sábado, 31 de diciembre de 2005
Happy New Year 2006
It's the end of the year. We didn't want the year 2005 to go without thanking all our collaborators and friends --even enemies-- for supporting tumiamiblog. To all we wish a very happy new year!
viernes, 30 de diciembre de 2005
Para esperar el 2006
Por Alfredo Triff
Alfa, omega, principio y fin. Todo termina, hasta el año 2005. ¿Estás listo? Mira atrás, a ese continuum de sustancia elástica y viscosa llamada tiempo: 365 días, 4,380 horas, 262,800 minutos, 15 millones de segundos (hablo del tiempo de vigilia). Me digo: “Que no haya sido simplemente un año más” (ten en cuenta que el análisis lo hace todo, pero a la vez, todo análisis presupone la posibilidad de otro). A lo que iba: Lo peor es tratar el tiempo como lo que es. Tiempo vivido, no vivido por “estar” en el tiempo, sino “ser conciente” que se vive. ¿A qué viene pensar en el año ahora que se termina? Es que viene otro y en esa coyuntura, se hace necesario un acápite. Separación límite, no de fin, sino de borde -que ponga las cosas en contexto. Por eso, no diré (en caso que te haya ido bien) “que se repita”. Sería muy aburrido. Deja que cada año traiga algo original. Si el vuelo de una mosca puede ser transcendente como dicen los maestros zen, entonces, te deseo un 2006 extraordinario, insólito. Un 2006 de tomas de conciencia formidables. No des nada por sentado. Separa una delicia para cada paladar, una mirada para cada atardecer. Que no se canse “tumiami” de adentro, que haya siempre ilusión y deseo de cambiar el mundo. Estás frente al mar. No oyes el bullicio de la gente, acaso el batir de las alas de una gaviota cansada contra la luz de la tarde, destellos amarillo-naranja que cae.
Alfa, omega, principio y fin. Todo termina, hasta el año 2005. ¿Estás listo? Mira atrás, a ese continuum de sustancia elástica y viscosa llamada tiempo: 365 días, 4,380 horas, 262,800 minutos, 15 millones de segundos (hablo del tiempo de vigilia). Me digo: “Que no haya sido simplemente un año más” (ten en cuenta que el análisis lo hace todo, pero a la vez, todo análisis presupone la posibilidad de otro). A lo que iba: Lo peor es tratar el tiempo como lo que es. Tiempo vivido, no vivido por “estar” en el tiempo, sino “ser conciente” que se vive. ¿A qué viene pensar en el año ahora que se termina? Es que viene otro y en esa coyuntura, se hace necesario un acápite. Separación límite, no de fin, sino de borde -que ponga las cosas en contexto. Por eso, no diré (en caso que te haya ido bien) “que se repita”. Sería muy aburrido. Deja que cada año traiga algo original. Si el vuelo de una mosca puede ser transcendente como dicen los maestros zen, entonces, te deseo un 2006 extraordinario, insólito. Un 2006 de tomas de conciencia formidables. No des nada por sentado. Separa una delicia para cada paladar, una mirada para cada atardecer. Que no se canse “tumiami” de adentro, que haya siempre ilusión y deseo de cambiar el mundo. Estás frente al mar. No oyes el bullicio de la gente, acaso el batir de las alas de una gaviota cansada contra la luz de la tarde, destellos amarillo-naranja que cae.
jueves, 29 de diciembre de 2005
El perfume
Por Alejandro Robles
Andrés tenía una amante doce años más joven que su esposa. Se llamaba Margarita y tenía aspiraciones de actriz o de bailarina. Es decir, no estaba segura si darle prioridad a la belleza de su rostro o la exuberancia de su cuerpo; en todo caso trabajaba en una oficina. Cuando Andrés la conoció le dijo, (pero era falso, lo terrible es que era falso) que se estaba separando de su esposa. Cada vez que iban a encontrarse, Andrés se bañaba en un perfume tan fuerte y empalagoso que, sólo después de varias sesiones de jabón, era posible desprenderse de su aroma. Una noche, su esposa le advirtió que si sus vibrisas volvían a excitarse con el más leve bálsamo femenino, sería el fin. Andrés le pidió a Margarita que no volviera a usar perfume porque era alérgico. Una tarde, sin embargo, Margarita cubrió todo su cuerpo con la fragancia delatora. Andrés recordó que justo junto a su casa había una gasolinera. Hundió las manos en el motor grasiento del carro. Después roció su ropa y sus manos con gasolina (el poderoso aroma de la gasolina enmascararía, sin dudas, la dulzona fragancia acusadora). Le diría a su esposa que el carro había sufrido una avería, que le había pedido a un empleado que le rociara las manos con gasolina para limpiarlas y que, el muy estúpido, la había derramado también sobre su ropa. Su artimaña funcionó. Andrés entró a la cocina y le pidió a su esposa que le prepara una taza de té. En la cocina su mujer encendió un fósforo. En ese instante vio algo en lo que Andrés no había reparado, algo que formaba parte de la oscura venganza de Margarita; sólo un detalle, una pincelada maldita que brilló y ardió ante sus ojos como el mismo furor de la combustión del fósforo. De pronto, con el pabilo de madera del fósforo consumiéndose entre los dedos, advirtió, en el cuello de su camisa de su esposo –cubierta de gasolina- la marca del pintalabios de una mujer…
Andrés tenía una amante doce años más joven que su esposa. Se llamaba Margarita y tenía aspiraciones de actriz o de bailarina. Es decir, no estaba segura si darle prioridad a la belleza de su rostro o la exuberancia de su cuerpo; en todo caso trabajaba en una oficina. Cuando Andrés la conoció le dijo, (pero era falso, lo terrible es que era falso) que se estaba separando de su esposa. Cada vez que iban a encontrarse, Andrés se bañaba en un perfume tan fuerte y empalagoso que, sólo después de varias sesiones de jabón, era posible desprenderse de su aroma. Una noche, su esposa le advirtió que si sus vibrisas volvían a excitarse con el más leve bálsamo femenino, sería el fin. Andrés le pidió a Margarita que no volviera a usar perfume porque era alérgico. Una tarde, sin embargo, Margarita cubrió todo su cuerpo con la fragancia delatora. Andrés recordó que justo junto a su casa había una gasolinera. Hundió las manos en el motor grasiento del carro. Después roció su ropa y sus manos con gasolina (el poderoso aroma de la gasolina enmascararía, sin dudas, la dulzona fragancia acusadora). Le diría a su esposa que el carro había sufrido una avería, que le había pedido a un empleado que le rociara las manos con gasolina para limpiarlas y que, el muy estúpido, la había derramado también sobre su ropa. Su artimaña funcionó. Andrés entró a la cocina y le pidió a su esposa que le prepara una taza de té. En la cocina su mujer encendió un fósforo. En ese instante vio algo en lo que Andrés no había reparado, algo que formaba parte de la oscura venganza de Margarita; sólo un detalle, una pincelada maldita que brilló y ardió ante sus ojos como el mismo furor de la combustión del fósforo. De pronto, con el pabilo de madera del fósforo consumiéndose entre los dedos, advirtió, en el cuello de su camisa de su esposo –cubierta de gasolina- la marca del pintalabios de una mujer…
martes, 27 de diciembre de 2005
Mi madre y su juego de jackies
Por Letty Bassart
Leo con mi sobrina sobre la magia del alfabeto...le doy forma a la palabra jacks....una palabra con la que los labios apenas se mueven... que reverbera en la garganta. Enseguida se me llena el pecho de agua recordando a un breve momento en cual mi madre se sentó conmigo para enseñarme como jugar. Recuerdo los colores metálicos rojos, azules, plateados, descascarándose. Yo, manos de hierro, no jugaba con ellos de manera tradicional, por lo que las puntitas habían ido perdiendo las bolitas, tornando los pedacitos de metal inofensivos en peligrosos. Más aún cuando aparecían debajo de pies descalzos o manos cansadas. Entonces, con mi sobrina sobre mis piernas, sus manitos sobre la "j" en el libro de cartón, se me ocurrió algo acerca de mi madre: Mi madre es una experta jugadora de jackies. Habilidosa en el proceso ese de regar los jackies, encontrar jackies regados, tirar orgullosamente la pelota e irlos recogiendo con más o menos esfuerzo, con más o menos fuerza....individualmente, en pares, en tres, y después cuatro...cada vez uno más. Mi madre aguantaba todos los jackies en su pequeña mano...tirando la pelota, sacándose la espada entre sus dientes, luchando, seguramente, dolorosamente... cogiendo más y más, uno más cada vez sin soltar los demás. De niña siempre supe que su carga era demasiado; la sentía aunque no sabía ayudarla. Me quedé corta; no le abrí la mano, no le quité jackies de encima, ni supe pedirle ayuda o ayudarla. Supongo que hubo momentos en cuales el dolor de los jackies en su mano era insoportable. Imagino que el peso de su extrema responsabilidad, su soledad, hizo que se agarrara a la pelota. Ahora que se han ido desvaneciendo los jackies que le hincaban las coyunturas del corazón, abrazo a mi madre y me quedo sorprendida de su belleza. Me encargo, cuidadosamente, de que sus manos queden abiertas, cuajadas de ternura extraordinaria y paz.
Leo con mi sobrina sobre la magia del alfabeto...le doy forma a la palabra jacks....una palabra con la que los labios apenas se mueven... que reverbera en la garganta. Enseguida se me llena el pecho de agua recordando a un breve momento en cual mi madre se sentó conmigo para enseñarme como jugar. Recuerdo los colores metálicos rojos, azules, plateados, descascarándose. Yo, manos de hierro, no jugaba con ellos de manera tradicional, por lo que las puntitas habían ido perdiendo las bolitas, tornando los pedacitos de metal inofensivos en peligrosos. Más aún cuando aparecían debajo de pies descalzos o manos cansadas. Entonces, con mi sobrina sobre mis piernas, sus manitos sobre la "j" en el libro de cartón, se me ocurrió algo acerca de mi madre: Mi madre es una experta jugadora de jackies. Habilidosa en el proceso ese de regar los jackies, encontrar jackies regados, tirar orgullosamente la pelota e irlos recogiendo con más o menos esfuerzo, con más o menos fuerza....individualmente, en pares, en tres, y después cuatro...cada vez uno más. Mi madre aguantaba todos los jackies en su pequeña mano...tirando la pelota, sacándose la espada entre sus dientes, luchando, seguramente, dolorosamente... cogiendo más y más, uno más cada vez sin soltar los demás. De niña siempre supe que su carga era demasiado; la sentía aunque no sabía ayudarla. Me quedé corta; no le abrí la mano, no le quité jackies de encima, ni supe pedirle ayuda o ayudarla. Supongo que hubo momentos en cuales el dolor de los jackies en su mano era insoportable. Imagino que el peso de su extrema responsabilidad, su soledad, hizo que se agarrara a la pelota. Ahora que se han ido desvaneciendo los jackies que le hincaban las coyunturas del corazón, abrazo a mi madre y me quedo sorprendida de su belleza. Me encargo, cuidadosamente, de que sus manos queden abiertas, cuajadas de ternura extraordinaria y paz.
lunes, 26 de diciembre de 2005
Pour l'amitié
Por Alfredo Triff
Foto: PedroPortal
¿Amigos? Que no te falten nunca. Sin amistades la vida es vacía. “Lo más precioso del mundo”, la proclama Savater. Lealtad, camaradería y solidaridad más allá de lo oblicuo de la estirpe o lo tribal de la familia. En estos días de fin de año te sientes a tus anchas, en confianza, y bajas la guardia de las apariencias mundanas. Por ello, observo con Séneca: “No temo errar entre amigos”.
sábado, 24 de diciembre de 2005
Jugada inoportuna
Por Amílcar Barca
La muerte vino clásica como siempre, es decir, de negro y con rubíes en el espectro. Yo salía de mi casa despacio con la mugre de llovizna en los zapatos y una bulería flamenca salpicando mis labios. Iba a trabajar y era modestamente feliz aquella mañana. La luz del astro se levantaba lenta, un pedazo de luna en el oeste me indicaba que aún el día podría salvarse en cualquier jardín. De repente, este mismo adverbio se tradujo en una red frente a mí: los cristales crujieron y el blanco terroso del air-bag me advirtió que aún mis sentidos se sostenían. Huí hacia la acera. Me abracé a una señora mayor y, visto que el vehículo que había colisionado frontalmente contra mí permanecía en silencio… temí lo peor. Al abrir la puerta, una mujer afroamericana temblaba mientras sus lágrimas se deslizaban hasta la camisa. La acuné y le advertí que hasta que no llegara la ambulancia mis brazos seguirían junto a los suyos. La ambulancia llegó. La policía unos minutos más tarde. Cuando el ruido de sirenas cesó le pedí al agente de ambulancias el nombre y la dirección de la víctima. El hombre me advirtió que no daba datos de identificación a nadie. La muerte se había ido esta vez con el registro del formulario vacío. Yo, que le había aclarado que escogiera mi lugar antes que aquel cuerpo joven y oscuro, la maldije. Una jugada poco oportuna del inconsciente apareció más tarde. Había perdido el papel del policía, con el nombre y el teléfono de aquella mujer. Peor que la muerte fue la aparición de su hermana la culpa. Dos días más tarde en un registro de llamadas se oyó una voz que especificó muy abiertamente una necesidad: I need the phone number of your lawyer. Plesase call me. De hecho, lo que se había llevado por delante la muerte, fue a su hermana. Ahora sólo inquieto por la gestión de la clínica de multas, espero celebrar la vida en el último brindis del año en Roma. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
La muerte vino clásica como siempre, es decir, de negro y con rubíes en el espectro. Yo salía de mi casa despacio con la mugre de llovizna en los zapatos y una bulería flamenca salpicando mis labios. Iba a trabajar y era modestamente feliz aquella mañana. La luz del astro se levantaba lenta, un pedazo de luna en el oeste me indicaba que aún el día podría salvarse en cualquier jardín. De repente, este mismo adverbio se tradujo en una red frente a mí: los cristales crujieron y el blanco terroso del air-bag me advirtió que aún mis sentidos se sostenían. Huí hacia la acera. Me abracé a una señora mayor y, visto que el vehículo que había colisionado frontalmente contra mí permanecía en silencio… temí lo peor. Al abrir la puerta, una mujer afroamericana temblaba mientras sus lágrimas se deslizaban hasta la camisa. La acuné y le advertí que hasta que no llegara la ambulancia mis brazos seguirían junto a los suyos. La ambulancia llegó. La policía unos minutos más tarde. Cuando el ruido de sirenas cesó le pedí al agente de ambulancias el nombre y la dirección de la víctima. El hombre me advirtió que no daba datos de identificación a nadie. La muerte se había ido esta vez con el registro del formulario vacío. Yo, que le había aclarado que escogiera mi lugar antes que aquel cuerpo joven y oscuro, la maldije. Una jugada poco oportuna del inconsciente apareció más tarde. Había perdido el papel del policía, con el nombre y el teléfono de aquella mujer. Peor que la muerte fue la aparición de su hermana la culpa. Dos días más tarde en un registro de llamadas se oyó una voz que especificó muy abiertamente una necesidad: I need the phone number of your lawyer. Plesase call me. De hecho, lo que se había llevado por delante la muerte, fue a su hermana. Ahora sólo inquieto por la gestión de la clínica de multas, espero celebrar la vida en el último brindis del año en Roma. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.
jueves, 22 de diciembre de 2005
María Magdalena apócrifa
Por tumiamiblog
Blogolandia: perdonen la tardanza. Aún sin compu, haciendo el trabajo desde la universidad. Me llama la atención hoy esta noticia sobre los llamados evangelios apócrifos. Lo que está en juego es una batalla que define dos corrientes: una apócrifa y la reconocida posición de Pedro y Pablo (yo diría mas el segundo que el primero). Tratándose de la María Magdalena, me siento aliado. Dejemos a un lado la llamada "fidelidad histórica del evangelio". Los libros se fabrican con una voluntad de edición y alianzas políticas. Lo importante es que la cosmovisión gnóstica de la Magdalena conecta el pecado con la ignorancia cognitiva; Pablo lo fundamenta con la fe (la cual define como “la certeza en aquello que sin verse se cree”). El apóstol le apuesta a una ignorancia “nata”, consustancial con la esencia del ser: “nacemos pecadores”. Magadalena hace de la ignorancia un defecto de la volición del ser humano y acaso sin saberlo defendía un planteamiento científico de la vieja escuela ateniense. Luego, si el pecado es producto de un defecto epistémico, entonces puede superarse con un cambio de procedimiento (algo que nos recuerda Descartes siglos después en su Discurso). Lamentablemente, tardó mucho en comprenderse que la puta tenía razón.
Blogolandia: perdonen la tardanza. Aún sin compu, haciendo el trabajo desde la universidad. Me llama la atención hoy esta noticia sobre los llamados evangelios apócrifos. Lo que está en juego es una batalla que define dos corrientes: una apócrifa y la reconocida posición de Pedro y Pablo (yo diría mas el segundo que el primero). Tratándose de la María Magdalena, me siento aliado. Dejemos a un lado la llamada "fidelidad histórica del evangelio". Los libros se fabrican con una voluntad de edición y alianzas políticas. Lo importante es que la cosmovisión gnóstica de la Magdalena conecta el pecado con la ignorancia cognitiva; Pablo lo fundamenta con la fe (la cual define como “la certeza en aquello que sin verse se cree”). El apóstol le apuesta a una ignorancia “nata”, consustancial con la esencia del ser: “nacemos pecadores”. Magadalena hace de la ignorancia un defecto de la volición del ser humano y acaso sin saberlo defendía un planteamiento científico de la vieja escuela ateniense. Luego, si el pecado es producto de un defecto epistémico, entonces puede superarse con un cambio de procedimiento (algo que nos recuerda Descartes siglos después en su Discurso). Lamentablemente, tardó mucho en comprenderse que la puta tenía razón.
miércoles, 21 de diciembre de 2005
Presidente indígena
Por tumiamiblog
“La opinión generalizada en Washington es que las elecciones del domingo en Bolivia podrían resultar en un nuevo gobierno de izquierda radical aliado de Venezuela y Cuba. Pero el resultado más probable será un país caótico, con un gobierno central débil y cada vez más voces separatistas en la pujante región de Santa Cruz”. Esto escribe Andrés Oppenheimer (periodista a quien respeto) en su última columna del Nuevo. A Morales lo pintan como un tipo “anti” muchas cosas que le caen mal a Estados Unidos. “Anti” neoliberal, “anti” americano y “anti” corriente por su política cocalera. Señores, Morales es un indígena que viene de una mayoría que vive en una pobreza brutal, mientras una minoría ínfima es dueña del país. Y hay que comprender eso para poder razonar con propiedad de lo que ocurre en Bolivia. Hablemos de la pobreza y corrupción galopantes de Latinoamérica... comprendamos de una vez por qué no somos Taiwán --me refiero al conocido argumento de Carlos Alberto Montaner. Admítase que el experimento neoliberal no resultó como se esperaba en Argentina, México y Venezuela. En el artículo, Oppenheimer añade que el país está encaminado a una mayor confrontación. Es cierto; gobernar a Bolivia es muy difícil. Morales tiene poco tiempo para acometer un programa que -sin duda- será manipulado por los sectores más radicales de su Movimiento al Socialismo (MAS) que no le pierden ni pie ni pisada. Su mejor opción es un gobierno de tipo Lula de Brasil, pero ni esa opción le será fácil. Pero por favor, basta ya de valerse de estereotipos típicos de la guerra fría.
“La opinión generalizada en Washington es que las elecciones del domingo en Bolivia podrían resultar en un nuevo gobierno de izquierda radical aliado de Venezuela y Cuba. Pero el resultado más probable será un país caótico, con un gobierno central débil y cada vez más voces separatistas en la pujante región de Santa Cruz”. Esto escribe Andrés Oppenheimer (periodista a quien respeto) en su última columna del Nuevo. A Morales lo pintan como un tipo “anti” muchas cosas que le caen mal a Estados Unidos. “Anti” neoliberal, “anti” americano y “anti” corriente por su política cocalera. Señores, Morales es un indígena que viene de una mayoría que vive en una pobreza brutal, mientras una minoría ínfima es dueña del país. Y hay que comprender eso para poder razonar con propiedad de lo que ocurre en Bolivia. Hablemos de la pobreza y corrupción galopantes de Latinoamérica... comprendamos de una vez por qué no somos Taiwán --me refiero al conocido argumento de Carlos Alberto Montaner. Admítase que el experimento neoliberal no resultó como se esperaba en Argentina, México y Venezuela. En el artículo, Oppenheimer añade que el país está encaminado a una mayor confrontación. Es cierto; gobernar a Bolivia es muy difícil. Morales tiene poco tiempo para acometer un programa que -sin duda- será manipulado por los sectores más radicales de su Movimiento al Socialismo (MAS) que no le pierden ni pie ni pisada. Su mejor opción es un gobierno de tipo Lula de Brasil, pero ni esa opción le será fácil. Pero por favor, basta ya de valerse de estereotipos típicos de la guerra fría.
martes, 20 de diciembre de 2005
Humano, demasiado humano
Por el fantasma de Nietzsche
"Hay ciertos indicios en los que reconocerás que has hecho largo camino y que has subido más alto: el espacio es ahora más libre alrededor de ti y tu vista abarca un horizonte más vasto que el que veías antes... el aire es más puro y más dulce. Es por eso que tu camino será ahora más solitario y más peligroso que antes -pero no ciertamente en la medida que imaginan los que te han visto subir, a ti, el viajero, del valle brumoso hasta la montaña".
lunes, 19 de diciembre de 2005
Compras...
domingo, 18 de diciembre de 2005
Orhan Pamuk
Por tumiamiblog
Este viernes, en Sisli, Estambul, procesan a Orhan Pamuk. ¿Su crimen? “Denigrar públicamente la identidad turca”. Le piden tres años. Turquía, país de próceres, pachas padres de la patria con santidad intocable. Por ello, casi todos los turcos de a pié --incluyendo los intelectuales-- han virado los cañones a Pamuk. La pesadilla comenzó cuando a principios de año, Pamukasa declaró en un periódico suizo que “en Turquía se habían asesinado un millón de armenios y treinta mil curdos”. ¡No, qué va, eso no es más que un Tabú del imperialismo occidental! ¿La verdad? La primera “limpieza étnica” del siglo XX ocurre durante la Gran Guerra, bajo el pretexto de que los turco-armenios simpatizan con el ejército ruso que atacaba a Turquía desde la Transcaucasia. Los “Jóvenes Turcos” kemalistas masacraron a más de un millón, fusilando a los hombres, mientras que las mujeres y los niños eran enviados al desierto de Siria donde se morían de hambre y sed. Este año, tres universidades de Estambul promovieron un simposio académico con estudiosos de todo el mundo para indagar el problema armenio. Pese a los actos de repudio, fue la primera vez en noventa años que se analizaba “el mito armenio”. ¿Si todo es una “fabricación del exterior”, para qué hostigar a Pamuk? L' affair Pamuk nos es muy cercano. Se trata de la misma historia de siempre. Acabar con los Padilla, Rushdie, V. S. Naipaul, o Kenzaburo Oe, que no hacen más que atentar contra el honor de la patria. Jingoísmo, nacionalismo, fundamentalismo y patriotismo: todo es la misma mierda.
martes, 13 de diciembre de 2005
La variedad de reinos de un día
Por Alcides
En Jungle Jim's compramos una cerveza diabólica. Mira qué puesto me dieron, líneas de Asia, miel. Fue reservada. Fue restringida. Así destapa la reunión, así reúne palos. Yo no sé qué edad tengo ni cómo voy a alejarme de un grupo. Mira qué agencia. Mira los huecos en la nieve. (...) Veo tu enorme ojo en el cielo. Me pasó en Jarahueca y supimos que el silencio era físico, que la reacción era cultural. Esta muela, un siglo después: “Mía, la hierba se puso más verde”. Esta enumeración: “Mi viaje es químico, mis huesos no son como hace tres años”. Baba: me gustaría mejorar. (...) Para no verla se pone espejuelos de sol, para no acabar ejemplificando. Las cartas en el piso, presente y formación de un espacio nuevo. Ay de los que se acerquen cuando esté por allí, varado en su historia. Ay de nosotros, pues una parte regresa a la tierra, una parte es atraída por el vacío. Para no conseguirla repasa el caldero de la mente, los ejemplos de saciedad. (...) Un príncipe al que dejaron en la cocina, una moneda que nadie trae, una deuda con la candela. Se va a precipitar, siempre de noche, cuando un estudio es removido por otro. Siempre a su altura, la variedad de reinos de un día. (...) Me hiciste un sitio, la tarde fue más gris; por mucho tiempo fue suficiente mirar aquel cedro. Mi destino, la tarde nueva, mi ceniza esparcida por Santa Ana: lo que una vez fue Cumbres. El fin de algo me hace pensar en la Avenida de los Mártires, donde te observo, donde me preferías.
lunes, 12 de diciembre de 2005
Movimiento telúrico
Por Alejandro Robles
Después de un largo baño se acostó desnudo. Su esposa Laura era enfermera y solía trabajar de noche en la sala de emergencias de un hospital. En las últimas semanas habían discutido. Laura estaba convencida de que tenía una amante y que no pasaba solo las noches en que ella hacía guardias en el hospital. La última discusión lo había dejado perturbado y molesto. “Tú estás con alguien y lo voy a saber”- le dijo antes de salir. Tan incomodo estaba por la discusión que le fue difícil conciliar el sueño; después se quedó dormido, pero no dejó de moverse de una lado a otro de la cama durante toda la noche. A las 5:40am comenzó a temblar. Había pasado la noche tan intranquilo, que al principio el terremoto le pareció una prolongación de su sueño. Despertó sobresaltado con el estruendo de las cosas que comenzaban a caerse. Todo se estremecía, la lámpara oscilaba, crujía el suelo y una finísima nieve de yeso se desprendía del techo. Espantado, miró por la ventana y vio como los edificios se desplomaban a su alrededor. Desnudo corrió a la puerta; cuando la abrió se encontró con su vecino que también estaba completamente desnudo. El pobre hombre, aterrado, había salido en busca de auxilio y la puerta se le cerró a sus espaldas. Decidió entonces buscar refugio en otro departamento. Ahora estaban los dos completamente desnudos junto a una cama revuelta. Su vecino se arrodilló y comenzó a orar por su salvación. Recordó entonces las palabras de su esposa: “Tú estás con alguien y lo voy a saber”. En medio del creciente caos del terremoto, y seguro de que iba a morir, tomó un papel, una pluma y escribió: “Laura si me encuentras muerto con este hombre nunca pienses…” Bruscamente el terremoto cesó, hubo una larga pausa, la quietud y el silencio que suceden al desastre. Su vecino seguía rezando arrodillado frente a él. Completamente desnudos, y en esa comprometedora posición estaban cuando Laura entró por la puerta…
domingo, 11 de diciembre de 2005
Tor-Magnus Lundeby
Por Alfredo Triff
Al arte del noruego Tor-Magnus Lundeby le cuadra la revolución techno en su pulso kinético, sicotrópico y abstracto, de largos espacios de color homogéneo poblados por huellas con decibeles, sobre la pantalla de un espectómetro de bajo low-frequency cóncavo y hueco, con luxación de guitarra con fuzz a click de 140 bpm. Lundeby es el Hans Christian Andersen del nuevo milenio, a paso y guión sicodélico de juego de arcadas, DJ y rave de impúberes con éxtasis; lágrima de suero DNA amplificada por un pulso sináptico de caos, en función de diagrama Rorschach... la pérdida --o ganancia-- de un factor serendípito lógicamente posible.
Al arte del noruego Tor-Magnus Lundeby le cuadra la revolución techno en su pulso kinético, sicotrópico y abstracto, de largos espacios de color homogéneo poblados por huellas con decibeles, sobre la pantalla de un espectómetro de bajo low-frequency cóncavo y hueco, con luxación de guitarra con fuzz a click de 140 bpm. Lundeby es el Hans Christian Andersen del nuevo milenio, a paso y guión sicodélico de juego de arcadas, DJ y rave de impúberes con éxtasis; lágrima de suero DNA amplificada por un pulso sináptico de caos, en función de diagrama Rorschach... la pérdida --o ganancia-- de un factor serendípito lógicamente posible.
viernes, 9 de diciembre de 2005
Savater en Miami
Por tumiamiblog
Hoy a las 7:30pm el filósofo español Fernando Savater presentará su última novela, El gran laberinto (Ariel, 2005), en el Centro Cultural Español de Coral Gables. Fernando Savater es profesor en la facultad de filosofía de las Universidades de Madrid y Euskadi, ensayista, novelista, periodista y dramaturgo, con más de cuarenta obras a su haber (traducidas a un montón de lenguas). ¿En qué consiste su filosofía? Un anhelo de revolución que afirma su propia enseñanza, la transmite y la acumula. Más allá de izquierdas, derechas y partidismos políticos, Savater propone que la filosofía debe ser cosmopolita y pluralista. En su pensamiento mestizo y meteco hay vestigios de su querido Cioran, de Voltaire y Jacques Brel, más que de Marcel, Rousseau y The Beatles. Sospechoso de ortodoxias y dogmas, Savater le apuesta a Santayana (por su elegante esteticismo), a Bertrand Russell (por su culto atrevimiento), y a otro corro de espectros geniales que le dan aliento: Poe, Stevenson, Papini, Salgari, Adorno, Borges y Camus. En esta época post 9/11 convulsa, caracterizada por extremismos religiosos y burocracias transnacionales, Savater nos advierte contra el miedo al extranjero, el fanatismo y la estupidez. ¿Su apuesta? A favor de los “moralistas sin moraleja”, la inocencia y el sentido del humor, Savater es el “escéptico militante”, ciudadano de un mundo más allá de patriotismos, banderas, sangre y honor nacional. ¿Por qué Savater en Miami? Porque nuestra ciudad puede encarnar ese pensamiento de apostar por trascender genealogías raciales y nacionalistas. Miami, Babel de ideologías desiguales, de disensión exaltada y etnocéntrica. Miami, la topográficamente contradictoria (desde los rascacielos impersonales y estridentes de Brickell, a las encerradas ciudadelas cookie-cutter del sur de Dade, pasando por la realidad anémica del ghetto) encarna la esperanza de esa sociedad civil abierta que añora el maestro español. Bloguero: No te pierdas esta oportunidad de escuchar, aquí, en el patio, a un extraordinario pensador contemporáneo.
______________________________________
Viernes 9 de diciembre, 7:30 pm
Centro Cultural Español
800 Douglas Road, Coral Gables
Tel.: (305) 448-9677
Gratis
jueves, 8 de diciembre de 2005
Control mute
Por Jesús Rosado
Mañana aséptica. Panea el cielo y todo es azul elegante. Desciende la mirada y se topa un verde bien subido para el otoño terminal. Viernes espléndido, mejor diría, impecable. Alentador proemio para un weekend. Enciende el auto y lo deja deslizar calle abajo hasta la avenida. Baja las ventanillas para disfrutar el céfiro y los efluvios de diciembre. A su lado, Emily se acomoda desenfadadamente el cabello y sube un tanto el cristal. Ahora comenzará el tramo más abrumador del día: el borrascoso tráfico hasta el empleo. Rutina apelmazada. Frena y dale, bocinazos, los contendientes tras el volante, improperios, adrenalina. En fin, las trivialidades que no te pueden emponzoñar el día. Él se dispone a conectar la radio, pero ella, adelantada, empuja por la ranura la última porción del compacto. Suena el piano y, tras él, los legendarios versos de Imagine. Ella conoce de memoria los 184 segundos de la pieza. ¡Qué canción! ¡Qué tiempos! De pronto, un pitazo al fondo y una grosería. Absorto en la canción, él conduce distraído. Concede un gambito a la prisa y deja pasar al ofensor, pero sin desdeñar revancha contraataca con otra cochinada. Emily sacude la cabeza reprobando la indecencia. Entonces ocurre lo inusitado. Súbitamente todos los ruidos cesan. Trepidar de vehículos. Claxons. Insultos. Melodía. La sutileza de la brisa. El batir de hojas. Nada detenido, pero todo mudo. Él hablándole a Emily y ella respondiendo pero sin escucharse. Los conductores mirándose unos a otros, atónitos. El tráfico paralizándose. Una mujer rompe en llanto y al no percibir su gimoteo, revienta en histeria. Resonancia nula total… De repente, regresa la música a la reproductora y, simultáneamente, retornan todos los fragores ordinarios de la jornada. Los conductores recobran la calma. El tránsito reasume su vértigo. Él le habla a Emily y nuevamente se escuchan. Le pregunta, aún desconcertado, sobre lo ocurrido. Ella acariciándose la barbilla, adopta un aire persuasivo y responde: alguien hizo clic sobre el control mute del planeta. Entretanto, ya está sonando la próxima canción de Lennon.
miércoles, 7 de diciembre de 2005
Miami en busca de un símbolo
Por tumiamiblog
El símbolo de Miami se acaba de discutir y –teóricamente-- aprobar en un estudio llamado Spine 3D. Se trata de un concurso internacional en el cual participaron diseñadores y arquitectos del mundo, al parecer patrocinados por FIU. Según informaciones aparecidas en el Nuevo Herald el miércoles pasado, el ganador ha sido el arquitecto Roberto Rovira con su proyecto Sunpars, haciendo referencia a la vela en el palo central en las embarcaciones náuticas (se trata de un conjunto de tres edificios con cerca de 2000 pies de altura). En segundo lugar quedó una monumental escultura metálica de Min Tang y en tercero, un edificio del arquitecto de Miami Jorge Peralta, que representa una antorcha basada en la hoja de una palma. La ciudad mágica, el sol, el Colony, la palma, la Torre de la Libertad e inclusive la torre de Pei han quedado obsoletas, Miami no tiene símbolos que la identifiquen como lo era la torre Eiffel en París o el letrero de Hollywood en Los Angeles --por citar los más conocidos ¿Habrá que buscar un nuevo símbolo debido a los tiempos de cambio que la ciudad vive?
martes, 6 de diciembre de 2005
De balsas y balseros
Por Luis Soler
…Al quinto día, cuando ya todo parecía perdido y la fiebre me rostizaba el pescuezo, el cielo cambió a unos sospechosos tonos rosados, el mar dejó sus convulsiones de ocho metros. Me dolían un montón los ganglios de las verijas; los palpé con cuidado y parecían pelotas de ping-pong (la infección era severa). Me atreví a tocarme la rodilla y sentí el hueso de la rótula expuesto, mientras la piel colgante se movía al vaivén de las olas. Mis brazos apoyados en el caucho negro de la balsa estaban totalmente quemados por la fricción y esa ausencia dérmica me hacía tragar gemidos de dolor que le daban forma al silencio. Nadie decía nada. Mis tres amigos aprovecharon la calma chicha para poder dormir algo y después de cuatro días sin poder pegar un ojo, no les costó demasiado. Yo no. Yo quería morir pero no sabía ahogarme, así es que esperé a que plasma y pus se esparcieran hasta la manada de tiburones más cercanos y estos dieran cuenta de mí. No tuve suerte. Nos recogieron esa madrugada cuando yo perdía el conocimiento del alba cercana y la muerte me hacía un guiño. Me daba otro chance.
lunes, 5 de diciembre de 2005
La ciega
Por Alejandro Robles
Llevaba tres años casado con Lucrecia y vivíamos en un caserón en la zona vieja de la ciudad. Ella conocía desde la infancia a una de sus vecinas y ahora eran amigas. Su vecina era ciega, ciega y hermosa. Sus encantos no estaban muertos, sino enterrados por su ceguera. Ignoraba su belleza porque no podía verse en los espejos y eso la hacía aún más hermosa. Una tarde vino a visitar a Lucrecia. A pesar de que mi mujer no estaba le dije que pasara. Tenía puesta una falda corta. Mis ojos se deslizaron por sus muslos anchos y lisos y me demoré ante la carne pujante de sus senos. Mentí y le dije que iba a ver si Lucrecia estaba en el cuarto del fondo. Me detuve en el corredor y, sin avanzar ni moverme de mi sitio, hice que el sonido de mis pasos disminuyera gradualmente, como si me alejara. Me quité los zapatos y regresé descalzo a la sala. Deslizándome me acosté en el suelo -casi debajo de su cuerpo- y comencé a masturbarme. Desde allí veía no sólo sus muslos cubiertos de una finísima pelusa dorada, sino también el perfecto dibujo de los gruesos labios de su vulva, la seda de su ropa interior hundida en el centro como una sábana que se muerde y humedece en la boca. Como si me presintiera, como si pudiera verme con sus enormes lentes oscuros, orientó la cabeza en hacia adonde yo estaba. Eso me excitó aún más. Mi exaltación alcanzó el punto en que el hormiguero se concentra y se transforma en lava que se desborda. Eyaculé. Regresé al mismo sitio del corredor, volví a ponerme los zapatos e invertí el proceso. Ahora el sonido de mis pasos crecía como si me acercara por el corredor desde el fondo de la casa. Iba a decirle que Lucrecia no estaba, pero en ese instante llegó. Lucrecia saludó a la joven que estaba en la sala, era la hermana gemela de nuestra vecina ciega y no era precisamente invidente.
domingo, 4 de diciembre de 2005
Invocación
Un día como hoy oramos a Santa Bárbara, impúber doncella que se negó al casamiento para ofrecerse a Cristo, esa que fue enclaustrada en una atalaya y entregada a los tribunales por su padre Dióscoro oficial de legionarios al servicio del Imperio Romano, por lo que fue decapitada y devino en mártir y extrañamente (que no es más que causalidad concurrente en las cuatro esquinas del Señor Elegguá) sincretizándose centurias más tarde con el Orisha Mayor, dios del fuego, el rayo, la guerra y el baile, la música y la belleza viril, el pendenciero, el revoltoso mujeriego que comparece bipene, con hacha en alto y se agarra los testículos y rumbea y se alaba de sus poderes priápicos, el cabrón de Changó.
La vuelta del mercado
Por Alcides
La sorprendí alimentándome otra vez. “Te tengo prohibido que me alimentes”, dije. Se hizo la sueca y siguió preparando panes con queso derretido, que ponía en mi boca cada vez que la abría para protestar. Masticaba molesto y recordaba el sueño de la noche reciente: la casa entera se había llenado de agua; salía por unos huecos en la pared, de la madera interior, de las pequeñas heridas de la madera. “Qué rico pan”, pensé mientras contemplaba la danza benéfica de esta mujer. Parecía una rusa, la más bella y buena de todas. “Extraño MTV”, murmuró. Y dos segundos después: “Hasta que no te comas todo eso no te voy a desamarrar”.
jueves, 1 de diciembre de 2005
La bicicleta y la putica
Por Raúl Dopico
Era una putica adorable de la calle Zanja. Una mulatica achinada famosa por sus dientes blanquísimos y por el mito que corría de boca en boca: “Cuando abre las piernas la miel se le chorrea”, cuchicheaba uno. “Tiene dientes en la vagina”, comentaba otro. “Ella no tiempla, deja ciego para siempre al Cíclope”, aseguraba el poeta del barrio. Era una putica salvaje que emboscaba extranjeros saltándoles al cuello en cualquier esquina hotelera como una tigresa hambrienta, para masticarles las ganas y perfumarles el cuerpo con el sudor ancestral de sus carnes. Era una putica que se sintió reina; cuando de tanto abrir las piernas la felicidad le regaló una bicicleta china, hecha por manos chinas, en la tierra donde alguna vez vivieron sus abuelos. Era 1994. El horror se humedecía en los apagones. La ciudad te asesinaba a cualquier hora. Y la gente buscaba la libertad o la fuga, que casi siempre es lo mismo, como náufragos sedientos tragándose el mar. La putica se sintió reina. Y rió con sus dientes blanquísimos en una noche sin luna llena. Una noche con una esquina, con dos animales ebrios que no eran lobos. Con dos salvajes que le despedazaron la sonrisa a chavetazos, para robarle su bicicleta y dejarla tirada en un solar yermo como una res destazada, esperando la salida del sol, mientras inmóvil, sin poder hacer nada, veía cómo la miel le corría por sus muslos a la espera de ser servida en el festín del infierno.
miércoles, 30 de noviembre de 2005
William Kentridge en Miami
Por Amílcar Barca
A veces la invitación de una galería no siempre corresponde a una celebración de vestidos de noche o daiquiris A menudo sin duda lo es. Hoy no hay lienzos en este opening, sino proyecciones cinematográficas y dibujos. Tampoco doritos o pretzels sino tuna tataki o dátiles en hojaldre, bajo la música de Nueva Orleáns. Hoy no somos veinte, sino cerca del millar. Y me atrevería a decir que, sólo dos colores, perviven en esta exposición: el hueso derivado del fondo del papel (ocasionalmente, la turquesa para mencionar el agua en algún tema) y el carboncillo del lápiz. Me niego a referir obras. Pero si voy a citar la poética que crea alguien que ha mirado los referentes de la Quinta del Sordo de Goya y los ha contextualizado a finales del milenio bajo el humo de la guerra . Ha disfrutado con la tradición del teatro de sombras oriental. Ha hurgado en la historia primitiva del cine (Mélies). Se ha dedicado a analizar la soledad de la habitación donde Van Gogh se recluía. O simplemente ha martirizado a la tijera, el sacacorchos, o la cafetera para amasar entre sus hierros a una procesión de personajes que creando un movimiento de avance muy singular y lírico, se inclinan graciosamente por un camino. Cuando la marabunta de Basel concluya, les sugiero que se inicien con Kentridge, bajo el silencio de un domingo de enero, por ejemplo, y dispongan del tiempo suficiente para sentarse en la alfombra de las salas de vídeo y disfrutar de la belleza o la denuncia que la destrucción y el cambio ofrecen en su discurso. Me atrevería a decir que no sólo es apto para todos los públicos que aman el arte, sino obligatorio para cualquier individuo que se precie en valorar la dignidad humana.
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Miami Art Central (MAC)
5960 SW 57th Avenue, (305) 455-3333
martes, 29 de noviembre de 2005
La biblioteca ilusoria
Por Manuel Sosa
Con el pretexto de las reformulaciones dejé mi biblioteca en Cuba. Una biblioteca que fue haciéndose sin criterio selectivo, pero que a los pocos años ya rechazaba ciertos manuales y el ocasional vademécum que nos ilustraba sobre tantos rudimentos. Mi colección fue apoderándose de nuevas habitaciones. Libros comprados en aquellos pueblos minúsculos, donde nadie sabía de qué tesoros se desprendían por un par de billetes. Libros robados a inocentes escuelas y casas de cultura. Libros prestados que no devolvimos. Recuerdo a mi madre repasando los lomos cobrizos, con el plumero en alto y encogiéndose de hombros. Mi peculiar forma de ordenarlos me consumía noches y noches. Se dice que Lezama Lima les rogaba a sus amigos que no le colocasen junto a ciertos autores. El temor a las infaustas confluencias o el mero símbolo que podía representar un Dador junto a un Sóngoro cosongo. Dejaba que Lorca y Marinello se husmeasen por semanas enteras, o que Manuel Cofiño se recostase al tronco de Tolstoi, a ver si los resultados aparecían por alguna parte. También pude expulsar libros que el azar me dio a custodiar hasta que mi conciencia soportase. Me deshice de Lenin y Shólojov, para vengarme de alguien o algo. Llegó el momento en que tuve que regalar algunos volúmenes que sobraban. Sospechosamente, alguien me robó de una vez Rebelión en la granja, 1984 y Fuera del juego. Mi primera mujer, que era pentecostal, quemó El Anticristo y nunca encontré pruebas para acusarla. Cuando tuve que renunciar a todo, preferí regalar cada ejemplar, salvo aquellos firmados por los autores, antes que el azar dispusiese de ellos. Creo que podemos reconciliarnos con un paisaje, con un lapso, con un modo. Sin embargo, nadie recupera esa densidad y resistencia que es alimentar una biblioteca. No podría gastar de nuevo esa energía. Yo prefiero vivir con sus fragmentos, con los restos del naufragio, con su cuerpo roto, disperso en cada orilla posible.
lunes, 28 de noviembre de 2005
¿Es usted poeta?
Por Fernando Savater
¿Poesía: quién no ha cometido un verso en su vida? Me gusta cuando una página sale bien, pero no me gusta la poesía que se escribe con conciencia, con la idea de "voy a hacer la gran página perfecta". Lo único que sueño es con escribir con perfecta naturalidad, y no con la idea de que ahora voy a decir una frase memorable, una expresión muy poética. Escribí algún verso con veinte años y luego se me pasó... bueno, se nos pasa a los que no servimos, afortunadamente a Borges no se le pasó nunca...
¿Poesía: quién no ha cometido un verso en su vida? Me gusta cuando una página sale bien, pero no me gusta la poesía que se escribe con conciencia, con la idea de "voy a hacer la gran página perfecta". Lo único que sueño es con escribir con perfecta naturalidad, y no con la idea de que ahora voy a decir una frase memorable, una expresión muy poética. Escribí algún verso con veinte años y luego se me pasó... bueno, se nos pasa a los que no servimos, afortunadamente a Borges no se le pasó nunca...
domingo, 27 de noviembre de 2005
sábado, 26 de noviembre de 2005
¿Posmodernidad?
Por Rosie Inguanzo
1. En una época fundamentalmente politizada algunos posmodernos adoptan ideologías antiimperialistas y anticanónicas. 2. Popup de peligrosos discursos utópicos como el de Chávez. 3. Persisten los humanistas liberales (como Blair). 4. Otros que nunca han sido modernos, (contra menos posmodernos) se forran de dinamita y se estallan, aunque no estén en talla. 5. Ecos de Foucault y Said: elimperioseextiende porqueinducealplacer generadiscursos estaentodaspartes escoextensivoconelcuerpo socialesmicroscopico ypenetralasvidascotidianas. 6. Globalización polemizada: Hay quienes dicen que es un tipo de neocolonialismo (made in China). ¿Acaso sentimos que el poder es inmanente, que la dominación está en todo y en todas partes? 7. Posmodernidad = Arroz con mango, collage, pastiche, Carnaval de la calle 8, parodia, boda ChunaBill, ironía (La Cosa Nostra), reivindicación de la incertidumbre (“Fidel se cae”), escepticismo (¡No hay corrupción, caballero!), relativismo, deconstrucción de la historia, autoreflexividad (“Somos la última Cola Cola en el desierto”). A toda esta náusea agréguesele voluntad emancipadora mambisa, necesidad de escaparnos del mega store, de desertar del canon. 8. La posmodernidad es también un niño travieso que rompe todos sus juguetes. Nuestro pulso posmoderno miamense reposa en los intersticios de la metavida, en la divergencia sin radicalismos ni anarquías; dentro del mall, discrepamos de la hyperreality y aún pinchamos por nuestra metrópolis colonizada, perfeccionando el futuro.
jueves, 24 de noviembre de 2005
Dando gracias por...
1. Sobrevivir a Rita y Katrina, pero que el próximo venga menos aciclonado.
2. Las féminas del mundo, luego aprendamos a tratarlas.
3. El retorno gradual de las tropas estadounidenses para el 2006.
4. Un arreglo gradual de la crisis iraquí.
5. Una política de entendimiento entre israelitas y palestinos.
6. La promesa de una “nueva” Nueva Orleans para todos por igual.
7. Los filetillos salteados de Villa Habana, y que no cunda el pánico con el moquillo del pollo.
8. La mente; más seamos selectivos con lo que metemos en la testa.
9. El romance octogenario de Genoveva y Albertico, porque el amor salva de la depresión y la muerte.
10. Una ciudad con desarrollo urbano sostenible.
11. La oportunidad de tener una familia con la cual pasar la noche.
12. Miami, nuestra segunda patria.
13. Todos los blogueros de tumiamiblog.
miércoles, 23 de noviembre de 2005
Triana, el relojero del Seybold
Por Alfredo Triff
En el 9no piso del Seybold Building, en un pequeño establecimiento con puerta de cristal, está la dependencia del relojero Luis Triana. Simplemente Triana, como le llaman sus amigos. Saludo al relojero parapetado detrás de una caja fuerte Diebold (veterana), pulidoras empolvadas, y una larga vitrina con toda clase de artefactos que contienen relojes, cadenillas, pulseras, cascos viejos, utensilios y cachivaches. Triana responde con un adusto “qué tal”, mientras silba una tonadilla; sentado en su taburete, portando gafas salidas de un libro de Julio Verne, específicamente diseñadas para inspeccionar piezas minúsculas. A mi derecha, en la pared pintada de verde, aprecio una serie de cuadritos enmarcados que contienen dicharachos, adagios, refranes. El arreglo divulga artilugio, tiempo: “Los hombres pertenecen al reino animal, pero algunos más que otros”. “El que nunca cayó, qué sabe de la altura”. “No busques el hombre perfecto, sino uno cuyos defectos te gusten”. En la pared opuesta leo una secuencia vertical: “Tu, Relojero, Increíble, Artístico, Noble, Amable”.
El acróstico del nombre de Triana indicaría el humor del relojero, quién no es amable, sino áspero. En mi presencia le espeta a un viejo solícito que ofrece café: “Gracias, y que te aplaste un tranvía en Flagler”. Inmediatamente lo flecha con los ojos. El viejo lo mira sospechoso y Triana dibuja una risita. “¡Carajo como tiene tornillos esta mierda!”, dispara, mientras le da el último toque a mi reloj. “Es un Phillipe Starck”, contesto. “Mierda igual”. “¿Cuánto es?”, apuanto, tratando de cortar la confiancita. “Diez”, me responde. Entonces reparo que no tengo suficiente cash en la billetera. “Vengo después a buscarlos”. “No importa, págame mañana”. Triana tira una sonrisilla. “Parece que tiene usted buen crédito en la casa”, dice el árabe que esperaba paciente su turno. Camino al ascensor y descubro al fin de la rara magia del relojero.
martes, 22 de noviembre de 2005
Rafael intramundos
Por Jesús Rosado
Silencios. Silencios y visitaciones. Si acaso un remoto y desacostumbrado zumbido proveniente de los mundos paralelos. Así han transcurrido, en Miami, sus madrugadas de oficio insomne durante más de cuatro décadas, con sus manos moviéndose incansablemente, encendiendo o apagando las sorprendidas superficies del lienzo, haciendo que los colores, en delicadas densidades, se acaricien, se confundan en una figuración inédita, inclasificable y cautivante. Es el pintor en su peregrinación intramundos, viajando hacia lo que está y lo que no está, regresando con las resonancias visuales de sus encuentros con el Gran Misterio. Atrás, quedaría su isla maltrecha, sometida a una época accidentada, donde irrumpió en el arte bajo el influjo iniciático de Klee, Mondrián y la Escuela Bauhaus, y donde se integró al Grupo de los Diez Concretos, dándose a conocer por su formalismo experimental de precisión arquitectónica. Ya desde entonces, algo inquietante se asomaba ocasionalmente a sus definiciones espaciales. Impartió clases en San Alejandro, fundó la Academia de Bellas Artes de Matanzas, presidió la Galería de esa ciudad y luego, por negarse a las imposiciones totalitarias, se vió obligado a partir con su familia hacia los Estados Unidos. Con el exilio entonces sobrevino también el insilio. De ahí comienza su propensión a prolongar las noches en un ejercicio de retiro voluntario donde talento y herramientas de creación son canales expuestos a las aleaciones del conocimiento técnico y la experiencia mística. “No importa que tan vasta sea la oscuridad, nosotros debemos aportar nuestra propia luz”, aseveró en algún momento Stanley Kubrick, y coincidente con ese propósito de trascendencia se replanteó el camino estético de Rafael, rebasando concepciones mecanicistas y materialistas de la sociedad moderna, pero atento a las señales recientes del acontecer científico. Entrañas de asombrosas texturas. Cosmografía de insólita luminiscencia. Plasma y universo. El todo y la nada. Una luz que irradia desde el interior de las composiciones y que protagoniza las premeditadas opacidades y las magistrales transparencias. Admiración de los pinceleros de la nueva ola, la poética visual de Rafael Soriano es, en su virtuosa aproximación a lo ignoto, motivo de deleite para los ojos del mundo.
domingo, 20 de noviembre de 2005
Mi ángel de la guarda
Por Raúl Dopico
La lluvia caía sin cesar aquella tarde de mayo de 1959. La tragedia empezaba a permanecer en la memoria y la tierra a convertirse en fértil sembradío de tumbas, cuando la vieja chivata llegó con los soldados rebeldes hasta el cuartucho del solar donde vivía el Negro Congo. Salivaba como perra rabiosa, mientras se enjuagaba la boca con la palabra torturador. Se lo llevaron cinco años junto con su olor a hierbas frescas. De regreso parecía una caña seca y olía a moho, como si el sudor de sus antepasados esclavos se le hubiera pegado al pellejo. No le encontraron ni una gota de sangre seca en las manos, pero le apagaron la luz en las venas y enarbolaron el silencio de la muerte en su pecho. Lo supe al ver su silueta tirada en el suelo en medio del cuartucho, tiesa, disecada. Lo supe al ver los gusanos comiéndole la silueta. No tenían otra cosa que comerse, desde que a él se lo había comido el porvenir que florecía putrefacto en la trémula luz del fuego que incendiaba la isla. En medio del cuartucho mal oliente sonrió al ver cómo el Negro Congo abría sus alas y se posaba sobre mi hombro izquierdo, al mismo tiempo que la vieja chivata lanzaba grandes gritos que, como cadáveres que se matan entre sí, le golpeaban el pecho con salvajes cuchilladas; gritos que la fueron ripiando, hasta convertirla en un escupitajo verde olivo pegado al suelo.
Mi manifiesto anarquista en Miami
Por el fantasma de Mijail Bakunin
"Quien dice anarquía dice negación del gobierno; quien dice negación del gobierno, dice afirmación del pueblo; quien dice afirmación del pueblo, dice libertad individual; quien dice libertad individual, dice soberanía de cada uno; quien dice soberanía de cada uno, dice igualdad; quien dice igualdad, dice solidaridad o fraternidad; quien dice fraternidad, dice orden social.
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Le retour du spectre (9am): ¡Aprendan historia carajo! Evidentemente los blogueros que comentaron anteriormente no pueden ser más estúpidos como para confundir mi post con algo de corte filomarxista. ¿Bakunin marxista? Soy ruso coño, esencialmente bakunista. El marxismo no tiene nada que ver conmigo. Mi rivalidad con el chulo de Engels viene desde el fracaso de la Primera Internacional, cuando los lacayos marxistas chocaron con los proudhonianos (nuestros hermanos anarquistas con mucho peso en Francia) y con mis propios partidarios. El anarquismo no busca ningún poder político --lo cual quedó absolutamente claro en el punto 3ro del preámbulo de los estatutos generales de la Internacional. La idea marxista de la dictadura del proletariado me cae como una patada en los huevos. Marx no fue idealista sino un ladino dictador. Por eso fui excluido del Congreso de La Haya de 1872 --y a mucha honra. Ahí tienen el siglo XX de tragedias que el gordo barbudo les trajo. Sin comunismo marxista-leninista no habría habido nacionalsocialismo ni fascismo, ni fidelismo. Yo, en cambio traje otra cosa al mundo... liberación, arte y jodedera: Ubu Roi, carnaval, Dadaísmo, “happening”, performance, FLUXUS y postmodernismo.
"Quien dice anarquía dice negación del gobierno; quien dice negación del gobierno, dice afirmación del pueblo; quien dice afirmación del pueblo, dice libertad individual; quien dice libertad individual, dice soberanía de cada uno; quien dice soberanía de cada uno, dice igualdad; quien dice igualdad, dice solidaridad o fraternidad; quien dice fraternidad, dice orden social.
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Le retour du spectre (9am): ¡Aprendan historia carajo! Evidentemente los blogueros que comentaron anteriormente no pueden ser más estúpidos como para confundir mi post con algo de corte filomarxista. ¿Bakunin marxista? Soy ruso coño, esencialmente bakunista. El marxismo no tiene nada que ver conmigo. Mi rivalidad con el chulo de Engels viene desde el fracaso de la Primera Internacional, cuando los lacayos marxistas chocaron con los proudhonianos (nuestros hermanos anarquistas con mucho peso en Francia) y con mis propios partidarios. El anarquismo no busca ningún poder político --lo cual quedó absolutamente claro en el punto 3ro del preámbulo de los estatutos generales de la Internacional. La idea marxista de la dictadura del proletariado me cae como una patada en los huevos. Marx no fue idealista sino un ladino dictador. Por eso fui excluido del Congreso de La Haya de 1872 --y a mucha honra. Ahí tienen el siglo XX de tragedias que el gordo barbudo les trajo. Sin comunismo marxista-leninista no habría habido nacionalsocialismo ni fascismo, ni fidelismo. Yo, en cambio traje otra cosa al mundo... liberación, arte y jodedera: Ubu Roi, carnaval, Dadaísmo, “happening”, performance, FLUXUS y postmodernismo.
sábado, 19 de noviembre de 2005
1957: Cosas de Mamá Carmita y Marirene
Por La Chuna
Mamá Carmita se iba en el Queen Mary a visitar a Marirene que vivía en Paris. Mamá había obtenido, muy barato el pasaje de regreso, de un amigo de Marirene que había venido de Europa con pasaje de ida y vuelta y que había decidido quedarse en Nueva York. En esa época se podían transferir los pasajes. Bill y yo subimos a bordo con Mamá, anduvimos por el barco y por último nos sentamos en su camarote a conversar. Al rato, sonaron sirenas indicando que los visitantes debíamos desembarcar. Bill, que no sabía cómo Mamá había obtenido el pasaje de ida, le preguntó “¿Carmita, cuándo va usted a regresar?" Mamá le respondió, "No lo sé." Bill continuó, "¿Regresa usted en el Queen Mary? Ella dijo, "No sé cómo regresaré pues no tengo dinero para el regreso." Mamá ya tenia más de 65 años y éramos tan jóvenes que la considerábamos una ancianita. Había invertido todo su dinero en los Estados Unidos comprando dos boletos de ferrocarril que se podían usar durante los meses de junio, julio y agosto en cualquier tren, en cualquiera dirección y horario por toda Europa. Por alguna razón estos pasajes sólo se podían comprar en Estados Unidos por residentes de este país.Así fue que Marirene y Mamá recorrieron toda Europa, yendo de pueblo en pueblo, cogiendo un tren por la noche y durmiendo sentadas. Por la mañana se apeaban, recorrían la ciudad y según quisieran se quedaban hasta por la noche para dormir en otro largo viaje de tren, o se iban aun de día a otro pueblo cercano, también por tren. En el caso de una ciudad que les interesara, iban y venían tres o cuatro veces. Ya agotadas, se iban a Paris, donde Marirene tenia su apartamento. Marirene recibía algún dinero de la Fulbright que les alcanzaba para comer. En una ocasión, se les hizo muy tarde para salir de un pueblo en tren y se quedaron en un Youth Hostel, a $1.50 cada una. Nunca llegué a saber cómo Mamá se las arregló para conseguir el pasaje de regreso a Nueva York, pero regresó vivita y coleando.
Mamá Carmita se iba en el Queen Mary a visitar a Marirene que vivía en Paris. Mamá había obtenido, muy barato el pasaje de regreso, de un amigo de Marirene que había venido de Europa con pasaje de ida y vuelta y que había decidido quedarse en Nueva York. En esa época se podían transferir los pasajes. Bill y yo subimos a bordo con Mamá, anduvimos por el barco y por último nos sentamos en su camarote a conversar. Al rato, sonaron sirenas indicando que los visitantes debíamos desembarcar. Bill, que no sabía cómo Mamá había obtenido el pasaje de ida, le preguntó “¿Carmita, cuándo va usted a regresar?" Mamá le respondió, "No lo sé." Bill continuó, "¿Regresa usted en el Queen Mary? Ella dijo, "No sé cómo regresaré pues no tengo dinero para el regreso." Mamá ya tenia más de 65 años y éramos tan jóvenes que la considerábamos una ancianita. Había invertido todo su dinero en los Estados Unidos comprando dos boletos de ferrocarril que se podían usar durante los meses de junio, julio y agosto en cualquier tren, en cualquiera dirección y horario por toda Europa. Por alguna razón estos pasajes sólo se podían comprar en Estados Unidos por residentes de este país.Así fue que Marirene y Mamá recorrieron toda Europa, yendo de pueblo en pueblo, cogiendo un tren por la noche y durmiendo sentadas. Por la mañana se apeaban, recorrían la ciudad y según quisieran se quedaban hasta por la noche para dormir en otro largo viaje de tren, o se iban aun de día a otro pueblo cercano, también por tren. En el caso de una ciudad que les interesara, iban y venían tres o cuatro veces. Ya agotadas, se iban a Paris, donde Marirene tenia su apartamento. Marirene recibía algún dinero de la Fulbright que les alcanzaba para comer. En una ocasión, se les hizo muy tarde para salir de un pueblo en tren y se quedaron en un Youth Hostel, a $1.50 cada una. Nunca llegué a saber cómo Mamá se las arregló para conseguir el pasaje de regreso a Nueva York, pero regresó vivita y coleando.
viernes, 18 de noviembre de 2005
Oración a la inversa
El Chori
Siendo la ocasión precisa y necesaria, he de permitirme el lujo de apelar a la deidad. A ti, juez supremo, misteriosamente ausente del estrado, padre, legislador simultáneo en la asamblea vacía, espontáneo suceder que envías a la vida como emisario. El que crea, el que transforma, el que conserva, ha sido convocado bajo espesas polvaredas de inopia, apareciendo esta vez como un aliado, más bien un hermano, posiblemente un padre, o algo que jamás se ha tenido. Un aliento impalpable, tan sutil, que es más real que cualquier otra presencia, la manifestación misma. Y es así que se trata de algo que nada tiene que ver con un amigo, ni con un hermano, ni con un padre. ¿Me oyes?
jueves, 17 de noviembre de 2005
LOS CAUTIVOS
Por Alejandro Robles
Doce hombres están encerrados en una habitación hermética de un motel de South Miami. No saben cómo han llegado hasta allí y ya no pueden salir. En el centro de la habitación hallan una urna de cristal y en su interior un objeto puntiagudo, metálico y brillante. El extraño objeto es liviano y alargado y tiene los bordes disparejos y filosos. Toman el objeto y se lo pasan de mano en mano. Alguien sugiere que se trata de un talismán. Desesperados se postran ante él y oran por su salvación. Uno de ellos traza círculos mágicos con la punta de metal sobre el suelo de piedra, pero sus vagos artilugios no dan resultado. Otro, el más débil y escuálido de todos, ofrece su sangre como sacrificio y clava la punta del talismán en su pecho. Nada, sin embargo, los exime del terrible cautiverio. Finalmente todos mueren encerrados en la oscura habitación sentados en torno al talismán que guarda la urna de cristal. Años después –no se sabe cuántos años después- alguien, un soldado tal vez, derriba las gruesas puertas y entra en la habitación. Al ver los doce esqueletos rodeando la urna de cristal el soldado concluye que se trata de una secta de suicidas, porque en el centro de la habitación, en la urna de cristal, estaba la llave de la puerta.
Doce hombres están encerrados en una habitación hermética de un motel de South Miami. No saben cómo han llegado hasta allí y ya no pueden salir. En el centro de la habitación hallan una urna de cristal y en su interior un objeto puntiagudo, metálico y brillante. El extraño objeto es liviano y alargado y tiene los bordes disparejos y filosos. Toman el objeto y se lo pasan de mano en mano. Alguien sugiere que se trata de un talismán. Desesperados se postran ante él y oran por su salvación. Uno de ellos traza círculos mágicos con la punta de metal sobre el suelo de piedra, pero sus vagos artilugios no dan resultado. Otro, el más débil y escuálido de todos, ofrece su sangre como sacrificio y clava la punta del talismán en su pecho. Nada, sin embargo, los exime del terrible cautiverio. Finalmente todos mueren encerrados en la oscura habitación sentados en torno al talismán que guarda la urna de cristal. Años después –no se sabe cuántos años después- alguien, un soldado tal vez, derriba las gruesas puertas y entra en la habitación. Al ver los doce esqueletos rodeando la urna de cristal el soldado concluye que se trata de una secta de suicidas, porque en el centro de la habitación, en la urna de cristal, estaba la llave de la puerta.
miércoles, 16 de noviembre de 2005
La maldad de los objetos inanimados
Por Luis Soler
El pedazo de galleta con queso crema se le partió en la boca y le cayó encima de la rara y oscura camisa estampada. Me llamó la atención que no le cayera por la parte que tenía la blanca crema láctea, ensuciándole la coba. Eso debilitaba la teoría acerca de la maldad de los objetos inanimados que asegura que los cosas tienen vida propia, que poseen cierto espíritu burlón que nos juega malas pasadas y que, una vez en movimiento, toman acción propia e independiente. Recuerdo una vez que tomaba clases de balompié, coloqué la pelota en el área de corner, metí una patada apuntando al área frente a la portería y la bola hizo una parábola perfecta en picada y entró en el arco. ¡Metí un goooooooooool de campeonato! Me viré entonces para lucirme, pero nadie me estaba mirando. Luego, me pasé el resto de la tarde tratando de hacerlo una vez más, y solo conseguí torcerme el tobillo. Y así pasa con todo. Al botar al descuido el cabo del cigarro, se cuela por el diminuto huequito del tamaño de un medio con una precisión asombrosa. Pero si lo tratas de hacer de cerca, no te sale tan bien. Otra vez (cuando pasaban aquellas aventuras de Hano Momo) lancé un cuchillo (moneando) y se clavó en el flaco tronco de una areca como a media cuadra de distancia. Todo esto sin un alma que diera fe de mi hazaña. Observen que ni una sola vez que se cae (o se vuela) el papelito de la mantequilla te cae encima por la parte limpia. ¿A qué se debe que el vino se derrame encima de uno y no en el área vacía alrededor? Creo que al no poder moverse por ellos mismos, los objetos se vengan, se burlan, y la emprenden contra nosotros. Sin embargo, esta vez, no trajinaron a mi amigo. Tal vez observan límites al punto de no echar a perder una bella y floreada camisa Manhattan de los 70, con extravagantes pinzas y 100% de poliéster. Tal vez los objetos se entienden entre ellos.
martes, 15 de noviembre de 2005
Woodland South Park
Por Amílcar Barca
Con el pomo oscuro de su mano, la muerte llama a una niña, y la niña, cierra los ojos cuando le abre la puerta. El féretro es blanco. El padre la sostiene como una nube caída de un manzano, y la vuelve a colocar en la caja con la misma delicadeza que lo hiciera su ternura. El padre es persa, de Shyraz, y lleva a Zoroastro en un libro en farsi de bolsillo. La madre es de la tierra de Macondo, rubia y germánica como la riqueza imaginaria. Sus lágrimas tienen la misma sal que la estatua de Lot. Detenida para siempre, se cubre con el velo suave de la melancolía... y se ausenta. En la sala contigua, un cortejo de mujeres espera paciente a que sus esposos acaben de orientar el ataúd de Atal Mishra. Infatigables y serenas, no cesan de comentar la bondad del hilo adormecido de sus saris, la pedrería discreta en sus muñecas y las cualidades humanas del cadáver. Junto a un estanque con nenúfares, unos niños hablan con el agua y comentan con sorpresa la desaparición repentina de una sombra. Bajo la umbría de una pérgola, un ministro evoca la nostalgia de una isla frente a un ataúd de cedro, y su viuda, adormecida y resignada, comparte la plegaria con el séquito que impaciente espera, una elegía que provenga de sus hijos. Dios y su representante se disculpan: la ceremonia ha terminado. Las tumbas están limpias. La arboleda es poca y clara. Sólo restan en el suelo, el color fresco de las flores... y los apellidos.
lunes, 14 de noviembre de 2005
La belleza y la mano invisible
Por Ermigio Benveniste
Opino que la belleza no es tan superficial. Un nuevo estudio en la Universidad de St. Andrews, en Escocia, ha demostrado que el atractivo en las hembras puede estar relacionado con la composición hormonal de la sangre. Los investigadores especulan que los hombres se sienten más atraídos a las mujeres con niveles más altos de estrógeno, el cual, siendo una hormona femenina producida por los ovarios, induce fenómenos de proliferación celular y puede prevenir ciertas enfermedades cardiovasculares. El resultado del informe arroja que dichas mujeres tienen rasgos más femeninos, como ojos más grandes, labios más llenos y la piel más lisa. Los investigadores fotografiaron a 59 mujeres entre 18 y 25 y tomaron muestras de orina de cada una para análisis hormonal. Un grupo de hombres tasó al grupo de mujeres de acuerdo a un cuestionario fotográfico que evaluaba estado de salud, feminidad y atractivo. Los resultados mostraron que los hombres (en su mayoría) estaban atraídos a aquellas que tenían altos niveles de estrógeno. Y si esas muchachas en efecto están más listas para caer encinta ¿no será que la naturaleza termina llevándonos de la mano?
domingo, 13 de noviembre de 2005
Les habla el espectro de Sudoplatov
Tumiamiblog
Lo que dice el camarada Trostky es cierto. La directiva se me dio en marzo del 39: "Hay que acabar con Trotsky este año", fue lo que me ordenó nuestro máximo dirigente José Stalin. Me presento, soy Pavel Sudoplatov, jefe de misiones especiales, asesino del jefe nacionalista ucraniano Konovalets, organizador del asesinato de Trotsky y líder del espionaje atómico en Estados Unidos. Les seré franco, en aquel momento no pude evitar el llanto de la emoción, lo veía como una gran responsabilidad. No porque se tratara de liquidar a un hombre, (cosa banal para un revolucionario dedicado como yo lo era), ni porque ese hombre, junto a Lenin, fuese el principal organizador nuestra augusta revolución de Octubre. Comprendan, estábamos en la época de la gran purga; ya Kamenev, Zinoviev y Bujarin habían sido eliminados (y en todo el país se votaba, a mano alzada, dichas resoluciones aprobatorias). No, se trataba de que estaba recibiendo esa orden de parte de nuestro máximo líder. Ahora veo que me lavaron el cerebro. Fui hijo de campesinos muy pobres. Me crié en la revolución, lo único que conocí. Créanme, es una desgracia para el hombre tener que aprender de la vida en el más allá. Otro día les cuento. Ahora debo marcharme.
Lo que dice el camarada Trostky es cierto. La directiva se me dio en marzo del 39: "Hay que acabar con Trotsky este año", fue lo que me ordenó nuestro máximo dirigente José Stalin. Me presento, soy Pavel Sudoplatov, jefe de misiones especiales, asesino del jefe nacionalista ucraniano Konovalets, organizador del asesinato de Trotsky y líder del espionaje atómico en Estados Unidos. Les seré franco, en aquel momento no pude evitar el llanto de la emoción, lo veía como una gran responsabilidad. No porque se tratara de liquidar a un hombre, (cosa banal para un revolucionario dedicado como yo lo era), ni porque ese hombre, junto a Lenin, fuese el principal organizador nuestra augusta revolución de Octubre. Comprendan, estábamos en la época de la gran purga; ya Kamenev, Zinoviev y Bujarin habían sido eliminados (y en todo el país se votaba, a mano alzada, dichas resoluciones aprobatorias). No, se trataba de que estaba recibiendo esa orden de parte de nuestro máximo líder. Ahora veo que me lavaron el cerebro. Fui hijo de campesinos muy pobres. Me crié en la revolución, lo único que conocí. Créanme, es una desgracia para el hombre tener que aprender de la vida en el más allá. Otro día les cuento. Ahora debo marcharme.
Vivimos en un planeta saqueado
Por el fantasma de Trotsky
“Vivimos en un planeta saqueado, sus pueblos forzados a vivir en un estado de guerra incesante, padeciendo pobreza y enfermedades”. Eso escribí en el 1901 en mi ensayo “Sobre el optimismo y el pesimismo”, donde reflejé mis esperanzas en un futuro mejor para nuestro planeta. Cuatro años después ayudé a dirigir una insurrección de trabajadores rusos contra el zar. La insurrección de 1905 fue reprimida, pero nos dio excelentes enseñanzas para nuestra exitosa revolución del 17. Desgraciadamente, nuestra revolución se truncó. Después de la subida al poder de Stalin, tuve que huir de mi patria. Nunca me llevé con el georgiano; era lerdo, poco sofisticado. Carne de cañón, de sólo verlo fue suficiente para que reconociera que la revolución terminaría en el fracaso. Mi posición fue siempre más democrática que la de ese burócrata mediocre. Sufrí mucho, mucho, cuando el mundo progresista se plegó a su mandato, mientras yo trotaba el planeta en busca de cobijo. Gracias a Lázaro Cárdenas, en el 37 creí encontrar otro terruño en México. Pero mi estrella se apagaba. Rivera era un excelente pintor, pero nunca fue amigo de nadie. El zorro me tendió una cama el 14 de febrero del 40, a pura bomba y metralla. Me salvé de milagro, pero tres meses después fui asesinado en mi despacho por el títere hipócrita de Ramón Mercader bajo las órdenes de Sudoplatov. Supe que las circunstancias de mi muerte se comentaron en este blog. Por eso decidí visitar esta ciudad balnearia y compartir con ustedes estas breves líneas. Si tienen tiempo no se pierdan mi Diario en el exilio. Y ahora debo marcharme, pues estoy de paso (hay cosas de estas zonas plasmáticas del mundo fantasmal que no deben divulgarse). Gracias por la hospitalidad de este domingo.
sábado, 12 de noviembre de 2005
Was zu, wo zu gehen?
Por tumiamiblog
Hoy sábado: Arte all over Wynwood. Recomendamos las siguientes aperturas: 1- Un show de dos cubanitos –con obras ya en el Whitney de NY—“Había una vez” de Hernan Bas y una muestra de Luis Gispert en Snitzer Gallery, 2247 NW 1 Place. 2- Cierra el show del nuyorican Muñiz, y el cubanito Leyden Rodríguez en Leonard Tachmes Gallery, 3930 NW 2 Avenue. 3- Blake Rayne, en la Kevin Bruk Gallery a dos puertas de Snitzer . 4- Doble apertura de galería y muestra: El conocido pintor Arturo Rodríguez, con “Interior”, en la nueva David Castillo Modern and Contemporary Art en el 2234 NW 2nd Avenue. Mañana domingo: 1- A las 4pm, la exhibición “Rostros de la isla dispersa”, de Pedro Portal --en formato grande en blanco y negro. Para la inauguración de la feria, Pedro plasma un grupo interesantísimo de autores, intelectuales y artistas cubanos de la diáspora (edificio #3 del Wolfson Campus). 2- Carlos Alberto Montaner se presenta a las 7pm, en el #2106 (del Edificio #2). 3- Extraoficialmente es el baby shower de la artista Teresita Ortiz, la esposa del Vizca (además de pintor, comentarista y jodedor de tumiamiblog).
Hoy sábado: Arte all over Wynwood. Recomendamos las siguientes aperturas: 1- Un show de dos cubanitos –con obras ya en el Whitney de NY—“Había una vez” de Hernan Bas y una muestra de Luis Gispert en Snitzer Gallery, 2247 NW 1 Place. 2- Cierra el show del nuyorican Muñiz, y el cubanito Leyden Rodríguez en Leonard Tachmes Gallery, 3930 NW 2 Avenue. 3- Blake Rayne, en la Kevin Bruk Gallery a dos puertas de Snitzer . 4- Doble apertura de galería y muestra: El conocido pintor Arturo Rodríguez, con “Interior”, en la nueva David Castillo Modern and Contemporary Art en el 2234 NW 2nd Avenue. Mañana domingo: 1- A las 4pm, la exhibición “Rostros de la isla dispersa”, de Pedro Portal --en formato grande en blanco y negro. Para la inauguración de la feria, Pedro plasma un grupo interesantísimo de autores, intelectuales y artistas cubanos de la diáspora (edificio #3 del Wolfson Campus). 2- Carlos Alberto Montaner se presenta a las 7pm, en el #2106 (del Edificio #2). 3- Extraoficialmente es el baby shower de la artista Teresita Ortiz, la esposa del Vizca (además de pintor, comentarista y jodedor de tumiamiblog).
viernes, 11 de noviembre de 2005
Diligencia
Por Alfredo Triff
Una diligencia rápida al piso 13. Pié en el ascensor. ¿Cuánta gente anormal se encuentra uno en un viaje? 1,2,3: olor a café con leche (no he desayunado). 4: Entra una mulata grave, ejecutiva, porta fragancia barata --me mira con oficiosidad burocrática. A su lado, un blondo con crew-cut, envuelto en vaho de Polo (le suena el cell con música de reguetón) 5: Tres féminas soberbias atacan la sede --a mi derecha, de repente crin negra olorosa en mi cara. 6: Una retaca sale y entra una espárraga de luengas pestañas, nariz diminuta y bembo sensual –observo sus pies largos adornados, emperifollados New Age con Jaialia. A mi derecha, una mamá con una criatura alucinante que llora en alta frecuencia. ¿Qué piso? 7⅛, 7⅓... 7. A poco, tufo de efluvio digestivo. “Coño que calor”, dice un octogenario con geta sórdida. Reprimo el aliento (mientras, discurro en la película “Aqualón” de Costeau). 8: se abre la portezuela, entra un mancebo de pelo encrespado y olor a grajo de estío. Mira al viejo, al piso, a mí, al techo. Exhalo el aire que inhalé en el noveno, antes del pedo. Albur mecánico, dilación de travesía sórdida, dirección vertical ¿hacia dónde? 9: “¿Tienes hora?”, me pregunta un espécimen asimétrico. “No tengo reloj”. Cierro los ojos y exploro mi lado zen. La puerta mecánica se abre en el 13, y aprecio un espacio iluminado, blanquísimo, con un suelo que relumbra, sin un alma. ¿Y la gente? Estoy solo. No prorrumpo, no quiero. Pero de nada vale... hay que hacerlo. No hago más que dar el primer paso, y la multitud berrea: “Viva...Viva...” Me uno a ellos y berreamos todos juntos en un gran tutti de ópera bufa. No me daba cuenta que somos un gran pueblo unido detrás del más noble de los ideales.
Una diligencia rápida al piso 13. Pié en el ascensor. ¿Cuánta gente anormal se encuentra uno en un viaje? 1,2,3: olor a café con leche (no he desayunado). 4: Entra una mulata grave, ejecutiva, porta fragancia barata --me mira con oficiosidad burocrática. A su lado, un blondo con crew-cut, envuelto en vaho de Polo (le suena el cell con música de reguetón) 5: Tres féminas soberbias atacan la sede --a mi derecha, de repente crin negra olorosa en mi cara. 6: Una retaca sale y entra una espárraga de luengas pestañas, nariz diminuta y bembo sensual –observo sus pies largos adornados, emperifollados New Age con Jaialia. A mi derecha, una mamá con una criatura alucinante que llora en alta frecuencia. ¿Qué piso? 7⅛, 7⅓... 7. A poco, tufo de efluvio digestivo. “Coño que calor”, dice un octogenario con geta sórdida. Reprimo el aliento (mientras, discurro en la película “Aqualón” de Costeau). 8: se abre la portezuela, entra un mancebo de pelo encrespado y olor a grajo de estío. Mira al viejo, al piso, a mí, al techo. Exhalo el aire que inhalé en el noveno, antes del pedo. Albur mecánico, dilación de travesía sórdida, dirección vertical ¿hacia dónde? 9: “¿Tienes hora?”, me pregunta un espécimen asimétrico. “No tengo reloj”. Cierro los ojos y exploro mi lado zen. La puerta mecánica se abre en el 13, y aprecio un espacio iluminado, blanquísimo, con un suelo que relumbra, sin un alma. ¿Y la gente? Estoy solo. No prorrumpo, no quiero. Pero de nada vale... hay que hacerlo. No hago más que dar el primer paso, y la multitud berrea: “Viva...Viva...” Me uno a ellos y berreamos todos juntos en un gran tutti de ópera bufa. No me daba cuenta que somos un gran pueblo unido detrás del más noble de los ideales.
jueves, 10 de noviembre de 2005
Mientras duermes
Por Manuel Sosa
Mientras duermes, alguien se ocupa de reordenar tus estrellas. Lo que fuese vanidad y clarividencia se torna en espantajo, fibras roídas que cuelgan del alféizar, mostradas al naciente para hacerte creer en la utilidad de las parábolas. El cálido nido se despereza y sobrevuelan las plumas sangrientas. Aún resuena el estertor que en la noche recogía tu molicie, tu propia vestimenta ha deshecho los espasmos, la crispación de tu cuerpo bañado en luz astral. Bastó un único letargo para arrancarte el nombre y los números secretos. Sordo a los maitines, ciego al crisol, en el mugriento lecho te tiendes y aprietas firmes los párpados repitiendo que es sólo un mal sueño, que tiene que ser, como siempre, un mal sueño.
miércoles, 9 de noviembre de 2005
Cosas de mamá Carmita
Por La Chuna
En la Habana, en el tiempo de la depresión, allá por los 1930 y pico, la situación económica estaba muy apretada; en algunos hogares más que en otros. En la casa de mis padres no había dinero sino para lo esencial, se comía carne una vez al día, los cobradores siempre estaban tocando a la puerta. No había dinero para comprar ropa y zapatos, mucho menos para diversiones. Para aliviar la situación, mi hermano Héctor, el segundo, vivía con tío Oscar, hermano soltero de mamá. Yo había vivido con mis tías paternas desde los nueve meses. De mis hermanos quedaban con mis padres Cuco (Rafael), Raúl y mis dos hermanitas Margarita y Marirene. Yo era la mayor de las hembras y la menor de los varones. A pesar de las vicisitudes, mamá se las arreglaba para ir todos los domingos a misa y después al cine. Eso era mportantísimo pues además del noticiero y las dos películas, una de menor calidad y la principal, todas las semanas se ponía, comenzando los domingos un episodio de una serie, cowboys como de Tom Mix, etc. Mamá no podía perderse el episodio. La entrada al cine costaba 10 centavos para adultos y cinco para los niños mayores de 6 años. Pero eran diez o cinco centavos que no había. Todos los domingos, de tres y cinco a tres y veinte, se terminaba la matinée y diez minutos más tarde empezaba la primera tanda. Las luces se encendían en el teatro, se habrían las puertas de entrada para dejar salir a la multitud que había gozado de la matinée. Todos salían, excepto algunos que hubieren llegado tarde y quisieran completar la función. Mamá y las niñas, instruidas por ella, entraban al teatro mientras la muchedumbre salía, pero para no levantar sospechas, las tres perdidas entre la gente, entraban caminando de espaldas.
En la Habana, en el tiempo de la depresión, allá por los 1930 y pico, la situación económica estaba muy apretada; en algunos hogares más que en otros. En la casa de mis padres no había dinero sino para lo esencial, se comía carne una vez al día, los cobradores siempre estaban tocando a la puerta. No había dinero para comprar ropa y zapatos, mucho menos para diversiones. Para aliviar la situación, mi hermano Héctor, el segundo, vivía con tío Oscar, hermano soltero de mamá. Yo había vivido con mis tías paternas desde los nueve meses. De mis hermanos quedaban con mis padres Cuco (Rafael), Raúl y mis dos hermanitas Margarita y Marirene. Yo era la mayor de las hembras y la menor de los varones. A pesar de las vicisitudes, mamá se las arreglaba para ir todos los domingos a misa y después al cine. Eso era mportantísimo pues además del noticiero y las dos películas, una de menor calidad y la principal, todas las semanas se ponía, comenzando los domingos un episodio de una serie, cowboys como de Tom Mix, etc. Mamá no podía perderse el episodio. La entrada al cine costaba 10 centavos para adultos y cinco para los niños mayores de 6 años. Pero eran diez o cinco centavos que no había. Todos los domingos, de tres y cinco a tres y veinte, se terminaba la matinée y diez minutos más tarde empezaba la primera tanda. Las luces se encendían en el teatro, se habrían las puertas de entrada para dejar salir a la multitud que había gozado de la matinée. Todos salían, excepto algunos que hubieren llegado tarde y quisieran completar la función. Mamá y las niñas, instruidas por ella, entraban al teatro mientras la muchedumbre salía, pero para no levantar sospechas, las tres perdidas entre la gente, entraban caminando de espaldas.
martes, 8 de noviembre de 2005
Horóscopo y contingencia
Por Alejandro Robles
Salí una mañana con el propósito de hacer algunos trámites legales y de inmigración. En algún lugar de mi extenso recorrido perdí la billetera. Recorrí una vez más todos aquellos sitios a los que había asistido, pero inútilmente. Afligido por la pérdida, fui a visitar a una amiga. Sobre la mesa del comedor había una revista abierta y sobre la revista, una taza de café que ya alguien había vaciado. Retiré la taza para ver que una porción de café había trazado un circulo oscuro sobre la página. El circulo era perfecto, encerraba los vaticinios zodiacales del signo de Sagitario del 11 de octubre. Es decir, los pronósticos de mi signo para ese mismo día: “Tenga cuidado y esté muy atento, hoy puede sufrir una pérdida irrecuperable y recibirá el aviso demasiado tarde.” La página que acababa de leer no sólo describía con exactitud mi circunstancia, sino que era a su vez el aviso tardío de mi fatalidad.¿La pérdida de mi billetera había sido dictada acaso por el poderoso influjo de los astros? ¿Habría de creer yo entonces en que la ínfima crónica de cada día estaba atada a la posición de los astros en el constelado cielo? Arranqué la página y la guardé en el mismo bolsillo donde antes guardaba mi billetera. Para colmo de coincidencias, dos semanas después, asistí a una reunión de amigos donde conocí a la joven editora de aquella revista de cuyo nombre no quiero acordarme. La joven hablaba de los avatares de la edición sin dirigirse a mí, ajena a mis percances, y comentó que en una edición de la revista –precisamente el 11 de octubre- un retrazo de la entrega le había impedido contar con los vaticinios zodiacales, especialmente de Sagitario, viéndose obligada a sustituirlos por las breves de Escorpión de la semana anterior.
lunes, 7 de noviembre de 2005
El olor de la memoria
Por Laura Luna
Decido olvidarme del tiempo de los relojes, tiempo racional, tic-tac, tic-tac... fragmentado y continuo... anunciado, peremne. Me separo de él, conscientemente, lentamente. Entro en el tiempo de mi cuerpo, de los sentidos, tiempo que se mide en sensaciones y mágicamente detiene el fluido existencial, deteniéndose sólo en el deleite del momento. Me viene Proust a la mente y su insistencia en la memoria de los olores. Le regalo a mi nariz una visita a Sephora, para simplemente oler efluvios de los nuevos perfumes, separarlos con los ojos cerrados en mi frente, un grano de café entre mis dedos, y después comprarme un solo chocolate Godiva a la salida del mall. Soy mujer de placeres simples y completos. Olfateo mis recuerdos. El olor a Violetas de mis hijos pequeños, sus diferentes aromas ahora de hombres. El recuerdo oloroso de un secadero de tabaco y el polvo de las hojas pegado en los bordes de mis zapatos. El olor de mi padre, a cigarro y colonia de limón; mi mami, que siempre me olía a sopa. Asocio olores y emociones, olores y sensaciones. Aromas y amores, sentimientos y pérdidas. Como el olor a chocolate me recuerda una antigua obsesión olvidada y la vainilla la consecuencia de una lluvia veraniega. Aspiro el aire como si con ello pudiese reparar mis dolores, mis opciones no huelen. Como si con el recuerdo intermitente y vacuo de un aroma pudiese transportarme a un olvido. Los que me conocen sonríen cuando me ven hinchar las aletas de la nariz para aspirarme el instante, saben que en ese momento estoy marcando mi vida con una muesca inolvidable, impregnándome de ahora. Hoy, cabizbaja y meditabunda, con el ceño lleno de pequeñas y apestosas pesadumbres, abotonándome los ojos para no llorar imposibles, me siento paciente y con pausa de princesa triste a zurcir por primera vez un corazón que ha quedado maltrecho de adioses, con puntadas de ternura e hilos de aromáticas memorias.
domingo, 6 de noviembre de 2005
Me gusta Miami
Por el fantasma de Mao Zedong
Ese hombre joven en la foto soy yo, Mao, el líder de la revolución china del siglo XX. Después de mi muerte caí en desgracia. Hoy me llaman visionario. La China es una potencia, la nación con mayor crecimiento del globo. Nuestras ciudades se expanden, nuestro capital aumenta, el pueblo se instruye. Al principio todo ese cambio me parecía una especie de capitalismo oculto, ya no. El mundo ha cambiado y hay que ser pragmático. Cooperamos con nuestros vecinos y a la vez promovemos una política de estabilidad en Asia. A lo que iba, mi revolución ha sido criticada, pero no se olviden que China hace sesenta años era un reducto feudal. Hoy es un milagro. Sé que muchos le atribuyen ese milagro a Deng, pero todo lo que ese enano aprendió me lo debe a mí. Siempre fui odiado, por los terratenientes, por Chiang (ese borrachín), por los nipones y después por los yanquis. Les soy franco, acaso mi único error fue mi segunda revolución, la mal llamada "revolución cultural". Sólo quise demostrar al mundo que el pueblo chino podía ser el más culto. A veces pienso que hubiera sido mejor haber sido instructor de natación. Ese era mi sueño y mi vida. En mi juventud recomendé a mis compatriotas que nadaran y desarrollaran sus esbeltos cuerpos lampiños. ¿Saben que en los 60 decidí nadar todos los ríos de la China, incluso contra el aviso de mis médicos? Creé un tipo de natación que llamé “abriendo caminos en el agua”: flotar con la corriente, abollado, con el estómago al sol y los brazos extendidos. Ahora, debido a nuestra rápida industrialización los ríos chinos están muy contaminados. Por eso he decidido viajar a Miami --de incógnito-- y hacer lo mismo en las playas de South Beach. Este lugar es agradable, soleado, tranquilo. Vendré más a menudo, si ustedes no se oponen.
Ese hombre joven en la foto soy yo, Mao, el líder de la revolución china del siglo XX. Después de mi muerte caí en desgracia. Hoy me llaman visionario. La China es una potencia, la nación con mayor crecimiento del globo. Nuestras ciudades se expanden, nuestro capital aumenta, el pueblo se instruye. Al principio todo ese cambio me parecía una especie de capitalismo oculto, ya no. El mundo ha cambiado y hay que ser pragmático. Cooperamos con nuestros vecinos y a la vez promovemos una política de estabilidad en Asia. A lo que iba, mi revolución ha sido criticada, pero no se olviden que China hace sesenta años era un reducto feudal. Hoy es un milagro. Sé que muchos le atribuyen ese milagro a Deng, pero todo lo que ese enano aprendió me lo debe a mí. Siempre fui odiado, por los terratenientes, por Chiang (ese borrachín), por los nipones y después por los yanquis. Les soy franco, acaso mi único error fue mi segunda revolución, la mal llamada "revolución cultural". Sólo quise demostrar al mundo que el pueblo chino podía ser el más culto. A veces pienso que hubiera sido mejor haber sido instructor de natación. Ese era mi sueño y mi vida. En mi juventud recomendé a mis compatriotas que nadaran y desarrollaran sus esbeltos cuerpos lampiños. ¿Saben que en los 60 decidí nadar todos los ríos de la China, incluso contra el aviso de mis médicos? Creé un tipo de natación que llamé “abriendo caminos en el agua”: flotar con la corriente, abollado, con el estómago al sol y los brazos extendidos. Ahora, debido a nuestra rápida industrialización los ríos chinos están muy contaminados. Por eso he decidido viajar a Miami --de incógnito-- y hacer lo mismo en las playas de South Beach. Este lugar es agradable, soleado, tranquilo. Vendré más a menudo, si ustedes no se oponen.
sábado, 5 de noviembre de 2005
Receta Gómez-Peña
Por Alfredo Triff
Tómese tequila, agua natural en pomo de Windex reciclado, rodilleras y medias negras con ligas hasta los muslos, corona de plumones rojos, chaqueta embrocada sin camisa debajo, peto de colmillos, botas rancheras negras bien puntiagudas, saya bordada, trenzas largas a-lo-Frida Kahlo, sombrero tejano bruno y gafas para el sol. Móntese el santo de Axayacatl (de chingue a su madre la muerte) y el espíritu del Rayo de Jalisco con su máscara leoparda. Luego, por más de una hora este pinche way de Gómez-Peña nos cocina un guiso padre pos-moderno a bain-marie --con un cuarto de cucharada cyber, una pizca y media de punk chicanista: más híbrido que de pura-cepa, más Dada que Surrealista, más norte/sur que este/oeste, más de William Gibson que de Ray Bradbury, más Masoch que Goethe, más de Guillermo Fadanelli que de Octavio Paz, más Cheech and Chong que Paul Rodríguez, más de un Mencken tardío que de un Tin-Tán temprano. Puro en lo quasi Brechtiano, con cariz de MC de salón de billar de Tijuana, a sabroso ritmo de minué azteca con paso pos-estructuralista, feminista, deconstruccionista y poscolonialista. Gómez-Peña entonces sirve la mesa, con señal digital forward (más allá del mundo fácil y mezquino de ellos/nosotros, malos/buenos, negro/blanco, Fox/Bush, Cheney/Bin Laden y masculino/femenino) y nos lleva a la orilla opuesta de la migra patrol eurocentrista, falocentrista y xenofóbica. Por supuesto, no sin antes rociar a la audiencia con agua bendita del Río Grande escupida por su boca.
Tómese tequila, agua natural en pomo de Windex reciclado, rodilleras y medias negras con ligas hasta los muslos, corona de plumones rojos, chaqueta embrocada sin camisa debajo, peto de colmillos, botas rancheras negras bien puntiagudas, saya bordada, trenzas largas a-lo-Frida Kahlo, sombrero tejano bruno y gafas para el sol. Móntese el santo de Axayacatl (de chingue a su madre la muerte) y el espíritu del Rayo de Jalisco con su máscara leoparda. Luego, por más de una hora este pinche way de Gómez-Peña nos cocina un guiso padre pos-moderno a bain-marie --con un cuarto de cucharada cyber, una pizca y media de punk chicanista: más híbrido que de pura-cepa, más Dada que Surrealista, más norte/sur que este/oeste, más de William Gibson que de Ray Bradbury, más Masoch que Goethe, más de Guillermo Fadanelli que de Octavio Paz, más Cheech and Chong que Paul Rodríguez, más de un Mencken tardío que de un Tin-Tán temprano. Puro en lo quasi Brechtiano, con cariz de MC de salón de billar de Tijuana, a sabroso ritmo de minué azteca con paso pos-estructuralista, feminista, deconstruccionista y poscolonialista. Gómez-Peña entonces sirve la mesa, con señal digital forward (más allá del mundo fácil y mezquino de ellos/nosotros, malos/buenos, negro/blanco, Fox/Bush, Cheney/Bin Laden y masculino/femenino) y nos lleva a la orilla opuesta de la migra patrol eurocentrista, falocentrista y xenofóbica. Por supuesto, no sin antes rociar a la audiencia con agua bendita del Río Grande escupida por su boca.
viernes, 4 de noviembre de 2005
Guillermo Gómez-Peña en Miami
Por tumiamiblog
No te pierdas la presentación del performer chicano Guillermo Gómez-Peña en FIU, titulada Mexterminador contra el Predador Global (en mexicanglish). En la presentación, Gómez Peña hace de brujo poeta, en una exploración de los efectos nocivos de la globalización, el apartheid digital, la censura y la sexualidad interracial. El trabajo de Gómez-Peña ocurre en un espacio cultural intermedio, zona conceptual/fronteriza entre el norte/sur, entre Latino/Anglo, español/inglés, pasado precolombino/futuro digital. Obra artística que zigzaguea territorios: el performance, la instalación, el video experimental, la radio, la anti-poesía espanglish, la teoría y el arte digital. No te lo pierdas a las 8pm en el Green Library de FIU 11200University Park, GL100 (Busca parqueo en el Blue Garage). GRATIS. Tel. (305)348.2890
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En Cernuda Arte está la exhibición Para quién lloran las campanas, del pintor cubano Ismael Gómez Peralta, quién toma del poeta metafísico John Donne para estimular una exploración estilística de la torre como emblema religioso y político. Hay que verlo y luego opinar. De 7-10pm. Cernuda Arte: 3155 Ponce de Leon Blvd, Coral Gables. Tel. (305)461.1050
jueves, 3 de noviembre de 2005
Revisión de la visión
Por Alfredo Triff
¿Una manzana roja en mi mesa? No necesariamente. Lo que veo es un bombardeo cuántico de luz reflejada por la superficie de la manzana en dirección a mis ojos. La manzana, o mejor dicho, su superficie absorbería toda la luz y reflejaría ondas entre 6.800 y 7.000 angstromios, convirtiendo mi percepción en una “experiencia roja”. Lo que veo es luz reflejada desde la manzana, no el color del objeto mismo. Las susodichas ondas son radiaciones electromagnéticas viajando a una velocidad lumínica de 300.000 kilómetros por segundo. La visión está vinculada con los conos retinales (tres para ser exactos) que al ser estimulados por dichas ondas, envían impulsos a nuestro centro visual en la corteza cerebral. Ahí es que las distintas ondas se traducen en experiencias de color. El color es una experiencia cuyo origen no es real. El color está en mi cabeza, procesado por mi industria. Lo único “real” que tiene la manzana es su materia, pura e indiferente a nuestra percepción. Tal conjetura no parte de la visión misma -que no hace más que ver- sino desde la razón. Luego, proclamo una revisión de la percepción más a tono con la física. Escribiré sobre la complejidad de mi cerebro, mis neuronas, mis conos retinales y el reflejo lumínico. Lo demás es pura entelequia: la manzana sobre mi mesa no es roja, el océano no es azul y hasta el arco iris es incoloro.
miércoles, 2 de noviembre de 2005
El placer de jugar
Por Rosie Inguanzo
En el hondo fondo de un closet de caoba, carcomidos por polillas, entre el polvo, casi polvo, y revueltos con folletines pornográficos de chistosa prosa erótica y excitantes mujeres regordetas y buenotas (no pudo encontrar el azar mejor extravío), encontré unos libros que heredaba de mis hermanos mayores. Libros de astronomía, medicina, vida marina… y un librote anaranjado: La civilización y su descontento. Con 14 años me embarqué en una lectura peculiar, adopté vocablos que aún me acompañan en el uso: tropismos, lo inconsciente, etc. Y es que Freud nombró tantas cosas por primera vez. Ungió palabras recién nacidas. Siempre me resulta sospechoso el rechazo recurrente, digamos, de moda, al viejo checo. Mientras más le tiran, más interés me despabilan sus textos, su cosmovisión agónica, cuanto más lo desdicen más fulgor cobra su agudeza. Dice: "Nunca abandonamos un placer que hemos conocido; lo sustituimos". El niño juega a ser adulto y cuando le toca insertarse en el mundo "real" de los mayores, reemplaza el juego por fantasías, suple esa carencia. Por fantasías inconfesables, o por el artilugio de la escritura, la creación de universos de aire (qué son las palabras sino aire armónico, organizado), imágenes de juguete. El placer del juego, apunta Freud, nunca nos abandona. Esa es la respuesta de la especie a la presión social, a la norma. Por eso fantaseamos, soñamos despiertos. Por sí la mente dibuja caprichos inocentes, bestias perseguidoras, insuficientes orgías, caminitos de arena, historias que son retazos de la verdad y del deseo. ¡Oh el deseo!, dice papá Freud, es la fuente de todo quehacer humano. Dice que estamos predeterminados a buscar el placer, rehuir del dolor y encontrarlo. El escritor, ese "ser raro", se embarca en la búsqueda del placer, en la sofisticación de los instintos. Homo ludens que ensaya mundos.
martes, 1 de noviembre de 2005
Derecho a una utopía real
Por Amílcar Barca
Una ciudad es un olor a todos y de todos. Y debe de estar diseñada, para el disfrute de los que la habitan: para quien ha cultivado su propia riqueza, para la arquitectura del impedido, o para el visitante que la adorna con su propio dibujo. Una ciudad es un lazo con el otro: el bus amarillo, el desfile de los niños hacia el aula. Son sus camposantos desolados y mudos en la hierba y su estación de tren, sus fotógrafos, su transporte público, sus bancos de aluminio, su plaza de discurso y discrepancia, la fuente de adorno y la de la memoria. El monumento mortecino o la escultura que al contemplarla nos evoca su metáfora. Es un mediodía movido, con luncheras rojas o azules y perritos calientes, con cafeterías de fritas y caturla. El museo que arriesga y el que conserva la tradición. La ciudad tiene que permitir que en sus edificios aparezca una lectura.... como lo hacen quienes atesoran su pasado ciegamente. La bicicleta, el patín y su impacto en el peldaño, la niñera de Guatemala, la publicidad de neón o el grafiti; una lucha de periódicos que sometan su disputa con las armas del escrito editorial. Si perteneciera al mar debe por lo mismo poseer el mar: la ciudadanía poblaría el paseo del malecón por las tardes. Y el otoño y los astros vendrían en silencio a su hora. El merlot, la cerveza dorada, la vanidad que acaece después de las cinco. Una ciudad necesita la reunión, el jardín en la acera, la fiesta privada, la tertulia en las horas libres. Pero también, una ciudad es una pantalla virtual donde confluir sin estar presentes. Una traición a la tarea del día, una entrada al comentario de lo cotidiano: con la sorna, la sorpresa o la crítica que edifica. Quizás haya otras ciudades dentro de la misma...quizás Tumiami sea la hija adoptiva e inkieta que la nueva metrópolis solicita para crear sus vínculos.
lunes, 31 de octubre de 2005
Si del cielo te caen limones...
Por Laura Luna
El silencio necesario que olvidamos cotidianamente, nos lo impone la naturaleza de vez en cuando para que sepamos que ella es la que manda (por si se nos olvida en nuestro civilizado distanciamiento). Entonces, sin remedio, surge la introspección y las subsiguientes tomas de conciencia ...no hay en que entretener el pensamiento. Me he preguntado y respondido muchas cosas en estos días en que mis hijos y yo, como pasatiempo, nos hemos sentado pausadamente a conversar sobre mil cosas que no hacemos en tiempos normales. Me he negado rotundamente a la histeria norteamericana, la cola en las gasolineras, el desespero por la comida y el blasfemar porque no hay televisión. No he querido mirar muy detalladamente los destrozos del techo de mi casa y la desnudez de mi patio.... de todas maneras, la vida continúa. El eterno cambio y nuestra capacidad de sobrevivirlo o no, de hacer lo mejor con lo que nos toca o sumirnos en el desconsuelo. Hemos jugado Chinese Checkers, Dominó y juegos de manos. Hemos leído. Cocinamos todos los días al aire libre, dormimos con las ventanas abiertas. Retornamos a ser una familia normal, saludable, sin apuros ni estrés por unos días. A pesar de las pérdidas materiales, a pesar que muchos de nosotros no saben cómo van a resolver sus desastres en los días venideros, ha servido la pausa para reiterarnos que no agradecemos suficiente todo lo bueno que tenemos y que otros seres del planeta reciben como un lujo. Nos toca disfrutar más lo que tenemos, apreciar ciertos lujos, cuidar aún más lo que nos queda. Agradezco entonces a Wilma que hoy veo la vida algo más clara que una semana atrás.
El silencio necesario que olvidamos cotidianamente, nos lo impone la naturaleza de vez en cuando para que sepamos que ella es la que manda (por si se nos olvida en nuestro civilizado distanciamiento). Entonces, sin remedio, surge la introspección y las subsiguientes tomas de conciencia ...no hay en que entretener el pensamiento. Me he preguntado y respondido muchas cosas en estos días en que mis hijos y yo, como pasatiempo, nos hemos sentado pausadamente a conversar sobre mil cosas que no hacemos en tiempos normales. Me he negado rotundamente a la histeria norteamericana, la cola en las gasolineras, el desespero por la comida y el blasfemar porque no hay televisión. No he querido mirar muy detalladamente los destrozos del techo de mi casa y la desnudez de mi patio.... de todas maneras, la vida continúa. El eterno cambio y nuestra capacidad de sobrevivirlo o no, de hacer lo mejor con lo que nos toca o sumirnos en el desconsuelo. Hemos jugado Chinese Checkers, Dominó y juegos de manos. Hemos leído. Cocinamos todos los días al aire libre, dormimos con las ventanas abiertas. Retornamos a ser una familia normal, saludable, sin apuros ni estrés por unos días. A pesar de las pérdidas materiales, a pesar que muchos de nosotros no saben cómo van a resolver sus desastres en los días venideros, ha servido la pausa para reiterarnos que no agradecemos suficiente todo lo bueno que tenemos y que otros seres del planeta reciben como un lujo. Nos toca disfrutar más lo que tenemos, apreciar ciertos lujos, cuidar aún más lo que nos queda. Agradezco entonces a Wilma que hoy veo la vida algo más clara que una semana atrás.
domingo, 23 de octubre de 2005
Respiración de la memoria
"En la vida, lo esencial es hacer juicios a priori sobre todas la cosas. Pareciera, en efecto, que las masas se equivocan y los individuos siempre tienen razón. Pero hay que tener cuidado con deducir de ello reglas de conducta: necesariamente, ellas no tienen que ser formuladas para que uno las siga. Sólo existen dos cosas: el amor en todas sus manifestaciones y la música de Duke Ellington. El resto debería desaparecer y las pocas páginas que a continuación sirven para demostrarlo, extraen todas sus fuerzas del siguiente hecho: el argumento es totalmente verdadero porque lo imaginé de punta a cabo." -- Boris Vian en su prólogo a La Espuma de los días.
sábado, 22 de octubre de 2005
Caridad Mercader: madre de un asesino (I)
Por tumiamiblog
Les presento a Eustasia María Caridad del Río Hernández, nacida el 29 de marzo de 1892 en Santiago de Cuba y la futura madre del asesino de Trotsky. Después de la guerra hispanoamericana, la familia del Río se estableció en Cataluña. Los padres quisieron que Caridad se educase en el pensionado francés del Sagrado Corazón de Jesús. Durante su juventud, Caridad era presa de grandes arrebatos de misticismo. A los diecinueve años la joven se casaría con Pablo Mercader, nacido en Barcelona y de familia respetable. Desde entonces se la llamó Caridad Mercader. De este matrimonio nacieron cinco hijos: Jorge, Ramón, Pablo, Luis y Montserrat. El segundo, Ramón, nació en Barcelona el 7 de febrero de 1913. La felicidad de los Mercader no duró mucho. En 1925 Caridad abandonó el domicilio conyugal, dirigiéndose a Francia con sus cinco hijos. Residió principalmente en Burdeos, donde sostuvo relaciones con un piloto aviador y militante comunista. En dos o tres ocasiones intentó suicidarse por razones que permanecen oscuras. En 1928 Caridad viaja a París con su familia y milita durante años en la XV sección del Partido Socialista francés (SFIO). Gracias a su origen cubano, Caridad cumpliría misiones internacionalistas en Cuba, México y otros países de la América Latina. Tras el comienzo de la guerra civil española, Caridad Mercader militó en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) ligado a la Internacional Comunista. Fue nombrada secretaria de la Unión de Mujeres Comunistas. Combativa, audaz y enérgica, fue jefe de una brigada comunista en el frente de Aragón durante los primeros meses de la guerra. (En la próxima parte les contaremos el vínculo entre Caridad, un tal Vidali, Rabinovitch el judío francés, y el tenebroso Jacson-Mornard).
viernes, 21 de octubre de 2005
27: the man with the hat (II)
Por Alcides
Los taxis son baratos en esa ciudad, imitan el estilo y los precios de New York. Le resultó agradable reparar en ello, una especie de alivio. No conocía la dirección exacta pero recordaba cómo llegar. Le dio instrucciones al taxista y éste las siguió al pie de la letra, indiferente. A los quince minutos empezó a ver las putas de la Hillsborough y supo que ya estaba en la zona. “Doble ahí”, le gritó al hombre. Las gomas aullaron y al menos cinco aves del crepúsculo echaron a volar rumbo a su devoción, un sol fúnebre y rojo. Pagó y se encaminó al trailer, en cuyo interior brillaba una bombilla. Le dio un empujón a la puerta y se lo encontró a él, sonriente, como si la estuviera esperando, con una sartén en la mano y un salmón grande; al fondo, sobre una mesita, dos botellas de Concha y Toro -una empezada. Lo halló bonito, olía bien y todo parecía en orden. Vio la pistola en el sofá sin brazos y se asutó. “¿Estás loco o qué?” El la agarró y la sentó en su única silla. “Cálmate –le dijo-: descompleté el dinero con el vino y este pescado; también compré enfori... Cuando llegué con la persona, no me alcanzó ni para una bala.” Pasaron la mejor noche del mundo, pues no recordaron el pasado ni pusieron sus mentes en el futuro; sólo bum! bum! y umbrales fuertes: amor, energía, dolor curativo. En la mañana ella tomó un avión de regreso, después de pactar que no se verían nunca más y que él no se mataría. Ni ella tampoco. (27: the man with the hat (I) fue publicado el jueves 6 de octubre)
jueves, 20 de octubre de 2005
Un cabello dorado (segunda parte)
Alejandro Robles
Como es lógico (imaginar algo diferente sería mancillar aquel instante), supuse que el cabello había pertenecido a una mujer joven y hermosa. De haber estado frente a mí, me habría bastado con admirarla a obligada distancia, en silencio y con el mismo detenimiento y entrega con que contemplaba ahora su hebra dorada. El filamento de la belleza, ornamento del rostro, rayo de luz perfumado, hilo de la delicia, fibra de la sensualidad y la caricia, brizna que se despeina con la brisa… Me solacé imaginando también que tomaba el cabello y lo llevaba a un laboratorio criminalista y que después de indagar su ADN, la buscaba, no para importunarla con deplorables argumentos de seducción, sino para decirle que uno de sus largos cabellos me había servido de refugio en medio de mi circunstancia. De pronto, una pareja avanzó por el largo corredor en dirección al baño que estaba en el fondo. Desde mi incipiente inglés los escuché hablar de una niña (la cual según pude entender ni siquiera tenía el cabello rubio), que golpeaba contra el respaldo del asiento la cabeza de una muñeca de largos cabellos rubios; la embestía con tal frenesí que terminó por arrancarle la cabeza. La pareja, y el resto de los pasajeros, se sintieron aliviados al ver que la niña y su madre dejaban el autobús, porque además de azotar y decapitar a la muñeca, gritaba inconsolablemente. Regresé a la correspondencia de Flaubert y leí una línea sobre la imitación de la realidad, capaz de lograr el arte de la escritura. Pensé que Flaubert no habría podido imaginar jamás los niveles de exquisitez e imitación de la realidad que podía alcanzar en pleno siglo XXI un cabello de muñeca.
Como es lógico (imaginar algo diferente sería mancillar aquel instante), supuse que el cabello había pertenecido a una mujer joven y hermosa. De haber estado frente a mí, me habría bastado con admirarla a obligada distancia, en silencio y con el mismo detenimiento y entrega con que contemplaba ahora su hebra dorada. El filamento de la belleza, ornamento del rostro, rayo de luz perfumado, hilo de la delicia, fibra de la sensualidad y la caricia, brizna que se despeina con la brisa… Me solacé imaginando también que tomaba el cabello y lo llevaba a un laboratorio criminalista y que después de indagar su ADN, la buscaba, no para importunarla con deplorables argumentos de seducción, sino para decirle que uno de sus largos cabellos me había servido de refugio en medio de mi circunstancia. De pronto, una pareja avanzó por el largo corredor en dirección al baño que estaba en el fondo. Desde mi incipiente inglés los escuché hablar de una niña (la cual según pude entender ni siquiera tenía el cabello rubio), que golpeaba contra el respaldo del asiento la cabeza de una muñeca de largos cabellos rubios; la embestía con tal frenesí que terminó por arrancarle la cabeza. La pareja, y el resto de los pasajeros, se sintieron aliviados al ver que la niña y su madre dejaban el autobús, porque además de azotar y decapitar a la muñeca, gritaba inconsolablemente. Regresé a la correspondencia de Flaubert y leí una línea sobre la imitación de la realidad, capaz de lograr el arte de la escritura. Pensé que Flaubert no habría podido imaginar jamás los niveles de exquisitez e imitación de la realidad que podía alcanzar en pleno siglo XXI un cabello de muñeca.
miércoles, 19 de octubre de 2005
Bloguéame así
Por Rosie Inguanzo
El fenómeno de tumiamiblog ha devenido una nueva corriente literaria que hemos venido a llamar blogoliteratura: escrito breve, capsular, nunca se extiende más allá de 350 palabras, libertad de temas. Un buen post debe ser capaz de llenar los "espacios vacíos" que deja la prensa oficial o convencional. Notemos como nuevos vocablos con el prefijo, infijo y sufijo blogo-, -blogo- y -blogo, son asimilados intempestivamente por el léxico mayamense. Vocablos de moda: bloguera, blogolandia, blogovanguardia, noctambuloblogoagresor (Machetico sabe de lo que estoy hablando). La blogopoesía (poemas de aquellos comentaristas que ni siquiera reclaman autoría). El blogotexto, las blogopolémicas. El imperativo "bogotízate". Expresiones como Tócame el blogopunto mima, bloguéame así o blogopuchi, comienzan a minar los blogotextos y blogocomentarios. Ese precisamente es el valor cognitivo del blog; el blogoempiricismo a través del cual nos salimos del texto para contextualizarnos. A través del ejercicio de la blogoliteratura y la blogoparticipación, aprendemos sobre aspectos de nosotros mismos. Somos protagonistas de un fenómeno social contemporáneo: triunfa históricamente el espacio que compartimos en el sáiber espéis
El fenómeno de tumiamiblog ha devenido una nueva corriente literaria que hemos venido a llamar blogoliteratura: escrito breve, capsular, nunca se extiende más allá de 350 palabras, libertad de temas. Un buen post debe ser capaz de llenar los "espacios vacíos" que deja la prensa oficial o convencional. Notemos como nuevos vocablos con el prefijo, infijo y sufijo blogo-, -blogo- y -blogo, son asimilados intempestivamente por el léxico mayamense. Vocablos de moda: bloguera, blogolandia, blogovanguardia, noctambuloblogoagresor (Machetico sabe de lo que estoy hablando). La blogopoesía (poemas de aquellos comentaristas que ni siquiera reclaman autoría). El blogotexto, las blogopolémicas. El imperativo "bogotízate". Expresiones como Tócame el blogopunto mima, bloguéame así o blogopuchi, comienzan a minar los blogotextos y blogocomentarios. Ese precisamente es el valor cognitivo del blog; el blogoempiricismo a través del cual nos salimos del texto para contextualizarnos. A través del ejercicio de la blogoliteratura y la blogoparticipación, aprendemos sobre aspectos de nosotros mismos. Somos protagonistas de un fenómeno social contemporáneo: triunfa históricamente el espacio que compartimos en el sáiber espéis
martes, 18 de octubre de 2005
Si lo comprendes todo...
Por Boddidharma
La verdadera visión no es sólo ver viendo, también es ver sin ver. La verdadera comprensión no es sólo comprender comprendiendo, también es comprender no comprendiendo. Si lo comprendes todo entonces no comprendes. Comprender es ni comprender ni no comprender. Se dice en los sutras: "Apartarse de la sabiduría es una estupidez".
lunes, 17 de octubre de 2005
Tu cita: este miércoles con tumiami
Por tumiami
Blogolandia: Tumiamiblog tiene un poco más de un año de vida y queremos celebrarlo con un congreso este miércoles, 19 de octubre, a las 8pm en el Teatro Tower de la Pequeña Habana. Vale la pena vernos la cara, pasarla bien. No se asusten con lo de “congreso”. No es más que una coña. Tumiamiblog se toma en serio, pero en todo haber cultural debe haber una inclinación a la puya, la chanza. En fin, este evento es una manera de participarnos y dejar que la máquina siga adelante. Hay sorpresas que queremos compartir con todos. A continuación les avanzo un protocolo tentativo para la noche: 1. 8- 8:30 pm: Bienvenida en el vestíbulo del teatro, con vino y hors d’oeuvre. 2. 8:45 pm: Presentación powerpoint de los highlights de este año (a cargo de Luis Soler). 3. 9- 10:00 pm: Serie de mini-ponencias de los colaboradores de tumiami (incluyendo canciones de blogocolaboradores). Entre los temas a tratar figuran: Bogotravestismo, blogoliteratura, blogopoesía, la blogonoticia, blogochusmería, qué es blogocultura, blogoadministración y blogocensura, la blogocomercialidad, qué es blogoenlace, etc. 4. 10:00 pm: Participación del público y despedida (over at El Pub, con café con leche y tostada con mantequilla). Recuerda que sin ustedes no hay tumiami. Nos vemos todos el 19 a las 8 pm en el Teatro Tower: 8 Calle y 15 Avenida del Sáu Güé.
Blogolandia: Tumiamiblog tiene un poco más de un año de vida y queremos celebrarlo con un congreso este miércoles, 19 de octubre, a las 8pm en el Teatro Tower de la Pequeña Habana. Vale la pena vernos la cara, pasarla bien. No se asusten con lo de “congreso”. No es más que una coña. Tumiamiblog se toma en serio, pero en todo haber cultural debe haber una inclinación a la puya, la chanza. En fin, este evento es una manera de participarnos y dejar que la máquina siga adelante. Hay sorpresas que queremos compartir con todos. A continuación les avanzo un protocolo tentativo para la noche: 1. 8- 8:30 pm: Bienvenida en el vestíbulo del teatro, con vino y hors d’oeuvre. 2. 8:45 pm: Presentación powerpoint de los highlights de este año (a cargo de Luis Soler). 3. 9- 10:00 pm: Serie de mini-ponencias de los colaboradores de tumiami (incluyendo canciones de blogocolaboradores). Entre los temas a tratar figuran: Bogotravestismo, blogoliteratura, blogopoesía, la blogonoticia, blogochusmería, qué es blogocultura, blogoadministración y blogocensura, la blogocomercialidad, qué es blogoenlace, etc. 4. 10:00 pm: Participación del público y despedida (over at El Pub, con café con leche y tostada con mantequilla). Recuerda que sin ustedes no hay tumiami. Nos vemos todos el 19 a las 8 pm en el Teatro Tower: 8 Calle y 15 Avenida del Sáu Güé.
domingo, 16 de octubre de 2005
La Chuna cumple 80
Hoy nuestra Chuna cumple 80. Ese número, encarnado como ella lo lleva, merece respeto y admiración. Chuna bella, toda blogolandia te desea muchas felicidades, y que cumplas muchos más junto a tu querido Bill.
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Photo courtesy of Mariel, with the following dedication: To the forever young & beautiful La Chuna, happy birthday. I love you Mom.
La ciudad perdida
Por tumiamiblog
Ayer, en el Cosford Cinema, vimos la película Lost City, dirigida por Andy García, con libreto de Cabrera Infante. La cinta me llevó a un lugar específico vivido en la infancia y luego comprendido en los libros, en las fotos y la ausencia... residuo de espejismos extraviados. Puedo apurarles que a la película le sobra media hora, que está sobre-musicalizada y que puede prescindir un poco de los chistes de Bill Murray (en un buen papel como "The Writer"), así como de una última aparición de Meyer Lansky (protagonizado por Dustin Hoffman), en Nueva York. Me gustó Inés Sastre y el propio Andy en su papel de Fico (aunque no pudo evitar -como director- el sentimentalismo que lo caracteriza). Pero vuelvo al sujeto del film: La historia de Infante de esa Habana que existe en la memoria documental en blanco y negro, repleta de entes muertos o ya muy viejos, fichas en un juego en que cada cual tiene asignado un estricto papel. ¿Revolución, Guerra Fría, mala suerte, o, simplemente ser cubano? Vivimos paliando los olvidos de la próxima movida para no presentir el mismo desenlace.
Ayer, en el Cosford Cinema, vimos la película Lost City, dirigida por Andy García, con libreto de Cabrera Infante. La cinta me llevó a un lugar específico vivido en la infancia y luego comprendido en los libros, en las fotos y la ausencia... residuo de espejismos extraviados. Puedo apurarles que a la película le sobra media hora, que está sobre-musicalizada y que puede prescindir un poco de los chistes de Bill Murray (en un buen papel como "The Writer"), así como de una última aparición de Meyer Lansky (protagonizado por Dustin Hoffman), en Nueva York. Me gustó Inés Sastre y el propio Andy en su papel de Fico (aunque no pudo evitar -como director- el sentimentalismo que lo caracteriza). Pero vuelvo al sujeto del film: La historia de Infante de esa Habana que existe en la memoria documental en blanco y negro, repleta de entes muertos o ya muy viejos, fichas en un juego en que cada cual tiene asignado un estricto papel. ¿Revolución, Guerra Fría, mala suerte, o, simplemente ser cubano? Vivimos paliando los olvidos de la próxima movida para no presentir el mismo desenlace.
sábado, 15 de octubre de 2005
Flor hostil
Por Manuel Sosa
Hundirse en la pulpa y allí crecer en la expansión del deseo: Así envuelve la deferencia mi rigidez, en capas flexibles, membrana de orquídea y manto de satén. La blanda pulpa invitando desde su profundidad; destello que se ensancha aprisionando, apoderándose de un color y un portento. En mi encierro metafísico sigo palpándola contra la mugre del diván. Su olor me adivina presto cuando me aferro al alféizar, y la mano libre baja hacia mi crecimiento y allí le oprime hasta el dolor. Sabor a concha, resbaladizo en sal, erosión lejana que me acerca a su talud y confunde los dobleces. Cuando no la percibo, la puedo dibujar como fruta coronando su arbusto, derramando su jugo sobre la tierra. Cuando no la diviso, presiento su humedad entre cuanta corola pretenda encumbrarse. Pulpa no-deshecha, abierta ante el tacto y los ojos que no cesan de imaginarle.
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