sábado, 31 de diciembre de 2005
Happy New Year 2006
It's the end of the year. We didn't want the year 2005 to go without thanking all our collaborators and friends --even enemies-- for supporting tumiamiblog. To all we wish a very happy new year!
viernes, 30 de diciembre de 2005
Para esperar el 2006
Por Alfredo Triff
Alfa, omega, principio y fin. Todo termina, hasta el año 2005. ¿Estás listo? Mira atrás, a ese continuum de sustancia elástica y viscosa llamada tiempo: 365 días, 4,380 horas, 262,800 minutos, 15 millones de segundos (hablo del tiempo de vigilia). Me digo: “Que no haya sido simplemente un año más” (ten en cuenta que el análisis lo hace todo, pero a la vez, todo análisis presupone la posibilidad de otro). A lo que iba: Lo peor es tratar el tiempo como lo que es. Tiempo vivido, no vivido por “estar” en el tiempo, sino “ser conciente” que se vive. ¿A qué viene pensar en el año ahora que se termina? Es que viene otro y en esa coyuntura, se hace necesario un acápite. Separación límite, no de fin, sino de borde -que ponga las cosas en contexto. Por eso, no diré (en caso que te haya ido bien) “que se repita”. Sería muy aburrido. Deja que cada año traiga algo original. Si el vuelo de una mosca puede ser transcendente como dicen los maestros zen, entonces, te deseo un 2006 extraordinario, insólito. Un 2006 de tomas de conciencia formidables. No des nada por sentado. Separa una delicia para cada paladar, una mirada para cada atardecer. Que no se canse “tumiami” de adentro, que haya siempre ilusión y deseo de cambiar el mundo. Estás frente al mar. No oyes el bullicio de la gente, acaso el batir de las alas de una gaviota cansada contra la luz de la tarde, destellos amarillo-naranja que cae.
Alfa, omega, principio y fin. Todo termina, hasta el año 2005. ¿Estás listo? Mira atrás, a ese continuum de sustancia elástica y viscosa llamada tiempo: 365 días, 4,380 horas, 262,800 minutos, 15 millones de segundos (hablo del tiempo de vigilia). Me digo: “Que no haya sido simplemente un año más” (ten en cuenta que el análisis lo hace todo, pero a la vez, todo análisis presupone la posibilidad de otro). A lo que iba: Lo peor es tratar el tiempo como lo que es. Tiempo vivido, no vivido por “estar” en el tiempo, sino “ser conciente” que se vive. ¿A qué viene pensar en el año ahora que se termina? Es que viene otro y en esa coyuntura, se hace necesario un acápite. Separación límite, no de fin, sino de borde -que ponga las cosas en contexto. Por eso, no diré (en caso que te haya ido bien) “que se repita”. Sería muy aburrido. Deja que cada año traiga algo original. Si el vuelo de una mosca puede ser transcendente como dicen los maestros zen, entonces, te deseo un 2006 extraordinario, insólito. Un 2006 de tomas de conciencia formidables. No des nada por sentado. Separa una delicia para cada paladar, una mirada para cada atardecer. Que no se canse “tumiami” de adentro, que haya siempre ilusión y deseo de cambiar el mundo. Estás frente al mar. No oyes el bullicio de la gente, acaso el batir de las alas de una gaviota cansada contra la luz de la tarde, destellos amarillo-naranja que cae.
jueves, 29 de diciembre de 2005
El perfume
Por Alejandro Robles
Andrés tenía una amante doce años más joven que su esposa. Se llamaba Margarita y tenía aspiraciones de actriz o de bailarina. Es decir, no estaba segura si darle prioridad a la belleza de su rostro o la exuberancia de su cuerpo; en todo caso trabajaba en una oficina. Cuando Andrés la conoció le dijo, (pero era falso, lo terrible es que era falso) que se estaba separando de su esposa. Cada vez que iban a encontrarse, Andrés se bañaba en un perfume tan fuerte y empalagoso que, sólo después de varias sesiones de jabón, era posible desprenderse de su aroma. Una noche, su esposa le advirtió que si sus vibrisas volvían a excitarse con el más leve bálsamo femenino, sería el fin. Andrés le pidió a Margarita que no volviera a usar perfume porque era alérgico. Una tarde, sin embargo, Margarita cubrió todo su cuerpo con la fragancia delatora. Andrés recordó que justo junto a su casa había una gasolinera. Hundió las manos en el motor grasiento del carro. Después roció su ropa y sus manos con gasolina (el poderoso aroma de la gasolina enmascararía, sin dudas, la dulzona fragancia acusadora). Le diría a su esposa que el carro había sufrido una avería, que le había pedido a un empleado que le rociara las manos con gasolina para limpiarlas y que, el muy estúpido, la había derramado también sobre su ropa. Su artimaña funcionó. Andrés entró a la cocina y le pidió a su esposa que le prepara una taza de té. En la cocina su mujer encendió un fósforo. En ese instante vio algo en lo que Andrés no había reparado, algo que formaba parte de la oscura venganza de Margarita; sólo un detalle, una pincelada maldita que brilló y ardió ante sus ojos como el mismo furor de la combustión del fósforo. De pronto, con el pabilo de madera del fósforo consumiéndose entre los dedos, advirtió, en el cuello de su camisa de su esposo –cubierta de gasolina- la marca del pintalabios de una mujer…
Andrés tenía una amante doce años más joven que su esposa. Se llamaba Margarita y tenía aspiraciones de actriz o de bailarina. Es decir, no estaba segura si darle prioridad a la belleza de su rostro o la exuberancia de su cuerpo; en todo caso trabajaba en una oficina. Cuando Andrés la conoció le dijo, (pero era falso, lo terrible es que era falso) que se estaba separando de su esposa. Cada vez que iban a encontrarse, Andrés se bañaba en un perfume tan fuerte y empalagoso que, sólo después de varias sesiones de jabón, era posible desprenderse de su aroma. Una noche, su esposa le advirtió que si sus vibrisas volvían a excitarse con el más leve bálsamo femenino, sería el fin. Andrés le pidió a Margarita que no volviera a usar perfume porque era alérgico. Una tarde, sin embargo, Margarita cubrió todo su cuerpo con la fragancia delatora. Andrés recordó que justo junto a su casa había una gasolinera. Hundió las manos en el motor grasiento del carro. Después roció su ropa y sus manos con gasolina (el poderoso aroma de la gasolina enmascararía, sin dudas, la dulzona fragancia acusadora). Le diría a su esposa que el carro había sufrido una avería, que le había pedido a un empleado que le rociara las manos con gasolina para limpiarlas y que, el muy estúpido, la había derramado también sobre su ropa. Su artimaña funcionó. Andrés entró a la cocina y le pidió a su esposa que le prepara una taza de té. En la cocina su mujer encendió un fósforo. En ese instante vio algo en lo que Andrés no había reparado, algo que formaba parte de la oscura venganza de Margarita; sólo un detalle, una pincelada maldita que brilló y ardió ante sus ojos como el mismo furor de la combustión del fósforo. De pronto, con el pabilo de madera del fósforo consumiéndose entre los dedos, advirtió, en el cuello de su camisa de su esposo –cubierta de gasolina- la marca del pintalabios de una mujer…
martes, 27 de diciembre de 2005
Mi madre y su juego de jackies
Por Letty Bassart
Leo con mi sobrina sobre la magia del alfabeto...le doy forma a la palabra jacks....una palabra con la que los labios apenas se mueven... que reverbera en la garganta. Enseguida se me llena el pecho de agua recordando a un breve momento en cual mi madre se sentó conmigo para enseñarme como jugar. Recuerdo los colores metálicos rojos, azules, plateados, descascarándose. Yo, manos de hierro, no jugaba con ellos de manera tradicional, por lo que las puntitas habían ido perdiendo las bolitas, tornando los pedacitos de metal inofensivos en peligrosos. Más aún cuando aparecían debajo de pies descalzos o manos cansadas. Entonces, con mi sobrina sobre mis piernas, sus manitos sobre la "j" en el libro de cartón, se me ocurrió algo acerca de mi madre: Mi madre es una experta jugadora de jackies. Habilidosa en el proceso ese de regar los jackies, encontrar jackies regados, tirar orgullosamente la pelota e irlos recogiendo con más o menos esfuerzo, con más o menos fuerza....individualmente, en pares, en tres, y después cuatro...cada vez uno más. Mi madre aguantaba todos los jackies en su pequeña mano...tirando la pelota, sacándose la espada entre sus dientes, luchando, seguramente, dolorosamente... cogiendo más y más, uno más cada vez sin soltar los demás. De niña siempre supe que su carga era demasiado; la sentía aunque no sabía ayudarla. Me quedé corta; no le abrí la mano, no le quité jackies de encima, ni supe pedirle ayuda o ayudarla. Supongo que hubo momentos en cuales el dolor de los jackies en su mano era insoportable. Imagino que el peso de su extrema responsabilidad, su soledad, hizo que se agarrara a la pelota. Ahora que se han ido desvaneciendo los jackies que le hincaban las coyunturas del corazón, abrazo a mi madre y me quedo sorprendida de su belleza. Me encargo, cuidadosamente, de que sus manos queden abiertas, cuajadas de ternura extraordinaria y paz.
Leo con mi sobrina sobre la magia del alfabeto...le doy forma a la palabra jacks....una palabra con la que los labios apenas se mueven... que reverbera en la garganta. Enseguida se me llena el pecho de agua recordando a un breve momento en cual mi madre se sentó conmigo para enseñarme como jugar. Recuerdo los colores metálicos rojos, azules, plateados, descascarándose. Yo, manos de hierro, no jugaba con ellos de manera tradicional, por lo que las puntitas habían ido perdiendo las bolitas, tornando los pedacitos de metal inofensivos en peligrosos. Más aún cuando aparecían debajo de pies descalzos o manos cansadas. Entonces, con mi sobrina sobre mis piernas, sus manitos sobre la "j" en el libro de cartón, se me ocurrió algo acerca de mi madre: Mi madre es una experta jugadora de jackies. Habilidosa en el proceso ese de regar los jackies, encontrar jackies regados, tirar orgullosamente la pelota e irlos recogiendo con más o menos esfuerzo, con más o menos fuerza....individualmente, en pares, en tres, y después cuatro...cada vez uno más. Mi madre aguantaba todos los jackies en su pequeña mano...tirando la pelota, sacándose la espada entre sus dientes, luchando, seguramente, dolorosamente... cogiendo más y más, uno más cada vez sin soltar los demás. De niña siempre supe que su carga era demasiado; la sentía aunque no sabía ayudarla. Me quedé corta; no le abrí la mano, no le quité jackies de encima, ni supe pedirle ayuda o ayudarla. Supongo que hubo momentos en cuales el dolor de los jackies en su mano era insoportable. Imagino que el peso de su extrema responsabilidad, su soledad, hizo que se agarrara a la pelota. Ahora que se han ido desvaneciendo los jackies que le hincaban las coyunturas del corazón, abrazo a mi madre y me quedo sorprendida de su belleza. Me encargo, cuidadosamente, de que sus manos queden abiertas, cuajadas de ternura extraordinaria y paz.
lunes, 26 de diciembre de 2005
Pour l'amitié
Por Alfredo Triff
Foto: PedroPortal
¿Amigos? Que no te falten nunca. Sin amistades la vida es vacía. “Lo más precioso del mundo”, la proclama Savater. Lealtad, camaradería y solidaridad más allá de lo oblicuo de la estirpe o lo tribal de la familia. En estos días de fin de año te sientes a tus anchas, en confianza, y bajas la guardia de las apariencias mundanas. Por ello, observo con Séneca: “No temo errar entre amigos”.
sábado, 24 de diciembre de 2005
Jugada inoportuna
Por Amílcar Barca
La muerte vino clásica como siempre, es decir, de negro y con rubíes en el espectro. Yo salía de mi casa despacio con la mugre de llovizna en los zapatos y una bulería flamenca salpicando mis labios. Iba a trabajar y era modestamente feliz aquella mañana. La luz del astro se levantaba lenta, un pedazo de luna en el oeste me indicaba que aún el día podría salvarse en cualquier jardín. De repente, este mismo adverbio se tradujo en una red frente a mí: los cristales crujieron y el blanco terroso del air-bag me advirtió que aún mis sentidos se sostenían. Huí hacia la acera. Me abracé a una señora mayor y, visto que el vehículo que había colisionado frontalmente contra mí permanecía en silencio… temí lo peor. Al abrir la puerta, una mujer afroamericana temblaba mientras sus lágrimas se deslizaban hasta la camisa. La acuné y le advertí que hasta que no llegara la ambulancia mis brazos seguirían junto a los suyos. La ambulancia llegó. La policía unos minutos más tarde. Cuando el ruido de sirenas cesó le pedí al agente de ambulancias el nombre y la dirección de la víctima. El hombre me advirtió que no daba datos de identificación a nadie. La muerte se había ido esta vez con el registro del formulario vacío. Yo, que le había aclarado que escogiera mi lugar antes que aquel cuerpo joven y oscuro, la maldije. Una jugada poco oportuna del inconsciente apareció más tarde. Había perdido el papel del policía, con el nombre y el teléfono de aquella mujer. Peor que la muerte fue la aparición de su hermana la culpa. Dos días más tarde en un registro de llamadas se oyó una voz que especificó muy abiertamente una necesidad: I need the phone number of your lawyer. Plesase call me. De hecho, lo que se había llevado por delante la muerte, fue a su hermana. Ahora sólo inquieto por la gestión de la clínica de multas, espero celebrar la vida en el último brindis del año en Roma. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
La muerte vino clásica como siempre, es decir, de negro y con rubíes en el espectro. Yo salía de mi casa despacio con la mugre de llovizna en los zapatos y una bulería flamenca salpicando mis labios. Iba a trabajar y era modestamente feliz aquella mañana. La luz del astro se levantaba lenta, un pedazo de luna en el oeste me indicaba que aún el día podría salvarse en cualquier jardín. De repente, este mismo adverbio se tradujo en una red frente a mí: los cristales crujieron y el blanco terroso del air-bag me advirtió que aún mis sentidos se sostenían. Huí hacia la acera. Me abracé a una señora mayor y, visto que el vehículo que había colisionado frontalmente contra mí permanecía en silencio… temí lo peor. Al abrir la puerta, una mujer afroamericana temblaba mientras sus lágrimas se deslizaban hasta la camisa. La acuné y le advertí que hasta que no llegara la ambulancia mis brazos seguirían junto a los suyos. La ambulancia llegó. La policía unos minutos más tarde. Cuando el ruido de sirenas cesó le pedí al agente de ambulancias el nombre y la dirección de la víctima. El hombre me advirtió que no daba datos de identificación a nadie. La muerte se había ido esta vez con el registro del formulario vacío. Yo, que le había aclarado que escogiera mi lugar antes que aquel cuerpo joven y oscuro, la maldije. Una jugada poco oportuna del inconsciente apareció más tarde. Había perdido el papel del policía, con el nombre y el teléfono de aquella mujer. Peor que la muerte fue la aparición de su hermana la culpa. Dos días más tarde en un registro de llamadas se oyó una voz que especificó muy abiertamente una necesidad: I need the phone number of your lawyer. Plesase call me. De hecho, lo que se había llevado por delante la muerte, fue a su hermana. Ahora sólo inquieto por la gestión de la clínica de multas, espero celebrar la vida en el último brindis del año en Roma. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
jueves, 22 de diciembre de 2005
María Magdalena apócrifa
Por tumiamiblog
Blogolandia: perdonen la tardanza. Aún sin compu, haciendo el trabajo desde la universidad. Me llama la atención hoy esta noticia sobre los llamados evangelios apócrifos. Lo que está en juego es una batalla que define dos corrientes: una apócrifa y la reconocida posición de Pedro y Pablo (yo diría mas el segundo que el primero). Tratándose de la María Magdalena, me siento aliado. Dejemos a un lado la llamada "fidelidad histórica del evangelio". Los libros se fabrican con una voluntad de edición y alianzas políticas. Lo importante es que la cosmovisión gnóstica de la Magdalena conecta el pecado con la ignorancia cognitiva; Pablo lo fundamenta con la fe (la cual define como “la certeza en aquello que sin verse se cree”). El apóstol le apuesta a una ignorancia “nata”, consustancial con la esencia del ser: “nacemos pecadores”. Magadalena hace de la ignorancia un defecto de la volición del ser humano y acaso sin saberlo defendía un planteamiento científico de la vieja escuela ateniense. Luego, si el pecado es producto de un defecto epistémico, entonces puede superarse con un cambio de procedimiento (algo que nos recuerda Descartes siglos después en su Discurso). Lamentablemente, tardó mucho en comprenderse que la puta tenía razón.
Blogolandia: perdonen la tardanza. Aún sin compu, haciendo el trabajo desde la universidad. Me llama la atención hoy esta noticia sobre los llamados evangelios apócrifos. Lo que está en juego es una batalla que define dos corrientes: una apócrifa y la reconocida posición de Pedro y Pablo (yo diría mas el segundo que el primero). Tratándose de la María Magdalena, me siento aliado. Dejemos a un lado la llamada "fidelidad histórica del evangelio". Los libros se fabrican con una voluntad de edición y alianzas políticas. Lo importante es que la cosmovisión gnóstica de la Magdalena conecta el pecado con la ignorancia cognitiva; Pablo lo fundamenta con la fe (la cual define como “la certeza en aquello que sin verse se cree”). El apóstol le apuesta a una ignorancia “nata”, consustancial con la esencia del ser: “nacemos pecadores”. Magadalena hace de la ignorancia un defecto de la volición del ser humano y acaso sin saberlo defendía un planteamiento científico de la vieja escuela ateniense. Luego, si el pecado es producto de un defecto epistémico, entonces puede superarse con un cambio de procedimiento (algo que nos recuerda Descartes siglos después en su Discurso). Lamentablemente, tardó mucho en comprenderse que la puta tenía razón.
miércoles, 21 de diciembre de 2005
Presidente indígena
Por tumiamiblog
“La opinión generalizada en Washington es que las elecciones del domingo en Bolivia podrían resultar en un nuevo gobierno de izquierda radical aliado de Venezuela y Cuba. Pero el resultado más probable será un país caótico, con un gobierno central débil y cada vez más voces separatistas en la pujante región de Santa Cruz”. Esto escribe Andrés Oppenheimer (periodista a quien respeto) en su última columna del Nuevo. A Morales lo pintan como un tipo “anti” muchas cosas que le caen mal a Estados Unidos. “Anti” neoliberal, “anti” americano y “anti” corriente por su política cocalera. Señores, Morales es un indígena que viene de una mayoría que vive en una pobreza brutal, mientras una minoría ínfima es dueña del país. Y hay que comprender eso para poder razonar con propiedad de lo que ocurre en Bolivia. Hablemos de la pobreza y corrupción galopantes de Latinoamérica... comprendamos de una vez por qué no somos Taiwán --me refiero al conocido argumento de Carlos Alberto Montaner. Admítase que el experimento neoliberal no resultó como se esperaba en Argentina, México y Venezuela. En el artículo, Oppenheimer añade que el país está encaminado a una mayor confrontación. Es cierto; gobernar a Bolivia es muy difícil. Morales tiene poco tiempo para acometer un programa que -sin duda- será manipulado por los sectores más radicales de su Movimiento al Socialismo (MAS) que no le pierden ni pie ni pisada. Su mejor opción es un gobierno de tipo Lula de Brasil, pero ni esa opción le será fácil. Pero por favor, basta ya de valerse de estereotipos típicos de la guerra fría.
“La opinión generalizada en Washington es que las elecciones del domingo en Bolivia podrían resultar en un nuevo gobierno de izquierda radical aliado de Venezuela y Cuba. Pero el resultado más probable será un país caótico, con un gobierno central débil y cada vez más voces separatistas en la pujante región de Santa Cruz”. Esto escribe Andrés Oppenheimer (periodista a quien respeto) en su última columna del Nuevo. A Morales lo pintan como un tipo “anti” muchas cosas que le caen mal a Estados Unidos. “Anti” neoliberal, “anti” americano y “anti” corriente por su política cocalera. Señores, Morales es un indígena que viene de una mayoría que vive en una pobreza brutal, mientras una minoría ínfima es dueña del país. Y hay que comprender eso para poder razonar con propiedad de lo que ocurre en Bolivia. Hablemos de la pobreza y corrupción galopantes de Latinoamérica... comprendamos de una vez por qué no somos Taiwán --me refiero al conocido argumento de Carlos Alberto Montaner. Admítase que el experimento neoliberal no resultó como se esperaba en Argentina, México y Venezuela. En el artículo, Oppenheimer añade que el país está encaminado a una mayor confrontación. Es cierto; gobernar a Bolivia es muy difícil. Morales tiene poco tiempo para acometer un programa que -sin duda- será manipulado por los sectores más radicales de su Movimiento al Socialismo (MAS) que no le pierden ni pie ni pisada. Su mejor opción es un gobierno de tipo Lula de Brasil, pero ni esa opción le será fácil. Pero por favor, basta ya de valerse de estereotipos típicos de la guerra fría.
martes, 20 de diciembre de 2005
Humano, demasiado humano
Por el fantasma de Nietzsche
"Hay ciertos indicios en los que reconocerás que has hecho largo camino y que has subido más alto: el espacio es ahora más libre alrededor de ti y tu vista abarca un horizonte más vasto que el que veías antes... el aire es más puro y más dulce. Es por eso que tu camino será ahora más solitario y más peligroso que antes -pero no ciertamente en la medida que imaginan los que te han visto subir, a ti, el viajero, del valle brumoso hasta la montaña".
lunes, 19 de diciembre de 2005
Compras...
domingo, 18 de diciembre de 2005
Orhan Pamuk
Por tumiamiblog
Este viernes, en Sisli, Estambul, procesan a Orhan Pamuk. ¿Su crimen? “Denigrar públicamente la identidad turca”. Le piden tres años. Turquía, país de próceres, pachas padres de la patria con santidad intocable. Por ello, casi todos los turcos de a pié --incluyendo los intelectuales-- han virado los cañones a Pamuk. La pesadilla comenzó cuando a principios de año, Pamukasa declaró en un periódico suizo que “en Turquía se habían asesinado un millón de armenios y treinta mil curdos”. ¡No, qué va, eso no es más que un Tabú del imperialismo occidental! ¿La verdad? La primera “limpieza étnica” del siglo XX ocurre durante la Gran Guerra, bajo el pretexto de que los turco-armenios simpatizan con el ejército ruso que atacaba a Turquía desde la Transcaucasia. Los “Jóvenes Turcos” kemalistas masacraron a más de un millón, fusilando a los hombres, mientras que las mujeres y los niños eran enviados al desierto de Siria donde se morían de hambre y sed. Este año, tres universidades de Estambul promovieron un simposio académico con estudiosos de todo el mundo para indagar el problema armenio. Pese a los actos de repudio, fue la primera vez en noventa años que se analizaba “el mito armenio”. ¿Si todo es una “fabricación del exterior”, para qué hostigar a Pamuk? L' affair Pamuk nos es muy cercano. Se trata de la misma historia de siempre. Acabar con los Padilla, Rushdie, V. S. Naipaul, o Kenzaburo Oe, que no hacen más que atentar contra el honor de la patria. Jingoísmo, nacionalismo, fundamentalismo y patriotismo: todo es la misma mierda.
martes, 13 de diciembre de 2005
La variedad de reinos de un día
Por Alcides
En Jungle Jim's compramos una cerveza diabólica. Mira qué puesto me dieron, líneas de Asia, miel. Fue reservada. Fue restringida. Así destapa la reunión, así reúne palos. Yo no sé qué edad tengo ni cómo voy a alejarme de un grupo. Mira qué agencia. Mira los huecos en la nieve. (...) Veo tu enorme ojo en el cielo. Me pasó en Jarahueca y supimos que el silencio era físico, que la reacción era cultural. Esta muela, un siglo después: “Mía, la hierba se puso más verde”. Esta enumeración: “Mi viaje es químico, mis huesos no son como hace tres años”. Baba: me gustaría mejorar. (...) Para no verla se pone espejuelos de sol, para no acabar ejemplificando. Las cartas en el piso, presente y formación de un espacio nuevo. Ay de los que se acerquen cuando esté por allí, varado en su historia. Ay de nosotros, pues una parte regresa a la tierra, una parte es atraída por el vacío. Para no conseguirla repasa el caldero de la mente, los ejemplos de saciedad. (...) Un príncipe al que dejaron en la cocina, una moneda que nadie trae, una deuda con la candela. Se va a precipitar, siempre de noche, cuando un estudio es removido por otro. Siempre a su altura, la variedad de reinos de un día. (...) Me hiciste un sitio, la tarde fue más gris; por mucho tiempo fue suficiente mirar aquel cedro. Mi destino, la tarde nueva, mi ceniza esparcida por Santa Ana: lo que una vez fue Cumbres. El fin de algo me hace pensar en la Avenida de los Mártires, donde te observo, donde me preferías.
lunes, 12 de diciembre de 2005
Movimiento telúrico
Por Alejandro Robles
Después de un largo baño se acostó desnudo. Su esposa Laura era enfermera y solía trabajar de noche en la sala de emergencias de un hospital. En las últimas semanas habían discutido. Laura estaba convencida de que tenía una amante y que no pasaba solo las noches en que ella hacía guardias en el hospital. La última discusión lo había dejado perturbado y molesto. “Tú estás con alguien y lo voy a saber”- le dijo antes de salir. Tan incomodo estaba por la discusión que le fue difícil conciliar el sueño; después se quedó dormido, pero no dejó de moverse de una lado a otro de la cama durante toda la noche. A las 5:40am comenzó a temblar. Había pasado la noche tan intranquilo, que al principio el terremoto le pareció una prolongación de su sueño. Despertó sobresaltado con el estruendo de las cosas que comenzaban a caerse. Todo se estremecía, la lámpara oscilaba, crujía el suelo y una finísima nieve de yeso se desprendía del techo. Espantado, miró por la ventana y vio como los edificios se desplomaban a su alrededor. Desnudo corrió a la puerta; cuando la abrió se encontró con su vecino que también estaba completamente desnudo. El pobre hombre, aterrado, había salido en busca de auxilio y la puerta se le cerró a sus espaldas. Decidió entonces buscar refugio en otro departamento. Ahora estaban los dos completamente desnudos junto a una cama revuelta. Su vecino se arrodilló y comenzó a orar por su salvación. Recordó entonces las palabras de su esposa: “Tú estás con alguien y lo voy a saber”. En medio del creciente caos del terremoto, y seguro de que iba a morir, tomó un papel, una pluma y escribió: “Laura si me encuentras muerto con este hombre nunca pienses…” Bruscamente el terremoto cesó, hubo una larga pausa, la quietud y el silencio que suceden al desastre. Su vecino seguía rezando arrodillado frente a él. Completamente desnudos, y en esa comprometedora posición estaban cuando Laura entró por la puerta…
domingo, 11 de diciembre de 2005
Tor-Magnus Lundeby
Por Alfredo Triff
Al arte del noruego Tor-Magnus Lundeby le cuadra la revolución techno en su pulso kinético, sicotrópico y abstracto, de largos espacios de color homogéneo poblados por huellas con decibeles, sobre la pantalla de un espectómetro de bajo low-frequency cóncavo y hueco, con luxación de guitarra con fuzz a click de 140 bpm. Lundeby es el Hans Christian Andersen del nuevo milenio, a paso y guión sicodélico de juego de arcadas, DJ y rave de impúberes con éxtasis; lágrima de suero DNA amplificada por un pulso sináptico de caos, en función de diagrama Rorschach... la pérdida --o ganancia-- de un factor serendípito lógicamente posible.
Al arte del noruego Tor-Magnus Lundeby le cuadra la revolución techno en su pulso kinético, sicotrópico y abstracto, de largos espacios de color homogéneo poblados por huellas con decibeles, sobre la pantalla de un espectómetro de bajo low-frequency cóncavo y hueco, con luxación de guitarra con fuzz a click de 140 bpm. Lundeby es el Hans Christian Andersen del nuevo milenio, a paso y guión sicodélico de juego de arcadas, DJ y rave de impúberes con éxtasis; lágrima de suero DNA amplificada por un pulso sináptico de caos, en función de diagrama Rorschach... la pérdida --o ganancia-- de un factor serendípito lógicamente posible.
viernes, 9 de diciembre de 2005
Savater en Miami
Por tumiamiblog
Hoy a las 7:30pm el filósofo español Fernando Savater presentará su última novela, El gran laberinto (Ariel, 2005), en el Centro Cultural Español de Coral Gables. Fernando Savater es profesor en la facultad de filosofía de las Universidades de Madrid y Euskadi, ensayista, novelista, periodista y dramaturgo, con más de cuarenta obras a su haber (traducidas a un montón de lenguas). ¿En qué consiste su filosofía? Un anhelo de revolución que afirma su propia enseñanza, la transmite y la acumula. Más allá de izquierdas, derechas y partidismos políticos, Savater propone que la filosofía debe ser cosmopolita y pluralista. En su pensamiento mestizo y meteco hay vestigios de su querido Cioran, de Voltaire y Jacques Brel, más que de Marcel, Rousseau y The Beatles. Sospechoso de ortodoxias y dogmas, Savater le apuesta a Santayana (por su elegante esteticismo), a Bertrand Russell (por su culto atrevimiento), y a otro corro de espectros geniales que le dan aliento: Poe, Stevenson, Papini, Salgari, Adorno, Borges y Camus. En esta época post 9/11 convulsa, caracterizada por extremismos religiosos y burocracias transnacionales, Savater nos advierte contra el miedo al extranjero, el fanatismo y la estupidez. ¿Su apuesta? A favor de los “moralistas sin moraleja”, la inocencia y el sentido del humor, Savater es el “escéptico militante”, ciudadano de un mundo más allá de patriotismos, banderas, sangre y honor nacional. ¿Por qué Savater en Miami? Porque nuestra ciudad puede encarnar ese pensamiento de apostar por trascender genealogías raciales y nacionalistas. Miami, Babel de ideologías desiguales, de disensión exaltada y etnocéntrica. Miami, la topográficamente contradictoria (desde los rascacielos impersonales y estridentes de Brickell, a las encerradas ciudadelas cookie-cutter del sur de Dade, pasando por la realidad anémica del ghetto) encarna la esperanza de esa sociedad civil abierta que añora el maestro español. Bloguero: No te pierdas esta oportunidad de escuchar, aquí, en el patio, a un extraordinario pensador contemporáneo.
______________________________________
Viernes 9 de diciembre, 7:30 pm
Centro Cultural Español
800 Douglas Road, Coral Gables
Tel.: (305) 448-9677
Gratis
jueves, 8 de diciembre de 2005
Control mute
Por Jesús Rosado
Mañana aséptica. Panea el cielo y todo es azul elegante. Desciende la mirada y se topa un verde bien subido para el otoño terminal. Viernes espléndido, mejor diría, impecable. Alentador proemio para un weekend. Enciende el auto y lo deja deslizar calle abajo hasta la avenida. Baja las ventanillas para disfrutar el céfiro y los efluvios de diciembre. A su lado, Emily se acomoda desenfadadamente el cabello y sube un tanto el cristal. Ahora comenzará el tramo más abrumador del día: el borrascoso tráfico hasta el empleo. Rutina apelmazada. Frena y dale, bocinazos, los contendientes tras el volante, improperios, adrenalina. En fin, las trivialidades que no te pueden emponzoñar el día. Él se dispone a conectar la radio, pero ella, adelantada, empuja por la ranura la última porción del compacto. Suena el piano y, tras él, los legendarios versos de Imagine. Ella conoce de memoria los 184 segundos de la pieza. ¡Qué canción! ¡Qué tiempos! De pronto, un pitazo al fondo y una grosería. Absorto en la canción, él conduce distraído. Concede un gambito a la prisa y deja pasar al ofensor, pero sin desdeñar revancha contraataca con otra cochinada. Emily sacude la cabeza reprobando la indecencia. Entonces ocurre lo inusitado. Súbitamente todos los ruidos cesan. Trepidar de vehículos. Claxons. Insultos. Melodía. La sutileza de la brisa. El batir de hojas. Nada detenido, pero todo mudo. Él hablándole a Emily y ella respondiendo pero sin escucharse. Los conductores mirándose unos a otros, atónitos. El tráfico paralizándose. Una mujer rompe en llanto y al no percibir su gimoteo, revienta en histeria. Resonancia nula total… De repente, regresa la música a la reproductora y, simultáneamente, retornan todos los fragores ordinarios de la jornada. Los conductores recobran la calma. El tránsito reasume su vértigo. Él le habla a Emily y nuevamente se escuchan. Le pregunta, aún desconcertado, sobre lo ocurrido. Ella acariciándose la barbilla, adopta un aire persuasivo y responde: alguien hizo clic sobre el control mute del planeta. Entretanto, ya está sonando la próxima canción de Lennon.
miércoles, 7 de diciembre de 2005
Miami en busca de un símbolo
Por tumiamiblog
El símbolo de Miami se acaba de discutir y –teóricamente-- aprobar en un estudio llamado Spine 3D. Se trata de un concurso internacional en el cual participaron diseñadores y arquitectos del mundo, al parecer patrocinados por FIU. Según informaciones aparecidas en el Nuevo Herald el miércoles pasado, el ganador ha sido el arquitecto Roberto Rovira con su proyecto Sunpars, haciendo referencia a la vela en el palo central en las embarcaciones náuticas (se trata de un conjunto de tres edificios con cerca de 2000 pies de altura). En segundo lugar quedó una monumental escultura metálica de Min Tang y en tercero, un edificio del arquitecto de Miami Jorge Peralta, que representa una antorcha basada en la hoja de una palma. La ciudad mágica, el sol, el Colony, la palma, la Torre de la Libertad e inclusive la torre de Pei han quedado obsoletas, Miami no tiene símbolos que la identifiquen como lo era la torre Eiffel en París o el letrero de Hollywood en Los Angeles --por citar los más conocidos ¿Habrá que buscar un nuevo símbolo debido a los tiempos de cambio que la ciudad vive?
martes, 6 de diciembre de 2005
De balsas y balseros
Por Luis Soler
…Al quinto día, cuando ya todo parecía perdido y la fiebre me rostizaba el pescuezo, el cielo cambió a unos sospechosos tonos rosados, el mar dejó sus convulsiones de ocho metros. Me dolían un montón los ganglios de las verijas; los palpé con cuidado y parecían pelotas de ping-pong (la infección era severa). Me atreví a tocarme la rodilla y sentí el hueso de la rótula expuesto, mientras la piel colgante se movía al vaivén de las olas. Mis brazos apoyados en el caucho negro de la balsa estaban totalmente quemados por la fricción y esa ausencia dérmica me hacía tragar gemidos de dolor que le daban forma al silencio. Nadie decía nada. Mis tres amigos aprovecharon la calma chicha para poder dormir algo y después de cuatro días sin poder pegar un ojo, no les costó demasiado. Yo no. Yo quería morir pero no sabía ahogarme, así es que esperé a que plasma y pus se esparcieran hasta la manada de tiburones más cercanos y estos dieran cuenta de mí. No tuve suerte. Nos recogieron esa madrugada cuando yo perdía el conocimiento del alba cercana y la muerte me hacía un guiño. Me daba otro chance.
lunes, 5 de diciembre de 2005
La ciega
Por Alejandro Robles
Llevaba tres años casado con Lucrecia y vivíamos en un caserón en la zona vieja de la ciudad. Ella conocía desde la infancia a una de sus vecinas y ahora eran amigas. Su vecina era ciega, ciega y hermosa. Sus encantos no estaban muertos, sino enterrados por su ceguera. Ignoraba su belleza porque no podía verse en los espejos y eso la hacía aún más hermosa. Una tarde vino a visitar a Lucrecia. A pesar de que mi mujer no estaba le dije que pasara. Tenía puesta una falda corta. Mis ojos se deslizaron por sus muslos anchos y lisos y me demoré ante la carne pujante de sus senos. Mentí y le dije que iba a ver si Lucrecia estaba en el cuarto del fondo. Me detuve en el corredor y, sin avanzar ni moverme de mi sitio, hice que el sonido de mis pasos disminuyera gradualmente, como si me alejara. Me quité los zapatos y regresé descalzo a la sala. Deslizándome me acosté en el suelo -casi debajo de su cuerpo- y comencé a masturbarme. Desde allí veía no sólo sus muslos cubiertos de una finísima pelusa dorada, sino también el perfecto dibujo de los gruesos labios de su vulva, la seda de su ropa interior hundida en el centro como una sábana que se muerde y humedece en la boca. Como si me presintiera, como si pudiera verme con sus enormes lentes oscuros, orientó la cabeza en hacia adonde yo estaba. Eso me excitó aún más. Mi exaltación alcanzó el punto en que el hormiguero se concentra y se transforma en lava que se desborda. Eyaculé. Regresé al mismo sitio del corredor, volví a ponerme los zapatos e invertí el proceso. Ahora el sonido de mis pasos crecía como si me acercara por el corredor desde el fondo de la casa. Iba a decirle que Lucrecia no estaba, pero en ese instante llegó. Lucrecia saludó a la joven que estaba en la sala, era la hermana gemela de nuestra vecina ciega y no era precisamente invidente.
domingo, 4 de diciembre de 2005
Invocación
Un día como hoy oramos a Santa Bárbara, impúber doncella que se negó al casamiento para ofrecerse a Cristo, esa que fue enclaustrada en una atalaya y entregada a los tribunales por su padre Dióscoro oficial de legionarios al servicio del Imperio Romano, por lo que fue decapitada y devino en mártir y extrañamente (que no es más que causalidad concurrente en las cuatro esquinas del Señor Elegguá) sincretizándose centurias más tarde con el Orisha Mayor, dios del fuego, el rayo, la guerra y el baile, la música y la belleza viril, el pendenciero, el revoltoso mujeriego que comparece bipene, con hacha en alto y se agarra los testículos y rumbea y se alaba de sus poderes priápicos, el cabrón de Changó.
La vuelta del mercado
Por Alcides
La sorprendí alimentándome otra vez. “Te tengo prohibido que me alimentes”, dije. Se hizo la sueca y siguió preparando panes con queso derretido, que ponía en mi boca cada vez que la abría para protestar. Masticaba molesto y recordaba el sueño de la noche reciente: la casa entera se había llenado de agua; salía por unos huecos en la pared, de la madera interior, de las pequeñas heridas de la madera. “Qué rico pan”, pensé mientras contemplaba la danza benéfica de esta mujer. Parecía una rusa, la más bella y buena de todas. “Extraño MTV”, murmuró. Y dos segundos después: “Hasta que no te comas todo eso no te voy a desamarrar”.
jueves, 1 de diciembre de 2005
La bicicleta y la putica
Por Raúl Dopico
Era una putica adorable de la calle Zanja. Una mulatica achinada famosa por sus dientes blanquísimos y por el mito que corría de boca en boca: “Cuando abre las piernas la miel se le chorrea”, cuchicheaba uno. “Tiene dientes en la vagina”, comentaba otro. “Ella no tiempla, deja ciego para siempre al Cíclope”, aseguraba el poeta del barrio. Era una putica salvaje que emboscaba extranjeros saltándoles al cuello en cualquier esquina hotelera como una tigresa hambrienta, para masticarles las ganas y perfumarles el cuerpo con el sudor ancestral de sus carnes. Era una putica que se sintió reina; cuando de tanto abrir las piernas la felicidad le regaló una bicicleta china, hecha por manos chinas, en la tierra donde alguna vez vivieron sus abuelos. Era 1994. El horror se humedecía en los apagones. La ciudad te asesinaba a cualquier hora. Y la gente buscaba la libertad o la fuga, que casi siempre es lo mismo, como náufragos sedientos tragándose el mar. La putica se sintió reina. Y rió con sus dientes blanquísimos en una noche sin luna llena. Una noche con una esquina, con dos animales ebrios que no eran lobos. Con dos salvajes que le despedazaron la sonrisa a chavetazos, para robarle su bicicleta y dejarla tirada en un solar yermo como una res destazada, esperando la salida del sol, mientras inmóvil, sin poder hacer nada, veía cómo la miel le corría por sus muslos a la espera de ser servida en el festín del infierno.