Por Adalberto Delgado
Todos los domingos puedes vacilar buena música neo-Cubana, Brasileña, world music y hasta obscure funk de los 70 en el brunch de Books & Books. Por un menu de $16.50 tienes tortilla (hecha a la orden), salmón, quesos, frutas, bagels, banana bread, french toast, etc. No he visto a nadie conocido pasar por ese bello patio de Coral Gables (que es ya un centro cultural importante de Miami). Es una pena. Cada vez que oigo a alguien quejarse que “no hay nada que hacer los domingos," me encabrono. La gente no quiere gastar dinero. Queremos que todo sea “gratiñán”. Lo veo en Clique (en Coral Way y la 12) con grupitos asistentes que vacilan con deleite la música de Isa, Liván y amigos, pero no meten la mano en el bolsillo para tomarse un lague. ¡Qué tacañería! ¿De dónde creen que sale el dinero de los músicos? Para eso se inventó el cover charge. Pero los hay que ni quieren pagar un cover de $5 (y se supone que estás “oyendo a tus socios que te encantan”)... a no ser que no nos importe que la música de Miami sea de mini-disks y “pisteros”. ¡Ojo! Lincoln Road y Ocean Drive están llenas de “pisteros” (que es un tipo cantando con una pista pre-grabada y sintetizada. Hoy por hoy, cualquier tipo de diversión cuesta: El cine supone $24 por pareja; un restaurante barato $50. Lo que quiero decir es que si queremos entretenimiento y arte de calidad para nuestra ciudad, debemos cambiar nuestra actitud... y pronto.
sábado, 30 de abril de 2005
jueves, 28 de abril de 2005
Personajes en busca de un blogoautor
Por Carmen Diaz
Anoche vi la película Marat-Sade, de Peter Weiss. Cuando la vi por primera vez, no pude comprender el lenguaje cáustico ni la irreverencia contra las “revoluciones”; mucho menos la ridiculización destemplada del poder populista. Tenía quince años. Anoche se me ocurrió que algún sesudo de este blog (medio dramaturgo) pudiera construir una versión, digamos que un homenaje caribeño al creador de esta obra/film. No tendría que seguir el libreto original. Esta versión se desarrollaría en Mazorra y los actores serían dementes que han perdido la razón en nuestra historia reciente. Un loco podría estar obsesionado con llenar bolsitas de polietileno para sembrar café Caturla; otra sería una ex-ingeniera ambientalista que repitiera hasta el cansancio: “No corten árboles, van a joder el microclima”; otro sería alguien que piensa que está siendo comido por un tiburón en alta mar; otro uno que perdió las dos piernas porque los soldados que trataba de ayudar en África le pasaron por arriba huyendo; un poeta disidente que hablara en verso; un exilado que prepara guerrillas en los Everglades. También alguien que está cortando caña figurativamente para conseguir el refrigerador soviético. Charlotte Corday sería la jinetera que asesinaría a Marat. Marat podría ser Fidel, sentado en una olla arrocera, empeñado en dar recetas de cocina de alta eficiencia energética. Los enfermeros del sanatorio serían miembros del CDR y las monjitas, entusiastas federadas con la imagen de Vilma Espín en sus cofias. Todos altamente entrenados en dar electroshocks. Podríamos tener alguien que siempre cree empujar una balsa hacia la orilla. Sade podría tener un papel menos sádico, más burlón quizás, aun más nihilista. El coro podría estar integrado por una bailarina de Tropicana obsesionada con viajar a México, un cirujano encaprichado en criar un puerco en el balcón, un ingeniero químico que cree vender merenguitos en El Prado, una soprano lírica que perdió su status desde el viaje del Papa: “No tengan miedo”, entona muerta de pavor. Los cuatro tendrían que cantar muy bien. Naturalmente, hay que ampliar la descripción de los actores y la pieza en si, hay que armarla. ¿Quién se ofrece?
Anoche vi la película Marat-Sade, de Peter Weiss. Cuando la vi por primera vez, no pude comprender el lenguaje cáustico ni la irreverencia contra las “revoluciones”; mucho menos la ridiculización destemplada del poder populista. Tenía quince años. Anoche se me ocurrió que algún sesudo de este blog (medio dramaturgo) pudiera construir una versión, digamos que un homenaje caribeño al creador de esta obra/film. No tendría que seguir el libreto original. Esta versión se desarrollaría en Mazorra y los actores serían dementes que han perdido la razón en nuestra historia reciente. Un loco podría estar obsesionado con llenar bolsitas de polietileno para sembrar café Caturla; otra sería una ex-ingeniera ambientalista que repitiera hasta el cansancio: “No corten árboles, van a joder el microclima”; otro sería alguien que piensa que está siendo comido por un tiburón en alta mar; otro uno que perdió las dos piernas porque los soldados que trataba de ayudar en África le pasaron por arriba huyendo; un poeta disidente que hablara en verso; un exilado que prepara guerrillas en los Everglades. También alguien que está cortando caña figurativamente para conseguir el refrigerador soviético. Charlotte Corday sería la jinetera que asesinaría a Marat. Marat podría ser Fidel, sentado en una olla arrocera, empeñado en dar recetas de cocina de alta eficiencia energética. Los enfermeros del sanatorio serían miembros del CDR y las monjitas, entusiastas federadas con la imagen de Vilma Espín en sus cofias. Todos altamente entrenados en dar electroshocks. Podríamos tener alguien que siempre cree empujar una balsa hacia la orilla. Sade podría tener un papel menos sádico, más burlón quizás, aun más nihilista. El coro podría estar integrado por una bailarina de Tropicana obsesionada con viajar a México, un cirujano encaprichado en criar un puerco en el balcón, un ingeniero químico que cree vender merenguitos en El Prado, una soprano lírica que perdió su status desde el viaje del Papa: “No tengan miedo”, entona muerta de pavor. Los cuatro tendrían que cantar muy bien. Naturalmente, hay que ampliar la descripción de los actores y la pieza en si, hay que armarla. ¿Quién se ofrece?
miércoles, 27 de abril de 2005
Ecléctica
Por Alcides
“La Arañita Mala de Florida” es (de cuantas se conocen) la competidora más extravagante de la Viuda Negra. Dicen que vino en las maletas de los primeros exiliados cubanos. Aunque perdió su carácter endémico para vivir en tierras de libertad, conserva su veneno y sus reflejos. Tiene las patas cortas y colores primarios en su ancho lomo. Come básicamente lo mismo que sus familiares: bichos más chiquitos. La primera precaución que uno debe tomar para evitarla (al menos en Miami) es no mudarse a la Playa. Hace años, la Arañita se apoderó de los jardines de South Beach, donde nunca envenenará a un jardinero pero sí a sus residentes, perros, turistas bobos y policías. Desde que Oda fuera picada −mordida, según ella−, he soñado tres veces que voy caminando por su pasillo y doy un frenazo frente a la arañita (tan cerca que la veo fuera de foco). Por suerte, en el sueño se puede volar y en la vigilia existe el personal de Hipócrates. El hospital Mount Sinai ha documentado una serie de envenenamientos, e inició la campaña “Pague su antídoto: el veneno envenena más de una vez” −no sé si con buenos resultados, porque la gente nunca piensa en venenos y a ese paso, ¿cómo va a pensar en antídotos? Oda estuvo pagando durante varios meses “la salvación” que le inyectaron en la nalguita. Tuvo dos viajes: el de la sustancia matadora y el que acaba con dicha sustancia. Al menos hoy, si me obligaran a escoger entre un viaje de ida y uno de ida y vuelta, me quedaría con el primero. Debe ser rico.
PD: “Dicen que vino en las maletas de los primeros exiliados”, es una línea que oí frente a La Carreta. Sólo añadí, “cubanos”. En esas milicias de la cafeína todo suena normal. No puedo garantizar la fuente.
“La Arañita Mala de Florida” es (de cuantas se conocen) la competidora más extravagante de la Viuda Negra. Dicen que vino en las maletas de los primeros exiliados cubanos. Aunque perdió su carácter endémico para vivir en tierras de libertad, conserva su veneno y sus reflejos. Tiene las patas cortas y colores primarios en su ancho lomo. Come básicamente lo mismo que sus familiares: bichos más chiquitos. La primera precaución que uno debe tomar para evitarla (al menos en Miami) es no mudarse a la Playa. Hace años, la Arañita se apoderó de los jardines de South Beach, donde nunca envenenará a un jardinero pero sí a sus residentes, perros, turistas bobos y policías. Desde que Oda fuera picada −mordida, según ella−, he soñado tres veces que voy caminando por su pasillo y doy un frenazo frente a la arañita (tan cerca que la veo fuera de foco). Por suerte, en el sueño se puede volar y en la vigilia existe el personal de Hipócrates. El hospital Mount Sinai ha documentado una serie de envenenamientos, e inició la campaña “Pague su antídoto: el veneno envenena más de una vez” −no sé si con buenos resultados, porque la gente nunca piensa en venenos y a ese paso, ¿cómo va a pensar en antídotos? Oda estuvo pagando durante varios meses “la salvación” que le inyectaron en la nalguita. Tuvo dos viajes: el de la sustancia matadora y el que acaba con dicha sustancia. Al menos hoy, si me obligaran a escoger entre un viaje de ida y uno de ida y vuelta, me quedaría con el primero. Debe ser rico.
PD: “Dicen que vino en las maletas de los primeros exiliados”, es una línea que oí frente a La Carreta. Sólo añadí, “cubanos”. En esas milicias de la cafeína todo suena normal. No puedo garantizar la fuente.
martes, 26 de abril de 2005
Memoria: silenciosa luz
Por Rosie Inguanzo
¿Qué es la memoria? Dicen que recordar es el vehículo reflexivo que nos conduce al conocimiento propio. Recordar...adentrarnos en el artificio retraído de la experiencia. A veces, ciegos ante el presente, o como Homero y Borges (ciegos realmente), nos adentramos en el pasado moldeado de recuerdos. Es así como la ceguera ante el presente marca el giro a otras realizaciones. Y surgen palabras sensibles a la luz: la memoria es el resultado de una negociación entre la luz y las sombras. La luz total ciega. Deslumbrarnos es no ver nada salvo luz que fulmina todo lo trazado por las sombras y viceversa. Está concebido que veamos con el ojo sensual lo que da a revelarse a estos dos reinos: ver sombras que toca la luz silenciosa, invisibles registrados por la luz y por el ojo que reinventa y colorea. Tañido por la luz, lo vivido está contenido en las sombras del olvido. El brillante tapiz de la memoria nos permite recuperar ese otro mundo extraviado en lo oscuro, arduas constelaciones. Ver es no ver y no ver es ver otras cosas. La memoria es la brecha por donde recuperamos lo visto y sentido. El creador cierne su mirada sobre este universo enterrado, intuye el reverso de lo visible y la imaginación viene a completar el acto creativo. ¿Qué es la imaginación? Su arsenal está constituido de deseo, memoria y olvido... Jorge Luis Borges, en “Arte poética”, insta a “convertir el ultraje de los años / en una música, un rumor un símbolo”. Inmerso en las sombras de la ceguera física, intuye que un mundo abierto se le propicia: la memoria: “Otra cosa no soy que estas imágenes / que baraja el azar y nombra el tedio. / Con ellas, aunque ciego y quebrantado, / he de labrar el verso incorruptible, / y (es mi deber) salvarme.”
¿Qué es la memoria? Dicen que recordar es el vehículo reflexivo que nos conduce al conocimiento propio. Recordar...adentrarnos en el artificio retraído de la experiencia. A veces, ciegos ante el presente, o como Homero y Borges (ciegos realmente), nos adentramos en el pasado moldeado de recuerdos. Es así como la ceguera ante el presente marca el giro a otras realizaciones. Y surgen palabras sensibles a la luz: la memoria es el resultado de una negociación entre la luz y las sombras. La luz total ciega. Deslumbrarnos es no ver nada salvo luz que fulmina todo lo trazado por las sombras y viceversa. Está concebido que veamos con el ojo sensual lo que da a revelarse a estos dos reinos: ver sombras que toca la luz silenciosa, invisibles registrados por la luz y por el ojo que reinventa y colorea. Tañido por la luz, lo vivido está contenido en las sombras del olvido. El brillante tapiz de la memoria nos permite recuperar ese otro mundo extraviado en lo oscuro, arduas constelaciones. Ver es no ver y no ver es ver otras cosas. La memoria es la brecha por donde recuperamos lo visto y sentido. El creador cierne su mirada sobre este universo enterrado, intuye el reverso de lo visible y la imaginación viene a completar el acto creativo. ¿Qué es la imaginación? Su arsenal está constituido de deseo, memoria y olvido... Jorge Luis Borges, en “Arte poética”, insta a “convertir el ultraje de los años / en una música, un rumor un símbolo”. Inmerso en las sombras de la ceguera física, intuye que un mundo abierto se le propicia: la memoria: “Otra cosa no soy que estas imágenes / que baraja el azar y nombra el tedio. / Con ellas, aunque ciego y quebrantado, / he de labrar el verso incorruptible, / y (es mi deber) salvarme.”
lunes, 25 de abril de 2005
Las apariencias engañan
Por Alfredo Triff
Mi conversación con Y.R. tiene lugar en el patio/café de Books&Books en Coral Gables. El tema es algo metafísico y burlesco. “Dicen que todo es apariencia,” me advierte ella. “Bueno, no todo puede serlo, pues entonces ya no se aparenta,” le respondo. “¿Se trata de una paradoja?” “Sí y no” –alego. “Lo que aparenta presume no ser ese algo que es, pero siéndolo, se vuelve en ese algo que disimula”. “¿Y no podría aparentarse la apariencia misma?” Me detengo ante la pregunta. Sé que me tiende una trampa. “Quizá, pero opino que al hacerlo se traiciona”. Por su reacción imperturbable me doy cuenta que mi argumento no le basta. “¿Me hablas de un impulso decoroso en el corazón de lo aparente?”, murmura lentamente, mientras me contempla con desfachatez. Se derrumba mi ánimo, pero lo disimulo. “La que engaña no está exenta del engaño”, expreso casi automáticamente. “He ahí la realidad. Se es o no se es”, me riposta a boca de jarro. Entonces prende un Marlboro light y me sonríe con picardía casi malévola. Sus labios rojos y carnosos envuelven el pitillo epicúreamente. Sus espléndidas pestañas me hipnotizan. Siento una trabazón en la garganta. “Por supuesto”, agrego. Bebo cerveza y oculto mi aprieto. “Hay ocasiones en que la apariencia pervierte la realidad... me refiero la apariencia que se disimula a sí misma sin saberlo.” Ella lanza una carcajada y con aire de fingida sorpresa increpa: “¿Estás diciendo que hay fantasmas detrás de la apariencia?” Hago una pausa y mido las palabras: “Querida, toda apariencia tiene su doble hasta que ésta comienza a creérselo.” “Pues por ese camino se diría que a tu apariencia le falta lo que necesita para serlo y entonces volvemos al principio, ¿no crees?” Su rostro demuda y siento como si la tierra me tragara. “Casi”, la interrumpo. Me rasco la garganta. Cierro los ojos y pronuncio: “La diferencia está en que todo es apariencia. Recuerda que las apariencias engañan”. Después de esa salida fortuita, me gano el primer beso de la noche.
Mi conversación con Y.R. tiene lugar en el patio/café de Books&Books en Coral Gables. El tema es algo metafísico y burlesco. “Dicen que todo es apariencia,” me advierte ella. “Bueno, no todo puede serlo, pues entonces ya no se aparenta,” le respondo. “¿Se trata de una paradoja?” “Sí y no” –alego. “Lo que aparenta presume no ser ese algo que es, pero siéndolo, se vuelve en ese algo que disimula”. “¿Y no podría aparentarse la apariencia misma?” Me detengo ante la pregunta. Sé que me tiende una trampa. “Quizá, pero opino que al hacerlo se traiciona”. Por su reacción imperturbable me doy cuenta que mi argumento no le basta. “¿Me hablas de un impulso decoroso en el corazón de lo aparente?”, murmura lentamente, mientras me contempla con desfachatez. Se derrumba mi ánimo, pero lo disimulo. “La que engaña no está exenta del engaño”, expreso casi automáticamente. “He ahí la realidad. Se es o no se es”, me riposta a boca de jarro. Entonces prende un Marlboro light y me sonríe con picardía casi malévola. Sus labios rojos y carnosos envuelven el pitillo epicúreamente. Sus espléndidas pestañas me hipnotizan. Siento una trabazón en la garganta. “Por supuesto”, agrego. Bebo cerveza y oculto mi aprieto. “Hay ocasiones en que la apariencia pervierte la realidad... me refiero la apariencia que se disimula a sí misma sin saberlo.” Ella lanza una carcajada y con aire de fingida sorpresa increpa: “¿Estás diciendo que hay fantasmas detrás de la apariencia?” Hago una pausa y mido las palabras: “Querida, toda apariencia tiene su doble hasta que ésta comienza a creérselo.” “Pues por ese camino se diría que a tu apariencia le falta lo que necesita para serlo y entonces volvemos al principio, ¿no crees?” Su rostro demuda y siento como si la tierra me tragara. “Casi”, la interrumpo. Me rasco la garganta. Cierro los ojos y pronuncio: “La diferencia está en que todo es apariencia. Recuerda que las apariencias engañan”. Después de esa salida fortuita, me gano el primer beso de la noche.
domingo, 24 de abril de 2005
Aprendices de brujo
Por Alejandro Ríos
Si el escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez hubiera decidido trotar por el mundo como exiliado, con las tribulaciones que esto conlleva, solamente para escribir Aprendices de brujo, la literatura cubana y latinoamericana contemporáneas se sentirían gratificados por su sacrificio. Rodríguez, como pocos adelantados de nuestra cultura, en su país navegó a contracorriente. La literatura infantil cubana contemporánea le debe no pocas de sus obras más relevantes cuando el pie forzado del mensaje ideológico podía terminar por frustrar cualquier empeño creativo. Toni es un optimista raigal y Aprendices es la prueba fehaciente de que salió ileso de las trampas que suele tender un gobierno contra natura. La literatura sin impedimenta, con la libertad interior que requiere su ejercicio, es una de las maneras más legítimas de la dignidad. Elegante y digno, es deudor de Dulce María Loynaz y otros condiscípulos del silencio y la mesura en un medio enrarecido de banderitas y consignas. El joven apuesto y aristocrático que asistía a los ciclos de la Cinemateca de Cuba en compañía de Daína Chaviano, Chely Lima, Alberto Serret y Sergio Andricaín, no se dejó amedrentar por la vulgaridad y el oportunismo imperantes en La Habana, ni se dejó seducir por los cantos de sirena de la cultura oficial. Su tránsito al exilo conoció estadías latinoamericanas donde dejó libros, teatro, magisterio, periodismo, practicando la colonización noble que, según Ponte, la diáspora ejecuta con espontánea destreza. Su novela entra en la piel de los personajes y en la circunstancia de la ciudad, dando vida a una Habana mítica y esquiva, dormida en fotos. Aprendices es un remanso dentro de los desmedros estéticos y argumentales que ha provocado la literatura sobre el aquelarre nacional. Del tejido social, deshilachado con los años, surge también una literatura que sutura de luz la galería del espanto. No se engañen con su modestia y don de buena gente; debajo de su donaire de tarde en El Vedado y su conversación serena, pervive, desde esta novela, uno de los más consecuentes intelectuales que haya emergido de esa isla de demiurgos y demonios. He conocido a dos Tonis, aquel muchacho de la Cinemateca y el narrador de hoy, y les aseguro que Aprendices de brujo es como el acto deslumbrante del mago que desaparece ante nuestros ojos provocando inquietud, hasta reaparecer como un niño maldito y fijarse en el corazón.
Si el escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez hubiera decidido trotar por el mundo como exiliado, con las tribulaciones que esto conlleva, solamente para escribir Aprendices de brujo, la literatura cubana y latinoamericana contemporáneas se sentirían gratificados por su sacrificio. Rodríguez, como pocos adelantados de nuestra cultura, en su país navegó a contracorriente. La literatura infantil cubana contemporánea le debe no pocas de sus obras más relevantes cuando el pie forzado del mensaje ideológico podía terminar por frustrar cualquier empeño creativo. Toni es un optimista raigal y Aprendices es la prueba fehaciente de que salió ileso de las trampas que suele tender un gobierno contra natura. La literatura sin impedimenta, con la libertad interior que requiere su ejercicio, es una de las maneras más legítimas de la dignidad. Elegante y digno, es deudor de Dulce María Loynaz y otros condiscípulos del silencio y la mesura en un medio enrarecido de banderitas y consignas. El joven apuesto y aristocrático que asistía a los ciclos de la Cinemateca de Cuba en compañía de Daína Chaviano, Chely Lima, Alberto Serret y Sergio Andricaín, no se dejó amedrentar por la vulgaridad y el oportunismo imperantes en La Habana, ni se dejó seducir por los cantos de sirena de la cultura oficial. Su tránsito al exilo conoció estadías latinoamericanas donde dejó libros, teatro, magisterio, periodismo, practicando la colonización noble que, según Ponte, la diáspora ejecuta con espontánea destreza. Su novela entra en la piel de los personajes y en la circunstancia de la ciudad, dando vida a una Habana mítica y esquiva, dormida en fotos. Aprendices es un remanso dentro de los desmedros estéticos y argumentales que ha provocado la literatura sobre el aquelarre nacional. Del tejido social, deshilachado con los años, surge también una literatura que sutura de luz la galería del espanto. No se engañen con su modestia y don de buena gente; debajo de su donaire de tarde en El Vedado y su conversación serena, pervive, desde esta novela, uno de los más consecuentes intelectuales que haya emergido de esa isla de demiurgos y demonios. He conocido a dos Tonis, aquel muchacho de la Cinemateca y el narrador de hoy, y les aseguro que Aprendices de brujo es como el acto deslumbrante del mago que desaparece ante nuestros ojos provocando inquietud, hasta reaparecer como un niño maldito y fijarse en el corazón.
sábado, 23 de abril de 2005
Musarañas
Por La Chuna
Según la tradición, o las lenguas largas (y no la experiencia), el tiempo que nos es dado ya está contado. Yo (que casi alcanzo los ochenta) no creo que mi tiempo en el futuro sirva de mucho. Por eso he pensado que debo dar cuenta de cómo me asomo a la realidad. Es inexplicable, pero gran parte del tiempo me la paso pensando en las musarañas. Esta búsqueda ha sido una obsesión desde niña. A pesar de mi tesón, las musarañas continúan elusivas. Apenas llego a alcanzarlas, se escapan en una neblina muy densa e indefinida. Pedí ayuda al diccionario (el pequeño Larousse Ilustrado) para ver si podía acercarme a la solución del misterio. Me sorprendió conocer que las musarañas son mamíferos parecidos a las ratas. En algunos países latino-americanos, es una mueca que se hace con el rostro. Por ultimo, mirar o pensar en las musarañas equivale a estar distraído. Confieso que el diccionario no me sirvió de mucho. Soy bastante independiente y siempre he consumado que las musarañas, son algo profundo que debo investigar. ¡No quiero ni debo pensar que no existan, con tanto tiempo que he dedicado a su búsqueda! Quiero decir que a menudo, cuando me concentro en encontrarlas, me distraigo del tema observando a mis uñas, que son tan diferentes --cada una con personalidad propia. Mirando a mis uñas me ha venido a la mente ese dicharacho: “son como uña y carne”. En esos casos, hay que definir qué es uña, y qué es carne. Esta última tiene vida, circulación, dolor. La uña, mientras tanto, se halla en un proceso de ir de la vida a la muerte, solo sintiendo cuando está sujeta a la carne. Luego, cuando observo mi cutícula (carne completamente muerta pero sin desprenderse del dedo) concluyo que nos convertimos en cutícula cuando desafiamos la muerte, respirando y alimentándonos a través de maquinas y tubos. No sé si estas observaciones son parte del secreto de las musarañas, o si están por completo fuera del tema. En mi ansiedad de comunicación, quisiera oír, bloguero, tu palabra.
Según la tradición, o las lenguas largas (y no la experiencia), el tiempo que nos es dado ya está contado. Yo (que casi alcanzo los ochenta) no creo que mi tiempo en el futuro sirva de mucho. Por eso he pensado que debo dar cuenta de cómo me asomo a la realidad. Es inexplicable, pero gran parte del tiempo me la paso pensando en las musarañas. Esta búsqueda ha sido una obsesión desde niña. A pesar de mi tesón, las musarañas continúan elusivas. Apenas llego a alcanzarlas, se escapan en una neblina muy densa e indefinida. Pedí ayuda al diccionario (el pequeño Larousse Ilustrado) para ver si podía acercarme a la solución del misterio. Me sorprendió conocer que las musarañas son mamíferos parecidos a las ratas. En algunos países latino-americanos, es una mueca que se hace con el rostro. Por ultimo, mirar o pensar en las musarañas equivale a estar distraído. Confieso que el diccionario no me sirvió de mucho. Soy bastante independiente y siempre he consumado que las musarañas, son algo profundo que debo investigar. ¡No quiero ni debo pensar que no existan, con tanto tiempo que he dedicado a su búsqueda! Quiero decir que a menudo, cuando me concentro en encontrarlas, me distraigo del tema observando a mis uñas, que son tan diferentes --cada una con personalidad propia. Mirando a mis uñas me ha venido a la mente ese dicharacho: “son como uña y carne”. En esos casos, hay que definir qué es uña, y qué es carne. Esta última tiene vida, circulación, dolor. La uña, mientras tanto, se halla en un proceso de ir de la vida a la muerte, solo sintiendo cuando está sujeta a la carne. Luego, cuando observo mi cutícula (carne completamente muerta pero sin desprenderse del dedo) concluyo que nos convertimos en cutícula cuando desafiamos la muerte, respirando y alimentándonos a través de maquinas y tubos. No sé si estas observaciones son parte del secreto de las musarañas, o si están por completo fuera del tema. En mi ansiedad de comunicación, quisiera oír, bloguero, tu palabra.
viernes, 22 de abril de 2005
¿Qué hacer? ¿A dónde ir?
Por Rosie Inguanzo
Viernes de abandono. Obedezca al gorgoteo de las palomas. Entréguese a la mañana de este viernes como quien da el cuerpo. Miami ensaya su pieza teatral miscelánea y fatídica de fin de semana...¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Este sábado 23 de abril, a las 8 de la noche, Adrián Castro presenta su libro Wise Fish, en Books&Books de Coral Gables: poeta políglota, verbo musical, híbrido corazón...Adrian enuncia como un actor y Miami para él es mito poético, talismán, enganga de culturas intersticiales, desplazadas. Triff lo acompañará con su violín en algunos poemas/canciones. Si andas buscando rumba urbana con pespuntes solariegos, hoy viernes y mañana sábado El Sacerdote de la Rumba & su grupo Lafé estarán en Brisa Atlántica (Delray Beach - 9 SE Atlantic Avenue). Esta semana un acontecimiento inusual: La Academia de Rosario Suárez (Charín) invita a un ensayo abierto (se sugiere la donación de $20/ 305-649-3018 ), el jueves 28, a las 8:30pm. El ensayo es la preparación de la Gran Función Gala que tomará lugar en el teatro Artime, en mayo 1ro. Pedro Portal exhibirá, para la ocación, su documentación visual de la compañía. Esta es una oportunidad única que recomiendo con las entrañas: Charín es la danza caníbal (devora a su propia especie) porque una vez que la has visto bailar comprendes que te ha domesticado. Esta diva baila como quien resiste a la muerte, mezcla de voluptuosidad y angustia, Charín baila y se hunde en el pecho y da ganas de llorar un no sé qué, un goce angustioso. Ella encarna el espíritu de la danza: sandunga, precisión y riesgo. Tú escoge.
Viernes de abandono. Obedezca al gorgoteo de las palomas. Entréguese a la mañana de este viernes como quien da el cuerpo. Miami ensaya su pieza teatral miscelánea y fatídica de fin de semana...¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Este sábado 23 de abril, a las 8 de la noche, Adrián Castro presenta su libro Wise Fish, en Books&Books de Coral Gables: poeta políglota, verbo musical, híbrido corazón...Adrian enuncia como un actor y Miami para él es mito poético, talismán, enganga de culturas intersticiales, desplazadas. Triff lo acompañará con su violín en algunos poemas/canciones. Si andas buscando rumba urbana con pespuntes solariegos, hoy viernes y mañana sábado El Sacerdote de la Rumba & su grupo Lafé estarán en Brisa Atlántica (Delray Beach - 9 SE Atlantic Avenue). Esta semana un acontecimiento inusual: La Academia de Rosario Suárez (Charín) invita a un ensayo abierto (se sugiere la donación de $20/ 305-649-3018 ), el jueves 28, a las 8:30pm. El ensayo es la preparación de la Gran Función Gala que tomará lugar en el teatro Artime, en mayo 1ro. Pedro Portal exhibirá, para la ocación, su documentación visual de la compañía. Esta es una oportunidad única que recomiendo con las entrañas: Charín es la danza caníbal (devora a su propia especie) porque una vez que la has visto bailar comprendes que te ha domesticado. Esta diva baila como quien resiste a la muerte, mezcla de voluptuosidad y angustia, Charín baila y se hunde en el pecho y da ganas de llorar un no sé qué, un goce angustioso. Ella encarna el espíritu de la danza: sandunga, precisión y riesgo. Tú escoge.
jueves, 21 de abril de 2005
Operación Caballo de Troya
Por Carmen Díaz
La prensa trae historias sobre Mariel: “la generación exitosa”, “tropa de artistas e intelectuales que cambiaron el perfil cultural de Miami”, “grupo de exilados con high upperclass mobility”. Qué dulce suena veinticinco años después. Ya no tenemos la cara cortada. “En Cuba me llamaron escoria y aquí también. ¡Qué barbaridad!” , decía la canción de J. M. Cao en el décimo aniversario de la flotilla. Dos años después de Mariel el recelo y el carácter peyorativo del término marielita eran tan altos que escribí una columna en Palestra, del Herald. Mi nota terminaba con los versos de una carta rimada de José Martí a Néstor Ponce de León: “Quién con injurias convence? / ¿Quién con epítetos labra? / Vence el amor. La palabra, / sólo cuando justa, vence.” Quise suavizar la animadversión que en algunos círculos provocaba descubrir a uno de mis compañeros de viaje. Recuerdo que en el año 81 tenía un assistanchip en UM. Mis alumnos de premed me preguntaban azorados: “¡¿Usted vino en los botes?!” Disfrutaba sacarlos de la duda diciéndoles el nombre de “mi” camaronero, las peripecias en altamar...Pero “el tiempo pasa y algunos (no yo) se van poniendo viejos”, el tono de ahora es apologético y venció a la palabra justa. El recelo original fue exportado por el gobierno de la isla, que presa de la furia vociferó consignas, epítetos ofensivos contra los “hombres (y mujeres) nuevos” que salían en desbandada. Huíamos de la desesperanza y la mayoría ha conquistado el respeto de una ciudad con otra ciudad sobre los hombros. Hemos aprendido a amar a otra ciudad sin dejar de amar la otra, en la que pensamos cuando escribimos, creamos o soñamos. De estos 46 años pocos sucesos han resultado un gran tiro por la culata para el gobierno cubano. Sus servicios de inteligencia lo llamaron “Operación Caballo de Troya” en un intento de desestabilizar al vecino del norte, boicotear cualquier intento amigable de Carter, impedir su reelección y exportar sus miserias isleñas. Política de fines, que ni siquiera se abstuvo de lanzar al mar a la población más frágil de la sociedad, sus enfermos mentales (Cuba siempre ha tenido jueces en el Tribunal Internacional de La Haya. Me pregunto, cómo juzgarían esto.). El Caballo de Troya, Camaronero del Estrecho trajo miserias y esperanza. Veinticinco años después estamos aquí para contarlo.
La prensa trae historias sobre Mariel: “la generación exitosa”, “tropa de artistas e intelectuales que cambiaron el perfil cultural de Miami”, “grupo de exilados con high upperclass mobility”. Qué dulce suena veinticinco años después. Ya no tenemos la cara cortada. “En Cuba me llamaron escoria y aquí también. ¡Qué barbaridad!” , decía la canción de J. M. Cao en el décimo aniversario de la flotilla. Dos años después de Mariel el recelo y el carácter peyorativo del término marielita eran tan altos que escribí una columna en Palestra, del Herald. Mi nota terminaba con los versos de una carta rimada de José Martí a Néstor Ponce de León: “Quién con injurias convence? / ¿Quién con epítetos labra? / Vence el amor. La palabra, / sólo cuando justa, vence.” Quise suavizar la animadversión que en algunos círculos provocaba descubrir a uno de mis compañeros de viaje. Recuerdo que en el año 81 tenía un assistanchip en UM. Mis alumnos de premed me preguntaban azorados: “¡¿Usted vino en los botes?!” Disfrutaba sacarlos de la duda diciéndoles el nombre de “mi” camaronero, las peripecias en altamar...Pero “el tiempo pasa y algunos (no yo) se van poniendo viejos”, el tono de ahora es apologético y venció a la palabra justa. El recelo original fue exportado por el gobierno de la isla, que presa de la furia vociferó consignas, epítetos ofensivos contra los “hombres (y mujeres) nuevos” que salían en desbandada. Huíamos de la desesperanza y la mayoría ha conquistado el respeto de una ciudad con otra ciudad sobre los hombros. Hemos aprendido a amar a otra ciudad sin dejar de amar la otra, en la que pensamos cuando escribimos, creamos o soñamos. De estos 46 años pocos sucesos han resultado un gran tiro por la culata para el gobierno cubano. Sus servicios de inteligencia lo llamaron “Operación Caballo de Troya” en un intento de desestabilizar al vecino del norte, boicotear cualquier intento amigable de Carter, impedir su reelección y exportar sus miserias isleñas. Política de fines, que ni siquiera se abstuvo de lanzar al mar a la población más frágil de la sociedad, sus enfermos mentales (Cuba siempre ha tenido jueces en el Tribunal Internacional de La Haya. Me pregunto, cómo juzgarían esto.). El Caballo de Troya, Camaronero del Estrecho trajo miserias y esperanza. Veinticinco años después estamos aquí para contarlo.
miércoles, 20 de abril de 2005
Posesión en el Saugüé (segunda parte)
Por Alfredo Triff
Pobre Gogó. Todo se movió desde hace semanas, cuando sufrió un ataque coronario, mientras pernoctaba, después de trabajar un día entero en la panadería. Al siguiente día se levantó de madrugada, desnudo, y se montó en el carro. Se le apareció a Yaraeyssa (su novia balserita, una mulatica muy linda). Le tumbó la puerta y cuando el padrastro le abrió (un cachoenegro de 300 libras) por poco lo mata. Yaraeyssa, pobrecita, dándose una ducha para irse al Miami-Dade College, no lo podía creer. Fue muy fuerte cuando vio a la policía encima de Gogó, mientras el tipo la miraba con ojos de vidrio, echando espuma por la boca. En el Jackson los médicos le diagnosticaron "esclerosis temporo-mesial". Fue entonces que llamaron a Papito, con tremendo abolengo entre los paleros del Norgüé. Su diagnóstico: Gogó estaba poseso por el espíritu de un tal Rogelio, un viejo que había muerto achicharrado en su cama (cuando su mujer descubrió que se acostaba con su hijastra). Esa noche, cuando Papito lo dejó solo unos minutos y volvió con Yaniel, ya Gogó no estaba en el cuarto. Horas después Yaraeyssa se esfumó de su casa. Nadie supo que aconteció. Algunos concluyeron que todo había sido un plan de ambos para escaparse de las garras del padrastro (Yaraeyssa dejó una carta confesando que Gogó y ella se iban de vuelta a Cuba). Dicen en la radiomambí de Miami que una "mula" amigo de Yaniel los vio caminando juntos por el bulevar de San Rafael en la Habana (y que Gogó estaba vestido de guayaberoso). Nadie sabe a ciencia cierta. Lo cierto es que en el Saugüé... las historias crecen con las primeras lluvias de abril.
Pobre Gogó. Todo se movió desde hace semanas, cuando sufrió un ataque coronario, mientras pernoctaba, después de trabajar un día entero en la panadería. Al siguiente día se levantó de madrugada, desnudo, y se montó en el carro. Se le apareció a Yaraeyssa (su novia balserita, una mulatica muy linda). Le tumbó la puerta y cuando el padrastro le abrió (un cachoenegro de 300 libras) por poco lo mata. Yaraeyssa, pobrecita, dándose una ducha para irse al Miami-Dade College, no lo podía creer. Fue muy fuerte cuando vio a la policía encima de Gogó, mientras el tipo la miraba con ojos de vidrio, echando espuma por la boca. En el Jackson los médicos le diagnosticaron "esclerosis temporo-mesial". Fue entonces que llamaron a Papito, con tremendo abolengo entre los paleros del Norgüé. Su diagnóstico: Gogó estaba poseso por el espíritu de un tal Rogelio, un viejo que había muerto achicharrado en su cama (cuando su mujer descubrió que se acostaba con su hijastra). Esa noche, cuando Papito lo dejó solo unos minutos y volvió con Yaniel, ya Gogó no estaba en el cuarto. Horas después Yaraeyssa se esfumó de su casa. Nadie supo que aconteció. Algunos concluyeron que todo había sido un plan de ambos para escaparse de las garras del padrastro (Yaraeyssa dejó una carta confesando que Gogó y ella se iban de vuelta a Cuba). Dicen en la radiomambí de Miami que una "mula" amigo de Yaniel los vio caminando juntos por el bulevar de San Rafael en la Habana (y que Gogó estaba vestido de guayaberoso). Nadie sabe a ciencia cierta. Lo cierto es que en el Saugüé... las historias crecen con las primeras lluvias de abril.
martes, 19 de abril de 2005
Dos películas dos violencias
Por Amílcar Barca
El término violencia es un vocablo polémico. Encierra en sí mismo lo prohibido en la realidad, a veces, lo deseado en nuestro interior --en nombre del “bien” o la “justicia”. Es innegable que la Naturaleza es violenta en sí misma y, a pesar de los postulados de Rousseau, el ser humano la reconoce como sentimiento inherente pero mayoritariamente rechazado. A esto se debe que los que satisfacen sus instintos violentos estén encerrados en las cárceles o en los hospitales psiquiátricos. Pero cuando el cine la utiliza con distancia creativa, la violencia, pasa a la categoría de arte en movimiento. Hay dos films que no pueden perderse sobre este tema en las pantallas de Miami: The Downfall y Sin City. El primero, la aborda, desde el discurso de un psicópata llamado Hitler (Bruno Ganz... magistral) contra su propio pueblo, en los días finales de la caída de Berlín... Pero no se preocupen; aún hay más violencia, de la ya clásica e inherente, en una confrontación militar: la violencia visceral y alienada de un adolescente nazi con su bazooka, los diálogos sobre el suicidio de los personajes principales (hagan un análisis sobre el mismo, de la familia de Goebbels), las ejecuciones callejeras, e inclusive --nos duela o no-- la de los propios aliados bombardeando la ciudad y su población civil. En Sin City, en cambio, la violencia es, a mi entender, tan exquisitamente original que hasta las curitas (band aids) de los protagonistas (Marv o Mickie Rourke por ejemplo) son objetos de culto. La película es un tríptico individualizado sobre tres personajes del hampa en una ciudad inmunda. El aceitado constante en la pátina de la película, los infinitos balazos en los cuerpos de los “malos”, el lenguaje rudo de la escoria nocturna, la bondad mezquina de los malandrines y prostitutas, o, la crueldad, corrupción y virulencia de la policía, elevan la violencia a la categoría de belleza convulsa. Se nota la mano de Tarantino en esta (casi) obra maestra dirigida por Roberto Rodríguez (El Mariachi) basada en las historietas de Miller. La exhibición de la violencia en nombre del séptimo arte queda de sobras justificada, sublimizada y por supuesto, amparada por la clasificación R... Como sean cinéfilos y no vayan a verlas... I promise I’ll kill you…so, go and see them right know!
El término violencia es un vocablo polémico. Encierra en sí mismo lo prohibido en la realidad, a veces, lo deseado en nuestro interior --en nombre del “bien” o la “justicia”. Es innegable que la Naturaleza es violenta en sí misma y, a pesar de los postulados de Rousseau, el ser humano la reconoce como sentimiento inherente pero mayoritariamente rechazado. A esto se debe que los que satisfacen sus instintos violentos estén encerrados en las cárceles o en los hospitales psiquiátricos. Pero cuando el cine la utiliza con distancia creativa, la violencia, pasa a la categoría de arte en movimiento. Hay dos films que no pueden perderse sobre este tema en las pantallas de Miami: The Downfall y Sin City. El primero, la aborda, desde el discurso de un psicópata llamado Hitler (Bruno Ganz... magistral) contra su propio pueblo, en los días finales de la caída de Berlín... Pero no se preocupen; aún hay más violencia, de la ya clásica e inherente, en una confrontación militar: la violencia visceral y alienada de un adolescente nazi con su bazooka, los diálogos sobre el suicidio de los personajes principales (hagan un análisis sobre el mismo, de la familia de Goebbels), las ejecuciones callejeras, e inclusive --nos duela o no-- la de los propios aliados bombardeando la ciudad y su población civil. En Sin City, en cambio, la violencia es, a mi entender, tan exquisitamente original que hasta las curitas (band aids) de los protagonistas (Marv o Mickie Rourke por ejemplo) son objetos de culto. La película es un tríptico individualizado sobre tres personajes del hampa en una ciudad inmunda. El aceitado constante en la pátina de la película, los infinitos balazos en los cuerpos de los “malos”, el lenguaje rudo de la escoria nocturna, la bondad mezquina de los malandrines y prostitutas, o, la crueldad, corrupción y virulencia de la policía, elevan la violencia a la categoría de belleza convulsa. Se nota la mano de Tarantino en esta (casi) obra maestra dirigida por Roberto Rodríguez (El Mariachi) basada en las historietas de Miller. La exhibición de la violencia en nombre del séptimo arte queda de sobras justificada, sublimizada y por supuesto, amparada por la clasificación R... Como sean cinéfilos y no vayan a verlas... I promise I’ll kill you…so, go and see them right know!
lunes, 18 de abril de 2005
Los girasoles del patio
Por Laura Luna
Me asomo al cielo luminoso de mi estudio... los girasoles salvajes gritan amarillo contra el azul intenso, desnudo de blancos. Amo esta ciudad que secretea alegrías sin que algunos nos percatemos de lo mucho que tenemos y de que, lo que nos falta, con paciencia y tiempo, puede ser creable. Observo a mi hijo menor irse a la escuela (donde se hace llamar “acere man”) vestido de guayabera. Sonrío ante la contaminada identidad que a todos acecha... de quién eres, de dónde vienes. Disfruto del café con leche mientras preparo otro para mi hijo mayor (muere por los cortaditos). Me cuenta algo de su trabajo y le digo -¡Desmaya eso papi! ¡No cojas lucha con esas cosas! Me mira sonriente y dice: -Mami, what are you talking about?.. ¡No te entendí nada! Le digo, -¡La culpa es de la Habana, no he podido deshacerme de ella todavía! Nos reímos juntos y se va. Me pregunto entonces, ¿quiero acaso deshacerme de mi Habana? No, de eso nada. Tampoco quiero repudiar a mimiami. Son los dos lados de mi luna. La ambivalencia de culturas a las que no les ha quedado más remedio que sobrevivir, convivir para no desaparecer. Agradezco al mundo: el ajuste y la rebeldía pueden conducirme a un lugar casi inaccesible. Soy de aquí, de allá y de ninguna parte. Mientras cavilo filosofías domésticas, los girasoles del patio doblegan a la tierra, absorben la vida. Bebo el azul de la mañana con olor a café recién colado.
Me asomo al cielo luminoso de mi estudio... los girasoles salvajes gritan amarillo contra el azul intenso, desnudo de blancos. Amo esta ciudad que secretea alegrías sin que algunos nos percatemos de lo mucho que tenemos y de que, lo que nos falta, con paciencia y tiempo, puede ser creable. Observo a mi hijo menor irse a la escuela (donde se hace llamar “acere man”) vestido de guayabera. Sonrío ante la contaminada identidad que a todos acecha... de quién eres, de dónde vienes. Disfruto del café con leche mientras preparo otro para mi hijo mayor (muere por los cortaditos). Me cuenta algo de su trabajo y le digo -¡Desmaya eso papi! ¡No cojas lucha con esas cosas! Me mira sonriente y dice: -Mami, what are you talking about?.. ¡No te entendí nada! Le digo, -¡La culpa es de la Habana, no he podido deshacerme de ella todavía! Nos reímos juntos y se va. Me pregunto entonces, ¿quiero acaso deshacerme de mi Habana? No, de eso nada. Tampoco quiero repudiar a mimiami. Son los dos lados de mi luna. La ambivalencia de culturas a las que no les ha quedado más remedio que sobrevivir, convivir para no desaparecer. Agradezco al mundo: el ajuste y la rebeldía pueden conducirme a un lugar casi inaccesible. Soy de aquí, de allá y de ninguna parte. Mientras cavilo filosofías domésticas, los girasoles del patio doblegan a la tierra, absorben la vida. Bebo el azul de la mañana con olor a café recién colado.
domingo, 17 de abril de 2005
sábado, 16 de abril de 2005
“Miraré antes de sentarme"
Exequiel Esquiso Frénico
La sabia frase (arriba) debe ser documentada en algún libro de proverbios. Se trata de una admisión que nada tiene que ver con aquello del Chino Tuerto, la maraca, el punzón, la cabia, el mafián, la cabilla, el tronco, el cabo del hacha, la matraca, la pela papas, el hierro, la mazorca, el siniestro, la mandarria, etc, etc. Alfredo: pudiera servirte en una de tus clases de filosofía. Amílcar: en tu mini-empresa de locos. Rossie: en tu teatro. Isa A: en tu trova. Ambia: en tu rumba. Buti en su esquina; Poveda en su Son Eléctrico. Feminista: en tu claustro facultativo. Por otra parte, alguien, además de Mano, debe profesar el enunciado y darlo a conocer, popularizarlo --si es necesario. ¡Que se difunda por todo el continente, que llegue a Europa, Asia y Australia... que los esquimales –finalmente-- bailen al ritmo de su tonada!
La sabia frase (arriba) debe ser documentada en algún libro de proverbios. Se trata de una admisión que nada tiene que ver con aquello del Chino Tuerto, la maraca, el punzón, la cabia, el mafián, la cabilla, el tronco, el cabo del hacha, la matraca, la pela papas, el hierro, la mazorca, el siniestro, la mandarria, etc, etc. Alfredo: pudiera servirte en una de tus clases de filosofía. Amílcar: en tu mini-empresa de locos. Rossie: en tu teatro. Isa A: en tu trova. Ambia: en tu rumba. Buti en su esquina; Poveda en su Son Eléctrico. Feminista: en tu claustro facultativo. Por otra parte, alguien, además de Mano, debe profesar el enunciado y darlo a conocer, popularizarlo --si es necesario. ¡Que se difunda por todo el continente, que llegue a Europa, Asia y Australia... que los esquimales –finalmente-- bailen al ritmo de su tonada!
viernes, 15 de abril de 2005
¿Una nueva ciudad?
Por Alfredo Triff
Cuando criticamos la calidad de nuestra metrópoli Miami, a menudo olvidamos el impacto urbano del asunto: zonificación, tráfico, pasaje peatonal, áreas verdes, edificaciones, infraestructura. Hoy me encuentro con esta noticia. Cierto. La zonificación de Miami es crucial. Por ejemplo, esas grandes cajas rectangulares que llamamos “condos” tienen su espacio y realidad urbana, de la misma manera que se hace necesario crear zonas donde la gente camine. Con un esfuerzo coordinado, Miami podría mejorar su transporte público y (con suerte) competir con el de la ciudad de Pórtland. Que rico sería entonces salir de la casa (sin la preocupación del cacharro), montarse en un autobús y descubrir revolucionarias aventuras citadinas. Hay que imaginar un Miami donde la gente camine, que se encuentre, que se enamore “al paso”. Hacen falta más árboles que resguarden al caminante del inclemente sol del verano. Necesitamos más áreas verdes donde hacer un alto y meditar sobre el futuro. Habrá que construir edificios --con carácter y misterio-- que atrapen nuestra mirada y nos despierten el deseo de circularlos. Ya entonces aparecerán los cafés, los clubes, los espacios alternativos.
Cuando criticamos la calidad de nuestra metrópoli Miami, a menudo olvidamos el impacto urbano del asunto: zonificación, tráfico, pasaje peatonal, áreas verdes, edificaciones, infraestructura. Hoy me encuentro con esta noticia. Cierto. La zonificación de Miami es crucial. Por ejemplo, esas grandes cajas rectangulares que llamamos “condos” tienen su espacio y realidad urbana, de la misma manera que se hace necesario crear zonas donde la gente camine. Con un esfuerzo coordinado, Miami podría mejorar su transporte público y (con suerte) competir con el de la ciudad de Pórtland. Que rico sería entonces salir de la casa (sin la preocupación del cacharro), montarse en un autobús y descubrir revolucionarias aventuras citadinas. Hay que imaginar un Miami donde la gente camine, que se encuentre, que se enamore “al paso”. Hacen falta más árboles que resguarden al caminante del inclemente sol del verano. Necesitamos más áreas verdes donde hacer un alto y meditar sobre el futuro. Habrá que construir edificios --con carácter y misterio-- que atrapen nuestra mirada y nos despierten el deseo de circularlos. Ya entonces aparecerán los cafés, los clubes, los espacios alternativos.
jueves, 14 de abril de 2005
Que hoy sea “tu primera” blogovez.
Por tumiamiblog
Tumiami sigue creciendo. ¡Superamos los 31,000! Ahora necesitamos dejar una huella. Bloguero/a… comenta, di algo, contribuye. Una blogocuestión es como un riachuelo que se mueve a golpe de impulsos y estímulos. Son los tuyos. Prueba y escoge cualquier blogodía (con más de 15 comentarios) y observa adonde va la cosa… es el input de cada uno de nosotros lo que hace posible esa sabrosa totalidad. Ayuda al hilo de la blogoconversación. ¿Entras y lees el post del día? Mmmm, que rico con el cafecito de la mañana… reírte un poco, o simplemente pensar en un blogotema que te da vueltas en la cabeza por horas. Pero eso es sólo la mitad. Bloguear significa blogoparticipar. Prueba… que hoy sea “tu primera” blogovez.
Tumiami sigue creciendo. ¡Superamos los 31,000! Ahora necesitamos dejar una huella. Bloguero/a… comenta, di algo, contribuye. Una blogocuestión es como un riachuelo que se mueve a golpe de impulsos y estímulos. Son los tuyos. Prueba y escoge cualquier blogodía (con más de 15 comentarios) y observa adonde va la cosa… es el input de cada uno de nosotros lo que hace posible esa sabrosa totalidad. Ayuda al hilo de la blogoconversación. ¿Entras y lees el post del día? Mmmm, que rico con el cafecito de la mañana… reírte un poco, o simplemente pensar en un blogotema que te da vueltas en la cabeza por horas. Pero eso es sólo la mitad. Bloguear significa blogoparticipar. Prueba… que hoy sea “tu primera” blogovez.
miércoles, 13 de abril de 2005
Posesión en el Saugüé (en dos partes)
Por Alfredo Triff
Tres de la mañana, bajo un bombillo de luz mortecina, en un efície desbaratado del Saugüé, con los bloques salidos para afuera como dientes y la pared que huele a tierra húmeda. El piso está enfangado con un olor fuerte a sudor y orina. Ya Gogó preparó la pócima de palmito, con hueso de pata de conejo, polvillo de pico de sinsonte, lengua de lagartija, escama de alacrán y pelo de albino, todo en un brebaje tupido y burbujeante. Afuera el Hip hop en español retumba. “Ese espíritu se le monta de nuevo” --se dijo mientras miraba la cara de animal de Papito, con los ojos en blanco y traza de espumilla seca sobre la esquina de la boca. “Vigílamelo hasta que venga de nuevo” –le dijo Gogó a Yaniel, un santiaguero balsero, de baja estatura, ojos de rana y manos de tubérculo. Yaniel era testigo. Con más de diez años en la fe, sabía mucho de eso de cómo el espíritu se mete. La unidad es un don, pero con paciencia, la entrada ocurre sin dolor. “Penetrar en un tabique de carne acarrea sufrimiento” --decía Gogó, que se había vuelto medio filósofo. Pero esto de Papito era mucho. Hace dos semanas Gogó está tratando que el espíritu se le quede dentro, pero no hay manera. Ya Gogó tenía sus sospechas. La evolución era brutal. Gogó batallaba con una complexión fuera de sí, hablando en lenguas, gritando, brincando, orinando y vomitando. Y acto seguido, exánime como una momia. “Pa la mierda que me están pagando”—murmuró, y le espantó un gaznatón a la cara insulsa de Papito, que rebotó de un lado para el otro. Desde la pared de al lado tronaba, “Ya viene llegando” de Chirino. “Balsero al fin”-- concluyó. (Sigue...)
Tres de la mañana, bajo un bombillo de luz mortecina, en un efície desbaratado del Saugüé, con los bloques salidos para afuera como dientes y la pared que huele a tierra húmeda. El piso está enfangado con un olor fuerte a sudor y orina. Ya Gogó preparó la pócima de palmito, con hueso de pata de conejo, polvillo de pico de sinsonte, lengua de lagartija, escama de alacrán y pelo de albino, todo en un brebaje tupido y burbujeante. Afuera el Hip hop en español retumba. “Ese espíritu se le monta de nuevo” --se dijo mientras miraba la cara de animal de Papito, con los ojos en blanco y traza de espumilla seca sobre la esquina de la boca. “Vigílamelo hasta que venga de nuevo” –le dijo Gogó a Yaniel, un santiaguero balsero, de baja estatura, ojos de rana y manos de tubérculo. Yaniel era testigo. Con más de diez años en la fe, sabía mucho de eso de cómo el espíritu se mete. La unidad es un don, pero con paciencia, la entrada ocurre sin dolor. “Penetrar en un tabique de carne acarrea sufrimiento” --decía Gogó, que se había vuelto medio filósofo. Pero esto de Papito era mucho. Hace dos semanas Gogó está tratando que el espíritu se le quede dentro, pero no hay manera. Ya Gogó tenía sus sospechas. La evolución era brutal. Gogó batallaba con una complexión fuera de sí, hablando en lenguas, gritando, brincando, orinando y vomitando. Y acto seguido, exánime como una momia. “Pa la mierda que me están pagando”—murmuró, y le espantó un gaznatón a la cara insulsa de Papito, que rebotó de un lado para el otro. Desde la pared de al lado tronaba, “Ya viene llegando” de Chirino. “Balsero al fin”-- concluyó. (Sigue...)
martes, 12 de abril de 2005
Puro teatro
Por Rosie Inguanzo
Después dicen que el teatro en Miami está en crisis. Abordemos el asunto como buenos conocidos: ¿alguien duda que en Miami vivimos una realidad teatral de alto voltaje? Un político que le lanza por la cabeza una cafetera "cubana" a su esposa y todos nos enteramos; ahí hay, sino teatro, gran teatralidad. Cuando unos viejitos, como los octogenarios actores de Tadeusz Kantor, pero enguayaberados, gritan improperios enaltecidos por una pintura que no entienden, abrazados a una bandera cubana; ahí hay teatro aristotélico, farsa patriótica e inusitada catarsis. Estamos por demás impregnados del elemento trágico: resplandece aquella imagen brutal de la mujer policía arrancándole el niñito secuestrado de los brazos a Marisleysis. Anómalo, particular es nuestro contexto y todos somos actores en el gran teatro ciudadelo. Además de construir nuevos mitos y arquetipos netamente miamicubenses, miamiargentinos, venezolanomiamenses, nicamiamenses etc., --creamos una realidad en el arte (siempre mucho más gratificante) amamantada por esa otra realidad efervescente que nos perturba. Anímate y cuéntanos anécdotas de la teatralidad de tu día a día.
Después dicen que el teatro en Miami está en crisis. Abordemos el asunto como buenos conocidos: ¿alguien duda que en Miami vivimos una realidad teatral de alto voltaje? Un político que le lanza por la cabeza una cafetera "cubana" a su esposa y todos nos enteramos; ahí hay, sino teatro, gran teatralidad. Cuando unos viejitos, como los octogenarios actores de Tadeusz Kantor, pero enguayaberados, gritan improperios enaltecidos por una pintura que no entienden, abrazados a una bandera cubana; ahí hay teatro aristotélico, farsa patriótica e inusitada catarsis. Estamos por demás impregnados del elemento trágico: resplandece aquella imagen brutal de la mujer policía arrancándole el niñito secuestrado de los brazos a Marisleysis. Anómalo, particular es nuestro contexto y todos somos actores en el gran teatro ciudadelo. Además de construir nuevos mitos y arquetipos netamente miamicubenses, miamiargentinos, venezolanomiamenses, nicamiamenses etc., --creamos una realidad en el arte (siempre mucho más gratificante) amamantada por esa otra realidad efervescente que nos perturba. Anímate y cuéntanos anécdotas de la teatralidad de tu día a día.
domingo, 10 de abril de 2005
¿Qué decir?
Por Alfredo Triff
Quiero decir algo, pero no puedo. ¿Te ha ocurrido? Mientras caminas por la calle, te asaltan imágenes. Te dices, “buena idea”. Después, cuando llegas a la casa y te sientas frente a la compu no recuerdas la trama. En vano buscas un gancho que te lleve a ese pensamiento. Tu cabeza está desierta. Estás absorto en el blanco luminoso de la pantalla. Luego de un rato de perplejidad, decides escribir algunas líneas... tentativas, como para hacerle cosquillas al verbo. Nada, te bajas con una frase insulsa, que a fuerza de la inercia de los dedos, se transforma en un párrafo que nunca podrás enseñarle a nadie. ¿Cómo poder rescatar lo extraviado? Alguien dirá que lo que digo no tiene sentido. Es simple: Hay ideas que se salvan de la muerte, otras nunca le nacen al papel. ¿No será un auto-engaño de la mente... un terror a la blanca explanada del papiro? Cuando fumas hierba se te hace cartesianamente cierto que te asaltan las conjeturas más originales del planeta. Cuando la nota se va, uno se queda rumiando la estampa cerebral. Las ideas necesitan del papel para salir del ego al mundo. Más tarde, descubres una hoja que contiene una mierda con tres líneas. Entonces recuerdas la terrible verdad: el high altera la idea de la idea. Lo inaudito nunca acaeció. Quiero decir algo, pero no puedo. Se me antoja como un aborto etimológico, monótono, banal. Como esa mención que te hace reír (de lo cursi que es), pero la has escrito tú. No les engaño, ahora no recuerdo si esta página describe ese proceso o si la escribí en uno de esos días. Lo que sí creo recordar es que la encontré, estrujada, en uno de mis bolsillos.
Quiero decir algo, pero no puedo. ¿Te ha ocurrido? Mientras caminas por la calle, te asaltan imágenes. Te dices, “buena idea”. Después, cuando llegas a la casa y te sientas frente a la compu no recuerdas la trama. En vano buscas un gancho que te lleve a ese pensamiento. Tu cabeza está desierta. Estás absorto en el blanco luminoso de la pantalla. Luego de un rato de perplejidad, decides escribir algunas líneas... tentativas, como para hacerle cosquillas al verbo. Nada, te bajas con una frase insulsa, que a fuerza de la inercia de los dedos, se transforma en un párrafo que nunca podrás enseñarle a nadie. ¿Cómo poder rescatar lo extraviado? Alguien dirá que lo que digo no tiene sentido. Es simple: Hay ideas que se salvan de la muerte, otras nunca le nacen al papel. ¿No será un auto-engaño de la mente... un terror a la blanca explanada del papiro? Cuando fumas hierba se te hace cartesianamente cierto que te asaltan las conjeturas más originales del planeta. Cuando la nota se va, uno se queda rumiando la estampa cerebral. Las ideas necesitan del papel para salir del ego al mundo. Más tarde, descubres una hoja que contiene una mierda con tres líneas. Entonces recuerdas la terrible verdad: el high altera la idea de la idea. Lo inaudito nunca acaeció. Quiero decir algo, pero no puedo. Se me antoja como un aborto etimológico, monótono, banal. Como esa mención que te hace reír (de lo cursi que es), pero la has escrito tú. No les engaño, ahora no recuerdo si esta página describe ese proceso o si la escribí en uno de esos días. Lo que sí creo recordar es que la encontré, estrujada, en uno de mis bolsillos.
Anamorfosis
Por Rosie Inguanzo
Isa me recuerda cuan importante es viajar y ganar perspectiva. Los que hemos viajado algo queremos a Miami. Pero también hay otros que se fueron desairados, regresaron y siguen sintiendo lo mismo respecto a la ciudadela de la luz. La distancia no los cura del mal vivir (ó no quieren aceptar que se equivocaron). Claro, ahora regresan y enfrentan el vacío de los años que invirtieron en otro lugar. Vienen a resignarse. ¿Cuál es la restricción de amar el lugar donde vives? Ocasión para amar es hallar carencias o excesos. Llueve, ha llovido casi todo el día ... el frescor de la lluvia, la opacidad de la luz, la destreza de las horas muertas, muestran un rostro de ciudad azulada, guarecida como los gorriones bajo las ramas. Esta tarde he visto el estoicismo instintivo de avecillas diminutas batidas por el viento. Recogí agua de lluvia para los maceteros bajo techo, quiero compartir con A., con Isa, con Ámbar y con todos ustedes la vigorosa alegría de las hormigas cuando escampa. Aprendo una ciudad siguiéndole el rastro a las babosas y a los caracoles alertados por el agua. Decir que una ciudad no ha cambiado --en última instancia-- habla de nosotros mismos. Es supeditar la visión a mayúscula estrechez. Receto anamorfosis y predigo que todas las ciudades plantadas sobre la tierra están emparentadas, corren los ríos, se hunden los océanos, las venas del mundo, con la territoriedad consanguínea que las une. Mientras, atareados insectos recrean su anamorfosis, su perspectiva secreta.
Isa me recuerda cuan importante es viajar y ganar perspectiva. Los que hemos viajado algo queremos a Miami. Pero también hay otros que se fueron desairados, regresaron y siguen sintiendo lo mismo respecto a la ciudadela de la luz. La distancia no los cura del mal vivir (ó no quieren aceptar que se equivocaron). Claro, ahora regresan y enfrentan el vacío de los años que invirtieron en otro lugar. Vienen a resignarse. ¿Cuál es la restricción de amar el lugar donde vives? Ocasión para amar es hallar carencias o excesos. Llueve, ha llovido casi todo el día ... el frescor de la lluvia, la opacidad de la luz, la destreza de las horas muertas, muestran un rostro de ciudad azulada, guarecida como los gorriones bajo las ramas. Esta tarde he visto el estoicismo instintivo de avecillas diminutas batidas por el viento. Recogí agua de lluvia para los maceteros bajo techo, quiero compartir con A., con Isa, con Ámbar y con todos ustedes la vigorosa alegría de las hormigas cuando escampa. Aprendo una ciudad siguiéndole el rastro a las babosas y a los caracoles alertados por el agua. Decir que una ciudad no ha cambiado --en última instancia-- habla de nosotros mismos. Es supeditar la visión a mayúscula estrechez. Receto anamorfosis y predigo que todas las ciudades plantadas sobre la tierra están emparentadas, corren los ríos, se hunden los océanos, las venas del mundo, con la territoriedad consanguínea que las une. Mientras, atareados insectos recrean su anamorfosis, su perspectiva secreta.
sábado, 9 de abril de 2005
La Feria
Por Amílcar Barca
Cuando el sol está en el cenit, un limón granizado y una mazorca alternan los deseos de sed y hambre de mi hija. Los muslos de los pavos crujen, la salsa barbecue es espesa y lánguida, los gyros y el kebab sueltan su primer humo, y al mismo tiempo, el gris de las sombras del público apenas se entrelazan en el piso. Las gorras y la paciencia aterrizan como un bostezo sobre la apertura. Entonces, la feria es amarilla y clara en sus veredas. Los rides nos ofrecen un paisaje limpio de Miami y, las voces y la actitud del público, adquieren un aire ciudadano. La luz del astro, se acerca ya a la sede de los Panthers, y el iris de la noria Estrella muestra sus watios con la misma felicidad que lo hace la alfombra mecánica de Aladino, la casa de la Familia Adam´s, o el tren eléctrico de las Brujas. A las ocho, la sesiòn de circo comienza y las nubes de algodón azucarado se esparcen y no paran hasta detenerse en las bocas de los muchachos. El funambulista, respira su lentitud por el hilo de acero sostenido. Un payaso zurce, como puede, el enfado de un padre autoritario... el niño se lo agradece y le regala una caricia en el pulgar. En el pabellón contiguo, los poneys, entre el hedor y la paja, se estiran somnolientos y taciturnos mientras que, las convulsiones de un conejo en su jaula, desequilibran la visita de un anciano. Ahora un vómito. Ahora un cáliz de gritos. Ahora mil mordidas a una elephant ear entre una misma familia. Ahora demasiadas barrigas obscenas, demasiadas manchas en las camisas, demasiadas libras juntas por pie cuadrado. Las luces bailan imparables y no hay ninguna Corona en mi cuerpo. “¡Papá, déjame subir al último ride!” ... ¡Ok! En la barca del pirata Barbarroja, cuando la proa apunta hacia el cielo, todas las manos de los marineros se alzan al unísono en un “¡Uuaauuuh!”. Bajo este movimiento pendular y su sonido, resumimos el goce de este día. La feria, una vez más, inauguró el equinoccio de primavera.
Cuando el sol está en el cenit, un limón granizado y una mazorca alternan los deseos de sed y hambre de mi hija. Los muslos de los pavos crujen, la salsa barbecue es espesa y lánguida, los gyros y el kebab sueltan su primer humo, y al mismo tiempo, el gris de las sombras del público apenas se entrelazan en el piso. Las gorras y la paciencia aterrizan como un bostezo sobre la apertura. Entonces, la feria es amarilla y clara en sus veredas. Los rides nos ofrecen un paisaje limpio de Miami y, las voces y la actitud del público, adquieren un aire ciudadano. La luz del astro, se acerca ya a la sede de los Panthers, y el iris de la noria Estrella muestra sus watios con la misma felicidad que lo hace la alfombra mecánica de Aladino, la casa de la Familia Adam´s, o el tren eléctrico de las Brujas. A las ocho, la sesiòn de circo comienza y las nubes de algodón azucarado se esparcen y no paran hasta detenerse en las bocas de los muchachos. El funambulista, respira su lentitud por el hilo de acero sostenido. Un payaso zurce, como puede, el enfado de un padre autoritario... el niño se lo agradece y le regala una caricia en el pulgar. En el pabellón contiguo, los poneys, entre el hedor y la paja, se estiran somnolientos y taciturnos mientras que, las convulsiones de un conejo en su jaula, desequilibran la visita de un anciano. Ahora un vómito. Ahora un cáliz de gritos. Ahora mil mordidas a una elephant ear entre una misma familia. Ahora demasiadas barrigas obscenas, demasiadas manchas en las camisas, demasiadas libras juntas por pie cuadrado. Las luces bailan imparables y no hay ninguna Corona en mi cuerpo. “¡Papá, déjame subir al último ride!” ... ¡Ok! En la barca del pirata Barbarroja, cuando la proa apunta hacia el cielo, todas las manos de los marineros se alzan al unísono en un “¡Uuaauuuh!”. Bajo este movimiento pendular y su sonido, resumimos el goce de este día. La feria, una vez más, inauguró el equinoccio de primavera.
viernes, 8 de abril de 2005
Eventualidades
Por Alfredo Triff
Viernes. Otro fin de semana. Descanso... ¿pero complacencia? Vienen los líos a perseguirte. Tus planes no te van a salir siempre como deseas. Acepta lo eventual (como lo es el prepararte un café-con-leche). Ármate para las contingencias del ahora: la lluvia con un tranque-de-tráfico, o un ser (con mala cara) que se mete groseramente en el elevador hablando por teléfono casi a gritos. No, no puedes ganar siempre. Hay demasiado accidente en todo. Disfruta tu error y la pifia automática. Acoge la caída, el agotamiento y el precario desacierto de tu sombra. Deja tu mente volar, sorprenderte. Somete la voluntad. Olvídate por un momento de ti y de tus problemas. La mejor vida te espera --no en el sueño ni en la fantasía-- sino más allá de la realidad.
Viernes. Otro fin de semana. Descanso... ¿pero complacencia? Vienen los líos a perseguirte. Tus planes no te van a salir siempre como deseas. Acepta lo eventual (como lo es el prepararte un café-con-leche). Ármate para las contingencias del ahora: la lluvia con un tranque-de-tráfico, o un ser (con mala cara) que se mete groseramente en el elevador hablando por teléfono casi a gritos. No, no puedes ganar siempre. Hay demasiado accidente en todo. Disfruta tu error y la pifia automática. Acoge la caída, el agotamiento y el precario desacierto de tu sombra. Deja tu mente volar, sorprenderte. Somete la voluntad. Olvídate por un momento de ti y de tus problemas. La mejor vida te espera --no en el sueño ni en la fantasía-- sino más allá de la realidad.
jueves, 7 de abril de 2005
Mysterium Fascinans
Por Laura Luna
El erotismo amoroso es lo único que me desnuda totalmente ante mí misma, lo único que me obliga a ser genuina a cambio del éxtasis. Aquí no vale la pose y la pretensión superfluas, porque únicamente despojándome del escudo y quitándome la máscara de turno acierto, doy con la plenitud. Claro, por supuesto, no cabe duda: esa entrega nos deja vulnerables. Diálogo amoral entre Eros y Tanatos. Vivacidad pura: las vísceras más insondables asienten a los estímulos. El instinto se enmaraña en la danza, ondula serpenteando en flamantes sinuosidades. Es un camino que recorremos solos...aunque esté el otro, no cabe la imitación, el simulacro (si bien las mujeres podemos fingir muy bien un orgasmo). En fin, no puede intelectualizarse lo que es brío, espasmo, vigor espiritual, osadía de un organismo que reacciona situaciones físicas todos los días. Es tierra y cielo. No creo en la intelectualización de una caricia, la libido es impenetrable y canjea el goce en misteriosas negociaciones del cuerpo.
El erotismo amoroso es lo único que me desnuda totalmente ante mí misma, lo único que me obliga a ser genuina a cambio del éxtasis. Aquí no vale la pose y la pretensión superfluas, porque únicamente despojándome del escudo y quitándome la máscara de turno acierto, doy con la plenitud. Claro, por supuesto, no cabe duda: esa entrega nos deja vulnerables. Diálogo amoral entre Eros y Tanatos. Vivacidad pura: las vísceras más insondables asienten a los estímulos. El instinto se enmaraña en la danza, ondula serpenteando en flamantes sinuosidades. Es un camino que recorremos solos...aunque esté el otro, no cabe la imitación, el simulacro (si bien las mujeres podemos fingir muy bien un orgasmo). En fin, no puede intelectualizarse lo que es brío, espasmo, vigor espiritual, osadía de un organismo que reacciona situaciones físicas todos los días. Es tierra y cielo. No creo en la intelectualización de una caricia, la libido es impenetrable y canjea el goce en misteriosas negociaciones del cuerpo.
miércoles, 6 de abril de 2005
Miami neurópolis
Por Roberto Poveda
A Saturday en Miami. Tres de la tarde. La televisión está que arde y yo ando por la calle a cincuenta millas de velocidad --a cuenta y riesgo de mi insurance. En el Stratus del 97 (regalo de mi brother) cruzo el Julia Turtle Causeway, con Jimmy Hendrix sentado in the back seat contándome la historia de Lola. Mientras me bajo en Biscayne Boulevard y le paso por delante al Trump --que ya está casi listo-- se escucha a todo meter: “¡Lola you’re so good to me!” Tragtenberg y Luft me esperan para dar comienzo a mi escaramuza con Nervous City Orchestra, un experimento de dimensiones desconocidas y una oportunidad comunitaria única. Mientras, en el horizonte, la ciudad se extiende, la luz brilla por encima de los árboles. La carretera se conecta e interpone con mi estado de ánimo. Se disuelve y materializa en virtud de un acuerdo tácito. Así y todo, Little Havana está a un paso y todo se convertirá en casitas de papel ajadas por la lluvia. Síndrome diluviano, (unreal expectations) las horas son en spanglish y como diría Danny: “Para mí es lo mismo un expressway que un supermarket”. La cabeza se me llena de paisajes marinos y palmas tropicales. Ideas repetitivas: parte de un sistema de engranaje social. La bancarrota real sobreviene cuando muere la pasión por vivir. Voy a mil, y mientras manejo entre la velocidad y la publicidad, intuyo el verdadero sentido de la vida. Voy bajando en la salida de la 8. En los oídos resuenan los sonidos de la Orquesta Nervio de la Ciudad, una radiografía musical, humana, un documento inalterable de ciudadanías, un rompimiento con el Eclesiastés de lo clásico. De repente, veo las luces de la fiana encima de mí y la realidad me cae encima “con el peso de lo que vendrá después”. Un traffic ticket que no bajará de 150 mameyes (más las horas comunitarias, más los puntos a la American bureaucracy, que dicho sea de paso, nos ayuda a modernizarnos en el sentido materialista del término). Mas aquello y lo otro, lo de más alla, más acá, abajo…en fin… esto es Miami.
A Saturday en Miami. Tres de la tarde. La televisión está que arde y yo ando por la calle a cincuenta millas de velocidad --a cuenta y riesgo de mi insurance. En el Stratus del 97 (regalo de mi brother) cruzo el Julia Turtle Causeway, con Jimmy Hendrix sentado in the back seat contándome la historia de Lola. Mientras me bajo en Biscayne Boulevard y le paso por delante al Trump --que ya está casi listo-- se escucha a todo meter: “¡Lola you’re so good to me!” Tragtenberg y Luft me esperan para dar comienzo a mi escaramuza con Nervous City Orchestra, un experimento de dimensiones desconocidas y una oportunidad comunitaria única. Mientras, en el horizonte, la ciudad se extiende, la luz brilla por encima de los árboles. La carretera se conecta e interpone con mi estado de ánimo. Se disuelve y materializa en virtud de un acuerdo tácito. Así y todo, Little Havana está a un paso y todo se convertirá en casitas de papel ajadas por la lluvia. Síndrome diluviano, (unreal expectations) las horas son en spanglish y como diría Danny: “Para mí es lo mismo un expressway que un supermarket”. La cabeza se me llena de paisajes marinos y palmas tropicales. Ideas repetitivas: parte de un sistema de engranaje social. La bancarrota real sobreviene cuando muere la pasión por vivir. Voy a mil, y mientras manejo entre la velocidad y la publicidad, intuyo el verdadero sentido de la vida. Voy bajando en la salida de la 8. En los oídos resuenan los sonidos de la Orquesta Nervio de la Ciudad, una radiografía musical, humana, un documento inalterable de ciudadanías, un rompimiento con el Eclesiastés de lo clásico. De repente, veo las luces de la fiana encima de mí y la realidad me cae encima “con el peso de lo que vendrá después”. Un traffic ticket que no bajará de 150 mameyes (más las horas comunitarias, más los puntos a la American bureaucracy, que dicho sea de paso, nos ayuda a modernizarnos en el sentido materialista del término). Mas aquello y lo otro, lo de más alla, más acá, abajo…en fin… esto es Miami.
martes, 5 de abril de 2005
Tributo a Karol
Por Marie Guiribitey
“Me voy pero no me ausento, me voy pero de corazón me quedo” diría Karol Wojtyla en su último viaje a México. Y es que Karol se quedará para siempre entre nosotros, no porque haya sido una figura histórica, cabeza de la única monarquía no hereditaria, ni tampoco porque se convirtiera en el eterno peregrino con sus deformes de tanto andar, pero nunca cansados, zapatos marrones, sino porque fue un hombre santo. Sin familia, muertos todos antes de cumplir sus 20 años, sin amigos, aniquilados en los campos de exterminio, solo le quedaba el teatro, la poesía mística (su tesis doctoral fue sobre San Juan de la Cruz), la literatura y entregarse clandestinamente a Dios en un seminario improvisado. Lo demás es historia, obispo, cardenal y Juan Pablo II, el que le dijo a los polacos “No tengan miedo”, el que sin importarle la oposición de la curia pontificia entró por primera vez en una sinagoga y pidió perdón por los abusos e injusticias de 2000 años de Iglesia, el que llegó a Ur y le dijo a los musulmanes que tenían el mismo patriarca en común, Abraham, el que perdonó a quien lo atacó, el que oraba sobre el piso en cruz durante ocho horas diarias, el que promulgaba la paz del corazón, la única posible, el que visitó África, “la tierra olvidada por todos”, el que dijo un NO enérgico a los sistemas totalitarios, al consumismo devorador, a las injusticias sociales, el que dijo un Sí gigante a la paz de los niños, a la alegría de los jóvenes, a la memoria de los muertos del Holocausto, a los enfermos del cuerpo y del alma, el que abrazó de espíritu a los diferentes….Te quedas Papa Grande, no cabe duda.
“Me voy pero no me ausento, me voy pero de corazón me quedo” diría Karol Wojtyla en su último viaje a México. Y es que Karol se quedará para siempre entre nosotros, no porque haya sido una figura histórica, cabeza de la única monarquía no hereditaria, ni tampoco porque se convirtiera en el eterno peregrino con sus deformes de tanto andar, pero nunca cansados, zapatos marrones, sino porque fue un hombre santo. Sin familia, muertos todos antes de cumplir sus 20 años, sin amigos, aniquilados en los campos de exterminio, solo le quedaba el teatro, la poesía mística (su tesis doctoral fue sobre San Juan de la Cruz), la literatura y entregarse clandestinamente a Dios en un seminario improvisado. Lo demás es historia, obispo, cardenal y Juan Pablo II, el que le dijo a los polacos “No tengan miedo”, el que sin importarle la oposición de la curia pontificia entró por primera vez en una sinagoga y pidió perdón por los abusos e injusticias de 2000 años de Iglesia, el que llegó a Ur y le dijo a los musulmanes que tenían el mismo patriarca en común, Abraham, el que perdonó a quien lo atacó, el que oraba sobre el piso en cruz durante ocho horas diarias, el que promulgaba la paz del corazón, la única posible, el que visitó África, “la tierra olvidada por todos”, el que dijo un NO enérgico a los sistemas totalitarios, al consumismo devorador, a las injusticias sociales, el que dijo un Sí gigante a la paz de los niños, a la alegría de los jóvenes, a la memoria de los muertos del Holocausto, a los enfermos del cuerpo y del alma, el que abrazó de espíritu a los diferentes….Te quedas Papa Grande, no cabe duda.
lunes, 4 de abril de 2005
Ilustres blogueros
Por La Chuna
Tumiami es (para mí) un amigo, o más bien, una reunión de amigos que siempre puedo convocar al toque de una tecla. Cuando me despierto, lo primero que busco es a tumiamiblog. Si no puedo dormir en medio de la noche y no quiero despertar a los que duermen tranquilos, me digo, “voy a ver que andan diciendo mis amigos en tumiamiblog”. Me da tanto placer poder leer sus voces abiertas e indiscretas (algunos que conozco o creía haber conocido y de otros que quisiera conocer). A veces temo que sean sólo facetas de almas, o que se trate de personalidades múltiples discutiendo en entre sí. Saber que estas memorias entran en mi cuarto diariamente es alucinante. ¿Dónde están? ¿Habrán escrito desde España o están detrás de mi puerta? Me divierto mucho cuando leo esas denuncias (en dialecto afrocubano), que acusan a los otros de elitistas o de creerse superiores. De cada uno recibo algo único. A veces me regalan un torrente de energía poética; por momentos, me invade la incertidumbre de enfrentarme con sus propias dudas. En ocasiones siento celos de algunos blogueros, de su fluencia erudita, e imagino qué placer sería conocerlos. Cuando me dispongo a buscar y encontrar las citas que han mencionado, el tiempo se diluye. ¡Cómo abarcar todo lo que uno quiere hacer en el mundo! Con mi memoria actual, dudo poder llegar al nivel de mis ilustres amigos. Es mejor que cierre los ojos y me informe con mi subconsciente; que si algo aún me queda es la habilidad de dar rienda suelta a la imaginación.
Tumiami es (para mí) un amigo, o más bien, una reunión de amigos que siempre puedo convocar al toque de una tecla. Cuando me despierto, lo primero que busco es a tumiamiblog. Si no puedo dormir en medio de la noche y no quiero despertar a los que duermen tranquilos, me digo, “voy a ver que andan diciendo mis amigos en tumiamiblog”. Me da tanto placer poder leer sus voces abiertas e indiscretas (algunos que conozco o creía haber conocido y de otros que quisiera conocer). A veces temo que sean sólo facetas de almas, o que se trate de personalidades múltiples discutiendo en entre sí. Saber que estas memorias entran en mi cuarto diariamente es alucinante. ¿Dónde están? ¿Habrán escrito desde España o están detrás de mi puerta? Me divierto mucho cuando leo esas denuncias (en dialecto afrocubano), que acusan a los otros de elitistas o de creerse superiores. De cada uno recibo algo único. A veces me regalan un torrente de energía poética; por momentos, me invade la incertidumbre de enfrentarme con sus propias dudas. En ocasiones siento celos de algunos blogueros, de su fluencia erudita, e imagino qué placer sería conocerlos. Cuando me dispongo a buscar y encontrar las citas que han mencionado, el tiempo se diluye. ¡Cómo abarcar todo lo que uno quiere hacer en el mundo! Con mi memoria actual, dudo poder llegar al nivel de mis ilustres amigos. Es mejor que cierre los ojos y me informe con mi subconsciente; que si algo aún me queda es la habilidad de dar rienda suelta a la imaginación.
domingo, 3 de abril de 2005
Muerte y elecciones papales
Por Alfredo Triff
Un Papa no se muere todos los días. El cadáver de Juan Pablo II será llevado a la basílica. Le siguen arreglos fúnebres en las iglesias más importantes de Roma por otras nueve jornadas. Entre el cuarto y sexto día tendrá lugar el sepelio, en una cripta debajo de San Pedro (sótano de 147 pontífices). Ahora viene la reunión más importante: El cónclave (q.d. “con llave”) que es el cenáculo de prelados en la que se elige el nuevo Papa. Imaginen nueve días de cabildeo continuo, a sotto voce, entre comida y homilía. Cada cardenal recibe una tarjeta que reza: "Eligo en Summum Pontificem". La misma se pliega dos veces. "Llamo como mi testigo a Cristo el Señor, el juez de que mi voto se hace delante de Dios", declarará cada uno, mientras deposita la tarjeta sobre un plato (el futuro Santo Padre necesita dos terceras partes el voto). Entonces todas las tarjetas se quemarán con ácido para crear el famoso humo blanco que aparece por la chimenea de la santa capilla. Inmediatamente después del sorteo, el deán de la universidad le pregunta al ganador, "¿Acepta usted su elección canónica como pontífice supremo?" y luego, "¿Por qué nombre desea ser llamado?" El escogido responderá para devenir en la cabeza número 265 de la Iglesia católica. Es entonces cuando todos los cardenales cantarán al unísono: "Universi Dominici Gregis".
Un Papa no se muere todos los días. El cadáver de Juan Pablo II será llevado a la basílica. Le siguen arreglos fúnebres en las iglesias más importantes de Roma por otras nueve jornadas. Entre el cuarto y sexto día tendrá lugar el sepelio, en una cripta debajo de San Pedro (sótano de 147 pontífices). Ahora viene la reunión más importante: El cónclave (q.d. “con llave”) que es el cenáculo de prelados en la que se elige el nuevo Papa. Imaginen nueve días de cabildeo continuo, a sotto voce, entre comida y homilía. Cada cardenal recibe una tarjeta que reza: "Eligo en Summum Pontificem". La misma se pliega dos veces. "Llamo como mi testigo a Cristo el Señor, el juez de que mi voto se hace delante de Dios", declarará cada uno, mientras deposita la tarjeta sobre un plato (el futuro Santo Padre necesita dos terceras partes el voto). Entonces todas las tarjetas se quemarán con ácido para crear el famoso humo blanco que aparece por la chimenea de la santa capilla. Inmediatamente después del sorteo, el deán de la universidad le pregunta al ganador, "¿Acepta usted su elección canónica como pontífice supremo?" y luego, "¿Por qué nombre desea ser llamado?" El escogido responderá para devenir en la cabeza número 265 de la Iglesia católica. Es entonces cuando todos los cardenales cantarán al unísono: "Universi Dominici Gregis".
sábado, 2 de abril de 2005
viernes, 1 de abril de 2005
Miami en dos ruedas
Por Laura Luna
Leí o escuché de alguien una vez, que solamente se podía entender la exaltada felicidad que se apodera de los perros cuando les vemos con la cabeza fuera de la ventanilla de los autos. Ya conozco la canina sensación, me he comprado una flamante Honda Rebel 250, chiquita y silenciosa, pero simpática. Es un sentimiento de libertad peligrosa, casi sensual, el aire en mi rostro y el motor reverberarte entre mis piernas. Sueño mío acariciado por muchos años y puesto en stand by por la corta edad de mis hijos. Me doy cuenta entonces, cuantas cosas dejamos de hacer algunas madres para no alterar demasiado la vida de nuestra cría. Lo mucho que dejamos de ser nosotras mismas por no hacerles vivir de suspiro en suspiro. Nunca he sido muy controlable que digamos pero la maternidad y la creación son para mi los rituales sagrados que mantienen mi vida en un flujo continuo e irreversible de energía. Ahora, ellos ya hombres acabados de estrenar, me acusan de tener a middle age crisis. Me cargan en peso riendo y dicen: - íMami estás loca! Sonrió y les miro con una dulzura casi salvaje y me lleno el pecho de un orgullo animal. Aquí están, aquí estoy. Todos enteros y con el camino enfrente. Yo mamá, ahora totalmente rebelde y sin nada que me contenga (en otras palabras: "suelta y sin vacunar"), me sumerjo con placer en el vehemente tráfico de la ciudad mágica sin hacerle competencia a las ruidosas Harleys, las histéricas motos de carreras, y las asmáticas scooters que pululan ya por todos lados (la gasolina obliga a algunos). Trato que no me coja el "rush hour" y simplemente disfruto de una ciudad que he escogido como mía y aceptado tal cual. Aspiro sus olores, recopilo sus ruidos.... llego en dos ruedas al malecón detrás de Brickell, temprano, me siento junto a las pesadas cadenas, dichosa, a ver el mar (no conozco ningún cubano que pueda vivir con el mar demasiado lejos, es como una maldición que arrastramos). Amo esta ciudad extraña y extremista y tomo parte en ella. Regreso a casa. El mar, el cielo marino, la tierra... y en mi hogar me esperan las tres semillas de la esperanza.
Leí o escuché de alguien una vez, que solamente se podía entender la exaltada felicidad que se apodera de los perros cuando les vemos con la cabeza fuera de la ventanilla de los autos. Ya conozco la canina sensación, me he comprado una flamante Honda Rebel 250, chiquita y silenciosa, pero simpática. Es un sentimiento de libertad peligrosa, casi sensual, el aire en mi rostro y el motor reverberarte entre mis piernas. Sueño mío acariciado por muchos años y puesto en stand by por la corta edad de mis hijos. Me doy cuenta entonces, cuantas cosas dejamos de hacer algunas madres para no alterar demasiado la vida de nuestra cría. Lo mucho que dejamos de ser nosotras mismas por no hacerles vivir de suspiro en suspiro. Nunca he sido muy controlable que digamos pero la maternidad y la creación son para mi los rituales sagrados que mantienen mi vida en un flujo continuo e irreversible de energía. Ahora, ellos ya hombres acabados de estrenar, me acusan de tener a middle age crisis. Me cargan en peso riendo y dicen: - íMami estás loca! Sonrió y les miro con una dulzura casi salvaje y me lleno el pecho de un orgullo animal. Aquí están, aquí estoy. Todos enteros y con el camino enfrente. Yo mamá, ahora totalmente rebelde y sin nada que me contenga (en otras palabras: "suelta y sin vacunar"), me sumerjo con placer en el vehemente tráfico de la ciudad mágica sin hacerle competencia a las ruidosas Harleys, las histéricas motos de carreras, y las asmáticas scooters que pululan ya por todos lados (la gasolina obliga a algunos). Trato que no me coja el "rush hour" y simplemente disfruto de una ciudad que he escogido como mía y aceptado tal cual. Aspiro sus olores, recopilo sus ruidos.... llego en dos ruedas al malecón detrás de Brickell, temprano, me siento junto a las pesadas cadenas, dichosa, a ver el mar (no conozco ningún cubano que pueda vivir con el mar demasiado lejos, es como una maldición que arrastramos). Amo esta ciudad extraña y extremista y tomo parte en ella. Regreso a casa. El mar, el cielo marino, la tierra... y en mi hogar me esperan las tres semillas de la esperanza.
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