martes, 2 de mayo de 2006

Faro libertario


Por Marcia Morgado

A los 82 años ha muerto en París -un día de abril, nublado para los que le apreciábamos-­ el pensador, escritor y periodista Jean Francois Revel. Con su muerte perdemos un cierto equilibrio difícil de recuperar porque su voz conservadora y libertaria le inyectaba un dinamismo y honestidad necesarios al discurso socio-político. Durante la ocupación alemana formó parte de la Resistencia y hasta el final de sus días resistió a conformarse con la mediocridad del pensamiento y la vida. Dirigió el semanario L’Express, escribió en Le Point; entre sus obras más conocidas destacan ¿Para qué filosofar? (1957), Ni Marx ni Jesús (1970) y en 1990 El conocimiento inútil. A partir de un encuentro en Katmandú con su hijo el monje budista Matthieu Ricard, en 1997 publicaron El monje y el filósofo. Las conclusiones a partir de ése diálogo son típicamente a la Revel: “Ahora aprecio más el budismo como un sistema de sabiduría y soy más escéptico sobre él como un sistema metafísico”, observando que la metafísica es un sendero lleno de ambigüedad. Con La obsesión americana, en 2002, Revel se despidió del público. Aunque llevaba tiempo alejado de la vida intelectual activa, su obra definida por un intenso amor a la vida vista desde una óptica eminentemente atea continuará iluminándonos.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Marcia, que bueno que volviste! Le echaba de menos a tu voz. No conocia a Francois Revel, pero de seguro que tratare de leerlo, aunque debo confesarte que la filosofia a veces es dificil de masticar. Porque no se habla ya de los filosofos franceses? Es que no quedan o que no hacen la bulla de antes?
La Cafeina

Anónimo dijo...

Hola Cafeina:
Gracias por tu gentil bievenida. Me alegra participar de Tumiami, admiro mucho lo que hacen AT & RI, solo que a veces estoy hasta la coronilla de trabajo.
De acuerdo, la filosofia puede ser muy densa. En cuanto a los pensadores franceses, quizas no hagan tanta bulla pero quedan algunos: pensando. Algo que deberiamos hacer todos con mayor frecuencia; cada uno segun su medida, ellos con herramientas mas sofisticadas que nosotros, o al menos que yo.
Salgo corriendo para la oficina; olvidate de pensar, el automatico a todo dar.
Que te vaya muy bien,
mm

Anónimo dijo...

Bienvenida de nuevo Marcia.
El Buti

Anónimo dijo...

Revel era un antiamericano.
KGB

Anónimo dijo...

Anonimo, se ve que has leido poco de Revel. Todo lo contrario. En su libro Antiamericanismo, que debe ser de los ultimos, revel defiende a los Estados Unidos de lo que el llama "la hipocresia de la critica europea".
AT

Anónimo dijo...

A proposito Inkie, no tienes muy buena opinion de la filosofia.

Anónimo dijo...

What's your favorite philosopher Inkie?

Anónimo dijo...

i think therefore i am... shit, i stepped in shit, i think its shit, therefore if i am thinking shit, i am shit...

filososhit

Anónimo dijo...

Filosofia + dignidad = Simpleza

Anónimo dijo...

MARCIA el filosofo se volvio budista al final de sus dias...!? eso tal vez me dice que boniatillo debe meditar mas y hacerse menos preguntas. ommmm, ooommm

Anónimo dijo...

Incluso escarnecida, la democracia se ha impuesto a todos como valor de referencia.

Jean François Revel

Anónimo dijo...

A veces, más incluso que la convicción, es el temor del «qué dirán» ideológico quien tiraniza y amordaza la libertad de expresión. Lo que más paraliza, cuando la censura ha dejado de existir, es el tabú (…) ¿Cuál es el tabú más fuerte de nuestra época desde la segunda guerra mundial? Sin duda, a mi juicio, es el que prohíbe a todo escritor, a todo periodista, a todo hombre político mencionar un atentado contra los derechos del hombre, un abuso de poder cualquiera, un trivial fracaso económico, en suma, dar una información sobre un hecho que se sitúa en una sociedad clasificada convencionalmente «de izquierdas» sin señalar inmediatamente una imperfección equivalente en una dictadura de derechas o en una sociedad capitalista democrática.

JEAN FRANÇOISE REVEL. El conocimiento inútil

Anónimo dijo...

Todo esto de la derecha, la izquierda y sus "entre" puntos me recuerda una conversacion (con buen vino italiano y frances) la otra noche. Buen post, Marcia.

Anónimo dijo...

En la Cuba capitalista no se conocía a Francois Revel. A fines de los cuarenta y los cincuenta se puso de moda el existencialismo. Leíamos a Sartre, Camus y Marcel. A este último lo leía mucho la juventud católica. Asistí a un par de conferencias de este profesor de filosofía de la universidad cuyo nombre no recuerdo (necesito ayuda) eran como seminarios de Sartre. No nos vestíamos de negro, coo es natural pero fumábamos mucho y tomábamos mucho café. Y frecuentábamos esa noche increíble de la Habana que terminaba o en el Puerto o el Zanja o en el bar más destartalado de Guanabo. Yo compraba a Beethoven y el último de Roberto Faz o Casino de la Playa o El Beni. No hay nada como una vitrola y un ron añejo para filosofar. Eso duró poco. Llegó la otra moda, casi al final de los 50 de los intelectuales que se reunían en la discoteca de la Rampa. Esa generación era más joven que la mía, pero os pobres, ellos no pudieron disfrutarlo. La última era la barba y el traje verde olivo. La discusión era menos sobre la estética y más sobre la política. Y todo siempre terminaba con la misma tonada, “Qué va... esto no es comunismo señores”.
Un ignorante de pacotilla

Anónimo dijo...

"A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

Albert Camus

Anónimo dijo...

qué maravilla esas memorias!!! de ignorante de pacotilla, de La Habana joven,refinada e inteligente de los años 50, gracias.

Anónimo dijo...

Ese no es el que compuso el Bolero?

Anónimo dijo...

Marcia... el piropo "animalario" del domingo funcionó para qué en tu interior se despertara la admiración por un liberal ateo que no nunca tuvo pelos en la lengua para decir lo que pensaba sobre la sociedad y América. Yo coincido con él contra el antiamericanismo siempre latente que tiene Europa contra EE.UU.
El que hayas regresado me anima a seguirte. Un beso privado para que lo distribuyas donde quieras.

Amílcar