domingo, 11 de febrero de 2007
La guerra cultural de hoy
Manuel Sosa
(condensado de la versión original)
Todos tienen algo que decir, algún abatimiento que exponer. Del tema original han derivado otros que vienen a esbozar el sedimento que aguarda a ser expuesto. Y como todos tienen algo que decir, y no siempre afectuoso, es lógico que comiencen a quebrarse las cortesías habituales, los esquemas de comportamiento para con el escritor o el artista conocido que no se quiere bien. Bastaba una chispa para que se incendiara la santabárbara de un navío que sigue navegando por piélago inseguro. Pavón se ha convertido en la simple palanca referencial, la que inició el movimiento que ya ni le reconoce como causa. Para qué repasar lo obvio, si todo país necesita funcionarios que representen carteras tan delicadas como la cultura, administrativos que tasen y dispongan la utilidad del arte y la literatura. Se sabe que en Cuba ha primado lo ideológico (lo político) sobre la propia capacidad de dirigir o entender lo asignado. En medio de tanta desavenencia, (y al amparo de ella) se han producido ataques sin basamento alguno. Amigos de años se han querellado. Ciertos oportunistas han escrito manifiestos que pretenden acallar la voz discrepante de sus rivales literarios (tengo que explicarlo así, del modo más basto posible). Se reabren viejas heridas, pero surgen nuevas al calor del debate. Si cada escritor o artista en la isla tuviese acceso fácil a una cuenta de correo electrónico, se formaría el más grande caos de recriminaciones y ataques y reclamaciones jamás concebido. Yo creo que todo transcurre hacia un fin provechoso, pues aún no hemos aprendido a discutir como se debe y quizás sea ese el resultado de esta guerra: podremos medir nuestras diferencias por encima de ideologías y creencias personales. Los nombres que aparecen fortuitos, que se asocian hoy de modo aparatoso, como detalles de una liza mediática y entretenida a veces, vagaban hasta ayer y vagarán mañana en el mapa de un país disgregado como nunca. Todos ellos habrán de sufrir las consecuencias, como agravios, como distanciamientos, como rabias, como silencios. Ese es el temor que debemos tener hoy.
Artista - Francisco Goya
ResponderEliminarTitilo - Tribunal de la Inquisición o Auto de fe de la Inquisición (Hacia 1812-1819).
Materia - Óleo sobre tabla. 46 x 73 cm.
Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid, España).
Si Es GoYa TiEnE QuE sEr BuEnO.
ResponderEliminarEl CrItIcO
estan juagando a que son libres y NO LO SON. boniatillo cree que juegan porque quieren medir el espacio........ahora que el MALO esta muriendose los intelectuales, escritores, etc, quieren coger tamano de bola..... a rio revuelto....
ResponderEliminarSon los resultados mediatos del terror y el destierro. Este es un efecto históricamente registrado en todas las revoluciones, o perdón, en todos los procesos sociales violentos. Más que viejas heridas, se están reabriendo viejos pánicos. Hojas clínicas de una intelectualidad plagada de síndromes y, en cierta forma, hay una búsqueda subconsciente del camino de sanación. Pero , para esto último tiene haber una ventana abierta donde corra un brisa azul.
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ResponderEliminarNo existe avance artistico o cultural mientras que existan "listas negras" con nombres de los "enemigos" de la revolucion. Cuando los de talento e intelecto son marginalizados, dentro y fuera, de la isla, por sus influencias obvias, se destacan los que juegan en el deporte de pisarle las cabezas a otros para subir la escalera de ilusion al poder. Esto no es nuevo en la historia, Dante al igual que Galileo, pasaron las suyas, como Goya tuvo que irse al exilio Frances en Burdeos. No encuentro nada nuevo, la historia del hombre simplemente repite sus malos habitos.
ResponderEliminarDesmienten autenticidad de los restos del ``Che''
ResponderEliminarEFE
MADRID
DAVID MERCADO / AP
LOS RESTOS mortales que se identificaron como los de Ernesto "Che" Guevara descansan sobre una mesa en un hospital boliviano, en esta foto de archivo de 1997.LOS RESTOS mortales que se identificaron como los de Ernesto ''Che'' Guevara descansan sobre una mesa en un hospital boliviano, en esta foto de archivo de 1997.
El hallazgo de los restos del Che Guevara en Bolivia en 1997 fue un montaje organizado por el gobierno de Fidel Castro para distraer la atención de la población sobre la grave crisis que vivía la isla, según una investigación publicada por la revista hispano-mexicana Letras Libres.
Los periodistas Maite Rico y Bertrand de La Grange, ex corresponsales en América Latina de los diarios El País (Madrid) y Le Monde (París), firman el reportaje de Letras Libres, una revista cultural dirigida por el historiador mexicano Enrique Krauze.
Según la investigación, la operación para hallar los restos del ''Che'' en Vallegrande (Bolivia), adonde fue trasladado tras ser capturado y ejecutado en 1967 por tropas bolivianas, fue ordenada por Castro cuando la Revolución ''atravesaba por sus peores momentos'', para ''distraer al pueblo de sus apremiantes penurias'' y ``relanzar la mística revolucionaria''.
El plan, según el informe, consistía en enviar un equipo a Bolivia y traer los restos antes de octubre, cuando se conmemoraba el 30 aniversario de la muerte del ''Che'', para depositarlos en el mausoleo que se erigía en su honor en Santa Clara, la ciudad liberada por Guevara en 1958.
Según la versión oficial, el cadáver del líder revolucionario fue hallado en 1997 en una fosa común en el aeropuerto de Vallegrande y, tras su identificación en el Hospital Japonés de Santa Cruz (Bolivia), sus restos fueron enviados a Cuba.
El equipo enviado por el Gobierno cubano incluía, según el informe de Letras Libres, tres ingenieros geofísicos, un antropólogo forense, un arqueólogo y una historiadora, bajo la dirección del director del Instituto de Medicina Legal de La Habana, Jorge González.
''¿De qué iba a servir tanta gente experta y tantos geo-radares y detectores de magnetismo si al Che lo habían incinerado los militares y esparcido sus cenizas por la selva, como todo el mundo sabía?'', se preguntan los autores del reportaje.
El hallazgo fue refrendado por un equipo forense argentino, lo que le dio mayor verosimilitud, según Rico y De La Grange, así como por ''la sospechosa complicidad de la comisión nombrada por el gobierno de Bolivia para supervisar la operación'', encabezada por un hombre elegido por el entonces presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, Franklin Anaya, ex embajador en La Habana.
La identificación del ''Che'', según se explicó entonces, se basó en que el esqueleto carecía de las manos, que le habían sido amputadas por el Ejército, en las características del cráneo y en la dentadura.
Además, según los forenses, ``se habían encontrado pruebas contundentes en la fosa, en particular un cinturón y una chamarra verde, idénticos a los que portaba cuando su cadáver fue expuesto en la lavandería del hospital Señor de Malta''.
Pero todas esas evidencias, según Rico y De La Grange, son falsas.
''Hay un consenso entre los militares sobre un punto clave: incinerados o no, sus restos fueron sepultados en solitario, en una tumba aparte, y los muy pocos, tres o cuatro personas, que conocían el lugar exacto han muerto'', explican.
Por ello, según la investigación, era imposible que el esqueleto del ''Che'' fuera hallado junto a otros, como se sostuvo en 1997.
Además, la chamarra que apareció en la tumba y que sostienen que era de él no pudo estar allí porque fue retirada de la morgue y se la quedó el médico Moisés Abraham Baptista, director del hospital local, según Letras Libres.
Según el informe, la clave de la falsedad, además de los testimonios recabados, está en el incumplimiento del anuncio de que se practicaría a los restos una prueba de ADN.
condensado como en la revista Selecciones
ResponderEliminarSon 350 palabras maximo consortico. Pero los chorizos de los otros blogs son comestibles tambien. Dale, anda y prueba.
ResponderEliminarY tremendos chorizos que se mandan!
ResponderEliminarEl estudiante
EL CHORI
ResponderEliminareL ChEo Si QuE eStA BiEn MuErTo, No ImPoRtA dOnDe EsTe EnTeRrAdO, pAsArA mUcHo CaLoR.
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