domingo, 26 de noviembre de 2006
Me interesa Miami
El fantasma de Buster Keaton
Hola queridos amiguitos. ¿¡Qué digo!? No tengo por qué aparentar nada con ustedes. ¿Me conocen? No importa, estoy acostumbrado a eso. Fui famoso alguna vez. Mi nombre es Joseph Frank (Buster) Keaton. Soy actor, director y guionista (pocos saben esto último). Vivía para mi arte. Y había espacio para tres, Chaplin, Lloyd y yo. ¿Chaplin? El paradigma con el que había que compararse. Muy físico, pero su acrobacia no tenía la sofisticación de un Lloyd o la mía (siempre le agradezco el papel que me dio en su bella Candilejas). Yo preferí que mi cara no dijera nada, que su vació manifestara el mismo hueco de la existencia. ¿Saben? Mi carrera no acabó con el cine mudo, como algún que otro ignorante dice por ahí. Mi voz estaba hecha para el cine. ¿El fin? El divorcio con Natalie acabó conmigo. Perdí mi estudio, mis hijos y la motivación. Me volví loco. ¡Quién iba a decir que al final de la vida iba a ser más famoso que al principio! Bueno, basta de sentimentalismos. He venido a Miami por que me llama la atención: las cosas que pasan por acá son dignas de los mejores libretos de mi época. Como decirlo, aquí la sátira se da virgen, cualquiera es actor; me apasiona que la vida acá se tome como comedia. Creo que se debe a esa mezcla de sol con mar sin montañas que lo marea a uno y le despunta el talento. Sí, estuve una vez por acá durante el invierno del 1921, en mi pequeño yate, justo después de filmar "The Three Ages". Me perdonan, pero ahora debo marcharme, quiero caminar las calles de la pequeña Habana en busca de material para mis sueños.
Joe,
ResponderEliminarFue esa locura y botella que destruyo tu balance talentoso. Como todo en la vida, hay que balancear lo bueno con lo malo. Sin poder lograrlo, te caiste de la cuerda. Fue la comedia, y tragedia de la vida real, las que acabaron contigo.
Buster,
ResponderEliminarLook on the bright side, technology is taking us back to the silent era. Yep, with text messaging, emails, and ipods, the human voice may become obsolete, and talkies may well disappear.
Ahí está el comediante, en la pantalla verdicristalina de aquel memorable DuMont, cruzándola cabriolero y flemáticamente provocador. Del otro lado, balanceándose en su mimbre dominical, un señor de mirada acerada pierde su adustez y el acero se achica en sus ojos y la severidad se hace jolgorio sonoro. Una jocosidad estentórea cuyo eco aún perdura. A medio camino del televisor hacia el sillón, un mocoso despañalado disfruta entre azorado y pícaro la divertida complacencia paterna. No recuerdo bien si el crío gastaba eufórico la ya maltratada goma de un teto. Eso fue hace ya unos cuantos años. Más de cuarenta antes de la visita de estos duendes entrañables.
ResponderEliminarMe sumo a Alex. El Maquinista de la General es una obra maestra. Una vez me enamoré de una mujer que tenía la misma expresión inexpresiva -valga el oxímoron- de Buster. Se llamaba Beatriz, era chilena, huía de la dictadura de Pinochet y dedicó toda su vida al arte de Marcel Marceau, es decir, al mimo. Cuando murió hace unos años alguien me dijo que en el velatorio alguien descrubrió la primera sonrisa ofrecida al mundo.
ResponderEliminarAmílcar
Si Chamo, lo fue, sin los "special effects, stand-ins, o computer graphics. Keaton fue un autentico, algo que es mas dificil en nuestro mundo de X box.
ResponderEliminar