Por Alcides Herrera
Me paré frente al estante de cerveza (lo han agrandado porque en esta zona de Hialeah, no diré cuál, viven muchos vikingos y soy uno de ellos). Probablemente el que más se demora al elegir y el único al que le despiertan curiosidad las cervezas latinoamericanas. No es que las prefiera, pero recuerdo siempre a San Pablo, que dijo: "Examínenlo todo y escojan lo bueno". Cuando tenía el six pack de Quilmes en la mano derecha, pasó una señora y me puso una Atalaya en la izquierda. No vi su cara. Siguió de largo y ni siquiera dio los buenos días. Los Testigos son misioneros de portal, educados, aunque les falte ilustración. Me resultó curioso que aquella mujer obviara su muela. Decidí seguirla para oír hablar de Dios. O por lo menos del fin del mundo. La encontré haciendo cola en la carnicería. La toqué en el hombro, "Señora". Se volteó. No era expresiva. Me dedicó una sonrisa ligera e inmediatamente se puso a hurgar en su bolso. Me extendió una tarjeta: "Soy sordomuda", pude leer. La tierra no me tragó, a pesar de mi deseo. Le di las gracias, articulando bien y levantando la revista ante sus ojos. Volvió a sonreír y desaparecí. En la caja #4 hay una rubia que siempre me observa, por eso pago las cosas en la cinco, para seguirle el juego sin tener que respirarle arriba. Esta vez sólo miraba la Atalaya y el six pack con expresión de no entender. Los símbolos se hicieron cargo de ella y fui abandonado. Yo no simbolizaba nada. Yo era yo. Al salir quise tirar la revistica en la basura, pues era la culpable de mi fracaso provisional con las mujeres, pero recordé a la sordomuda y me congelé. La guardé en un bolsillo, doblada y con la cubierta hacia adentro. Llegué a la casa y entre Quilmes y Quilmes, leí sobre el fin del mundo. Fue como si hablaran de mi propio fin. Como si describieran la muerte de un cuerpo --el mío-- aunque hablando en parábolas. Soy un vikingo. Lo tomo todo muy personal (desde que sé que yo soy la vida) y sin embargo casi nada me importa.
8 comentarios:
Alcides: En Cuba, los testigos de Jehova no la pasaron muy bien. Recuerdo que las muchachas se vestian con saya larga como mi prima Analeidi. Aqui los ves en grupito los domingos muy bien vestidos con maletines. Como dices son educados, pero si te tocan a la puerta, mejor mandalos a sentar, porque tienen tremenda labia. El mundo se viene acabando hace mucho tiempo, es una manera de meternos miedo. A cualquiera le lavan el cerebro.
El Buti
Tu no eres el unico. Vikingos somos todos.
1.2.3.4.
Alcides, tienes suerte. Que me dices de todos esos muertos que creen que estan vivos? Por lo general ven a la figura de la oz muy lejanamente. Son muy seguros y firmes, lLeen en los periodicos y en la television las noticias de sus triunfos y se ufanan por "cumplir sus metas".
Sin piedad
Por lo menos en Jaialia no los persiguen. Tuve una novia testigo, o ex-testigo. tenia, como se dice aqui, temendo 'bagagge'. Lo mio con ella era de terapia. La madre superrecta, mas que una vela. Al cabo del tiempo me di cuenta que su culpa era demasiado fuerte y rompimos. Pero aprendi algo que no se ensena en la escuela.
El bloggero de Jaialia
Bolas, esa Quilmes me trae recuerdos de Buenos Aires... mi primera intrusion. Me gusta esto.
El Platense
"Quilmes y La Atalaya" pudiera ser el título para una tele-novela, corto metraje, pakines donde "La Atalaya" es la companiera de Quilmes, una especie de príncipe valiente, quienes salen a conquistar el mundo mediante el alcohol y la predicación. Esto pudiera converstirse en un reto a ver quien lo escribe o una alucinación más tipo "flashback" de todo el acido, mezcalina y hongos, cuales consumí en los 60's y 70's! Esa era la epoca donde se podia ver a Alvin Lee y Ten Years After, Led Zeppelin, Hendrix, Emerson, Lake & Palmer y todos los demás, por solamente $5 en el Miami Jai-Alai! Valía la pena "el viaje." En mi primer capítulo de "Así fué Miami," Donde les contaré desde un punto de vista de un ya viejo y cansado "Hippie," del swing que tenía esta ciudad de esa época. En excluciva para TuMiami...desde la Capital del Sol"
El Sacer...
Dale Sacer, quiero oir esas historias.
Ya le envié la primera a Alfredo para que la publique.
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