Por Marcia Morgado
Lento discurre el tiempo. El carbón encendido juguetea con una cascada hecha de remanentes de la construcción: frugalidad. Humo perfumado de bosques y tradición. Afuera se escucha una infantil corneta: ¡el panadero! Pan fresco, tortillas de maíz y harina para acompañar las delicias caseras: paté criollo, crema de ají picante, chicharrones, fajitas, frijoles refritos. Preludio a una tarde dominical entre amigos. Esa única e incomparable familia compuesta de momentos compartidos, de alegrías y tristezas, de sueños hechos realidad. Red de apoyo incondicional. Como los grandes amores. Que de eso se trata la amistad. A la mañana siguiente desayunamos papaya, níspero y mamey, panecillos recién horneados, mermeladas caseras –exquisita la de tomate con naranja– y café con leche. Armonía. La vida es generosa, me digo, sentada bajo la sombra de la típica palapa en el hogareño patio de Casa Ana (www.casaana.com), Bed & Breaskfast hecho de ilusión y tesón por dos cubanas quienes después de vivir largos años en Miami optaron por ubicarse en la capital yucateca. La casa vibra con calor criollo. Andando un puñado de cuadras se llega al dinámico zócalo de la Ciudad Blanca, lleno de música y alegría. En sus alrededores viven algunas amigas, y la promesa de las que llegarán. Haciendo de esa ciudad conectada a Cuba desde antaño un sitio idóneo donde refugiarse, donde arrebujarse en la seguridad de lo familiar. Otros como Saúl llevan años. El propietario de Casa San Juan (www.casasanjuan.com), Bed & Breakfast con un acogedor patio interior donde proliferan las heliconias y los jengibres, es un cubano que después de recorrer medio mundo se instaló Mérida. Donde el ritmo invita a relajarse, a tomar la vida sosegadamente, a saludar a los vecinos y dar largas caminatas perfumadas de jazmín, galán de noche o las fragantes mariposas. Un lugar donde es posible hacer de la madurez un canto a la vida. Donde amar y ser. Donde vivir en "presente", ése al que se refería Octavio Paz; su imagen engalana una moneda de 20 pesos. El presente es lo único que tenemos. El mío aquí, arropada bajo la palapa de la amistad. Del amor. De la vida misma en su enriquecedor transcurrir.
Hay que tocar la taza con el cuchillo para ser servido un cafe con leche? Les faltaran zapatos tenis a los de aya? Escuchastes algun danzon? Merida, mi segunda patria con amaneceres lleno s de amplitud, donde nada se asemeja y todo queda al viento que acaricia su arena fina. Playas divinas que me quitan el aliento y luego, el aposento donde todo se empieza pero nada termina. Ciudad poema, o existira un gran poeta que la pueda describir en prosa, con toda su historia, su faena y su gente fea?
ResponderEliminarDos Cubanos...de Miami nada menos, que te den la bienvenida con el cafe en la mano! Palapas y mas palapas, otro menciono banderas y mas banderas, pero el sentimiento de cercania a algo intimo es similar.
Edgar AlanPo Eta
Que bonito comenzar el dia asi contigo Marcia. Me recordaste a ese pais inmenso en cultura: Mexico. El pan freco en la manana me lleva a Marianao y a Coimbra. tu canto por la amistad me llega al alma. Edgar, eso de empezar todo y no terminarlo es fantastico y tambien contrasta con esta vida condicionada por deadlines y apuros. Marcia tu fuete es recordarnos lo que es realmente importante. Gracias de mil amores porque lo necesito para seguir. boniatillo
ResponderEliminarMarcia llevanos contigo la proxima vez. Sera que aqui en Miami no pueden vivirse experiencias como esa que narras? Cada ciudad a lo suyo, pero despues de haber vivido en Mejico es dificl adaptarse a una vida centrada en ganarnos el pan. Bueno tampoco es para tanto, que aqui tambien se viven momentos inolvidables entre amigos, musica, y libertad. AlexB
ResponderEliminarLlevo conmigo el recuerdo de unos niños en los alrededores de Merida, corriendo sin zapatos y sin miedo, con su ropita mugrienta y expresion de tremendisima alegria. No tenian hambre y senti que la suerte estaba con ellos por vivir cerca del mar...vecindad de pescadores. Me impacto mucho. Pense que la carrera de ganar un puesto en nuestro mundo, tan materialista, hace que perdamos muchos pedacitos del alma. Preciosos e imposibles de recobrar.
ResponderEliminarMalanguita en el arbol
Gracias Marcia, sus evocaciones siempre me llevan a una bucolia llena de paz. Pienso en esos libros que lei de nino de Tartarin de Tarrascon, una vida que solo se lee en los libros y las peliculas de epoca. Pero no, hay gente que la cultivan. Quelastima que nunca he estado en Yucatan.
ResponderEliminarUn ignorante de pacotilla
Alguien dijo: "La amistad es tan misteriosa como el amor"
ResponderEliminarLa atmósfera del hastío, esa fue mi sensación de Mérida, una especie de Remedios o Camajuani con las tiendas llenas, con lo necesario. Modestos espacios llenos de gentes silenciosas que susurraban los percances de la noche anterior. Un lugar que en un momento se impuso como puerto preferido, por sus económicos boletos desde La Habana, para muchos artistas cubanos, tiempos en que ejecutivos mexicanos visitaban las discotecas en busca y a gastársela con las cabareteras de la isla, que escapaban temporalmente para regresar con refrigeradores como equipaje de mano y cuatro Firestones nuevas como regalo al fiel consorte. Muchos pernoctaron en los laberínticos hoteles de Manolo Rivero, mas que amable personaje que impuso su galería de arte contemporáneo y su excéntrica sexualidad en un pueblo con fama de una curiosa dualidad; Allí convivían la más feroz homo fobia, con espeluznantes historias sangrientas y una delirante vida nocturna gay de excesos escandalosos, que se filtraba en las conversaciones cotidianas de las viejitas del parque. Las canículas podían paralizar el trafico, las escuelas y retener a todos en los húmedos cuartos esperando a que el diablo se cansara de deambular por las calles, como a eso de las 3,30pm, cuando ya solo queda tiempo para comentar del clima y regresar tranquilamente a alguna sencilla labor pendiente, nunca percibí una atmósfera de trabajo, para que mentir? Mas bien lo contrario, ocio. Buena comida, allí me enfrente por primera vez a los huevos rancheros, ligero desayuno que consta de 2 huevos fritos, frijoles refritos, sopita con huevo (arroz naranja con huevos duros), guacamole y todo birriao con una salsa de tomate que le da un aspecto de lo que se conoce vulgarmente en La Poma como “sancocho”, paso mucho tiempo para poder entender el encanto de esos patiñeros. Entre suculentas invitaciones a comer, piscinas de aguas frías estancadas, pirámides al doblar de la esquina, recibimientos, despedidas de compatriotas, cervezas y más cervezas, recuerdo un gran letrero que dejó un compañero. Uno de esos intercambios que lo pagan todo no resusulto como el improvisado grafitero esperaba, es decir, debemos entender que un “recién salido” tiene una visión bien exigente de lo que debe ser correcto, las expectativas eran muy grandes. Regreso a la descripción de Marcia; El escenario es perfecto, esos mismos jardines interiores, el silencio, la apacible soledad y de pronto entrar a uno de los cuartos del pequeño hotelito ha encontrarse con un enorme letrero encima de la cabecera de la cama: “MARICON”. Que es eso chico? Pero, estos cubanos están locos? Pero, como es la cosa? Si hasta el día anterior el grafitero estaba comiendo tranquilamente con el aludido hotelero. Ese letrero me transportó a La Corea, a Palo Cagao, El Fanguito, fue un paréntesis, un aviso que me indico a donde correr, de que huir. Es algo que no puedo evitar cuando pienso en Merida.
ResponderEliminarUn pseudónimo, para complacer a R. I.:
Guapito y Abusador.
Me maravilla comparar las dos estampas de "Guapito" y Marcia, hombre y mujer. Cual es la leccion? Para gusto se han hecho colores.
ResponderEliminarLa Cafeina
¡Cómo disfruto compartiendo con ustedes! Gracias a Rosie y Alfredo que tan generosamente reciben mis descargas. Cafeína, sí que es interesante el contraste en cuanto a lo que uno percibe. La primera vez que fui a Mérida en 1976-77 me impresionó el blanco zócalo, la música y el calor humano. Fui sola siguiendo la ruta maya que aun me maravilla. Sigo igualmente atraída por Yucatán, su pueblo, arquitectura, comida, arte y claro, la música. Me encanta tomarme un sorbete, entrar y salir en las tienditas, el gentío, comprar cintas de seda para adornarle cintillos a mi nieta. Los mercados de barrio: el de Santa Ana donde se desayuna pan con lechón acompañado de jugo de frutas. Punto y aparte para las frutas. Me chiflan. Y mis amigos. Los yucatecos que me reciben con calidez típica. Y los cubanos. Es regresar a la niñez: Casa Ana con ese calor humano que sabe a boniatillo, pastoso y dulce como el abrazo materno. Amanecer en la casita, rosada de ternura, protegida por un níspero preñado de frutos y mameyes hinchándose con la promesa de su incomparable pulpa. Como el amor en primavera. Y en verano florece la pitaya, un cactus cuya fruta es sencillamente un banquete, brillantes escamas rosadas protegen el interior: blanco cuajado de minúsculas semillas negras. Delicadas y refrescante. En fin, puedo pasar horas describiendo mis muchos deleites en Mérida, de ahí que regrese a la Ciudad Blanca cada vez que puedala vida me lo permite. Cuando puedan, dense un saltico. ¡Vale la pena!
ResponderEliminarmm
Ya sabemos que el lugar de utopia no existe. O si? Pero siempre habran mejores lugares que Miami o que Merida, por poner un ejemplo. Lugares en la mente?
ResponderEliminarninyo no hay duda que eres "mental"
ResponderEliminarNo es fino, Hee?
ResponderEliminarMarcia viaja bastante verdad? Viajo con ella por sus lugares favoritos. boniatillo
ResponderEliminarUn beso en la distancia
ResponderEliminarun lumbrar acomodado
la cena pasajera
que de todo nos nutre
la maravillosa estancia
en la lejania donde solo
los pensamientos alcanzan
a recordar momento que
nunca mas seran. Y es asi,
buscando la semejansa a
algo que ya no poseemos,
que se logran momentos
felices y casi completos
dandonos un bienestar
inesperado a causa de
una amplia inmaginacion.
Gracias Dios mio, por
dejarnos poseer esto que
se llama el alma, la alimentacion
espiritual...
Pero gente, no confundan la gimnacia con la magnesia, ni se les ocurra que un trillo es calle. Para darse ese gustazo que se esta dando Marcia, se necesita una invitacion, un trabajo, o reunir un baro gordo para el viaje y estadia. Les aconsejo que sigan soñando!
Materialistum "a GoGo"
Ginetearse un Mexicano o Mexicana con "mucha lana" hace que estos sueños se logren. Pero asegurense que tenga burda de baros para gastar!
ResponderEliminarLa Jine.