El fado surge de las entrañas de Portugal; su reina es Amália Rodríguez. Nacida en 1920 en el barrio de Alfama, Lisboa; una entre diez hermanos, abandonada por la madre a la edad de un año y criada por la abuela... formada en la calle, cantando para vender frutas y viandas (su familia no quería que cantara en público). Amalia reinventó el fado, fundiendo la tradición del campo con el sonido de la ciudad palpitante. Una voz que explora el destino del alma.