff
Ilustración: Ramón Williams
Alfredo Triff
Ilustración: Ramón Williams
Tumiamiblog
The Panama Deception revela las raras sinuosidades de la política exterior norteamericana en “el caso Noriega” (no olvidemos que fue el hombre de la CIA durante los años 70 y 80 tempranos). ¿Qué precipitó su caída? Noriega quería teta y sopa: Se sabe que durante la guerra contra los sandinistas en Nicaragua, Noriega ayudó a los “contras” (el Congreso había prohibido cualquier gasto para derrumbar al gobierno nicaragüense). Mientras colaboraba con la CIA, recibía armas desde Cuba que luego vendía a la guerrilla izquierdista salvadoreña y a otros líderes nicaragüenses. Calculaba el general que mientras le fuera útil al gobierno americano, podía jugárselas con su creciente apetito por el tráfico de drogas y armas. Pero se le fue la mano. Después del horrendo asesinato del periodista Hugo Spadafora (quien lo había implicado en la muerte de Torrijos) y el brutal acoso de su propio ex-coronel Roberto Díaz Herrera, Noriega resultó demasiado costoso para la administración Reagan. En 1987, después que el pleno del senado resolviera sacarlo del poder, el general responde retirando la protección policial a la embajada americana, orquestando un asalto al edificio con sus gangas a sueldo que dejan $100,000 en pérdidas. Polos opuestos se atraen: Tendría que llegar el ex-director de la CIA George Bush a la presidencia y el resto es historia (lea más sobre el documental Panama Deception aquí).
(A raíz del concierto en Miami del niño Josele y de una conversación con Horacio el Negro Hernández).
Hoy puede decirse que Bill Evans (1929-80) es el pianista de jazz más importante de los últimos 50 años. Los testimonios abundan; desde Miles Davis (quien lo admiraba y llegó a decir: "Bill toca el piano como hay que tocarlo"), hasta todo un corro de músicos que se nutren de su legado: Chick Corea, Herbie Hancock, Keith Jarrett, Michel Petrucciani, Tete Montoliú, Gary Burton y Pat Metheny. Artista único, desolado, capaz de expresar el humor más etéreo (arte de lo callado, lo negligente de la noche, el hálito dulce y mortecino de la nada), Evans no apela al virtuosismo o al derroche emocional, sino al pudor sereno de la intimidad, lo suave de la añoranza. Su pianismo es meticuloso e impresionista, como arco iris de filigranas dibujando modales melodías. Creador de una nueva dinámica (para el trío de jazz) en la que cada instrumento aporta lo mejor de sí, Evans propicia atmósferas nuevas al paisaje urbano de la modernidad de la postguerra. Quién iba a decir que ese muchacho alto y flaco de New Jersey -torpe, bitongo y con espejuelos negros de plástico- influenciara a Kind of Blue, el álbum más importante de Miles y de la historia del jazz (en el video clip, Evans interpreta su conocido Waltz for Debby, dedicado a su sobrina ).